Capítulo 1:

Las gotas de la mañana temprano caían sobre el cuerpo desnudo de aquella jovencita que, con la frente pegada a uno de los tantos azulejos celestes, mantenía cerrados sus ojos tratando de ignorar el mundo que la rodeaba, o mejor dicho tratando de ignorar a sus padres que desde el lado de afuera de la puerta le gritaban que se apurara o llegaría tarde a la escuela... "La escuela" Suspiró tras su pensamiento que lo único que logró fue que mantuviera aquella postura típica de una estatua. Tal era su rigidez que si alguien se atreviese a acercarse, difícilmente podría distinguir movimiento alguno, su cuerpo no se movía ni para respirar. Ya la lluvia que resbala por su columna vertebral bien marcada, no la mojaba, ni la sentía tropezar con cada poro de su piel. No percibía el calor del agua ni reaccionaba ante su colorada piel. Colocó sus manos en los costados de su cuerpo apoyándolos sobre los fríos azulejos y despegó su frente del que tanto tiempo había aguantado su insignificante peso. Se giró levemente, sin hacer movimientos bruscos y cerró el agua dejando que el que se encargase de seguirla mojando con más gotitas sea su cabello que caía por su rostro y espalda.

- ¡Rachel ¿Cuánto más vas a tardar?!- Gritaba, ya algo sacado, su padre- Aún te falta desayunar y papá y yo tenemos de ducharnos antes de llevarte al instituto...

-¡Ya voy!- Gritó aún más exasperada la morena mientras corría las cortinas y apoyaba delicadamente la punta de su piel huesudo en el piso- Sólo espero que no se bañen los dos juntos- Susurró arrugando el entrecejo pero deslizando una leve sonrisa en sus labios. A Rachel le gustaba tomar largas duchas y a veces si estaba de humor para esperar a que la maldita tina se llene, tomaba un baño relajante de espumas... Pero de esto último ya casi no había rastro. A decir verdad desde que se mudaron de NY a Lima-Ohio contra su voluntad que no hacía muchas cosas y eso que ya habían pasado sus 5 años.
Suspiró una vez más y tomo con su mano derecha, la toalla que colgaba prolijamente en un gancho a un lado de la repisa de mármol que rebosaba de cremas, perfumes, desodorantes, maquillaje y alguna que otra loción que ella utilizaba, eso era lo bueno de tener dos padres gays que se cuidan la piel y gastan gran parte de su sueldo en las nuevas cremas que salen... Bueno, uno de ellos, Leroy, gastaba mucho dinero en eso, el otro, Hiram, lo retaba y le escondía algunas de las cremas o lociones de su marido como castigo. Pero bastaba con un simple puchero y una propuesta indecente por parte de Leroy para que este recuperase sus cremas y saltase feliz nuevamente por toda la casa. Son esas pequeñas cosas las que hacían a Rachel sonreír, y a pesar de que esconda esa simple mueca ante la vista de sus padres, estos sabían que ellos eran los únicos que tenían el poder de hacerla sonreír sinceramente.

-¡Por dios niña! Por fin sales, creí que el desagüe te había tragado- Rachel giro los ojos ante el comentario de su padre Leroy que esperaba apoyado en la pared, con varias cosas en las manos, que su hija se dignara a salir.

-Eres tan exagerado- Susurró la morena mientras caminaba por el pasillo hasta su habitación.

-¡No lo soy! Estás tan delgada que sería totalmente posible que el desagüe te tragara- Terminó por decir justo antes de escuchar el típico y ya rutinario golpazo que hizo la puerta de la morena.

-Digamos que eres un poquitín exagerado- Interrumpe Hiram pasando por su lado con una taza de café en la mano.

-No lo soy, esa niña cada día está más delgada, sus débiles piernitas en algún momento podrían fallar...

-¿Qué es eso que mi oídos escuchan?- Preguntó colocando su mano libre tras su oreja y hacía una mueca graciosa a la cual Leroy sonrió- ¿Mis oiditos estás escuchando palabras negativas que salen de la boca de mi marido?- Abrió los ojos mirándolo recibiendo un golpe en el hombro por su comentario.

-No soy negativo, es sólo que... - Gira su rostro al verse interrumpido por los pasos de su hija que se arrastraban por la alfombra bien cuidada. La recorrió de arriba hacia abajo con poco disimulo a lo que Rachel sólo atino a negar con la cabeza. Su estilo dark no era aprobado por sus padres, pero ellos no eran quiénes para prohibirle a su pequeña princesa ser lo que sienta ser. Unos pantalones anchos negros, de los cuales colgaban unas cuantas cadenas, cubrían sus delgadas y largas piernas, Luego quedaba a la vista una musculosa bien al cuerpo que tenía estampado una calavera y abajo decía algo de "Muérete" o "Satanás, soy tu esclava". En sus rodillas se podía escuchar un leve golpecito que ocasionaba su morral, que también poseía unas cuantas cadenas y llaveros con formas extrañas y muy perturbadoras. ¡Oh! Y casi me olvidaba de su cabello con mechones azules y el excesivo maquillaje que portaba a lo Taylor Momsen.

