SEDUCCIÓN.
Nota: Esta historia está dividida en cuatro partes, según la visión de Bella y en el siguiente seria según la visión de Edward. ¡Increíble pero hago un fic con más de dos capítulos.
Parte 1 .
Hoy es el gran día, hoy es el momento idóneo para hacer realidad mi último deseo como humana, sé que le prometí que seria después de casarme con él, pero..¡estoy tan ansiosa por empezar! que solo quiero obtener aquello que más anhelo.
He de reconocerlo, estoy bastante excitada ante la posibilidad de hacer aquello que mis impulsos humanos me están dictando. ¡Basta de ser mojigata! hoy seré una leona, ¡no! mejor dicho, hoy seré una tigresa.
Siento como mis mejillas se encienden ante mis pensamientos y al levantar mis ojos para clavarlos en el espejo, me pongo más nerviosa. Me doy vergüenza, inconscientemente llevo mis manos hacía mi pecho y las dejó ahí, quiero evitar que mi corazón haga un agujero y escape libremente de mi control. ¡Oh dios! cuantos nervios tengo y siento como mi lado patoso se va haciendo con el control de todo mi cuerpo.
Intento mover una pierna para salir y enfrentarme al culpable de este estado tan catatónico, pero desgraciadamente mi cuerpo no ha respondido a la orden que yo misma he ejercido y sigo plantada enfrente del espejo, viendo como mi rostro va ganando más colores. En unos minutos no sabré distinguirme de un tomate.
Cierro los ojos y comienzo a pensar en los movimientos que he de hacer, en los pasos que debo dar y en lo fabulosa que debo quedar. Mis labios se ensanchan para formar una sonrisa inocente y pienso que todos estos esfuerzos por parecer más deseable a los ojos de mi Edward se van llenando de obstáculos. Los malos pensamientos comienzan a pasar por mi mente y si..
-"¿Y si me retracto?"- realmente nadie sabrá lo que ha pasado, aunque mi frente se arruga al pensar en Alice, seguro que ella está viéndolo todo y se está riendo de mi.
Encojo mis hombros con cierta frustración ante ese hecho tan importante y aunque sé que no dirá nada, cuando me crucé con mi cuñada política sentiré que el volcán que hay en mi interior comenzará a expulsar toda su lava. Y solo desearé desaparecer de su vista. Doy dos pasos hacía atrás y me veo con más claridad en el espejo.
Mi albornoz blanco junto con mis pantuflas de dormir. La verdad es que el envoltorio no parece muy apetecible pero debajo de este aspecto escondo un gran tesoro. Al menos pienso eso.
- "¿Y si no le gusta?" - es un buen pensamiento el que me acaba de cruzar por la mente, tal vez al ver el envoltorio no le parece excitable y solo conseguiré que pase olímpicamente de mi en ese aspecto. Pero eso es imposible, a él le gusto tal como soy - "¿Verdad?" - Sinceramente todas estas dudas que me están rondando por la cabeza, no ayudan en nada a mis grandes esperanzas. Pasar una increíble noche de sexo, lujuria y placer.
Mi garganta expulsa el gemido de desencanto por mis dudas y encorvo mi espalda sin mucho entusiasmo.
Los temores pueden conmigo y comienzo a caminar de un lado para otro, con la cabeza gacha y pensando en las miles de proposiciones que podía lanzarle, él es un hombre, aunque está más frío que un iceberg debo conseguir calentarlo como una olla a presión, pero es tan CABEZOTA que no aceptará tan fácilmente mis proposiciones. Según él debe protegerme de si mismo, piensa que puede perder el control y hacerme daño, pero..
- "¿En esos momentos quién piensa eso?" - suelto una mueca con humor - "En ese momento solo hay que pensar en lo maravilloso que es".
En estos momentos los sentimientos de terror que me estaban carcomiendo el alma pasan a un segundo plano y siento como la furia se hace con el control, aún no estamos casados y deseo llegar hasta el final de todo, ¿tan difícil es entender eso?. Una tiene sus necesidades biológicas y desde hace mucho tiempo campan a sus anchas por todas mi venas. Sonrió con malicia al pensar que mis hormonas se han revelado contra mi control.
Justo en estos momentos siento como la calor comienza a dispararse por cada poro de mi piel y he de asentir con velocidad para darle sentido a mis pensamientos. También he de permanecer fría y calmada, no en este estado de emergencia, pero realmente este echo es bastante urgente. Desvió mi mirada hacía la puerta y respiro hondamente.
He de volver a mi habitación, aquella en donde está el culpable de que me encuentre en este estado de abstinencia total y he de enfrentarme a él con todas mis fuerzas. Doy dos pasos hacía la puerta y sonrió con nerviosismo, mis huesos están crujiendo con éxtasis y necesito controlar todos mis impulsos o él sentiría que algo no anda bien, y realmente no se equivoca.
Apoyo mi mano en el pomo y echo un último vistazo al espejo. Debo auto convencerme que estoy muy bien.
- "¡Estoy buenísima!" - aunque sé que es mentira he de engañarme a mi misma y conseguir que mis hormonas se tranquilicen y no crean que su revolución ha sido en balde.
Y por fin después de tantos pormenores, es decir, los obstáculos que yo misma me había interpuesto para no salir a mi habitación, mi mirada mortal se cruza con esa mirada inmortal, aquella que me quita el aire de un sopleton y me deja sin respiración. El culpable de todo este lío que yo misma he montado, pero que no estoy segura que sea la ganadora.
Nuevamente muevo mi mano enfrente de mi rostro para intentar coger aire y conseguir algo de frescor, por que ahora mismo estoy caliente y solo quiero fundirme con él. Veo como Edward alza una ceja en señal de confusión al ver mi estado y meneó la cabeza con negación para pensar que..
- "Pobre de él que no sabe lo que va a sufrir esta noche".
Continuara.
