Sus hombres se merecen esto. La ciudad se merece esto. Por entre el bullicio de los gritos y las risas y los músicos y las jarras de cerveza chocando, Olivia sonríe; levanta su propia jarra y brinda sólo una vez a la salud de quienes no están.
Si le sorprende ver la de su hermano alzada a su lado, no lo deja ver.
(Pero cuando Alex la saca a bailar, acepta)
Amestris se merece esto, en verdad.
