Un fic de Monochrome factor, amé esta serie y no me pude quedar con el final así como es o.o así que escribí un fic

Espero que les guste. Estoy en la duda ¿Lo sigo o lo dejo allí? ¿ Me ayudan?

Ninguno de los personajes de la serie me pertenece =)

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Tu ausencia me daña, tu cercanía me preocupa

Había decidido no ir a la escuela ese día, se estaba acabando el año y no tenía ganas tampoco, así que decidió ausentarse. No era algo especial para él, es sólo que ésta vez ni siquiera había salido de su casa por la mañana para quedarse en la azotea del establecimiento, no había nada que lo obligase, su madre se había ido por un tiempo para trabajar en la capital así que estaba solo en casa. De vez en cuando su tía iba a verlo para hacerle de cenar comidas mas deliciosas que las que él podía preparar, pero nada especial, ella quería acercarse a él, pero había llegado en mal momento, cuando la ausencia de la sombra que lo acosó día y noche comenzaba a sentirse en su corazón, cuando la dolorosa daga de la soledad y la culpa acuchillaba su alma.

Había pasado casi todo el día acostado sobre su cama mirando el techo, ni siquiera le alcanzaba la alegría como para mirar por la ventana. Se ponía a pensar subconscientemente, él no quería pensar, pues cada cosa que venía a su mente le recordaba al sombrío ser que había dejado escapar. Todo a su alrededor le recordaba a aquel hombre, su cama en la cual se había recostado un par de veces, la puerta abierta del baño donde lo observaba silenciosamente durante la media hora que tardaba en cepillarse su extenso cabello, y afuera era peor, las calles le recordaban su primer encuentro, el cielo a la asombrosa capacidad que tenía para dominar el firmamento, escuchaba su voz en cada soplido del viento, oía su nombre en cada estremecimiento de árboles, incluso la azotea de su colegio que por años fue su lugar de paz, ahora se le tornaba desagradable y fastidiosa.

Cayó la noche, una noche como cualquiera, un tanto nublada, había sido un día de pensar, tenía muchas imágenes clavadas en su cerebro, sabía que no podría concebir el sueño, y eso sumado al haber estado todo el día recostado y sin quemar energías no ayudaba mucho a su objetivo. De pronto, oye como una diminuta piedrecilla golpea el ventanal de su balcón haciéndose oír en toda la casa como un eco ensordecedor, de verdad estaba solo; aquello sólo lo deprimió más. El ruido fue seguido de una voz que le gritó desde la calle, era aquel chico, su amigo Kengo, seguramente venía a preguntarle por qué no había asistido a clases y a divertirse con él un rato…

El castaño decidió que sería mejor abrirle, después de todo sería peligroso si se quedaba sólo allí abajo por tanto rato, y conociendo a Kengo no se iría fácilmente, así es, desde ahora se preocupaba más por el muchacho rubio, después de todo, era el único que distraía su mente del sufrimiento por instantes. Una vez abierta la puerta subió nuevamente a su habitación y se echó en su cama, al instante el rubio llegó con él:

- Akira ¿por qué no has ido a clases? -

- no es extraño para mi –dijo frío, mirándolo fijamente por un segundo, luego cerró los ojos y volteó nuevamente la cabeza hacia el techo –

El rubio, se acercó a la cama de su amigo sentándose junto a él

- si, pero al menos vas a la escuela a vagar, casi nunca faltas -

El joven no le respondió, si siquiera se dignó a mirarlo. El rubio adoptó un tono de preocupación y seriedad, la misma expresión se reflejó en sus ojos. Sonrió, le encantaban las hermosas facciones del muchacho recostado junto a él, era perfecto en cada instante, levantó su mano y la posó en la mejilla del castaño acariciando suavemente su piel tersa. El de mirada fría, aún con los ojos cerrados, levantó su mano derecha tomando la muñeca de su amigo, no le dijo nada, al parecer era algo normal que le acariciara de esa manera.

