Lo que debió haber sido

Disclaimmer: Los personajes no me pertenecen, son de Disney. Sin embargo la historia es mía y los personajes originales son de mi creación.

Advertencias: What If…? En esta historia Mushu no aparece como dragón físico.

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I. El destino que le fue arrebatado

"Si me solté de ti, si no te defendí. Fue que mi corazón estaba ciego, ¡qué estupidez perderte para verlo!... Lo siento"


Ahora los ojos negros de la heroína de China se posan sobre el firmamento, esta vez ella no blande su espada ni anda al son del viento. Está decidida a dejarlo todo ahora que el destino se ve claro, ha tenido visiones sobre lo que debe hacer, escucha las voces de las tres princesas y de sus amigos, entonces comprende que ella nunca volverá a amar nunca más cómo lo amó a él, que ella nunca volverá a sentir. No de ese modo.

Entierra la espada en el suelo, la espada de su amado. Escucha las lágrimas ajenas, pero ya no más las suyas. Es el momento de decir adiós.

—Mulan, estamos listas para casarnos.

No, ella no quiere que ellas sientan el dolor de alejarse de su amado. Si en sus manos está el que ellas no sufran lo hará.

—Y yo sé cuál es mi deber.

Nadie entiende las palabras, la miran extrañados pues Mulan no llora, no ríe, no sonríe. Mulan en esencia ha muerto. Tal y cómo lo hizo su prometido Shang.

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Cuando era joven no sentía que perteneciera al mundo femenino ni delicado. Ella prefería jugar con las ramas fuertes del bambú e imaginar que aquello era una espada. No le gustaba maquillarse en las ceremonias especiales. Mas amaba montar en su fiel caballo, pasar las tardes enteras entre los verdes prados sin que nadie objetara. Le fascinaba debatir con su padre temas de política, de economía, temas que por lo regular las señoritas evitaban. Le gustaba apostar a escondidas de su madre. Y en ciertas ocasiones cuando salía al mercado le entretenía ver como los mayores jugaban al banqi. Ella era simplemente Mulan, la chica que se metía en líos de vez en cuando, la chica que le dijeron que nunca sería el honor de su familia y que si bien podría ser una buena novia jamás brindaría dicho honor a la familia Fa.

No conoció el amor en su pueblo natal, fue entonces que la guerra entre los Hunos y Chinos comenzó y ella al saber que su padre sería reclutado decidió tomar su lugar. Fue una decisión que tomó en una madrugada lluviosa, después de haber discutido con su padre por primera vez de un tema que le concernía a ella sobre su propia conducta.

—¡No es tu obligación, hay muchos hombres que lucharán por China!

—Es un honor proteger a mi país y a mi familia.

—¿Así que morirás por tu honor?

—Tengo que hacerlo por dignidad.

—Pero…

—Sé cuál es mi lugar y es momento de que conozcas el tuyo.

Con aquellas palabras y el corazón destrozado por primera vez, Mulan decidió ir a la guerra. Años pasaron frente el campo de batalla, fingiendo ser un hombre. Entonces conoció lo que era el amor en tiempos difíciles, y sin poder demostrar sus sentimientos lo observaba desde la lejanía. Sentía cómo su amado General caía en el abismo del dolor cada vez que un hombre moría en batalla, le pareció verlo llorar una noche, susurrándoles a los ancestros que no sabía si él sería un buen líder y que echaba de menos a su padre. Mulan al día siguiente, entre broma y broma le dijo:

—Yo creo que eres un buen general.

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Mulan se presenta ante el Emperador del Reino Medio, con quién su Emperador tenía destinado hacer una alianza diplomática, a cambio de una boda donde las protagonistas serían sus tres hijas.

Mulan sin nerviosismo alguno hace una reverencia y le comunica al Emperador lo sucedido:

—Una desgracia mi señor, unos bandidos nos atacaron y las princesas han desaparecido.

—Ciertamente es una desgracia, pero no fue lo acordado.

—No vine sólo a comunicar las malas noticias mi señor, me ofrezco en nombre de la mayor de las princesas. Seré yo quien se case con su primogénito.

El Emperador titubea un poco, sin embargo el consejo le indica las ventajas que podría traer que Fa Mulan heroína de China sea la emperatriz.

