PEDAZOS DE CRISTAL
Los personajes de KSB no me pertenecen, ¡son de nuestra amada Hinako! yo solo los tome prestados. Va para toda la historia...
Cap. 1 Desde el principio…. Del fin (parte uno)
-Oye sempai, ¿realmente estarás bien tu solo?, me preocupas, tu ni siquiera sabes cocinar, y no eres bueno en la limpieza-
-Escucha bien idiota, no te metas conmigo ¿entendido?, soy perfectamente capaz de cuidar de mí mismo, diablos Morinaga, soy un adulto, no un niño-
-Si sempai, lo sé, pero igual me preocupa, y eso es porque te amo mucho-
-Ya deja de decir ridiculeces y ayúdame con esas cajas, ya mañana me instalare en mi nuevo departamento-
-Si (suspira), no puedo creer que ya en dos días me vaya a Shizuoka, el tiempo ha pasado muy deprisa. Sabes sempai, realmente me asusta esto, no es que me arrepienta de haber aceptado el empleo, pero…-
- ¿Pero qué? Habla de una maldita vez ¿quieres? –
-Sempai, me asusta el perderte, no sé cuándo volveré, no sé si serán meses, o peor aún años, no quisiera perder tiempo valioso que puedo compartir contigo, realmente me angustia el hecho de que no te podre ver seguido- mientas decía esto, dejaba la última caja embalada en el suelo y se acercaba lentamente a su adorado, lo tomo suavemente del rostro y acaricio con dulzura su mejilla derecha, transmitiendo así el profundo amor y cariño que sentía por el -me angustia el saber que no podre tocarte seguido, me harás mucha falta, pero te prometí dar lo mejor de mí y no faltare a mi palabra-
-cállate, no seas idiota, no te comportes como una chica- decía molesto Souichi – tampoco es el fin del mundo, trabajo es trabajo, y debes cumplirlo de manera dedicada y responsable ¿entendiste?, ve y demuestra lo que aprendiste-
-si sempai, lo hare, pero ahora…..- se acercó a sus labios casi rosándolo, sintiendo el suave y delicioso aliento de su sempai sobre los suyos y con vos susurrante le dijo -ahora, solo déjame amarte, deseo hacerte el amor sempai- y sin pensarlo, atrapo sus labios en los suyos, le dio un suave beso, cálido, cargado de ternura y amor, que poco a poco fue aumentando en fuerza y cargándolo con toda esa pasión desbordante que sentía por su amado, transformando su beso en necesidad y deseo, ese tipo de besos que hacía que su amado peli plata perdiera hasta la última gota de aliento.
Se sentía desfallecer en los brazos de Morinaga, su mente quedaba completamente en blanco y perdía todo control de su cuerpo, y todo, solo, por un beso de Morinaga. No supo en que momento, pero ya se encontraba recostado en el sofá con el peli azul encima suyo, quería detenerlo, pero no sabía por qué siempre perdía las fuerzas cuando de Morinaga se trataba. Él era capaz de hacerlo entrar en un delicioso trance, donde solo podía sentir, no había lugar para nada más que el placer que le provocaba asique como tantas otras veces, se dejó llevar. El beso era intenso, apasionado, se sentía la necesidad, el calor iba en aumento, sus corazones latían desbocados ante tal frenesí de pasión. -Déjame amarte Souichi, no sabes lo mucho que te necesito- decía susurrando en su oreja, pasándole su lengua caliente en ese punto extremadamente sensible en su amado, mientras frotaba su entrepierna en la de sempai, haciendo notar la dureza que se hallaba oculta en sus pantalones.
Las reacciones que provocaba en su cuerpo eran tan intensas que no tenía fuerzas ni siquiera de responderle, temblaba, era increíble como el peli azul provocaba tal éxtasis en el con solo tan poco, Morinaga recorría lenta y tortuosamente su tan sensible cuerpo por encima de la ropa, arrancándole gemidos de placer que inútilmente intentaba contener. Estaba agitado y su respiración se tornó dificultosa, y pesada, cerro sus ojos para intentar calmarse, aunque no sirvió de mucho. Las manos expertas y los labios habilidosos del peli azul le quitaban cualquier rastro de razón que pudiera tener.
Morinaga se incorpora un momento para observarlo, era tan erótico verlo, completamente estremecido, con su rostro extremadamente sonrojado, sus ojos fuertemente cerrados, sus hermosos labios hinchados siendo mordidos en un vano intento de contener el placer que quería escapar por su garganta, el sudor que comenzaba a perlar su frente. Lo necesitaba, deseaba poseerlo ya, le excitaba saber que solamente a él se le tenía permitido tocarlo tan descaradamente. Pero debía contenerse. Él no era como los demás, él era precioso, su más preciado tesoro, lo tomaría primero con delicadeza, le transmitiría así el amor y la ternura que por el sentía. Con manos diestras comenzó a desabotonar, uno a uno, los botones de la camisa de sempai mientras iba besando y succionando cada centímetro de piel que la prenda iba dejando expuesta, el pelilargo solo gemía y se estremecía a cada caricia de aquella lengua expertas y caliente. Saboreo cada centímetro de su piel, deleito sus sentidos con la suavidad de su amado, no dejo ni un centímetro de piel sin recorrer. Termino por desabotonar el anteúltimo botón de la camisa dejando al descubierto su ombligo, y no dudo en estimularlo allí, acariciándolo con su ansiosa lengua, arrancándole más y más gemidos desesperados a su pelilargo. Su sempai era su delicia, con ese cuerpo lascivo que posee, tan sensible, tan erótico, lo provocaba, despertaba la bestia sedienta que se encontraba dentro de él, esa que no era capaz de dominar cuando de Souichi se trataba. Retiro su camisa del frente sin retirarla de su cuerpo, se veía tan sensual con la ropa desarreglada, a medio vestir, quería grabar a fuego cada detalle, no perdía vista de ninguno de sus gestos de placer, y de cómo subía y bajaba su pecho en un vano intento de regular su acelerada respiración, sus pezones rosados, tan erectos y tentadores, que no pudo evitar agarrarlos entre sus manos, juguetear con ellos, retorcerlos y presionarlos, obligando a su sempai gemir más y más fuerte, torturándolo con cada rose, estirando su tetilla rosándolo con su lengua húmeda con su saliva caliente justo en la punta, y luego succionándola, haciendo que el miembro eréctil de su pelilargo comenzara a mojar cada vez más su pantalón
-estas ansioso ¿cierto Souichi?, ¿quieres que lo meta? ¿deseas sentirme en tu interior? Estas tan duro y mojado sempai-
-ca-cállate idiota… ngn… ah ahh... no digas esas nnn es-estupideces ngn- pero claro que lo necesitaba, estaba jugando con su cuerpo, llevándolo al límite de la cordura y el desenfreno, no podía contenerse, no lo diría nunca pero cada vez que le hablaba así de sucio hacía que su cuerpo reaccionara estremeciéndose violentamente, excitándolo más y más, deseándolo con fuerzas, pero no quería aceptarlo, no lo diría. Pero no impedía que Morinaga siguiera torturándolo.
El peli azul se incorporó, y giro el cuerpo de su sempai poniéndolo de rodillas sobre el sofá, colocando su pecho en el respaldar, y acariciando el largo y ancho de su espalda, metiendo las manos por debajo de la camisa, ascendiendo desde el final de su columna hasta su nuca. Abriendo paso con sus manos, y dejando un rastro ardiente de húmedos besos, provocando que su amado se retorciera y se aferrara con fuerzas al sofá. Poso sus manos en sus hombros y muy despacio le termino por retirar la camisa, haciendo que se deslizara por sus costados mientras hundía su rostro en el hueco entre el cuello y el hombro de su sempai besando, mordiendo y succionando aquella delicada piel expuesta para su deleite. Abrazándolo desde atrás comenzó a acariciar suavemente a su sempai, no solo quería transmitirle la pasión que él le provocaba, si no todo el amor que tenía, lo beso con ternura, con delicadeza
-te amo tanto sempai, deseo que aceptes este amor que tengo por ti, y esta pasión que solo tu provocas-
Souichi solo gemía ante la suavidad de Morinaga, se dejó hacer, se dejó llevar, se perdió en las profundidades de ese mar de sensaciones que su experimentado ex kouhai le hacía sentir, ¿Por qué? ¿Por qué tenía que sentirse tan bien si estaba mal, si no era correcto?
