. - At the limit - .
Este fic va dedicado a todos mis seguidores. Espero no decepcionarlos.
¡Gracias por brindarme esta nueva oportunidad!
El sol se elevaba reluciente desde el ocaso. Este sería un nuevo amanecer.
- Sí, puedo verlo – anunció el hombre que se erguía como un saludo al sol. – Es el día perfecto para comenzar mi plan.
La radio automática se prendió en ese instante y el locutor de las noticias comenzó a narrar los anuncios matutinos.
- Es hora de enseñarle a este mundo lo que un verdadero dios puede hacer – sonrió confiado. - ¿O me equivoco, Yagami Light?
Capítulo I: Cambios en una vida tranquila.
- ¡Ryuuzaki! – llamaba el japonés molesto de esperarlo siempre. - ¡Ryuuzaki, si no bajas en este momento voy a irme solo!
Continuó observando las gradas por unos instantes hasta convencerse de que el detective no bajaría jamás.
"Al diablo con esto. ¡Lo dejo solo!"
El castaño dio media vuelta para dirigirse a su auto decidido, sin embargo apenas salir de la casa se percató de la extraña silueta acomodada en el asiento trasero de su nuevo Honda.
"Voy a matarlo".
- ¡Ryuuzaki! – avanzó firmemente hasta la ventana próxima.
- ¿Podrías dejar de gritar de una buena vez, Light? Estas enloqueciendo a todo el vecindario – señaló el aludido impasible. Se encontraba sentado tan particularmente como siempre.
- ¿Por qué no me dijiste que ya habías bajado? ¡¿Y cuándo rayos fue que bajaste?! – continuó el alterado ex-universitario.
- En primer lugar, Light, bajé cuando te encontrabas husmeando una vez más en el garaje. Y en segundo lugar, traté de decirte que ya estaba en el auto, pero no me escuchabas. Así que, ¿qué más podía hacer sino esperarte?
El japonés suspiró enfadado.
- Podrías haberte bajado del auto y decírmelo con mucha antelación.
- Sí… No lo creo, Light. Verás, ya me había sacado los zapatos – el pelinegro que se había llevado un pulgar a los labios ahora indicaba con la vista sus pies desnudos en el asiento, moviendo los dedos como para resaltar el hecho.
Una vez más, Light se contuvo. En muchas ocasiones el detective le hacía perder los estribos como aquella vez, y si hubiera reaccionado libremente en todas pues, supongamos que el detective no se encontraría donde se encontraba entonces.
- Como sea…
Light se limitó a rodear el vehículo y se instaló junto al volante.
"No tiene remedio. ¿Para qué pelear?"
Encendió el motor y condujo hasta el viejo departamento del pelinegro. Éste se hallaba en el asiento trasero puesto que en el del copiloto se encontraba un nuevo televisor imposible de meter allí atrás.
L no pudo más que sonreír ante la paciencia de su compañero. A veces era tan divertido hacerlo enfadar. Más aún, luego de un rato de viaje se dedicó a mirar por la ventana vanamente, pensando en los inevitables cambios que su vida estaba tomando.
Cambios. Siempre hay cambias. No se puede dejar nada igual al pasado. Es el eterno devenir.
Ahora por fin los genios se mudaban del departamento, aquel lugar lleno de tantos recuerdos para los dos. Era hora de seguir adelante, y eso implicaba contar con una nueva casa, una casa propia, de los dos.
"Aún no veo el propósito de semejante adquisición. Una casa es demasiado grande para los dos. Me pregunto qué hará Light cuando por fin se de cuenta de ello."
¿Dinero? No, eso no era problema. ¿Empleo? Tampoco. El padre del castaño se encargaba de que a su hijo nunca le faltasen tareas. ¿Amor? Seguro. Todas las parejas llegan a una etapa en que la vieja llama se ha apagado, pero no, aún no pasaba eso entre los dos. Todavía había muchos sentimientos intactos en sus corazones.
¿Entonces qué era? ¿Qué era lo que estaba haciendo cambiar las cosas?
Hasta allí llegó a pensar el detective cuando llegaron al departamento. Entre ambos cargaron la televisión hasta la sala y sacaron también otras cosas que habían comprado.
- ¿Sigues molesto? – cuestionó el pelinegro mientras observaba al otro cambiarse de ropa.
- Sabes que tu excusa no era válida, Ryuuzaki.
- Claro que era válida, Light. ¿Por qué crees presentaría una si no lo fuera?
- Ahora no, Ryuuzaki. No estoy de humor para discutir.
El japonés se acercó orgullosamente a su compañero.
- ¿Entonces de qué tienes ganas, Light? – siguió la corriente el detective.
- De desquitarme un poco – confesó seductoramente Light mientras lo besaba con ferocidad.
- No creo que deberíamos hacer esto ahora, Light – pronunció con esfuerzo el pelinegro.
- ¿Por qué no? – El japonés ya lo estaba acorralando a una pared.
- Porque tus padres están en camino.
El agente de la NPA lo soltó abruptamente sin disimular su sorpresa.