—Mejor que tres simples princesas, mi señor. Ella es una joya.

—El dragón dorado te sonríe Fa Mulan, que su voluntad sea llevada pues y que Wu Ding sea tu esposo.

—Que así sea mi señor.

Mulan es llevada por dos concubinas hacia el interior del palacio. No sonríe, no llora. En silencio acepta su destino.

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Mulan era una estratega innata, tenía el don de preparar los mejores planes en los momentos más precisos. Tal fue el caso de aquella épica batalla en donde de no haber sido por su improvisado plan todos habrían muerto. La terquedad de no querer morir tan joven hizo que contradijera a su General y se llevara consigo el último explosivo que quedaba.

Shan Yu, líder de los hunos comandaba a toda su gente. Iba siempre al frente montado en su caballo, con esos aires de superioridad y sembrando al miedo por los lugares en donde su caballo dejaba huella. El General Li Shang ordenó que tiraran el último explosivo hacia Shan Yu, mientras todos esperarían el inminente y fatídico destino que les esperaba al vencer a miles de hunos. Mulan blandió su espada, no convencida con aquella orden de su general. Lo contradijo en ese entonces, y corrió con el explosivo, no dudó en llevar a cabo su plan.

Fue un destello en medio de toda la oscuridad, fue esa luz que todo el ejército necesitaba. Una visión que tal vez los ancestros le enviaron a ella, quién de forma inteligente hizo explotar aquél detonante justo en la cima de la montaña. Con ello provocaría una avalancha de la que los hunos no podrían hacer frente con sus flechas y espadas.

Shan Yu la miró, aquellos ojos carentes de vida sintieron odio por Ping, el soldado de las montañas. Mulan no se llamaba así en el campo de batalla, ella era un hombre. A lo lejos, el General Li Shang pedía que se regresara. Aquellos gritos eran de desesperación —tal vez— ante la terrible visión de perder a su mejor hombre en el ejército. Shan Yu, colérico no titubeó un poco y de un movimiento certero logró atravesar la punta de su filosa espada en su costado.

Ping —hombre en batalla, mujer de corazón— sintió la satisfacción de ver cómo la avalancha crecía llevándose con ella a cientos de Hunos. Fue entonces que corrió por su propia vida, llevándose su mano al costado. No sentía el dolor, más bien era la alegría de que al menos no había muerto. La felicidad de haber desafiado un destino que de forma aparente ya estaba escrito.

Entonces, entre la nieve le pareció ver a su General. No dudó y fue tras él. Después de eso, sus memorias se ven nubladas por aquellos labios carnosos que le decían que no se rindiera.

Resiste Ping, resiste.

Tuvieron que haber pasado días, cuando ella despertó envuelta entre sabanas. La verdad había sido descubierta.

El General Li Shang lo vio, se negaba a creerlo mas era verdad, el hecho de que Ping no era un hombre. El médico se lo dijo con un deje de vergüenza y de lástima.

Aquél que estaba desfalleciendo hace unos días y que ha sobrevivido no es más que una simple mujer.

Lo comprobó al notar como su pecho estaba vendado, la manera simple y femenina de sus brazos. Siempre fue tan obvio y siempre estuvo frente a él ese hecho.

Y no, el General Li Shang no la mató.

Te doy vida por vida, he pagado mi deuda.

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Mulan se mira al espejo, sintiéndose extraña y desconocida. Ni siquiera cuando fingió ser Fa Ping se sintió de ese modo. El reflejo en el espejo es de ella, sólo que luce diferente. Sus ojos negros parecen muertos, carentes de toda luz. Sus labios —que ahora están teñidos— rojos entre abiertos susurran por inercia el mismo nombre. El hombre del General al que ella amó con todo su corazón y su alma.

—Shang…

Una lágrima corre, no es tan salvaje como para arruinar el fino maquillaje de su rostro, pero si lo suficientemente dolorosa para Mulan, ella se da cuenta que no es feliz. Sin embargo, escucha la algarabía de todas las personas del reino medio. Cantan felices y contentos la llegada de una nueva emperatriz.

