Todos los niños de la PS. 118 estaban emocionados por la pequeña fiesta de navidad que harían en la escuela, ya habían pasado 2 años desde que habían salvado el vecindario de su destrucción, al año habían vuelto los padres de Arnold a Hillwood, después de que fueron rescatados por Eduardo el amigo de estos, Arnold estaba feliz y realmente lo ocurrido en aquella azotea había quedado en el olvido tanto para el como para la rubia de listón rosa o al menos eso pensaba.

Todos se encontraban en el salón donde los niños platicaban y discutían sobre a quién invitarían el día del baile de navidad, además de que sería el último para ellos, pues el año entrante saldrían de la primaria.

Helga observaba todo malhumorada desde su asiento, ya no tenía una sola ceja, Olga le había llevado al salón de belleza para realizarle un cambio y sus coletas fueron remplazadas por una diadema y un pequeño flequillo en la parte de enfrente, que cubera levemente parte de su frente para ser sujetado con la misma diadema, su vestido fue remplazado por ropa nueva, aquel día llevaba unos botines negros con una falda de mezclilla, medias color carne, un suéter rosa pegado y un gorrito color rosa con azul, realmente lucia hermosa.

-Bueno niños, tomen asiento por favor

Todos guardaron silencio mientras prestaban atención al profesor, Arnold estaba distraído en realidad llevaba mucho tiempo ya distraído, desde hace tiempo…

-Bien el baile de navidad es mañana, les recomiendo que cualquier cosa que les haga falta lo hagamos ahorita para que puedan ir a sus casas a descansar para el gran día ¿Qué les parece?

Todos vitorearon mientras se levantaban para ir con sus respectivos equipos y repasar si todo estaba listo.

-¿Helga?

La rubia estaba distraída pensando en lo idiota que era el mantecado cuando fue sorprendida por este sonriéndole frente a ella -¡¿Arnold?!...quiero decir… ¿Qué te pasa estúpido cabeza de balón? ¿Acaso quieres matarme de un susto?

-Realmente espero que no pase eso… -Susurro un poco pensativo y mirando a la rubia de manera extraña.

-Bien eso fue extraño, pero dime ¿Qué se te ofrece?

-Queríamos ver si todo está en orden, Phoebe y Gerald verán la parte de la música y tú y yo veremos el decorativo del gimnasio ¿Vamos?

-Bien

Ambos salieron del salón para ir al gimnasio, el cual había sido decorado por globos blancos y azules, por arboles pintados de blanco, muñecos de nieve hechos con pelotas de fomi, estrellas en el techo simulando la nieve, de color azul y blanco, las mesas del mismo color bien acomodadas, la pista de baile con la gran esfera de color azul en medio.

-Creo que todo está en orden –Dijo Arnold sonriendo

-Si eso parece, bueno…entonces ya podemos irnos, andando

-Espera –Dijo tomándola de la mano

-¿Qué?

-Yo…Helga quisiera hablar contigo –Dijo algo nervioso, mirándola a los ojos, aquellos años le habían ayudado pues ahora estaba más alto que la joven, al menos ya la había rebasado por cinco centímetros.

-¿De qué?

-De lo de industrias futuro, nunca quieres hablar del tema.

-Porque…quedamos en que solo fue el calor del momento ¿No recuerdas?

-¿Segura que fue eso?

-¿Porque demonios te interesa ahora?

-Solo quiero saber la verdad…

-Esa fue la verdad, fue todo por la maldita presión…

-Nadie diría eso solo por el calor del momento.

-Tú mismo lo dijiste ¡Arnoldo!

-¡Era verdad entonces!

-¡No!

-¡¿Porque demonios no…?!

-¡Ya te dije que solo fue el calor del momento, Arnold, en eso quedamos, no entiendo tu cuestionamiento dos años después así que…adiós!

Arnold la soltó pero como la sujetaba con fuerza la rubia se balanceo un poco y antes de que tropezara él la tomo nuevamente pero el movimiento provoco que el fleco de Helga cayera por completo en su rostro haciendo que se le cubriera un ojo, Arnold la miro sorprendido y ella se sonrojo fuertemente pues pensaba en lo mismo que él.

-¿Ce…Cecil?

-Soy Helga, genio –Dijo sarcásticamente mientras se zafaba y huía del lugar sin dejar que el rubio dijera algo más.

-¿Cecil? –Susurro llevándose una mano en su cabellera frustrado por no entender a la rubia.

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-¡Demonios! Eso era todo lo que faltaba para la relación que ya teníamos el cabeza de balón y yo, no lo puedo creer ¿Porque demonios deje que Olga me dejara este flequillo de largo? –Decía mientras pateaba un bote de basura –Dudo que Arnold pueda ser más tonto de lo que es, para no atar cabos.

-¿Helga?

-¡Phoebs! ¡Demonios no me asustes así!

-Lo siento, es que iba a avisarte a ti y Arnold que ya nos podemos ir –Dijo nerviosa y preocupada por su amiga

-Bien, larguémonos de aquí

-Yéndonos

Ambas se dirigieron a sus casilleros que se encontraban juntos, entonces fue cuando la rubia recibió algo que le alegro un poco y a la vez le molesto por no saber de dónde provenía.

