Bueno, aquí estoy con este intento de FanFic, no soy buena con esto y bueno… me gusta probar…, ¡nah, que bah! Lo hice porque esta idea me estaba torturando hace casi dos semanas y no aguantaba una voz interna que me decía, "angie, haz la historia, angie, hazla ahora mismo", y bueno, como verán, le obedecía…, ¡okas, okas!
InuYasha, aunque lo odie, le pertenece cien por ciento a Rumiko Takahashi.
¡¿Por qué?! Pero algún día será mío... ¡Muajaja! xDDD Hasta entonces..., nos vemos abajo
Cupido
por
Angellasttrue
Capitulo 1: Es cosa de suerte.
No sabía si era por su suerte de perro, bueno…, se tenía que deber a eso, ¿a qué más? En todo caso, su suerte había servido para ahuyentar a otra de sus citas, ¿qué tenía el amor contra él? No era que estuviese enamorado hasta las patas de la chica, pero… ¡No iba a pasar toda una vida esperando una cita que sí salga bien!
Resopló al ver como la chica con la que iba a tener la cita hablaba y babeaba los zapatos del físico culturista que estaba fuera del café, un hombre que parecía casi de dos metros, sin bromear, una piel tostada, ojos café y sin cabello alguno en su cabeza.
Hizo una leve mueca…, ¿qué le había visto a ese palote con músculos y además calvo? Volvió a resoplar y tomó un sorbo de su cerveza, sinceramente, si él fuera una chica, se elegiría, ¡y no era porque tenía su auto estima demasiado alta! Sino que con su cabello oscuro, casi como la noche, corto y desordenado, piel morena, ojos dorados, bien parecido, con uno que otro músculo, ¡casi un Dios! Bien, eso era una exageración, pero… ¡Había que estar ciegos para…!
Su mandíbula de desencajó al ver como una gran cantidad de chicas rodeaba al hombre que le había robado su cita…, ¿qué pasaba con el mundo?
Demonios, no podía regresar y decir que no pudo hacer su cita porque un calvo se la robó, eso era caer demasiado bajo a su gusto y de seguro Miroku se reiría sin parar en el suelo por su derrota. Oh, si. Miroku, su querido amigo y compañero de departamento.
Dejó caer su cabeza a la mesa y mandó su buenas maldiciones a cuanto santo se le cruzó por la cabeza, ¡demonios, no podía tener demasiada mala suerte!
- Disculpa… ¿estás bien? – escuchó la voz de una muchacha, pero no elevó su cabeza, lo que preocupó a la chica – oye…, ¿si quiera estás vivo?
- para mi mala suerte, es un si – murmuró levantando la cabeza y observando como su chica parecía haber recordado algo y ahora lo miraba asustada – oh, genial, falta que sala corriendo – gruñó, sintió como un dedo pinchaba su cabeza y lo tomó con su mano, le fulminó con la mirada a la muchacha y parpadeó confuso al ver la ceja alzada de ella - ¿Quién demonios eres tú? ¿Te conozco?
- para mi suerte, es un no – respondió ella sonriendo irónicamente por su respuesta y quitando su dedo de la mano del chico – en serio, no te conozco, pero cuando vi que tu cabeza chocó fuertemente con la mesa…, bueno…
- ¿me estabas mirando? – preguntó orgulloso.
- de hecho, no a ti, al sujeto de afuera – dijo apuntando al físico culturista – y de repente posé la vista en ti y… se te cayó la cabeza.
- Oh – fue lo único que dijo, la muchacha le sonrió, le iba a decir algo, pero su teléfono celular comenzó a sonar, por lo que se disculpó y se alejó de él, para tomar una mesa al otro lado del café. Observó su cabello azabache liso al comienzo y ondulado al final, tenía ojos cafés, casi como chocolates, con la piel morena, pero no tanto, era un poco más baja que él y si comparaban estaturas y por las grandes ropas que utilizaba no logró ver muy bien su figura. Traía unos pantalones negros y anchos, que tapaban la mitad de sus zapatillas, al igual que un chaleco que parecía haber sido extremadamente estirado, ya que ella estaba casi nadando dentro de esa prenda de vestir.
La observó charlar animadamente con alguien con su teléfono celular, entonces descubrió que tenía una hermosa sonrisa…, y pocas personas tenían una sonrisa hermosa…, bueno, no pocas, pero de todas las que había visto, esa chica iba al número uno.
- ¡Lo siento, lo siento! – escuchó que alguien exclamaba y tapaba su campo de visión, frunció el ceño y elevó su mirada, pero luego suspiró y apuntó al asiento, para luego ver como la chica que había tapado su visión a la morena – Lo siento, de veras, no te enojes, ¿vale, InuYasha?