-Ya estoy lista ¿Podemos irnos?- Miraba a sus padres con la mirada cansada mientras mascaba un chicle.

-¿Disculpa? ¿A caso ya has desayunado?- Leroy se cruzó de brazos aún sin siquiera gastarse en soltar las cosas que utilizaría para darse una ducha.

-Papá, sabes que desayunaré en el camino...

-Oh no, comerás la fruta y cereales que hay en la mesa para ti, no sólo porque me costó trabajo el levantarme media hora antes para preparártelo si no también porque necesitas dejar el café y la comida chatarra que te da Noah al pasar a recogerlo por su casa- Discutió en tono firme y señalándola con el dedo.

-Oye ¿No crees que estás exagerando un poco? Sólo un poquitín- La morena alzó una ceja divertida ante el color que comenzaba a tomar ,cada vez más, su padre.

-¿Por qué hoy todos creen que exagero?- Suspiró pesadamente cerrando sus ojos por un momento.

-Rachel, has caso a tu padre... -Hiram se acercó a su hija y le susurró en el oído- No queremos que hoy se le suba o baje la presión al viejito- Ante eso Rachel mordió su labio inferior para evitar reír frente a sus padres y se giró sin decir nada más.

-Simulé que no te escuché, pero la verdad es que lo hice- Dijo en tono serio Leroy recargándose en la pared- Muy feo lo que dijiste, muy pero muy feo- Una pequeña risa se escapó por entre los labios de Hiram sacudiendo levemente su cuerpo.

-Oye- Se aproximó a su marido y lo tomó con un brazo por la cintura mientras que tomaba un poco de su café ya frío- Agh... Se me enfrió- Arrugó el entrecejo fijando su mirada a la taza como si por arte de magia lograra que se calentara nuevamente. Su marido carraspeó ya algo acostumbrado al distraído de Hiram- Oh sí, lo siento. Lo que iba a decirte es que creo que te estás preocupando mucho por nuestra hija, Leroy, y no es malo es sólo que para ella, para su edad, podría ser un poco agobiante...

-Pero yo sólo le dije que debía dejar de desayunar la comida que le da Puckerman y empezara a comer más sano, tiene el cuerpo muy desgarbado.

-Amor, es normal que haga todas esas cosas...

-¿Es normal que le esté yendo para el traste en el instituto? ¿Que sólo tenga un amigo? ¿Que se vista, maquille y arruine su cabello de esa forma? ¿Que coma siempre porquerías en la calle?...

-Sí, es adolescente, déjala ser ¿No te parece que ya es demasiado el que haya confiado en nosotros para contarnos de su terrible homosexualidad?

-Cariño, somos una pareja de gays que lleva cada año a su hija desde que tenía pañales a las marchas, creo que hubiese sido un problema si no confiaba en nosotros.

-Quizás tengas razón pero no sabes como funciona la mente de los chicos ahora...

-Sí, pero...

-¡Oigan ustedes dos! Espero que no se estén bañando los dos juntos o la próxima vez traigo a alguien a casa para que también me haga companía en la ducha...

-No nos vendría mal que nos presentara a una chica linda- Hiram rodó sus ojos sonriendo ante el comentario de su marido para posteriormente dejarle un beso en los labios.

-Tú ve a ducharte ¿Okey?- Se estaba yendo cuando sintió como una mano suave lo tomaba delicadamente del brazo trayéndolo nuevamente a su antiguo lugar.

-Espera... ¿Puedes hablar con Rachel? Tú tienes mejor relación con ella- La mirada de preocupación que portaba Leroy despertó algo en Hiram, esa necesidad de complacerlo más que nunca, de obligar a la tristeza a que se retire de su familia y que jamás vuelva.

-Bien, hablaré con ella- Sonríe de lado y es esta vez Leroy el que se acerca y deja un tierno beso en los labios de su esposo.

-Gracias, amor.

-Ya, ve a ducharte que hay que irnos- Le da una pequeña nalgada alentándolo a entrar en el baño para luego girarse e ir con su hija.

-Por fin, creí que tendría que ir a buscarlos- Rachel se encontraba sentada sobre la isla de la elegante cocina comiendo de su cereal.

-Mhm... -Hiram se paró frente a ella aún con su café en la mano y la miraba fijamente.

-Oh, gracias- La morena sonriendo, dejó a un lado su tazón de cereales y tomó el café rápidamente de la mano de su padre para darle un sorbo y luego terminar por escupirlo dentro de la taza nuevamente- Iugh... No creí que te gustara el café frío...

-A decir verdad venía a calentarlo... Gracias por eso- Señaló la taza con una mueca de asco en su rostro.

-Oh, lo siento- El cuerpo de Rachel tembló un poco por la risa que quería salir pero que ella se negaba a mostrarla.

-Hija... -Hiram dejó la taza a un lado y se sentó sobre la isla a su lado- Tu padre me pidió que hable contigo- Nada se guardaba el hombre... - Está preocupado por ti...