-¿Qué rayos…? –Dijo mientras sujetaba lo que encontró en su casillero era una hermosa rosa blanca, donde tenía atada una carta de color rosa, al menos el sobre era rosa.

-¿Qué es eso Helga?

-No lo sé, eso quisiera saber –Susurro mientras abría la carta y dejaba la rosa en su mochila.

"Mi estimada señorita Pataki

Espero que no se moleste y sea hombre muerto, por la manera en la que le hago esta petición, pero me encantaría que fuéramos juntos al baile de navidad el día de mañana y si no es mucho pedir que nos veamos antes, puede ser en Slaussen's hoy a las 6 de la tarde.

Estaré esperándola,

Con amor

Un admirador."

-¿Un admirador? –Se preguntó, aunque no le sorprendía desde su cambio muchos chicos la volteaban a ver y uno que otro con agallas se atrevía a invitarla a salir pero ella siempre denegaba.

-¿Iras?

Phoebe estaba ansiosa por que su amiga saliera con alguien más y así darse la oportunidad de olvidar al mantecado, porque odiaba verla sufrir.

-No se…no creo

Cerró el casillero y se dirigió a la salida, sin percatarse de que un joven rubio les miraba desde lejos.

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Eran ya las 6 de la tarde y la pequeña rubia caminaba por la acera evitando la nieve, había estado debatiéndose entre sí asistir o no asistir a esa cita, pero ¿Qué demonios? Era época navideña, haría su buena obra para que así pudiera pedir lo que deseara a santa.

Llego a Slaussen's, entonces se encontró con alguien inesperado -¿Brainy?

-Hel...Helga –Dijo sonriendo sin poder creer su suerte de encontrarse a aquella rubia

-¿Qué…que haces aquí?

-Em…no…no lo se

-¿Tu no me citaste, cierto?

El joven abrió sorprendido los ojos y lentamente negó con la cabeza, lo cual hizo que la joven se desilusionara aún más.

-Nos vemos luego…debo…entrar –Dijo la joven ingresando al lugar sintiéndose tonta buscando a alguien que ni sabía cómo era.

-¿Señorita Pataki?

La rubia se giró rápidamente y se encontró con el mesero –Si

-La están esperando por acá –Dijo sonriendo el joven algo que hizo poner nerviosa a la rubia, sin protestar lo siguió a la parte de arriba donde estaba prácticamente solo.

-¿Aquí?

-En realidad en esta habitación –Dijo abriendo la puerta a la terraza –Aquello aun no lo terminan de reparar

La rubia ingreso al balconcito donde había una mesa con más rosas blancas y con otra carta, así mismo había una gran malteada de chocolate y mucha crema batida y cereza.

-¿Qué…? –No tenía palabras para describir lo que estaba sintiendo, el mesero solo le señalo que aguardara ahí y se retiró.

La rubia se acercó a la mesa, tomando la carta que había en ella y comenzó a leer.

"Hola mi princesa,

Veo que si viniste y no sabes qué alegría me da que estés leyendo esta carta que escribí con amor para ti, aun no puedo creer que haya sido siempre tan ciego en no darme cuenta la gran belleza que había en la escuela, eres tramposa, pues no compartes con nadie la extraordinaria y hermosa persona que eres, pocos logran llegar a ella ¿Cierto?

¿Aún no sabes quién soy? Bien pensé que con la primera carta quedaría en claro algo pero si no espero que con esta quede claro de quien soy…sé que tu color favorito es el rosa y por eso siempre llevas ese listón aunque ahora lo uses como diadema.

Sé que te gusta molestar, pero en el fondo eres una persona extraordinaria e impresionante, sabes que….voltea…encontraras a la persona que no ha dejado de pensar en ti ni un momento.

Te suena 'me gusta tu moño rosa porque….es rosa como tu ropa'

Atentamente

A.P.S

Voltea"

La rubia quedo petrificada antes de encontrarse con aquel joven rubio que le miraba sonriente detrás de ella.

-Me gusta tu moño –Recito de nuevo –Porque es rosa como…

-Tu ropa –Dijo la joven con lágrimas en los ojos -¿Lo recuerdas?

-Jamás lo olvide –Dijo sonriente

-Arnold –Susurro sorprendida -¿Qué…?

-Helga, te amo –Dijo una vez cerca de ella, la joven se sentía morir aquello no podía estar pasando, era increíble que Arnold estuviera frente a ella declarándosele, no podía ser verdad, estaba muerta de miedo, de emoción y de felicidad, no entendía bien como, pero simplemente ya su mundo estaba en otro lado ahora solo existían esos ojos verde esmeralda que tanto amaba y la hacían flotar en la infinita galaxia.

Su mayor grande deseo que siempre habia soñado ahora se cumplia, de una hermosa forma, aquel regalo, aquel deseo de navidad, habia llegado por fin a ser un hermoso sueño y milagro navideño para ella.