Con total tranquilidad y calma Morinaga recorrió el frente de Souichi, haciendo presión en el hueso de la cadera mientras lo estimulaba parsimoniosamente arrancándole suspiros ahogados al pelilargo, y así, con calma, toco su miembro por encima del pantalón de su sempai, sintiendo la humedad que traspasaba la tela. Susurrándole detrás de su oreja le dijo…
-mmmm sempai, estas tan necesitado, tan duro y mojado, y eso que recién te estoy tocando ahí, ¿lo sientes? -decía apoyando su propio miembro en el trasero de su amado -también estoy duro y necesitado de ti, mi cuerpo te necesita mi amado sempai-
Bajando con calma el pantalón de su pelilargo lo siguió estimulando por encima de la ropa interior. Quería escuchar los gemidos de su amado más y más fuerte
-no te contengas sempai, déjame escucharte, adoro cuando gritas fuerte- decía mientras una de sus intrusas manos se coló bajo la ropa interior, masturbándolo firme y lentamente, mientras con el pulgar formaba círculos en su glande, y con la otra masajeaba y estiraba una de sus tetillas excitadas, mientras con sus labios y lengua acariciaba la espalda de su amado, haciendo que Souichi sintiera una fuerte correntada en su columna, contrayendo su vientre, gimiendo más y más fuerte para el deleite del peli azul. Estaba completamente excitado, sus ojos dilatados por el placer no podía mantenerlos abiertos, su boca jadeante no dejaba de emitir gemidos y suspiros, ya no podía contenerlos, no valía la pena, estaba siendo arrastrado hasta el borde del abismo del placer y no había nada que pudiera hacer para detenerlo, ese hombre le quitaba hasta el último aliento, todo su ser estaba estremecido, todo el placer que corría por su cuerpo comenzó a concentrarse bajo su vientre, haciendo que su cadera involuntariamente se moviera sobre la mano del peli azul, quien sonreía complacido ante tal acción de su sempai. Pero no lo dejaría, sentía su orgasmo cerca pero no le permitiría terminar, redujo lentamente la velocidad de su traviesa mano y comenzó a bajar la ropa interior de su sempai hasta las rodillas, dejando sus hermosos glúteos al descubierto, hoy haría lo que por tanto tiempo deseo, y no le permitiría que lo detuviera, hoy no, hoy lo amaría de todas las formas posibles. Besando su espalda descendiendo tortuosamente lento, hiso que su sempai separara más las piernas que estaban apoyada en el sofá, y abrió sus glúteos dejando su entrada expuesta ante su mirada libidinosa, no se contuvo más y lo beso allí, tocándolo con su lengua afilada. Souichi sintió el extremo placer que le producía, la lujuria comenzó a consumirlo, un calor sofocante lo envolvía, una correntada eléctrica convulsiono por completo su cuerpo, no lograba controlar esas olas de placer que le proporcionaba, pero no quería que hiciera eso allí, intento inútilmente detenerlo, pero en un rápido movimiento Morinaga lo aprisiono con sus fuertes manos sobre el respaldar, imposibilitando cualquier movimiento, susurrando con voz profunda consumida por el deseo en su oreja -no huyas, quédate quieto- y volvió hacia el punto de su deseo, que se estaba convirtiendo en su perdición. Souichi no siguió haciendo intentos por detenerlo, era algo que jamás le había hecho, pero maldita sea, se sentía tan excitante, se retorcía en total éxtasis apretando con fuerzas el respaldar, gimiendo con desesperación, mientras Morinaga acariciaba su entrada con su lengua caliente y húmeda, de a ratos con calma, de a ratos con prisa, haciendo que su miembro se hinchara más, si es que eso era posible. De un momento a otro, Morinaga introdujo un dedo en su entrada mientras seguía acariciándolo con su lengua, provocando un fuerte gemido que intentaba contener presionando su boca en el sofá, pero Morinaga quería escucharlo, asique luego de unos instantes en que lo dilato, metió un segundo dedo, encontrando instantáneamente aquel centro máximo de placer, arrancándole un lujurioso y poderoso gemido, lo estaba volviendo completamente loco. Nuevamente lo estaba arrastrando al clímax, sin embargo, el peli azul se detuvo momentos antes de que su adorado culminara, no quería que terminara todavía, por eso, a prisa desabotono su pantalón, bajándolo junto con su ropa interior, quedando completamente desnudo de la cintura para abajo, apoyo su pie izquierdo sobre el sofá, y lentamente se introdujo en su sempai -te amo tanto mi amado Souichi- decía entre jadeos desesperados, hacia esfuerzos inimaginables para no venirse antes de entrar por completo – haaa Souichi, estas tan estrecho, húmedo y relajado, me excitas tanto- le decía sensualmente en el oído mientras con sus manos firmes lo sostenía de las caderas -ca-cállate- solo respondió Souichi, era imposible para el hablar, estaba tan caliente y jadeaba con más fuerzas ahora. Morinaga comenzó a embestirlo, con un movimiento suave pero firme, con un ritmo constante, mientras con una mano masturbaba su miembro, con la otra se sostenía con fuerzas de su cadera, enterrando sus dedos, provocándole mayor éxtasis a su amado, sumergiéndose profundamente en él, alcanzando con desquicio todos esos puntos que hacían perder la razón a su pelilargo. Lo beso desde atrás, para transmitirle a través de sus labios su amor, mientras que con su cuerpo le dejaba sentir su intensa pasión. Era una combinación exquisita, arrolladora, que los arrastraba a ambos a un mar de sensaciones intensas, donde solo existían ellos dos, donde el tiempo se detenía, solo gobernaba el amor y el placer. Sus cuerpos sudorosos se acoplaban a la perfección, como si hubiesen sido hechos el uno para el otro, ambos estaban llegando al punto máximo donde el éxtasis es incontenible, sus cuerpos se contrajeron con fuerzas
-Mori… yaa haa yaa no aguanto más aahhh-
-yo también aahh mmgnn me vengo sempai aahhh-
Y en un gemido desde lo más profundo de sus entrañas se vinieron juntos. Estaban extasiados y agitados, estremecidos por completo, sus cuerpos perdieron las fuerzas, quedando completamente débiles mientras aun el orgasmo burbujeaba dentro de ellos.
Un poco más recuperado, Morinaga tomo entre sus brazos a su sempai y lo recostó sobre el sofá, permitiéndole recuperar la respiración, entre besos y caricias
-eres tan maravilloso sempai, te amo tanto- le decía en susurros sobre su cuello mientras se embriagaba con su aroma y sabor.
Morinaga lo arrastro a la orilla del precipicio del intenso placer varias veces esa noche, en el sofá y en su habitación, arrojándolo por último al abismo de la inconciencia, dejándolo completamente agotado, y dormido tranquilamente sobre su lecho. Su pelilargo tenía esa expresión de paz y satisfacción que deseaba intensamente verlo así por el resto de sus días.
Morinaga estaba agotado, pero aun así aseo a su amado con una toalla húmeda y tibia, lo vistió con su ropa de dormir, y cambio las sabanas que habían quedado sucias con sus esencias derramadas en ellas. Luego se dio un buen baño y se acostó con su sempai, abrazándolo protectoramente. Siendo arrullado por el calor que su cuerpo desprendía, Inhalo por última vez su delicado aroma y se entregó al mundo de los sueños.
La mañana llego, y con ella el despertar de dos seres que querían seguir durmiendo, pero no podían darse ese gusto, hoy sería el ultimo día que estarían juntos en su departamento compartido, asique perezosamente Morinaga se levantó, se aseo adecuadamente y fue a despertar a su adorado que se encontraba aun agotado
-maldito Morinaga, con todo lo que tengo que hacer hoy y estoy muy agotado por tu culpa-
-sempai, no seas cruel, no sé en cuanto tiempo pueda volver, recuerda que debo tomar el tren mañana temprano, anda levántate y alístate, yo preparare nuestro desayuno- dicho esto se marchó a la cocina a prepararlo.
Souichi se perdió unos momentos en sus pensamientos melancólicamente, "es cierto, ya mañana se marchará a su nuevo hogar en Shizuoka, y no tengo ni idea de cuándo va a regresar", luego, poniéndose serio se dijo a sus adentros "ahh que diablos importa, ese maldito seguro estará apareciendo por acá más de lo que me gustaría y tendré que soportarlo". Con eso en mente, se levantó, se dio un baño, llevándose la no tan agradable sorpresa "ese maldito gusano, no importa cuántas veces le diga que no lo haga, siempre se viene dentro de mí, haaa (suspira) no tiene caso, siempre será un idiota sin remedio"
Ya bañado y vestido con ropa cómoda se dirigió hacia la sala, en donde se encontró con Morinaga esperándolo con el desayuno listo, se sentó en la alfombra y luego de agradecer los alimentos, comenzaron a degustarlos "realmente extrañare su comida, será un completo idiota, pero cocina muy bien" se decía a sus adentros Souichi. No se había dado cuenta, pero en su pecho comenzaba a sentir cierta pesadez cuando pensó en que ya ese era el último día juntos, sin embargo, no quiso tomarle importancia y lo evadió exitosamente.
-sempai, en una hora viene el camión de la mudanza, procura por favor no olvidarte nada-
-sí, no fastidies, ya dejé todo listo-
-sabes sempai, enserio te extrañare mucho, no será lo mismo levantarme cada mañana y no verte conmigo- decía Morinaga cabizbajo con la mirada perdida en algún recuerdo –ojalá me den rápido mi transferencia a esta ciudad, porque no sé cuánto soporte lejos de ti-
-ya tuvimos esta conversación Morinaga, no importa cuánto te tome, yo no me iré a ningún lugar, y cuando termine mi doctorado podré tener un buen empleo, y ganar mejor de lo que gano ahora, para entonces podremos pensar en un mejor departamento para vivir-
Morinaga se emocionó ante estas palabras, y abrazándolo tiernamente le dijo -gracias sempai, me hace sentir mejor el saber que me estarás esperando, te prometo que trabajare duro para que me transfieran más rápido-
-haa no seas idiota, tampoco es que te voy a estar esperando, me sale más barato pagar un alquiler compartido, y aunque no tienes remedio tampoco es tan malo vivir contigo, más porque siempre te encargas tú de los quehaceres, sabes que no soy bueno para eso-
-haaa eres muy cruel sempai, pero, no me molestaría atender nuestro hogar siempre, y cocinarte-
-ya empezaste con tus cursilerías deja de comportarte como una chica y termina tu desayuno que se enfría, falta poco para que el camión llegue y hay que limpiar y terminar de guardar esto-
-si sempai- respondió con una sonrisa, que ocultaba la tristeza de su interior, pero también reflejaba la emoción de saber que, al volver, su sempai volvería a vivir con él, y se prometió desvivirse, y trabajar sin descanso para que ese día llegue rápido.
Los minutos pasaron y el camión de la mudanza llego, y los trabajadores se encargaron de dejar poco a poco el departamento completamente vacío, haciendo tener un sentimiento de nostalgia en ambos corazones, se miraron fijamente, ambos recordaban el día que llegaron a ese lugar, en donde su unión se hiso más estrecha, en donde sus corazones se acercaron más, en donde uno poco a poco recuperaba la confianza de sí mismo que perdió alguna vez, mientras que el otro abrió poco a poco su corazón, y si darse cuenta dejando un gran espacio disponible con el nombre de Morinaga. En un pacto silente, ambos prometieron que sería solo por un tiempo. Luego de un rato, con todas las pertenencias en el camión, este se dirigió a un nuevo destino, Shizuoka. Todo el amoblamiento que tenían, así como el bazar, pertenecía a Morinaga, a excepción de las camas que ya venían con el departamento.
Rompiendo el silencio que los envolvió, Souichi dijo -llamare un taxi, tu entrégales las llaves a los caseros- y ambos hicieron así. Una vez que el taxi llego, Morinaga subió una valija de Souichi donde contenía sus vestimentas y elementos de higiene personal, y también las mochilas de los dos, en donde cada uno tenía sus pertenencias de más valor, como lo tecnológico, así como sus papeles y documentos personales e importantes, cosas que no podían confiar a seres desconocidos. El viaje en si no era largo, solo unos cuantos minutos. Morinaga le consiguió a Souichi un pequeño departamento completamente amoblado, a unas cuantas cuadras de la universidad, por lo que no sería necesario que tomara el tren, a un muy excelente precio y el barrio era muy tranquilo. De ese modo Morinaga se aseguró de que su sempai no corriera peligro al ir y venir de la universidad. Diez minutos después llegaron al que sería el nuevo hogar de Souichi, Morinaga pago el viaje, y bajaron del vehículo. Era un complejo departamental muy parecido a donde él vivía antes de que se mudaran juntos. Adentro el departamento contaba con una habitación, con una cama de plaza y media, un escritorio, un placar, y una mesita de noche. También contaba con un baño pequeño, pero con una bañera y también tenía un pequeña lavandería. Y la sala de estar era compartida con la cocina. Tenía un sillón de dos cuerpos, una alfombra, una mesita baja, un televisor mediano, y también una de las paredes lateral tenía el amoblamiento de cocina, con una mesada, bajo mesada, alacena, refrigerador y cocina. Era pequeño pero suficiente para solo uno, o dos, cuando Morinaga fuera de visitas. Souichi desempaco su valija y acomodo las cosas en sus respectivos lugares, mientras que Morinaga preparo café. Era hora del almuerzo, pero como recién llegaron al lugar, obviamente estaba vacío.
