Si... vuelvo con los One-shots... ¿Qué culpa tengo yo, de que me de la inspiración de madrugada? (vale son las seis y veinte de la mañana pero no he dormido, eso cuenta como madrugada... ¿No?) Pues nada, aquí tenéis la tercera parte (y espero que final) de mi serie de one-shots con los Hardy de protagonistas y escritos en momentos de inspiración.

Contado desde el punto de vista de Jeff.


Traidor.

Lo ví en tus ojos cuando me sonreías dándome la enhorabuena por mi trabajo en la TNA. Traidor me decía tu sonrisa. Traidor, tus palmaditas en la espalda. Traidor, tu amabilidad y comprensión.

Traidor. Traidor. Traidor.

Pero a pesar de todo, a pesar de los problemas que te causo, me apoyaste. Mandas callar a la gente que dice en alto lo que tu sientes, diciendo que tengo derecho a hacer lo que quiera con mi vida, que no tengo porque estar toda mi vida atado a una sola empresa y que tengo todo el derecho a hacer lo que sea mas conveniente para mí. ¿Y los fans?

Oh, ahí dudas unos momentos...siempre dudas. Dudas porque querrías que te aclamaran a tí. Lo veo en tus ojos hermano. Querrías tener mi éxito. Y dudas, sabiendo que tu nunca darías la espalda a los fans. Que tendrían que tratarte realmente mal para alejarte de la empresa. Pero enseguida contestas que no tienen la más minima importancia.

No te lo crees ni tú.

Pero aunque sabes que es una fachada, te comportas como el héroe que eres en el fondo, el que deberías ser para los demás. ¿Qué héroe puedo ser yo para los críos, o los adolescentes? Soy un puto drogadicto. Un maldito traficante que no te causa más que problemas. Te hago pagar mis fianzas, te hago sacarme de todos los líos y tú acudes rápido como el rayo para salvarme. Siempre. Nunca me fallas.

Yo siempre te fallo.

Te fallo cada vez que me pincho. Te fallo cada vez que me tomo una pastilla. Te fallo cada vez que me emborracho. Te fallo cada vez que me pilla la poli. Te fallo cada vez que lío alguna de las mías. Y te fallé cuando firmé ese contrato.

Se que te va a causar problemas con Vince. Se que te va a causar dolor. Lo sabía cuando lo negociaba. Lo sabía cuando lo firme. Y lo se ahora. Estoy podrido, hermano. Matt. No merezco llamarte hermano. No merezco un héroe salvador como tú. No merezco llevar la misma sangre que tú en las venas. Pero la llevo. Es algo que no puedo cambiar, por mucha droga que me meta. Y te necesito, como mi hermano, como mi salvador. Entonces... ¿Por qué siempre te hago daño? ¿Por qué nunca pienso en tí? Te robo todo lo que debería ser tuyo, y luego te causo problemas en el trabajo. Tal vez te echen por mi culpa. O te ridiculicen aún más de lo que ya lo hacen. Pero tú aguantarías. Sí, harías cualquier cosa por triunfar en este mundo. Lo se desde pequeño, cuando te veía entrenar día tras día y yo intentaba imitarte para parecerme a tí.

A veces me enfado contigo por eso.

¿Es qué no te respetas? ¿No ves cuánto vales? ¿No ves tu propia naturaleza? No. No la ves... No eres capaz de ver lo podrido que estoy, no vas a ver el héroe que eres en realidad. Por eso te deprimes. Parece que no me doy cuenta, pero sí. Y en vez de intentar ayudarte, solo te causo más y más problemas. Lo siento hermano. No puedo ayudarte. Estoy podrido. Soy un traidor.

Porque se que te hago daño con mis actos, pero no los cambio.

Porque estoy podrido y no puedo devolverte todo el cariño que me has dado.

Porque es lo que soy, y lo que tu sientes.

Por todo eso, llámame traidor. Así podré irme y dejarte vivir tu vida.

Matt, mi héroe, mi salvador, llámame traidor para que pueda ser el tuyo.