El chico asintió y elevó una mano, no tardó más de un minuto para que una camarera esté al lado de su mesa.
- ¿Qué quieres, Kikyo? – le preguntó InuYasha a la chica, entonces ella asintió y comenzó a ordenar, él se le quedó mirando…, su cabello café oscuro, casi azabache era largo y tenía una chasquilla recta en su frente, era albina, con ojos cafés, su cuerpo era esbelto y muy, pero muy provocativo para cualquier hombre, bien parecida, casi del mismo porte que la chica que se había acercado a él…, entonces sintió la mirada de Kikyo en él - ¿Qué?
- ¿Qué va a pedir, señor? – escuchó la voz de la camarera.
- oh…, bueno, lo que pidió Kikyo.
- dos jugos de piña con dos tarta de chocolate, hecho – le informó la señorita, pero para cuando InuYasha iba a replicar, la camarera ya se había ido, había dejado la nota en una pequeña ventanita y se había acercado a la otra muchacha.
- ¿InuYasha, estás molesto conmigo?
- ¿Qué? – preguntó de pronto, la verdad… estaba muy demasiado pendiente de lo que hacía la otra muchacha.
- te pregunto si estás enojado conmigo.
- ¿Por lo del calvo? ¡No, que bah! Si lo importante es que hayas llegado – dijo tratando de sonreírle y no mirar a la otra muchacha, pero al mirar de reojo como la camarera se sentaba frente de ella y le sacaba más sonrisas, le produjo inquietud, ¿ella era conocida del dueño de ese lugar o solo de la camarera? No lo sabía, y es que esa era la primera vez que iba a ese café.
- InuYasha, te estoy hablando – le trajo a tierra nuevamente Kikyo – te dije que no era calvo…
- pues para mí, los que no tienen pelo en la cabeza, son calvos.
- no, lo mismo pensé yo, por eso le pregunté, pero me dijo que él se había hecho ese corte.
- Oh, pues no le viene, se le nota la cabeza demasiado grande – dijo apoyando su mejilla en su mano para ver hacia fuera y no mirar a la muchacha…, ¡tenía que recordar su suerte! Además, ni siquiera la conocía y…
- InuYasha…, ¡te estoy hablando! – exclamó Kikyo, InuYasha la miró aburrido y negó con la cabeza.
- lo siento, me duele la cabeza, además que en pocas semanas entro a clases a la universidad, tengo la cabeza…
- su orden – escuchó la voz de la camarera, entonces regresó su vista hacia ella y trató de sonreír – para usted y su novia.
"Su novia"
Se tensó ante la palabra, pero no dijo nada, esperando a que Kikyo fuera la que reprochara a la chica, pero no escuchó nada, por lo que regresó su vista hacia Kikyo y suspiró. Estaba sonriente y radiante.
El sonido de un celular comenzó a sonar y Kikyo, rápidamente buscó el suyo en su cartera.
- ¿Alo? – contestó - ¡Oh, Yuki! – InuYasha colocó los ojos blancos y miró a la muchacha que miraba la pared y movía su mano sobre un cuaderno, quizás estaría escribiendo o dibujando, quien sabe – Lo siento, pero… - sintió en él la mirada de la camarera y la buscó con la mirada, estaba al lado de la ventanita y le miraba con una ceja alzada – estoy con InuYasha – dijo Kikyo, y el aludido, al escuchar la mención de su nombre, miró a la chica – no…, ¡claro que no, tonta! – suspiró y se estiró levemente, luego miró el techo y apoyó su espalda completamente en el respaldo de la silla – de acuerdo, pero esta me la pagarás, ¿de acuerdo, Yuki? Vale, vale, adiós – observó como Kikyo suspiraba y miraba apenada el pedazo de torta que había frente de ella y que ni siquiera había podido tocar.
- ¿Qué pasa, Kikyo? Le preguntó cuando la muchacha se había levantado.
- Yuki me llamó y me dijo que necesita de mi ayuda urgente, ¡de muerte! Y, bueno…, InuYasha…
- de acuerdo, ve, de todas maneras, tengo la cabeza en cualquier parte – musitó dejando caer su cabeza sobre la mesa y le sonrió a Kikyo, que sonrió y besó su frente, le murmuró un leve "Gracias", y salió de allí. Recién en ese momento, pudo posar su mirada tranquilo en la muchacha, pero esta se comenzaba a levantar, guardaba sus cosas en un bolso, se lo colocaba de tal manera que cruzara su pecho y llamó a la camarera. Ella le entregó el dinero de lo que había servido y se preparaba por salir.