Sempai, voy a ir a hacer las compras, ¿quieres venir? -
-no tienes que molestarte con eso, ya mañana te iras, yo puedo hacer las compras-
-sempai no te molestes, pero de todas maneras hare las compra, dime si quieres venir o no-
-si no tengo más opción, está bien, iré-
Así, ambos jóvenes se dirigieron al centro comercial que quedaba solo a unas cuantas cuadras de distancias. Morinaga no necesitaba una lista, sabía perfectamente todo lo que necesitaría. Asique sin detenerse comenzó a llenar el carro de compras con diferentes productos, tanto como de limpieza eh higiene personal para su sempai, así como alimentos no perecederos y productos frescos. Souichi se dio cuenta de que varias mujeres miraban insistentemente a su ex kouhai, sin embargo, no le dio importancia. Se encamino a una góndola al frente para buscar un producto de su interés cuando comenzó a escuchar a unas jovencitas bastante atrevidas hablando sobre lo atractivo de Morinaga
-sí, mira Yura, ese chico se ve muy sexi, y es muy alto y grande ¿estará bien dotado?, creo que si-
-calla Hatori, eres muy atrevida para hablar, y encima hablas fuerte ¿no te da vergüenza? -
- ¿vergüenza?, vergüenza debe darte a ti de ver a semejante hombre sexi y no verle ese trasero redondito y firme que tiene, dan ganas de morderlo- decía mordiéndose sensualmente el labio inferior
-cierto, tu no conoces la vergüenza, ya sé que es sexi, no soy ciega idiota, pero tampoco para gritarlo de ese modo, pero vele el rostro, tiene un cuerpo muy varonil, pero su rostro es bastante fino-
-no seas tonta Yura, los hombres con esas características son bestiales en la cama, al menos con los que estuve, tal vez él también lo sea, debería acercarme y hablarle, si es un chico fácil me lo llevare conmigo-
Su amiga Hatori solo se tapaba la cara por la desvergüenza de su amiga, mientras que a Souichi se le crisparon los nervios, él podía dar fe de lo dicho por es muchacha, pero como se atrevía a hablar así de un modo tan vulgar, a plena luz del día, en medio de tantas personas, asique antes de que lo hiciera esa mujercita, él se acercó al peli azul bastante irritado.
-oye, compraste un montón de cosas, ¿no era que solo compraríamos para el almuerzo y cena de hoy? - le dijo molesto al ver el carro de compras tan lleno
-lo siento sempai, pero mira, llevo artículos suficientes para un mes, y también compre para hacer comida, cuando lleguemos a tu departamento, hare comida suficiente para que tengas por dos semanas, luego deberás cocinar tú, pero creo que no habrá problemas, no quiero que te la pases comiendo del mercado-
-ya deja de preocuparte, no soy un niño al que tienes que estar vigilando-
-lo sé sempai, pero…- acercándose a su oído, en un susurro le dijo -eres el amor de mi vida y aunque no quieras siempre me preocupare por ti-
Souichi se sonrojo levemente, no entendía el porqué, pero esas palabras lo hicieron sentir seguro, sintió como la molestia e irritación de hace un momento, comenzaron a disminuir luego de las palabras del peli azul, pero como siempre, no quiso buscar respuestas a esas reacciones, algo le decía, en su interior, que no era una respuesta que el supiera llevar, y que en donde se atreva a averiguarlo, no habría marcha atrás.
Ambos se dirigieron a la caja para pagar las compras, y en el camino se cruzaron con las jovencitas que tenían toda la intención de acercarse a su ex kouhai, pero solo basto una fría y penetrante mirada de Souichi que las hiso estremecerse del susto y las obligo de ese modo a desistir de su estupidez, logrando que ambas se marcharan, así como se acercaban. Y en todo momento el despistado peli azul no tuvo ni idea de todo lo acontecido. Pago las compras y se dirigieron a las zonas de taxis. No estaban lejos del departamento, pero no podrían cargar con tantas bolsas. Una vez en casa, acomodaron cada cosa en su lugar, Morinaga preparo algo ligero de almorzar e inmediatamente se puso a preparar diferentes platillos para que su amado se alimente por las siguientes semanas, mientras sempai prefirió ver televisión. Realmente se sentía un estorbo cuando Morinaga estaba en la cocina. Unas cuantas horas después, cada platillo estaba guardado en el refrigerador. Por lo que decidió sentarse al lado de su sempai a ver el documental sobre la historia de la toxicología. No hicieron nada en especial por un rato, solo permanecieron allí, uno al lado del otro, disfrutando de la agradable compañía que se brindaban. Pero el ambiente se estaba tornando melancólico, nostálgico…. Triste
-sempai- dijo en un suave susurro Morinaga. No era su intención decirlo, simplemente estaba divagando en sus recuerdos, cada uno de los momentos en que compartió con su amado
- el único modo que tengo para saber lo que te sucede es que tú me lo digas, no me gusta esa cara que tienes, asique habla- decía parcamente sempai. Pero no es que no supiera, sabia la tristeza que estaba cargando el peli azul, pasarían mucho tiempo separados, luego de años de una convivencia, después de todo, desde que se hicieron amigos estuvieron todos los días juntos, exceptuando algunos eventos, y para sus adentros también admitía que extrañaría a ese tonto, después de todo, no era aburrido estar con él.
Con vos temblorosa respondió -no es nada que no sepas Souichi, ya mañana deberé partir temprano, dejarte atrás me duele, y me pregunto si realmente vale la pena esforzarme tanto en algo si eso significa no tenerte, nada para mi vale más que tú, y deseo tanto poder compartir contigo mis logros, que saber que al llegar a casa y no estarás esperándome, o yo esperándote, me hace dudar de esta decisión-
-no seas tonto, no debes aferrarte, eras un excelente estudiante y un kouhai muy eficiente, estos son los frutos de tus esfuerzos y los estas compartiendo conmigo, no es como que si nunca más nos volveremos a ver. Recuerda que estuve en Canadá dos meses, Shizuoka prácticamente está a la vuelta, si te sientes solo siempre puedes venir, debes demostrarles todo lo que has aprendido, después de todo también fuiste mi alumno, y tu experiencia la obtuviste de mí, asique espero no te arrepientas y me hayas hecho perder tantos años de instrucciones invertidas en ti-
Morinaga lo abrazo de la cintura desde el costado derecho y acuno el rostro de su amado en su pecho acariciando su cabello suave y sedoso, con un aroma tan sutil y masculino, estaba enternecido, su sempai siempre era muy adusto con las palabras, pero sí que sabía animarlo y brindarle apoyo a su confianza tambaleante
-gracias sempai, siempre logras hacerme sentir seguro, sabes que daré mi mejor esfuerzo, pero sé que podre lograrlo porque tú me brindas tu apoyo, y también porque sé que me estarás esperando, eso significa mucho para mí, no te decepcionare, hare que te sientas orgulloso de mi-
El corazón de Souichi se saltó un latido al escuchar estas palabras del peli azul, no entendía porque pero le emocionaba saber que él era un pilar de apoyo para ese muchacho que se desvivía por atormentarle la vida, él era como su generador de caos personal, con unas cuantas palabras o un poco del roce de su piel y de su cuerpo, lograba levantar en su interior un intenso caos de emociones revueltas que no alcanzaba a identificar, por un lado le gustaba esa sensación de calidez que le producía, pero por el otro no le agradaba saber que eso era ocasionado por otro hombre, y lo peor aún era que no tenía ni idea de que significaba "eso", y sentía terror de descubrirlo. Pero aun así decidió hacer algo que sabía que calmaría la angustia de ese tonto. Ciertamente no le gustaba ver la melancolía reflejada en su ser, no iba con su personalidad siempre tan relajada y sonriente, tan opuesto a él. No le gustaba. Sonrojándose furiosamente levanto su vista poco a poco conectando sus ojos de oro fundidos en esos hermosos esmeraldas brillantes. Con el corazón saltando en agitación, acerco lentamente sus finos labios a los carnosos labios de su expectante compañero rosándolo sutilmente, suspirando sobre ellos, haciéndole sentir su calor, lo beso lentamente, un beso poco intenso, un beso tímido, como si fuera la primera vez, aunque no era así, pero aun así lo ponía extremadamente nervioso hacer este tipo de cosas. Pero decidió ir más allá y acarició sus labios con la punta de su lengua, dejando al peli azul estático en su sitio, había besado a su sempai infinidad de veces ese año, pero recibir un beso de él, por su propia iniciativa era más de lo que su corazón podía soportar. Lo dejaría avanzar, trataría de no imponerse esta vez, se controlaría y dejaría que su sempai fuera tan lejos como quisiera. Entonces cerro sus ojos cuando su adorado metió su lengua húmeda dentro de su boca, acariciando dubitativamente su interior. Rodeo con mucho cuidado el cuello del peli azul y lo acerco más a él, disminuyendo la poca distancia que separaba sus cuerpos. Se besaron un largo rato, separándose solo para volver a cargar de oxígenos sus pulmones que lentamente vaciaban entre besos suaves y profundos. Poco a poco Souichi comenzó a sentir más confianza y profundizo más ese beso que estaba comenzando a prenderlo. Quería que el peli azul avanzara más, pero se dio cuenta que le estaba permitiendo tomar el control, le estaba permitiendo ir a su ritmo, y decidió que lo aprovecharía. Al día siguiente el peli azul se iría, y vaya a saber cuándo volvería, no perdería la oportunidad de soltar esa pasión que siempre contenía en su interior, esta vez daría riendas sueltas a sus deseos. Él no tenía experiencia con otras personas, pero en este campo Morinaga había sido su maestro, asique haría lo mismo que él le hacía… ejerciendo presión sobre el cuerpo de Morinaga lo fue recostando en el sofá mientras lo besaba con salvajismo, prácticamente era un beso violento, con hambre, con deseos, con vergüenza y temor. Pero no se detuvo, descendiendo por la línea de su mandíbula comenzó a mordisquear y lamer su hombro, arrancándole sonoros suspiros al aun sorprendido peli azul que se dejó hacer, conteniendo con todas sus fuerzas el deseo de arrancarle la ropa a su pelilargo y penetrarlo con fuerzas haciéndolo gritas descontroladamente. Souichi comenzó torpemente a levantar la remera de Morinaga, introduciendo las manos tocando su tersa y cremosa piel con sus manos temblorosas, rosando sus tetillas haciendo que se pusieran duras y erectas en ese mismo instante, arrancándole un sonoro gemido a ese hombre que estaba bajo su cuerpo, haciendo que se sintiera complacido de ser la causa de su placer, de ser el quien le estuviera dando placer, sonrió satisfecho y ahora con más confianza retiro la remera del peli azul y en su boca atrapo uno de esos rosados y sensibles botones mordisqueándolo, lamiéndolo, y succionándolo, mientras que con una de sus manos acariciaba la otra tetilla retorciéndola entre sus dedos, rosándole insistentemente la punta. sintiendo como Morinaga se estremecía y agitaba debido a la corriente eléctrica que violentamente recorría su espalda, centrándose todo ese calor bajo sus pantalones. La pasión en ambos comenzaba a crecer, el calor los comenzaba a envolver como un fuego que ardía, pero sin arder, que los consumía por completo, que los hacia perder. En un arrebato de lujuria, Souichi toco con su mano libre por encima del pantalón del peli azul, sintiendo como su cuerpo comenzaba a temblar con desesperación. Lo conocía bien, sabía qué hacía esfuerzos sobrehumanos por contenerse y no poseerlo en ese instante. Pero él no tenía el coraje de llegar más lejos que eso, y aun así para él era demasiado, siguió torturando al peli azul, arrancándole suspiros y gemidos mientras seguía tocando esos puntos sensibles que no sabía que el poseía, era la primera vez que se atrevía a explorarlo, quería más, pero no se animaba a seguir, asique en un momento de valentía, con una seducción que desconocía de sí mismo, le susurro en el oído al peli azul, dejándole sentir su aliento caliente -sigue, Morinaga-.