Ella, toma entre sus manos el broche que alguna vez estuvo entre los finos cabellos de su amada madre, y que éste a su vez estuvo en los de su abuela. Lo coloca en su cabello mientras camina hacia donde se llevara a cabo la ceremonia nupcial. Quiere creer que los ancestros llegaran a ella, que algo pasara y que todo será miel sobre hojuelas. Mas una parte racional en ella le dice que no siempre puede correr con la misma suerte. Sonríe por dentro, pues sabe que es verdad. En la lejanía ve a quién será su futuro esposo por el resto de sus días. Es alto, cabello negro lacio y ojos azabaches. Tez clara. Luce apático, a él también le da igual el matrimonio. Se cruzan las miradas y no siente una chispa arder. Cierra sus ojos, en su mente ella se está uniendo en matrimonio con Li Shang. Tal y cómo debió ser, porqué ese era su destino. Destino que le fue arrebatado.

—Entonces pues, que China y el Reino Medio estén alegres porqué hoy hemos unido no sólo dos reinos sino dos vidas.

Mulan baja la mirada, su marido entonces une entre un lazo rojo dos copas de oro. La ceremonia está culminada. No hay interrupciones ni milagros. Por su parte deja caer otra lágrima que se confunde con la lluvia repentina que ha azotado la región. Y ahí termina todo. O eso es lo que cree.

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He oído hablar mucho de ti Fa Mulan; robaste la armadura de tu padre, huiste de tu casa, suplantaste a un soldado, engañaste a tu oficial al mando, deshonraste al ejército, destruiste mi palacio, y… Nos has salvado a todos.

Mulan, con su nombre femenino le dio una nueva oportunidad a China. Todos se arrodillaron ante ella. El Emperador la miró orgulloso, todos se sintieron alegres de haber conocido a una muchachita capaz de haber desafiado las leyes de su nación.

Ella por su parte, recibió todo aquello con gusto y lo guardó en su corazón. Sin embargo esperó impaciente a su General, quiso escuchar de su propia boca lo que sea que tuviera que decirle. Estaba ilusionada. Su corazón latía de forma salvaje y frenética.

Tú… Eres valiente.

¿Eso era todo? Estaba decepcionada de aquella confesión. Por su parte el General Shang sintió aquella mirada triste de Mulan, quiso solucionar las cosas pero no supo cómo pues tampoco había sentido lo que es estar enamorado.

Bueno… Pues, ¿gracias?

Mulan partió en su caballo negro, se movió al ritmo de aquellas pisadas y de a poco en poco su silueta se fue borrando entre toda la población.

Ovaciones y cantos, todo mundo amaba a Mulan. El Emperador miró al General Li Shang por primera vez en un aprieto, los sentimientos son más difíciles de manejar que una guerra, ciertamente.

La flor que florece en la adversidad es la más rara y hermosa de todas.

¿Señor?

No en todas las dinastías conoces a una chica como esa.

Con esas palabras, Shang supo lo que tenía que hacer.

Un mes más tarde, ellos ya estaban comprometidos.

Un mes más tarde, él habría muerto.

Un mes más tarde, Mulan se estaría casando con un hombre al que no amaba. Hombre que ni siquiera conocía.


N/A Antes que nada, muchas gracias por haberte tomado tiempo de leer esta historia que constará de tres capítulos, no se asusten sí tendrá continuación ya que tengo los dos capítulos restantes escritos, así que no habrá demora en la actualización de los mismos. Pasando a segundo tema, este fic ha sido todo un drama, verán... Les contaré brevemente lo que sucedió: Word no guardó el capítulo dos ni el tres, así que seis horas de trabajo se iban ir al caño, desesperada busqué videos en youtube pero no sirvieron. Entonces investigué un poco más y los hallé como archivos formato .asd, se que no tiene nada que ver pero era necesario decir que por un momento creí que este fanfic jamás sería publicado, la buena noticia pues, es que sí se recuperaron y aquí estoy publicando.

P.D El hijo del Emperador del Reino Medio de Qi Gong no coincide con el nombre que da Disney, es personaje propio, ya que el de Disney la verdad no me gustaba. Aclaro esto para que no haya dudas.

Sin más, me despido esperando que les gusté. Ah, la frase introductoria es de la canción Camila "Perdón". Si les gustó, o no les gustó cualquier review es aceptado ya que estos me animan muchísimo para continuar.

¿Cuándo estará la siguiente actualización? El miércoles 25 de enero, sin falta. Saludos a todos.

Blossom Lu.