- Adiós – le dijo la muchacha cuando pasó por su lado, pero InuYasha sujetó la muñeca de la joven, deteniendo su caminar - ¿Qué sucede? – preguntó volteando su mirada hacia el joven de cabellos oscuros.
- ¿no quisieras compartir un bocadillo conmigo?
- ¿sobras de tu novia? No, muchas gracias, aunque las aceptaría otro día, pero ahora voy apùrada.
- oh.
- bueno, adiós – dijo soltando su agarre, InuYasha observó como la joven comenzaba a salir hacia la calle, por lo que suspiró y regresó su vista hacia el puesto vació en frente de él.
Si, tenía mala suerte.
- ¡Hey, hey! No hagas eso – escuchó la voz de la chica, para luego ver como era empujada por la camarera hasta llegar al frente de él - ¿Y bien?
- ella no probó ni un bocado, de hecho, se fue segundos después de que le serví el plato.
La muchacha suspiró y se sentó frente de InuYasha, que alzó una ceja y observó como la joven frente de él parecía en otro mundo, hasta que posó sus ojos en él.
- ¿Y bien? ¿Te quedarás todo el rato en silencio?
- no, solo estoy tratando de comprender que fue eso.
- descuida, Sango suele hacer eso de repente – murmuró la muchacha – siempre vengo aquí y cada vez que un muchacho me ofrece comer con él, bueno… ella hace siempre lo mismo, me empuja y me lleva donde él.
- ¿eso me debe sonar normal?
- créeme, yo salgo de lo normal, a propósito, ¿Cómo está tu cabeza?
- bien…, creo, supongo que sigue pegada a mi cuello, haber, déjame comprobar – colocó sus manos en su cuello y asintió, comprobando lo que dijo, la muchacha frente de él sonrió resplandeciente y alzó una ceja.
- eso me deja en evidencia que eres un muchacho muy… descuidado.
- no es tan así, pero nunca es demás comprobarlo – se encogió de hombros y le dio un sorbo al jugo…, ¡odiaba ese jugo! Pero bueno, había cosas peores.
La joven volvió a sonreír y miró el reloj, luego suspiró.
- oye, lo siento, pero no bromeaba eso de que estoy corta de tiempo.
- si quieres te acompaño, total, no tengo nada más productivo que hacer.
- ¿y tu novia?
- no es mi novia.
- pero ella te quiere más que mucho.
- ¿y como lo sabes? – le preguntó InuYasha, la chica comenzó a jugar con sus dedos y dijo de pronto.
- ¡Se ve en el aire! ¡Están enamorados!
- no, espera, no estoy enamorado de ella.
- entonces, ¿Por qué sales con Kikyo?
- ¿Cómo sabes su nombre? – dijo aún más confundido InuYasha, la chica volvió a jugar con sus dedos y se levantó de golpe.
- ¡lo adivine! No…, la verdad – trató de buscar una excusa y la camarera llegó a su lado.
- yo le dije, ¡culpable!
- Ehm… si – contestó confundido, la chica frente de él suspiró y se despidió de los dos, InuYasha solo miró como la chica se iba y volteó su mirada hacia la camarera - ¿Y bien?
- te empacaré las tortas para llevar, me pagas la cuenta, junto a una modesta cantidad de dinero y la sigues, simple.
Al principio ese plan fue descabellado, pero mientras más lo pensaba, más era ajeno a lo que decía su cuerpo, ya que cuando se percató, había pagado la cuenta, dejado propina y corría siguiendo a la muchacha con dos cajas de papel con las tortas dentro. La observó doblar a un callejón y sonrió pensando que la podría alcanzar, pero al llegar allí…, no había nadie.
- ¿Qué demonios…?
¿Cómo la muchacha se había esfumado? La buscó por todas partes, inclusive buscó entradas secretas, pero no encontró nada, ¿Qué había sido eso? ¿Un fantasma con forma de mujer?
Nah, estaba delirando, o quizás ella había doblado en otra parte y la había perdido.
¡Joder, era cosa de su maldita suerte!
Bien, aquí estoy nuevamente…, ¡por favor díganme si les ha gustado la historia! Bueno, y si es pésimamente mala… díganmelo igual u.u, no se preocupen por mis sentimientos, ¡lo necesito saber!
Si es mala, si es buena, si merezco ahorcarme por la historia, díganmelo, ¿okas?
También…, me dicen si quieren que la continúe…, para así subir otro capitulo.
Y sin más que decir, me voy a ver fuegos artificiales que hay por aquí…
¡Celebrando no sé qué, pero los hay!
¡Bye, Bye!
¡Espero sus Review! (^____^)