No se hiso repetir la orden, comenzó a acariciarlo en la posición que estaban, besándose profundamente, pero con suma ternura, hoy su sempai había tomado la iniciativa, hoy sería el ultimo día juntos hasta por vaya a saber cuánto tiempo, asique hoy decidió amar a su sempai, con calma, con pasión, pero sobre todo con ternura y cariño, lo haría suave y lento, se aseguraría de que no se olvidara de él, le acaricio lentamente el torso, roso sus tetillas y con un poco de presión lo hiso elevarse por sobre su cuerpo dejando sus pectorales en su rostro para saborear de ese par de botones excitados, los lamia con calma, jugueteaba con ellos mientras tocaba su entrepierna con una de sus manos, mientras con la otra le acariciaba la espalda, con sus largos dedos de pianista, tocando todos esos puntos sensibles de su sempai que hacían prenderlo al más mínimo roce. Souichi se estremecía y retorcía ante el placer, sus gemidos estaban descontrolados, haciendo que el peli azul comenzara a perder la cordura al escucharlo, amaba tanto sus gemidos, le excitaba tanto que podría tener un fuerte orgasmo con solo escucharlo gemir y gritar por el placer que el mismo le daba, estaba encantado, su sempai, al igual que la noche anterior, se estaba entregando por completo, le estaba entregando su pasión. Lentamente se incorporó quedando sentado en el sofá mientras seguía besando y acariciando a su sempai, con calma lo fue recostado a su pelilargo en el sofá, quitándole pausadamente la camisa y con toda su devoción comenzó a besar su sensual torso, sus pectorales tan sensibles, su pecho agitado, su plano y firme vientre , mientras comenzaba a retirar sus pantalones junto con su ropa interior, dejando su virilidad erecta ante su vista para su deleite, masturbándolo tortuosamente de arriba hacia abajo, jugando con su glande, mientras el pelilargo se sacudía a causa de ese potente placer que le coaccionaba tan sensualmente.
Morinaga lo miraba fijamente, grabando nuevamente todas las reacciones de su sempai, tenía ese tipo de mirada tan penetrante que Souichi sentía su alma desnuda ante él, pero en ese momento no le importo, de hecho, le gusto que lo viera así, aunque lo avergonzaba sobremanera, hoy no se ocultarían en la oscuridad. Hoy, él también quería ser espectador de las reacciones del peli azul, pero era difícil cuando el placer infringido le dificultaba abrir los ojos, sus pupilas estaban dilatadas. Sin vacilación, Morinaga introdujo el miembro de su sempai en su boca, comenzando a succionar su glande sin prisa, mientras que con su mano recorría todo su largo. El calor aumento de nivel en Souichi, Morinaga le hacía perder la razón con sus acciones, no podía razonar, el placer era más fuerte que su orgullo, solo le quedaba por dejarse arrastrar. Mientras el peli azul le realizaba un maravilloso oral, comenzó a dilatar su entrada, rosando lentamente su próstata, necesitaba que fuera más rápido, su éxtasis estaba creciendo tanto que necesitaba venirse, pero ese idiota estaba jugando, torturándolo con el placer, obligándolo a decir cosas que en su sano juicio no diría -haaa mmmgnnn aaaaahhhhh aaaahhhh, ma-maldi-to mnnggnn de-deja de jugar, date prisa- le dijo con vos cortada, consumida por ese placer que arrasaba con su cuerpo.
-oohh mi amado Souichi, se paciente ¿sí?, quiero que sientas todo mi amor ahora- Morinaga sonrió con suficiencia, era tal el placer que le proporcionaba a su sempai con sus tortuosamente lentas caricias que lo obligaban a exigirle rapidez, y sus deseos eran órdenes. Lo dio vuelta en el sillón poniéndolo en cuatro, sabía que esa pose lo llevaba al límite, nuevamente comenzó a masturbarlo con lentitud, mientras pasando su mano derecha por entre sus piernas, sujetándolo con firmeza, mientras que con la otra volvía a introducir sus dedos tocando, jugando con su punto de placer, mientras que junto con su lengua mojada con su saliva hirviente, acrecentaba esa sensación abrasadora en su sempai, arrebatándole vigorosos gemidos, haciendo que su interior comenzara a contraerse con fuerza, succionando sus dedos, liberando con fuerza su simiente en la mano del peli azul. Souichi respiraba con fuerzas, intentando recuperar el aliento, pero Morinaga no espero y se enterró en lo más profundo de su ser, haciéndole soltar un grito ahogado, en esa posición tocaba ese punto dulce obligándolo a endurecerse de nuevo, con una sensibilidad aún mayor en su cuerpo. El peli azul se recostó sobre la espalda de su amado, besándolo, diciéndole lo mucho que le ama, mientras lo embestía con calma, alcanzando todos esos puntos tan exquisitos para su adorado. Mientras seguía arremetiendo con cada vez más fuerza a ese sensual y apasionado cuerpo, le recogió el cabello arrollándolo en una mano, estirándolo con fuerza, sin causar dolor, hacia atrás, obligándolo a levantar la cabeza y sostenerse con sus antebrazos en el posa brazos del sofá, mientras enterraba los dedos de su otra mano en uno de los firmes glúteos, acrecentando el placer en su sempai, quien estaba por alcanzar su segundo orgasmo empezando a estrecharse cada vez más alrededor del peli azul. Pero él no se lo permitió. Apretó con fuerza necesaria en la base del miembro de su sempai para evitar así que se corriera. Souichi lo miro irritado, con el rostro completamente sonrojado, con sus ojos anegados en lágrimas por el intenso placer, con un hilillo de saliva recorriendo desde la comisura de sus sensuales e hinchados labios hasta debajo del mentón, Morinaga se éxito aún más ante tan sensual vista, pero no le dio tiempo a reclamar lo giro con fuerza dejándolo boca arriba en el sillón, mientras se sentó sobre una de sus rodillas, y su otra pierna la dejo estirada fuera del sofá, levanto la cadera de su adorado hasta la altura de su tan endurecida virilidad con sus piernas apoyadas en sus hombros, se enterró de una sola estocada en él, llegando incluso más profundo, manteniendo el agarre en la base de su adorado, mientras él seguía arremetiéndole con rudeza, frotándose con fuerzas en su próstata, obligándolo a no venirse aún, a la misma vez besando sus labios con dulzura, ahogando los fuertes gritos que de ambos querían salir. Se entregaban por completo en ese acto de desenfreno y amor. Cuando Morinaga comenzó a sentir su propio orgasmo invadir su cuerpo, soltó a su amado y lo embistió con aun más fuerza y rapidez. Ambos comenzaron a alcanzar la cumbre del placer, haciendo que la virilidad de Morinaga se ensanchara en el interior de Souichi, y este lo apretara y succionara con más fuerzas, más el aroma que de sus sudorosos cuerpos emanaba, invadiendo sus fosas nasales… embriagándolos… seduciéndolos… enloqueciéndolos… fueron catapultados a un nivel de placer jamás experimentado.
Completamente agitados, jadeantes, agotados, se abrazaron con fuerzas, y se besaron con amor. Quedando uno al lado del otro, calmando poco a poco su euforia. Recobrándose de ese orgasmo que aun recorría por sus venas… permanecieron inmóviles, en silencio, sin querer romper la tan apacible y reconfortante atmosfera que los rodeaba. Permanecieron así por bastante tiempo, sin ser consciente de ello, estaban adormecidos, hasta que el estómago del peli azul comenzó a hacer acto de presencia, con tal fuerza que los despertó de su letargo, haciendo que se sonrojara apenado
-sempai, descansa un poco más, me daré un baño rápido, y preparare la cena, antes de que a ti también comience a darte hambre- a sabiendas de que su pelilargo no podría levantarse aún, se puso en pie y le dijo -tu estando agotado, y encima con hambre, es realmente una experiencia que no quiero vivir-
Souichi se sonrojo furiosamente ante ese comentario de doble sentido de Morinaga, -maldito gusano, es tu culpa que quede tan agotado, y apúrate que yo también quiero bañarme, estoy todo sucio y pegajoso y todo gracias a ti, no era necesario que lo llevaras tan lejos-
Morinaga se acercó sigilosamente y lo tomo de su rostro con ambas manos, acariciándolo, transmitiéndole en ese simple gesto su dulce amor -tal vez no era necesario sempai, pero tú me enciendes como un fuego en el bosque, lo siento, no puedo contenerme porque te amo-
-sí, si lo sé, ve a bañarte de una vez, a mí también me dio hambre- decía un sonrojado sempai ante las cursilerías del peli azul, que al parecer no conocía la vergüenza.