- ¿has estado pensando en Shirogane, verdad? -

- como siempre – le respondió sin reservas, no era novedad –

La escena continuó por segundos. Luego, el rubio, sin soltar esa sonrisa compasiva pero asechadora, exclamó el nombre de su amadísimo y se posó sobre él

- Akira. No quiero verte triste, te consolaré – dijo mientras enredaba los dedos su mano libre con los de la mano libre de Akira -

De apoco comenzó a acercarse hasta besarlo románticamente, el castaño correspondió al beso como solía hacerlo, sin embargo aquello no cambiaba su humor, siempre había sido así desde la primera vez que se dejó llevar por el rubio, sólo lo aceptaba para lograr distraerse y hacer feliz a la única compañía real que le quedaba, no le importaba, después de todo, a pesar de las muchísimas veces que ya lo había hecho con Kengo en ese último año, nunca había sentido nada, bueno, sólo un poco de dolor como es natural, pero nunca había caído en éxtasis, en realidad, Kengo nunca le había dado placer, Kengo no podía darle placer. Por otro lado, el rubio lo hacía por amor, amaba a Akira desde siempre y ahora que tenía el paso abierto para tocarlo, para tenerlo cuando quisiera y al mismo tiempo ayudarlo, lo hacía siempre que podía, ya que disfrutaba de esos memorables momentos, cada uno de ellos era hermoso y lo hacía sentir lleno de satisfacción, le encantaba sentir así a Akira, tan pequeño, tan frágil, como un niño al que hay que proteger, aquellas eran las únicas veces que podía sentirlo así, que podía dominarlo, someterlo, hacerle todo cuanto quisiera, era una sensación invaluable, y aunque sabía que Akira nunca lo había sentido de la misma manera que él, aún mantenía las esperanzas de que alguna vez el muchacho de ojos grises se enamorara de él, y era feliz esperando aquel momento.

Separaron sus labios durante tres segundos, los suficientes como para respirar y volver a besarse. El de ojos marrones quitó raudamente la camiseta del castaño para no interrumpir el exquisito beso que estaba saboreando, él mismo se quitó su chaqueta y camiseta, quedando ambos con el torso desnudo, Akira ni se movió, entonces el rubio acercó sus labios al cuello del chico y comenzó a besarlo decididamente, ya no dudaba como las primeras veces, en aquellas ocasiones incluso llegó a pensar que el muchacho le plantaría un puñetazo en cualquier momento, pero nunca fue así, ahora sabía perfectamente que aquello no sucedería. Recorrió con sus labios y lengua cada pequeño espacio del torso del chico recostado debajo de él, Akira ni se inmutaba. Kengo comenzó a desabrochar la prenda de vestir inferior de Akira y luego se la quitó por completo, de inmediato le quitó también la ropa interior y entonces comenzó a besar su miembro suavemente y por pocos segundos, no lo hacía mucho, ya que sabía que eso no era del completo agrado de su Akira. Kengo se detuvo un momento y se irguió para ver el rostro del muchacho, Akira yacía con sus manos sobre la frente, tapando su vista, sobando su cabeza, a Kengo le pareció que Akira trataba de quitar recuerdos de su memoria, no se le hizo extraño, siempre hacía eso cuando él le hacía el amor. Desabrochó su pantalón y sonriendo le dijo:

- Akira… -

Sin quitar las manos de sus ojos respondió:

- si, si –dijo como si recordara algo -

Abrió las piernas para que dejarle el paso libre a su amante. El rubio vio y sonrió, Akira ya se estaba acostumbrando él, parecía saber exactamente lo que le pedía, bajó su rostro para comenzar a lamerle. Ya no era tan necesario como las primeras veces, Akira ahora era más amplio, ya no le costaba tanto entrar en él, era un alivio, tomando en cuenta que a Akira no le agradaba el sexo oral. Luego de un par de lamidas prosiguió a introducirse dentro del muchacho, lo hizo y se posó sobre él para besarlo, posteriormente comenzó a dar vaivenes con su pelvis. Akira no se inmutaba. Sacó las manos de su cabeza para posarlas en la cama, apretó con todas sus fuerzas la sábana, creía que si se agitaba podría al menos sentir algo. Apretó los parpados para agitarse más, pero nada; Kengo creía que Akira estaba entrando en éxtasis, no sabía que él hacía eso para sentir y no porque ya había sentido. No podía evitarlo, no lograba olvidarse de la sombra por mucho que intentara sentir con Kengo, no podía, incluso lo recordaba en aquel instante "¡Qué estupidez!" se dijo "¡pensando en Shirogane cuando Kengo me penetra! ¿Por qué siempre es así? ¿Por qué cada cosa que hago, cada cosa que acontece, cada suceso de mi vida me recuerda a Shirogane? Tonto Shirogane, te fuiste dejándome así ¿es que a caso no pensaste en mi? ¡¿No recordaste tu promesa?! Sólo pienso en ti ¡me estás volviendo loco! Shirogane, Shirogane ¡Shirogane! ¡SHIROGANEEEE!".