-¿Cuándo no lo está?- Suspiró antes de llevarse a la boca una cucharada de cereal.
-Siempre lo está y te entiendo pero también lo entiendo a él. Te ama demasiado como para ver como te destruyes...

-No lo hago...

-¿Ah no? Creí que la decena de envolturas de barras de chocolate que había dentro de tu mochila eran tuyas, creo que reprenderé a Leroy por ponerlas allí...

-Es para un proyecto- Dijo rápidamente Rachel un tanto avergonzada.

-Oh.

-Se.

-...

-No sabía que revisabas mis cosas.

-No sabía que últimamente se te da por mentir- La mira alzando una ceja al estilo Berry, estilo que ella había heredado. Rachel sólo pudo quedarse en silencio y su padre sonrió de lado- Estaba limpiando la mesa cuando tu mochila, que estaba sobre ésta, se cayó al suelo y saltaron muchas cosas, y entre ellas... -Salta de la isla para caminar hasta la sala bajo la atenta mirada de Rachel que arrugando el entrecejo se preguntaba a dónde había ido su padre- Esto- Alzaba una cajetilla de Malvoro y un encendedor.

-Mierda- Susurró.

-Oh sí, mierda. ¿En qué rayos estabas pensando Rachel? ¿Qué pasaría si en vez de encontrarlo yo lo hubiera encontrado Leroy? Tú sabes que su padre murió de cáncer de pulmón por fumar tanto al igual que su madre, sabes lo que significa esto para él- No paraba ni un segundo de agitar la cajetilla mientras que su hija mantenía la cabeza gacha como un niño pequeño cuando es reprendido- Mírame Rachel- Le exige, y la morena lo mira con pesar en los ojos- ¿Hace cuánto que fumas? Y quiero la verdad... No me digas que esto es de Puck porque no te creeré- La mirada firme de su padre le mostraba a Rachel que éste hablaba en serio. Suspiró y murmuró tropezando con sus propias palabras.

-Un año después de que llegamos a Ohio.

-¿Qué?

-Eran tiempos duros, entiende. En el instituto nadie me quería, era una nerd estúpida que no hacía más que comer sola en el cubículo más alejado de la puerta del baño para que nadie la escuche masticar. Necesitaba desahogarme y Noah me lo hizo probar, me gustó sólo porque me relajaba y me sentía bien...

-O sea que fumas hace 4 años... ¿Cuándo pensabas contárnoslo?- Rachel bajó nuevamente la cabeza avergonzada.

-Yo... Lo siento papi.

-Rachel...

-¿Qué pasa aquí?- Preguntó de la nada un Leroy limpio, perfumado y ¿por qué no? encremado. Rápidamente Hiram escondió tras de sí la cajetilla y el encendedor ante el pálido rostro de Rachel que nerviosa había tirado el tazón de cereales al piso- ¡Rachel! Era un obsequio- El hombre rápidamente quita la mirada de su marido sobresaltado al escuchar el ruido y corre hacia el desastre para comenzar a limpiarlo. La morena rápidamente le hace señas de su padre en silencio y éste entiende a la perfección que era el momento de salir de allí.

-Lo siento papá, emm... Iré a mi habitación, me he olvidado el móvil- Como pudo Rachel toma su mochila y da un salto para salir corriendo escaleras arriba.

-Uff... Esta niña cada día está más rara- Suspiró mientras se incorporaba nuevamente- Oye Hiram ¿Has hablado con ella?- Al girarse se había dado cuenta de que su marido no estaba en la cocina- ¿Y ahora este a dónde se fue?.

En el piso de arriba...

Rachel corrió a su habitación y suspiro relajada al no haberse topado con su padre... O eso pensó- ¡¿Qué mierda?!- Dio un respingo al ver a su padre sentado en su cama con gesto serio y con un perrito de peluche en su regazo, el cual acariciaba lentamente- Dios, pareces salido de una película de mafiosos...

-Rachel no he terminado contigo- Dijo tajante a lo que Rachel suspiró pesadamente y se sentó en el piso contra la puerta lanzando su mochila a un lado.

-Vamos, sígueme reprendiéndome.

-Lo único que te diré, es que no somos un decorado más de esta casa ¿Sí? Somos tus padres y si vuelvo a enterarme que sigues fumando, se lo haré saber a Leroy y deberás enfrentarte a las consecuencias.

-¡Wow! Tú sí que quieres matar a tu marido- Alzó las cejas sorprendida pero luego relajó su rostro al ver que la mirada seria de su padre no cambiaba- De acuerdo, de acuerdo. Haré lo posible por dejarlo...

-No. Quiero que lo dejes- Se levantó de la cama y le lanzó el peluche antes de abrir la puerta sin esfuerzo alguno provocando la inmediata caída hacia un costado de su hija- Vaya, que liviana eres... Deberías hacer ejercicio, estás muy delgada. Iré a ducharme. Espérame en la sala ¿Okey?- Y sin sin esperar la respuesta se marchó dejando la puerta abierta.