Así, su ultimo día llego a su fin. Ambos disfrutaron de una agradable y deliciosa cena preparada por Morinaga, y luego se vistieron acostándose juntos en la cama de Souichi, quien le permitió quedar, pero solo por esta vez.
La mañana llego, hiso su acto de presencia junto con una creciente angustia en el pecho del peli azul, que se esforzó por no demostrar, pero a Souichi no lo podía engañar, sin darse cuenta, Morinaga empezaba a convertirse en un libro abierto para él, por más que le sonreía tan cálidamente, podía ver la tristeza reflejada en sus ojos asique una vez más le recordó
-estaré aquí, podrás venir cuando te sientas solo, y puedes llamar también, no estés triste, compórtate ¿quieres? -
-si sempai, lo sé, pero es inevitable que no me sienta triste, es que aún no me voy y ya te estoy extrañando, será bastante difícil y no sé cómo soportar, pero el contar con tu apoyo me da las fuerzas para seguir adelante- dándole un tierno abrazo le susurro en su oído -gracias sempai, volveré cada vez que pueda-
-vamos deja de ser tan meloso, debemos ir a la estación, no vaya a ser cosa que pierdas el tren-
-sí, vamos, gracias por acompañarme-
-sí pero más vale que te comportes y mantengas tus manos en tus bolsillos, no me hagas pasar vergüenza en un lugar público si no quieres que te mate-
-lo hare sempai, no te preocupes, no quiero que te enojes conmigo justo cuando me estoy yendo-
-de acuerdo-
Así, con valija y mochila en mano, ambos hombres partieron a aquel destino que los separaría por tiempo indeterminado, sin darse cuenta de que esa simple acción, traería grandes consecuencias. El tren partió con Morinaga a bordo hacia su nuevo destino. Mientras Souichi se encaminaba hacia la universidad. Sentía cierta pesadez en su corazón, y eso le molestaba, le molestaba porque no entendía la razón de esa pesadumbre. Si, había grandes cambios en su entorno. A partir de ahora viviría oficialmente solo por primera vez en sus 26 años de vida, en un departamento pequeño, que estaría vacío al llegar, en donde no lo recibiría ese molestoso tipo que era su compañero de piso, ahora debía arreglárselas por sí mismo. ¿Cuándo se había vuelto tan dependiente? No se había dado cuenta hasta ese momento. Así a pasos lentos llego a la universidad, a su amado laboratorio, donde sus dos asistentes ya se encontraban, platicando entre ellos, bebiendo café, saludándolo al unísono cuando lo vieron entrar.
Tadokoro mantenía cierta distancia de Souichi, no porque le disgustara lo que había descubierto, o fuera prejuicioso. Él no era así, de hecho, era de mente abierta, si no, que aquella vez Morinaga le produjo bastante terror, sentía que, si se atrevía a acercarse un poco más, ese peli azul sería capaz de matarlo, después de todo, había sido muy claro marcando su territorio, lo que en verdad lo tenía muy desconcertado, nunca le había asustado tanto una sonrisa de ese sujeto asique por si las dudas, era mejor mantenerse al margen.
Por otro lado, Miharu se acercó a Souichi -sempai, disculpe, debo hablar con usted-
-que es lo que sucede- respondió parcamente Souichi, no tenía muchos deseos de conversar
-lamento decirle que ya no podré seguir asistiéndolo, es que surgieron unos inconvenientes en mi familia y tendré que regresar a mi ciudad natal, por lo que asistiré a la universidad de allí-
-de acuerdo, no se puede hacer nada con respecto a eso, tendré que buscar otro asistente, diablos, ahora el maldito Morinaga no está para entrenarlo- mirando seria y penetrantemente a Tadokoro dijo – tú fuiste entrenado por ese tipo para lograr llevar mi ritmo, asique tú te encargaras de entrenar un nuevo asistente, si no quieres tener el doble de trabajo-
Sudando frio Tadokoro respondió -si sempai, lo hare, no se preocupe-
-me iré en un mes Tatsumi-sempai asique podrá conseguir tranquilamente un remplazo adecuado para el puesto-
-bien, hare algunas entrevistas-. Luego de esa charla Souichi coloco un letrero en la pizarra de noticia de la universidad para iniciar con las entrevistas el lunes de la siguiente semana. Solo esperaba que los idiotas inútiles fueran sensatos y no se presentaran. Luego de eso, regreso a su amado laboratorio para seguir con sus investigaciones, logrando por fin evadir esa sensación de vacío en su pecho.
Dos horas después de partir, Morinaga estaba dirigiéndose en taxi al que sería su casa de ahora en adelante. Al llegar, inmediatamente le escribió a su adorado pelilargo -sempai, ya llegué a casa, te extraño mucho, espero poder verte pronto-, sabía que su amado no le respondería asique observo todo a su alrededor. El departamento era bastante parecido al de Souichi, con suficiente espacio para una persona, o dos, si es que su tirano alguna vez se decidía en ir a pasar unos días con él, aunque le pregunto alguna que otra vez, nunca recibió una respuesta concisa, asique simplemente se resignó a ser el quien hiciera los viajes para verlo, tal vez más adelante lograría convencerlo.
Ya tenía todo el amoblamiento que se trajo consigo de Nagoya. Los trabajadores dejaron todo en la sala acumulado asique, comenzó a ordenar cada cosa inmediatamente, no le agradaba para nada el desorden, y tal vez así dejaría de sentir ese dolor en su pecho por un rato. Se convenció a si mismo de que no estaba tan lejos y que no perderían el contacto ni nada, y, sobre todo, que sería solo por un tiempo hasta que logre conseguir la transferencia a Nagoya para estar nuevamente cerca de su sempai -haaa (suspira) aunque será un camino difícil sin tenerte constantemente a mi lado, me hace feliz el saber que volveremos a vivir juntos, tal vez no tenga que estar mucho tiempo aquí y podremos comenzar una nueva vida en un nuevo hogar-. Ya más animado, puso algo de música movida, y al ritmo de ella termino un par de horas después en dejar todo impecable. Al terminar se dirigió al cetro comercial a realizar las compras, todos los productos que tenían se los dejo a Souichi asique él no tenía absolutamente nada, por lo que recargo sus despensas, refrigerador y lavandería como para un mes entero.
Para ambos jóvenes fue un día muy agotador, no tanto físicamente, si no emocionalmente, uno porque no entendía la pesadez de su alma, y el otro porque la entendía perfectamente. Ya entrada la noche ambos se encontraban en sus respectivos hogares, y ambos lo hallaban vacíos, le faltaba ese algo que convertían un hogar en un verdadero hogar, uno cálido, en donde se podía sentir la tranquilidad. Morinaga decidió hacerle una llamada a Souichi
- ¡hola sempai! ¿Cómo estás? ¿Cómo estuvo tu día? -
-oye idiota, apenas te fuiste esta mañana, no comiences a fastidiar tan pronto, te juro que si planeas llamar todos los días bloqueare tu número y tu cuenta de correo. Concéntrate en tus responsabilidades-
-lo siento sempai, por favor no te molestes- decía con tristeza en su voz -solo quería escuchar tu voz antes de dormir, es que te eh echado de menos hoy-
-hay vas de nuevo, no te comportes como una chica, no repetiré lo mismo-
-de acuerdo sempai- respondió en un resignado suspiro - ¿cómo estuvo en el laboratorio hoy? -
Souichi por un momento pensó en contarle lo ocurrido con Miharu, pero inmediatamente se arrepintió, después de todas esas escenas de celo innecesarias que su ex kouhai había hecho durante las entrevistas, no lo creyó conveniente, sabía que, si se le ocurría abrir la boca, ese tipo haría hasta lo imposible para fastidiarlo el día de la entrevista, -nada fuera de lo común, lidiando con ese par de ineptos, al menos no cometen tantos errores como antes-
-me alegra saberlo Souichi, y lamento haberte molestado, tratare de no llamarte tan seguido-
-eso espero, y ahora vete a dormir de una buena vez, mañana debes presentarte en tu nuevo empleo, no vayas a quedarte dormido-
-si sempai, no te preocupes, buenas noches y te amo mucho sempai, no lo olvides-
-sí, sí, adiós-
Y así terminaba aquella llamada, Morinaga estaba acostumbrado a la rudeza de su sempai, pero él también es humano, necesitaba sentirse querido, necesitaba sentirse amado, y a pesar de que sentía tanta dicha de que su amado aun así haya respondido la llamada no podía evitar las pequeñas trizas que se formaban en su corazón enamorado, pero evadiendo completamente ese pequeño dolor en su pecho que le producía las palabras adustas de su sempai, se dio un baño caliente para relajarse, se preparó algo liviano para cenar y posteriormente se fue a dormir. Ya mañana será otro día.
Por otro lado, Souichi sentía cierto calor en su interior, esa pesadez que cargo todo el día se había alivianado un poco -maldita sea, debe ser la costumbre, hace tanto que no estaba solo que hasta ya se me hace extraño, ese tipo no se me despegaba ni por si acaso, solo es cuestión de acostumbrarme de nuevo y ya-. Con ese pensamiento en mente, también tomo una ducha rápida, calentó en el microondas algunos alimentos que Morinaga le dejo para cenar, y se retiró a su habitación, quedando profundamente dormido.
Ya Morinaga se presentaba en su nuevo trabajo ante sus nuevos jefes, firmo el contrato y le mostraron las instalaciones. Era un edificio grande, de varios pisos, que también funcionaba como un hospital. Las investigaciones que allí se realizan se dividen en dos grandes líneas, o en dos grupos. Un grupo está destinado a la medida de la prevalencia de problemas de salud, mientras que el otro grupo, en el que pertenecería de ahora en más Morinaga, se centra en el diseño, pilotaje e implantación de servicios farmacéuticos dirigidos a minimizar dicha prevalencia. A su vez, el grupo de Morinaga se divide en subgrupos, o equipos. El objetivo en el equipo de Morinaga era identificar y cuantificar los efectos adversos de las medicaciones para establecer los posibles factores de riesgos y los modificadores del resultado. Además de obtener nueva información sobre sus patrones de uso, como la dosis a utilizar, la duración del tratamiento, el uso apropiado, etc.