- ¿Qué?
- ¿No te había dicho? Hoy tus padres vienen a cenar.
- ¡Ryuuzaki! – reclama el castaño dirigiéndose a la cocina.
- ¿Ahora qué, Light? Si no es lo uno, es lo otro…
- ¡No tenemos nada para servirles! – expresa enfadado su compañero.
- No te hagas tantos problemas, Light. No cenaremos aquí.
- ¿Ah no?
- No. Tus vendrán a recogernos para llevarnos a otro sitio. ¿Qué ellos no te lo dijeron?
"Qué horror. Hasta mi insoportable novio tiene más comunicación con mis padres que yo."
- Yo que tú me volvería a cambiar de inmediato. No creo que tarden mucho.
- ¿Y tú no te vas a alistar?
- No lo veo necesario, Light. Ya ves que siempre luzco así ante toda ocasión.
- Sí, pues, vamos a tener que cambiar eso.
"No más cambios…"
- Y otra cosa. Sabiendo esto, ¿no deberías haberme detenido cuando me estaba cambiando?
- Supongo que sí, debería haberlo hecho.
- ¿Y por qué no lo hiciste?
- Porque no quería arruinar el momento. Además, ya estabas perdonándome, ¿recuerdas?
"Sin vergüenza."
Minutos más tarde, los Yagami se aparecieron ante los genios, llevándolos a comer a un sitio elegante, y privado.
- Light, Ryuuzaki – comenzó el jefe Yagami. – Quisiera informarles de una vez el motivo de esta reunión.
- No es nada realmente urgente – tranquilizó Sachiko. – Es sólo que nos sentimos en responsabilidad de decirles primero.
- ¿Qué ocurre? – inquirió el japonés algo preocupado.
- Tu madre y yo queremos renovar nuestros votos – indicó Soichiro. – Queremos hacer un pequeño evento para ello.
- ¿Renovación de votos? – se extrañó el pelinegro. – Lo siento, es que no había escuchado de uno en mucho tiempo.
- Sí, Así es. Queremos renovar los votos – continuó sonriente Sachiko. – Y después de eso…
- Después de eso, queremos mudarnos de la ciudad.
- ¿Mudarse? – se sorprendió el castaño. - ¿A dónde?
- Ah. Aún no lo hemos decidido todavía, pero queremos un lugar pacífico, como una isla.
- ¿Una isla?
- Conozco algunas ofertas, por si les interesa – ofreció el detective. – He llevado casos en muchos lugares, y podría informarlos de los más tranquilos y relajantes. Además que tengo una lista de casas disponibles que me ofrecen en agradecimiento en variados países.
- Eso sería estupendo, Ryuuzaki. Te lo agradeceríamos mucho – expresa Soichiro.
De vuelta en el departamento, un par de horas más tarde, Light se sentía algo decaído.
- ¿Estabas siendo sobreprotegido, Light? – pregunta el pelinegro al verlo en ese estado.
- Claro que no, Ryuuzaki. Es sólo que… - el japonés se hallaba recostado en su cama, con la vista al techo. – Ahora que mi padre se irá, todas sus tareas recaerán en mí.
- ¿Te sientes presionado?
- Me siento atrapado, Ryuuzaki. Esos ni siquiera son casos reales, es mero papeleo.
En ese instante, un peculiar shinigami entra flotando en la habitación.
- Oye, Light – saluda.
- Ryuk – interrumpe el japonés sin molestarse a verlo bien. - ¿Dónde te habías ido estos últimos días?
- Ah, sabes que voy y vengo, Light. Ya no es tan divertido estar aquí todo el tiempo.
El shinigami advierte que el detective estaba junto a él, tocándolo con expresión divertido.
- ¡No soy un fantasma, déjame en paz! – reniega tras alejarse un poco.
L mantenía una expresión de diversión en el rostro. Le fascinaba tocar al shinigami sin tocarlo realmente, ¿algún día descubriría de lo que estaba hecho?
Mientras tanto, en otras calles de la región de Kanto, un hombre caminaba feliz sin prisa alguna. Silbando distraídamente en una de las aceras.
- Cuatro… cinco… ¡seis! ¡Aquí es!
Se agachó a marcar el lugar, y entonces prosiguió su marcha.
"Me pregunto si me reconocerás, o si siquiera sabrás que existo, L…"
Notas de Sume-chan: Hi! Sorprendidos ante mi actu?? Pues la verdad me sorprendí yo misma al escribirlo. Llegué a mi casa luego de mis clases con unas ganas tremendas de escribir. Tengo tarea, y examen para mañana que aún no he revisado, pero no importa, tenía que escribir! Para los seguidores de School Days, no se preocupes, los one-shot siguen pendientes, es que tenía que escribir esto ya. ¡No me imagina el hacerlo de verdad! Pero me alegra haberlo hecho. Eso si, no sé cuando podré actualizar, este capi es algo corto por mi falta de tiempo, pero voy a continuar, si ustedes quieren, claro.
Sin más que decir:
Es un placer entretenerlos de nuevo!