Luego del recorrido, fue presentado al equipo de trabajo, en la sección que entraron era bastante amplia, con divisiones en paneles, uno al lado del otro, cada división contaba con un escritorio, una computadora y un archivero. Y al fondo había una amplia puerta doble que conducía al área del laboratorio. Los empleados llamaban al lugar "La Colmena", y se autodenominaban "abejas obreras", era una simple broma interna, pero que al joven ingresante le pareció bastante agradable. Fue muy bien recibido por sus compañeros, y se integró rápidamente, comenzando a laborar en el instante.
Ya llegada la hora del almuerzo, las secciones se fueron vaciando mientras la cafetería se fue llenando. Morinaga tenía el don de caer bien a simple vista, e inmediatamente seis de sus nuevos compañeros se acercaron a el
-hey hey, hay que celebrar que una nueva abeja se unió a la colmena- decía alegre un hombre de al menos unos treinta años de complexión promedia -mi nombre es Makoto, ellos son Minoru, Taiki y Takeru, y las señoritas aquí presentes son Nanami y Sayuri-
A medidas que eran presentados informalmente, cada uno fue saludando con una pequeña reverencia y una sonrisa
Poniéndose en pie respondió -Mucho gusto, mi nombre es Tetsuhiro, por favor, cuiden de mi-
Así, el grupo de siete integrantes se acomodaron en una mesa a almorzar y conversar amenamente, conociéndose y entablando un nuevo lazo de amistad. Pero en el transcurso de la hora había dos seres que no podían evitar verse, como si estuvieran intentando descubrir algo, como analizándose.
El tiempo pasa rápido cuando te distraes, y en menos de lo que imaginaron ya debían regresar cada uno a su puesto de trabajo. Una vez allí Nanami hablo por lo bajo a Morinaga -disculpa Tetsuhiro, ¿puedo hacerte una pregunta indiscreta? -
-sí, no hay problema, siempre que la pueda responder-
- ¿tú eres gay? Disculpa, es que te estaba observando en la hora del almuerzo, y note que tanto tus expresiones como tu modo de hablar son delicados-
-vaya, eres muy lista, de echo si soy gay, pero preferiría que no se enteraran, no es que me avergüence ni nada de eso, pero bueno, no todos entienden-
-lo sé, de hecho, yo también soy gay, y he conocido a muchos hombres gay en los bares, por eso no pude evitar notar tus ademanes-
-wow eso sí que es una sorpresa, ya me parecía que tú también tenías algo diferente, solo que no lograba identificar que, no conozco tampoco muchas mujeres-
-no lo dudo- decía riendo Nanami
Ella es una muchacha bastante impulsiva y mandona, de 1,70 mt de estatura, 29 años, delgada, cabello castaño claro al hombro, y grandes ojos cafés,
Ambos se miraron en complicidad sellando un pacto de una buena amistad, pues ambos se entenderían mejor de los que cualquiera podría hacerlo…
Así entre trabajos, uno en la colmena, otro en el laboratorio, fue pasando el tiempo, los minutos se convirtieron en horas y cada uno regreso a su casa, sintiendo a la par ese vacío que los invadía al volver, porque ya no los recibía la calidez del otro…
Toda esa primera semana paso en una misma rutina para ambos, entre trabajo, la casa y la soledad. Ambos se sentían incompletos, pero uno de ellos era inconsciente de esto, sin embargo, cada vez que Morinaga le llamaba al final de un agotador día podía sentir esa extraña calidez en su interior. Y eso le molestaba mucho, todo lo que se saliera de su zona de confort lo irritaba, y lo que Morinaga causaba en el también. Por llamadas solían conversar de su día, de sus trabajos, de lo que hacían, de las nuevas amistades de Morinaga, que causó cierta molestia en Souichi, pero que evadió profesionalmente, y más trivialidades. De hecho, Morinaga hablaba y Souichi contestaba parcamente.
El lunes llego y con ese día llego la hora de las entrevistas en el laboratorio dos de la universidad de Nagoya.
Muchos se presentaron, uno más inútil que otro, lo único que buscaban era conseguir créditos extras, pero Souichi era demasiado estricto como para permitir a algún inútil hacerle perder su tiempo. Uno a uno fue entrevistando en compañía de sus dos asistentes, hasta que llegó el turno de una joven, su nombre era Naomi, de 24 años, una joven muy atractiva, de estatura promedio de 1,60 mt, cabello largo hasta la cintura completamente negro azabache y enormes ojos chocolates. Estudiaba la misma rama que Souichi, aparte de que sus objetivos se complementaban, y académicamente era sobresaliente, estaba entre las mejores de su curso, asique una vez terminadas las entrevistas, y no habiendo mejor opción, la solicito para que sea su nueva asistente.
Esa misma noche, Morinaga llamo a su sempai, no lo llamaba siempre, sabía que eso lo fastidiaba, y no quería cansarlo más de lo que seguramente ya estaba. Se contaron sobre su fin de semana, no hicieron mucho. Morinaga debía trabajar el sábado asique aprovecho el domingo para dormir hasta tarde, y luego hacer los quehaceres a profundidad, y también dejo comida hecha para la semana, así no debía llegar a cocinar, ya que llegaba completamente agotado luego de 12 horas de trabajo, era una locura. Mientras que Souichi le conto que no hiso nada fuero de lo cotidiano, paso el fin de semana en casa de su tía para estar un poco con su hermanita que había venido de visitas. Pero omitió a propósito la información de su nueva asistente, sabía que su ex kouhai montaría una enorme escena de celos y no quería tener que soportarlo.
El tiempo fue pasando, las horas se convirtieron en días, los días en semanas, y así, en un abrir y cerrar de ojos, transcurrió un mes y medio. Ambos hombres seguían manteniendo contacto por el teléfono. Después de lo sucedido aquella vez que Morinaga oculto su encuentro con Masaki, decidió jamás volver a hacer algo así, por lo que le contaba absolutamente todo, y sobre todo de su nueva amiga y sus preferencias, cosas que al pelilargo realmente le erizaba la piel, aunque haya aceptado las preferencias de su hermano y de Morinaga, no quería decir que aceptara a todo el mundo, sin embargo, no le recrimino, después de todo Morinaga era un hombre adulto y sabia cuidarse por sí mismo. Sin embargo, las cosas se ponían cada vez más difíciles para el peli azul era un calvario no poder tocar a su sempai, tenía necesidad casi todos los días, después de todo, la satisfacción no era la misma, no era lo mismo hacérselo a si mismo que hacerlo con su amado, entonces no estaba satisfecho. Pero, sobre todo, necesitaba sentir la presencia de su sempai a su lado, extrañaba mucho pasar un rato con él, compartir una comida, hacer las cosas cotidianas que solían hacer. Necesitaba volver a abrazarlo. Mientras que Souichi se liberó a sí mismo un par de veces, no le daba importancia a ese tipo de cosas, en realidad, las evadía cargándose de cada vez más trabajo, así no tenía oportunidad de pensar en nada que no fueran sus investigaciones. Y llegaba a casa tan agotado que apenas le alcanzaban las energías para darse un baño, prepararse una cena decente y quedarse finalmente dormido antes de que su cabeza tocara la almohada. Todas esas extrañas sensaciones que sentía por la ausencia del peli azul, las hacía de lado, no quería tenerlas, le hacía sentirse extraño, y lo llenaba de una gran irritabilidad.
Durante ese tiempo, Morinaga se hiso muy cercano a Nanami, ambos mantenían sus secretos guardados del grupo de amistades del trabajo, se hicieron muy buenos amigos, el cariño fraternal que se sentían iba creciendo con los días, y este cariño se extendió incluso a la pareja de Nanami, Megumi. Quien fue presentada en una cena que Morinaga realizo para ambas.
Megumi es una joven más baja que Nanami, de 1,55 de estatura, de 22 años, bastante dulce y delicada, criada en un orfanato, ambas se conocieron en un bar gay, ya que fue al primer lugar que Megumi fue al cumplir sus 18 años, cuando tuvo que dejar el hogar. No tenía a donde ir, estaba terminando la preparatoria, pero no podría ir a la universidad. Mientras que Nanami había ido para celebrar el haber obtenido un empleo en la farmacéutica. Fue amor a primera vista, Nanami se la llevo con ella a su departamento, y no la dejo ir, la cuido y protegió de todo, no le permitió trabajar, al contrario, prácticamente la obligó a seguir una carrera universitaria, y ella se encargó de todos los gastos, quería que su amor estuviera preparada para afrontar el mundo, no quería saber nada con que fuera mesera, no si ella podía impedírselo, así que Megumi se dedicaba a atender el hogar de ambas y a estudia medicina con especialidad en gineco/obstetra. Morinaga prácticamente se convirtió en un hermano mayor para ambas, ya que ninguna de las dos tenía familia, Nanami era Hija única, pero al igual que al peli azul, a ella la desterraron de su hogar debido a sus preferencias sexuales, con la diferencia que ella tuvo que valerse por sí misma ya que su familia le dio por completo la espalda.
Mientras tanto, en Nagoya otra era la historia. Naomi no necesito tanto entrenamiento, sabia trabajar excelente bajo la presión que imponía el tirano, era muy eficiente y proactiva, por lo que Miharu solo la ayudo un par de días como para ponerla al corriente, y luego de eso se marchó. En ese tiempo, Naomi se fue acercando a Souichi, en el laboratorio siempre estaba cerca, haciendo notar su presencia de manera muy sutil pero efectiva, utilizando tanto sus encantos físicos, pero más que nada, intelectuales. Pero muchas veces era muy directa, en las horas del almuerzo siempre se sentaba con Souichi en la cafetería, o si este se quedaba en el laboratorio ella también lo hacía, pero siempre buscando conversaciones que giraran en torno a las investigaciones que realizaban, así lograba captar el interés del despistado pelilargo, quien aún no se daba cuenta de las tretas de la joven.
Tadokoro noto las intenciones de Naomi, y eso lo tenía bastante incomodo, porque por lo que el mismo había visto, Souichi estaba en una relación con Morinaga, aunque jamás lo haya dicho, pero luego de lo ocurrido ese fin de semana era algo muy obvio, sin embargo, no sabía cómo abordar el tema con su sempai, si decía algo fuera del lugar temía que caiga sobre el la ira del demonio.
¡Al fin llegó el momento ansiado!, luego de mes y medio separados, Morinaga viajaría a Nagoya para pasar con su sempai las minivacaciones de cuatro días. Era miércoles y Morinaga decidió llamarlo a la hora del almuerzo para no importunarlo y darle las buenas noticias
-qué quieres Morinaga, estoy ocupado- decía con cierto tono de molestia en su voz, pero por dentro sintiendo una ligera emoción
-sempai que bueno que respondiste enseguida, mañana después de mi trabajo viajare para haya, iré a verlo sempai-
-ha que fastidio, ¿por cuánto tiempo piensas quedarte? - aunque sus palabras eran adustas y crueles, su corazón se saltó un latido ante esa noticia. Su mente no lo reconocía, pero su corazón estaba emocionado, ansioso por ese encuentro, por lo que empezó a latir desbocado saltando en felicidad. Cosa que Souichi reprimió inmediatamente. No aceptaba, no quería que un hombre le produjera cosas extrañas, estaba mal, él no era una colegiala ni un maldito homo como para sentirse así.
-me quedare hasta el lunes en la tarde, el martes debo estar de nuevo en mi trabajo- solo el silencio obtuvo como respuesta, por lo que unos momentos después, con tintes de tristeza contenida en su voz por quebrarse dijo -lo siento mucho sempai, me emocione porque te vería pero ni siquiera tome en consideración lo que tú quieres, no tuve la delicadeza de preguntarte si estabas de acuerdo con que fuera, lo siento mucho sempai, pero no se preocupe, no invadiré su apartamento, me quedare en un hotel, solo permíteme verte aunque sea un momento, te extraño tanto que ya no sé qué hacer-
Ante aquella suplica y aquel tono de voz que siempre usaba junto con su rostro chantajista que incluso no necesitaba ser adivino para saber que tenía esa cara respondió -no seas idiota, puedes quedarte en mi apartamento-
- ¿enserio? ¡Prometo no molestarte sempai! -
-sí, sí, lo que digas. ¿A qué hora llegaras?
-Estaré llegando cerca de la medianoche, iré en un taxi desde la estación a tu departamento-
-de acuerdo, comprare algo de cenar-
-gracias, muchas gracias sempai, al fin te volveré a ver-
-no empieces a fastidiar-
-no sempai, no lo hare, nos vemos mañana, te amo mucho-
-adiós-
Souichi no se había dado cuenta mientras hablaba, pero su nueva asistente lo miro extrañada, casi con molestia, por lo que Tadokoro aprovecho la oportunidad - ¿así que Morinaga sempai vendrá de visita? ¡Qué buena noticia!, ¿cómo le estará yendo en su empleo? -
-Si, viene por unos días, y le va bien- respondió secamente. No le gustaba que le hicieran tantas preguntas de su kouhai, sonaría extraño hablando tanto de él.
- ¿Quién es Morinaga? - pregunto Naomi a Tadokoro, sin disimular ni un poco su disgusto
-él era el primer asistente de Tatsumi sempai, es decir, nosotros somos sus relevos, ahora está trabajando en una prestigiosa farmacéutica en Shizuoka, es un chico muy inteligente-
-aahh, asique viene a visitar a su familia, y ¿de paso se queda con Souichi en su departamento? Que bien, que buen amigo es como para dejar que se quede en su departamento- decía fingiendo alegría, ella había escuchado rumores de Morinaga, no era algo seguro pero muchos sospechaban que era gay, también había escuchado sobre la homofobia de Souichi, por lo que nadie entendía aquella extraña relación que tenían esos dos, y eso no le gustaba, ella le había puesto los ojos encima a Souichi y no era del tipo que se rendía, no quería nada serio, a decir verdad era una chica bastante liberal, no le gustaba tener noviazgos, solo quería un buen revolcón, y Souichi aparte de inteligente es muy sexi, quería llevárselo a la cama, y realmente era un reto enorme, era muy conocido el tipo de persona que es el pelilargo, y también que es muy difícil acercarse a él, no acepta a cualquiera, y el único que había logrado acercarse y obtener el supuesto título de amigo era Morinaga, asique se lo tomo mucho más personal pues su ego y vanidad femenina estaban en juego.
-bueno en realidad, él no es de esta ciudad, es de Fukuoka-
-entonces ¿Por qué viene aquí? - pregunto mirando a Souichi, con ojos disimuladamente acusadores, quien estaba escuchando toda la conversación y con la paciencia al límite y un aura negra asesina que los alerto del peligro dijo:
-si no quieren que les dé el doble de trabajo o los corra a patadas de mi laboratorio, más vale que se callen y se pongan a trabajar par de vagos-
-si sempai- dijeron al unísono, y guardaron silencio el resto de la hora antes de irse cada uno a su clase.
Al día siguiente, Souichi salió temprano de su laboratorio, él no era para nada ordenado con las cosas del hogar, asique se fue rápidamente a dejar todo en orden en su departamento, si no tendría que soportar a su exasistente hasta altas horas de la madrugada limpiando, ese hombre sí que era bastante obsesivo con el orden y la limpieza, y luego fue al mercado cercano y compro dos cenas y un vino para ambos. Estaba bastante nervioso con la próxima visita, y aún faltaban dos horas para su llegada asique se dio un baño caliente para relajarse, luego se hiso un café, y se sentó en el sofá a ver televisión, unos documentales sobre agricultura que tanto le gustan, así se desentendió del tiempo y cuando quiso acordar, ya Morinaga se encontraba del otro lado de la puerta golpeando, asique Souichi fue a abrirle
-Bienvenido- lo saludo secamente
-Gracias sempai, perdón por la intromisión-
-Esta es tu casa también, pasa, deja las valijas en la sala-
Luego de dejar las valijas, el peli azul le dio un fuerte abrazo a su sempai, acunando su rostro en su pecho, y aspirando el suave aroma que emana de su cabello, en un susurro le dijo -te he echado tanto de menos sempai- elevando el rostro del pelilargo, viendo con sus brillantes esmeraldas el par de oros fundidos, acaricio suavemente su mejilla acunada en una de la palma de su mano, acaricio delicadamente sus finos labios y le beso suavemente, transmitiéndole esa paz y tranquilidad que sentía al volver a verlo otra vez después de lo que para él significo una eternidad. Souichi solo se dejó mimar, ya no valía la pena llevarle la contraria, después de todo, siempre se salía con las suyas, aparte debía de admitir que al fin se sentía mejor, sentía esa calidez en su corazón que hacía mucho no sentía.
-tampoco exageres, solo ha pasado un mes y medio-
-lamento ser tan emocional sempai, pero es que me sentí morir cada día que no te tuve a mi lado-
-tu sí que no conoces la vergüenza, ya deja de gimotear y vamos a cenar, aún no he comido nada y tengo hambre-
-si sempai, gracias por comprar la cena, pero los días que yo esté aquí me encargare de cocinarte, iremos al mercado así antes de irme dejo comida hecha para unas semanas para ti-
- no fastidies, yo se atenderme perfectamente, no soy un niño Morinaga-
-lo sé sempai, es solo que me gusta cocinarte porque a ti te gustan mis comidas, déjame mimarte así, no seas cruel-
-haa ni modo, me ahorras el tener que llegar a cocinar, de acuerdo-
-bien, esto ya está caliente asique vamos a comer, luego, ¿podrías prestarme tu ducha?, me vine derecho del trabajo para no perder el tren-
-debiste haber venido mañana, así hubieras venido en calma-
-también lo pensé, pero hubiera sido una noche desperdiciada-
- ¿haaa?, escucha gusano, que no se te ocurra hacer nada extraño o dormirás en la calle- decía temblando Souichi a sabiendas de lo que esas palabras significaban.
Aprovechándose del malentendido, Morinaga se acercó caminando sensualmente hacia su sempai, le dio un casto beso sobre los labios que lo tranquilizo instantáneamente y dijo con su voz profunda y susurrante -no haré nada que sempai no quiera, vamos a cenar ¿sí? -
Así, en silencio se sentaron en la alfombra, dieron gracias por la comida, y cenaron tranquilamente, y mientras Souichi preparaba todo para dormir, incluso un futón para Morinaga, este se daba su tan necesitado baño. Al salir vio al lado de la cama de Souichi el futón
-dormirás ahí ¿entendido? - dijo con molestia en su voz
Morinaga ya se veía venir esta escena de parte de su sempai, después de todo es un hombre muy difícil, asique con una sonrisa delicada, acariciando suavemente, incitantemente el borde de la cama del pelilargo se fue acercando serenamente a Souichi que se encontraba del otro lado de la habitación, lo envolvió en sus brazos, y sensualmente le susurro en su tan sensible oído, provocándolo -no te dije que, si dormía en el piso, al levantarme ¿estaría en tu cama? -
Con dificultad ante esa provocación, y con un extremo sonrojo, Souichi respondió - ¿no dijiste que no harías nada que yo no quisiera? -
Con toda seguridad y confianza volvió a susurrarle con su voz profunda en su oído… excitándolo… -haré, que quieras- dicho esto, atrapo los labios en un beso profundo y demandante, cargado de toda esa pasión contenida que aun en la distancia, su sempai provocaba en él. Sus cuerpos comenzaron a arder rápidamente, Souichi inmediatamente comenzó a temblar ante ese arranque de lujuria de su ex kouhai, sus rodillas comenzaban a perder sus fuerzas, sus pulmones perdían hasta la más mínima gota de oxígeno, su razón quedaba completamente en el olvido. Era increíble lo que solo un beso de Morinaga provocaba en él. El peli azul no dudo ni un instante en levantarlo, besando con desenfreno su cuello, mientras con una mano lo sostenía del trasero y con la otra tocaba una de sus tetillas dejando un rastro ardiente por donde tocaba, entre constantes "te amo, te necesito, te deseo" hiso que rodeara sus caderas con sus piernas arrinconándolo en la pared, mientras frotaba su miembro con el de su amado, arrancándole suspiros y gemidos de placer, que lo encendían aún más, - ¿y sempai? ¿Aún me vas a decir que no quieres?, estas tan duro, tanto como yo-
-ca-cállate, tu siempre estás en celo- decía dificultosamente por el ardor que su cuerpo sentía
-anda dime, ¿quieres hacer el amor conmigo? Si no me lo dices claramente, sabes que no lo pondré- decía mientras se frotaba con más insistencia, mientras que con su mano apretaba con más fervor su tan delicada y sensible tetilla, mientras acariciaba con su lenga hirviente detrás de su oreja
- haaa mmm ngn aahh mal-maldito gusano, ngn, no me preguntes ahh esas cosas, sabes q-que no aahhh me gus-ta mmgnn- apenas y podía hablar, un incendio se estaba desatando en su interior, y Morinaga no hacía más que seguir echando combustible al fuego. No se había dado cuenta antes, pero tenía mucho deseo sexual acumulado, era tanto que sentía que podría venirse solo de esa forma.
Sin pensarlo, Morinaga lo sentó en el borde de su cama sin despegarse de sus labios, transmitiéndole su amor en un cálido y deleitable beso mientras se desprendía de la ropa de ambos, dejando un rastro ardiente con el paso de sus suaves y delicados dedos sobre la piel de su adorado. Poco a poco lo recostó sobre la cama, seduciéndolo, cautivándolo como solo él sabe hacerlo. Esa noche se conectaron de un modo totalmente diferente, no tuvieron sexo, tampoco hicieron el amor, la conexión de ellos iba mucho más allá de lo inverosímil. Como si sus almas se reconocieran, como si se hubiesen pertenecido desde una eternidad, transmitiendo sentimientos inmortales desde lo más profundo de ambos corazones, desde lo más insondable de sus esencias. Esa noche se amaron de mil y una forma, enlazándose una y otra vez hasta que la extenuación de sus cuerpos les demando descanso, yaciendo sobre el lecho sin energías, más que para estrecharse en un abrazo afable, dejándose llevar por el sueño, durmiendo tan profundo y placenteramente como hace mucho no lo hacían.
La mañana llego encontrando a ambos hombres aun durmiendo. Morinaga sabía que su adorado se había tomado libre esos días que el estaría, creyendo erróneamente que era para pasar tiempo con él, asique los aprovecharía al máximo. Eran las 9 am, decidió levantarse y darse un baño, al salir, despertó a su amado que aún seguía dormido.
-sempai, sempai despierta- le decía insistentemente removiéndolo con bastante fuerza.
-ya deja de fastidiar, ya me desperté-
-rayos sempai, en verdad duermes como un muerto, levántate y date un baño en lo que yo preparo el desayuno ¿sí? Hay algo que quiero decirte asique por favor no tardes-
-maldición Morinaga, siempre haces eso, tratándome como un niño, deja de hacerlo ¿quieres? -
-no es eso sempai, discúlpame que sea tan molesto, es solo que quiero complacerlo, ¿acaso es muy extraño querer complacer y mimar a la persona que amas? ¿tan extraño es para ti sempai? -
-quita ese rostro chantajista, ya entendí, ya me levanto-
Así, ambos hombres se dirigieron a lo suyo, Morinaga preparo un desayuno bastante surtido, con diferentes tipos de alimentos, aunque sencillos, también nutritivos, una vez todo listo, ambos se encontraron sentados frente a frente, estaban hambrientos, necesitaban recuperar las energías pérdidas durante la noche. Ya una vez satisfechos Souichi pregunto -bien, ¿que querías decirme? -
-vera sempai, aunque he vivido varios años aquí en Nagoya, entre la universidad y el trabajo de medio tiempo, no he tenido mucha oportunidad para conocer la ciudad, y como ambos tendremos estos días libres quería saber si estaba de acuerdo en que hiciéramos una especie de turismo juntos, la última vez que salimos fue cuando fuimos a Fukuoka hace ya bastante tiempo, que dice, ¿está de acuerdo? -
-mmm si tienes razón, a decir verdad, aunque toda mi vida viví acá, tampoco conozco mucho este lugar, me agrada la idea de salir un rato, pero te advierto una cosa- dijo de golpe apuntándolo con los palillos -donde se te ocurra hacer alguna estupidez en público, te juro que no solo te matare, si no que tendrás que volverte a Shizuoka porque no te dejare entrar aquí ¿me oíste? -
-que genio sempai, no se preocupe, jamás me atrevería a avergonzarlo en un lugar público, puede estar tranquilo de eso-
-bien, ¿Qué tienes planeado? -
-estaba pensando en visitar el Castillo, el día de hoy se celebra un festival a partir de las 16:30, y quisiera poder tener una guía turística por el lugar antes de que inicie el festival, y también quiero ver los cerezos antes de que terminen de secarse, la primavera está llegando a su fin y aún no he tenido tiempo de observarlos, prepararé el almuerzo y comeremos allí, podremos ubicarnos en los jardines del lugar, buscare un lugar apartado para que estés cómodo-
-si con eso te voy a sacar de encima de mi por unas cuantas horas estoy de acuerdo, ¿a qué hora nos vamos? -
-que cruel, preparare el almuerzo, ¿tu podrías lavar la loza? Así nos iremos cuanto antes-
-bien-
Morinaga estaba feliz, al fin tendría una cita con su amado después de tanto tiempo, pero no se atrevió a nombrarlo como tal, no quería ser hombre muerto. Luego de terminar con el que hacer, guardaron sus vestimentas tradicionales en una mochila y finalmente ambos hombres partieron a la estación del tren con destino al castillo
Llegaron cerca del mediodía, por lo que apreciaron el hermoso lugar, aun las flores estaban en todo su esplendor por lo que los jardines rebozaban en aromas, colores y gloria, y detrás de ellas se alzaba el majestuoso castillo, con su esplendoroso diseño tradicional, cuya reconstrucción, hecha con hormigón, incorpora un gran zócalo de piedra construido con la técnica ogi kobai, en la que el muro se curva al exterior como tobogán, con esquinas muy vivas. Sobre este zócalo se eleva la estructura de madera, que va creando cubiertas muy tendidas con grandes aleros puntiagudos tradicionales de la arquitectura japonesa. La cubierta se resuelve con tejas de bronce, y cuya cúpula es adornada por dos grandiosos peces dorados con cabezas de tigre, utilizados como talismán para prevenir futuros incendios.
Allí se podía observar ya a algunas que otras personas que andaban con el mismo motivo que ellos, tener una guía turística por dentro del castillo y conocer su historia, también estaban comenzando a montar el festival, aún faltaban unas cuatro horas para el evento.
Asique primero decidieron almorzar, Morinaga no quería iniciar aun con el turismo sin antes alimentar a su sempai, se ponía muy irritable en medio de las multitudes, y tenerlo irritable y encima hambriento era una experiencia que no quería vivir, asique observando todo detenidamente, encontró un paseo, un camino muy angosto que guiaba hacia lo que parecía un pequeño bosque, ambos se adentraron por allí, y oculto entre los árboles, muy distanciados uno de otro, habían mesas con bancas de concretos, que fueron construidas justamente para que los visitantes del lugar pasaran una cómoda velada. Se ubicaron en un espacio que parecía estar más oculto que el resto de las mesas, ya que lo rodeaban mayor cantidad de árboles y diferentes vegetaciones, allí se acomodaron mientras Morinaga dispuso todo para el almuerzo, colocando un mantel sobre la mesa, los alimentos que eran muy nutritivos y les ayudaría a preservar las energías para el resto del día, los palillos, también había llevado un té verde y una fuente con frutas cortadas. Durante lo que duro el almuerzo, los hombres mantuvieron una agradable charla sobre algunos temas como sus trabajos, sus expectativas para ese día, el clima agradable y otros asuntos triviales.
Cuando el almuerzo se terminó, Souichi noto cierta tristeza en la mirada de su ex kouhai, que intentaba ocultar tras esa sonrisa que le regalaba.
-Morinaga, si tienes algo que decir, solo dilo, sabes que esa cara que pones no me gusta-
-lo siento sempai, no me di cuenta de que estaba haciendo una cara rara-
-no es rara, pero se nota que estas triste, y que intentas ocultármelo, ¿acaso no me tienes suficiente confianza como para decirme lo que te molesta? -
Con la mirada perdida en algún punto y con la tristeza pintando su voz respondió -no es eso, solo que a veces me pregunto, si yo hubiese sido una chica, si hubiera sido posible tener una cita normal contigo, es decir, poder caminar contigo tomados de la mano, o poder robarte un beso sin que me mates en el proceso, no sé, siempre quise hacer las cosas comunes que suele hacer una pareja, nunca eh tenido una oportunidad así, y me preguntaba si siempre será así, si siempre tendré que esconder este amor que siento por ti, porque aun ni siquiera en la intimidad se me ha sido permitido poder sacar afuera todo este amor que te tengo- luego de unos momentos sin respuestas agrego cabizbajo -lo siento sempai, sé que a ti este tipo de cosas no te agradan, yo soy muy emocional y es difícil evitar tener ese tipo de deseos, lo siento- el joven no se había dado cuenta, pero de sus irises esmeraldas cayeron dos pequeñas lagrimas que no alcanzaron a perderse en su barbilla, ya que sin darse cuenta, su amado pelilargo acuno su rostro en sus manos, con sus pulgares en un delicado gesto enjugo sus lágrimas, y sin detenerse a pensarlo rozo sus labios con los del peli azul en una delicada caricia.
Un hermoso gesto de su parte, ya que eran escasos los momentos en los que el solía tomar algún tipo de iniciativa, pero, si se hubiera detenido a observar solo un poco a su alrededor tal vez no habría tenido ese afecto en ese momento, pero bueno, las ruedas del destino comenzaron a girar en ese preciso instante, porque el solo por pasar un pequeño detalle por alto, puede ocasionar un enorme giro a su destino, ahora, si es para bien o para mal, eso solo dependerá de las decisiones que tome de ahora en adelante. Pero lo hecho, hecho estaba.
-No digas eso, no es que no quiera que lo hagas, pero trata de comprender, eso sería exponernos ante el escrutinio de las personas, nos juzgarían y muchos no tienen buenas intenciones, tú sabes que no me gusta que me juzguen, y el que te haya aceptado a ti no significa que quiera someterme a eso, no quiero someterme a la burla de las personas. Tú sabes que no soy gay, que solo te he aceptado a ti, por tratarse simplemente de ti, y eso nadie lo entenderá, me juzgaran por algo que no soy, y eso no lo acepto, por eso, no te sientas triste y no pongas esa cara, no me gusta ¿de acuerdo? Estarás aquí solo cuatro días, y después no sabemos cuándo volverás, asique te pido que disfrutemos de estos días- su voz tenía ciertos tonos de molestia y desesperación, quería que Morinaga lo entendiera y no lo presionara.
-tienes razón sempai, lo lamento- dijo levantándose lentamente y comenzando a juntar el desorden del almuerzo -en 15 minutos comienza la guía dentro del castillo, ¿vamos yendo? -
-para eso estamos aquí ¿o no? -
Así entre los dos guardaron todo, y se dirigieron hacia el castillo juntándose con el resto del grupo compuesto por alrededor de unas cuarenta personas.
Continuará….