Por primera vez se escuchó emitido desde los labios de Akira un gemido. Kengo se sorprendió y detuvo su ataque, estaba extrañado pero al mismo tiempo feliz "¡Por fin!" se decía.

Una lágrima estuvo a punto de salir por el ojo derecho del castaño, se sentía un sucio, Kengo había escuchado feliz un gemido de sus labios, pero la única razón por la que lo oyó fue porque en ese preciso instante, Akira se imaginó a Shirogane sobre él, haciéndole el amor en lugar de Kengo.

El rubio se acercó a su rostro sin salirse de dentro de chico y le dijo con una sonrisa:

- gracias, Akira -

Akira lo miró fijamente. Por primera vez su mirada era dulce, tierna, sumisa, aquella mirada cautivó a Kengo.

- Kengo… yo… eso… disculpa, pero no fuiste tú quien…-

El joven lo silenció con un beso que sorprendió a Akira, sintió un cosquilleo, era la primera vez. Se separaron

- no quiero oírlo –dijo aún sonriendo- soy feliz al pensar que al menos te di placer una vez -.

Esa mirada posesiva de Kengo sobre él, ese cosquilleo que sintió, aquel gemido que escuchó de su boca, todo aquello se combinó y fue una fuerza que resonó dentro de su cabeza, por primera vez se dio cuenta de que estaba haciendo el amor con Kengo, por primera vez notó que se podía excitar, por primera vez notó que tenía el poder de olvidar.

Kengo no desaprovechó la oportunidad de sentir a Akira así, así que prosiguió con los vaivenes.

Akira seguía pensando, aunque ésta vez era distinto, de a poco comenzó a soltarse hasta que al fin pudo sentir. Primero sólo abría la boca, como queriendo exclamar algo, pero no podía, luego comenzó a expulsar sonoras y débiles brisas de aire caliente proveniente de su boca, hasta que al fin gimió, sólo un par de veces, pero era un inicio, el primero fue débil, provocado por uno de los vaivenes de Kengo, y el otro fue al final, cuando Kengo se vino en él.

Se durmieron de inmediato, estaban cansados por la emoción y el ejercicio, sin embargo despertaron de madrugada, eran alrededor de las 4:00am. Kengo tenía abrazado a Akira de frente, mientras que éste tenía posadas sus manos en el pecho de su amante, no sonreía.

- y bien, Akira –exclamó el rubio haciendo que Akira lo mirara a los ojos- Creo que ya puedo decírtelo –no dudó- ¿Quieres ser mi novio oficial? -

Akira se sorprendió, no estaba preparado, lo de esa noche sucedió por accidente ¿pero qué tal si no había sido un accidente? Quizás su alma al fin estaba preparada para olvidar, respondió de inmediato:

- idiota, es obvio que somos novios -

- ¿entonces estás dispuesto a dejar el pasado y seguir adelante? –dijo emocionado –

Akira no respondió, Kengo lo tomó como un "si".

Completamente feliz quiso conmemorar ese momento, se lanzó sobre su protegido, le haría el amor a su novio ahora mismo. Iba a besarlo cuando ve su mirada un tanto maquiavélica que lo asustó. Tragó saliva.

- ¿A caso crees que ahora que te tomo en serio voy a permitir que tú sigas siendo el "activo"? – Kengo lo miró un poco asustado, Akira los hizo girar de modo que ahora, él quedó sobre Kengo – Desde ahora no seré el sumiso ¿Entendiste? ¡¡Uke!! –exclamó como general -

- ¡Señor, si señor! –respondió Kengo con su mano en la frente a modo militar –

Akira sonrió. Bajó su rostro para besar a Kengo por primera vez, fue un pequeño besito, ni siquiera abrieron la boca, luego bajó para proseguir con el pecho de Kengo, se acercó, rozó a penas sus labios en el tórax del chico para posteriormente alejarse y sentarse a los pies de la cama. El día comenzaba a nacer, unos débiles rayos de luz iluminaron el rostro tímido del castaño. Kengo lo miró dudoso, luego comprendió todo

- tal vez sea mejor que tú sigas siendo el seme, ya sabes, como lo ha sido hasta ahora –dijo sonrojado, le avergonzó esa estúpida escena de debilidad -

Kengo se alegró, gritó el nombre de su uke y se lanzó sobre él a abrazarlo.

- ¡idiota! ¡Despertarás a los vecinos! - dijo en tono de susurro -

- ¡TE QUIERO AKIRAAAA! -.

(///)

¿Cómo está? ¿Lo sigo? ¿O lo dejo allí? Está medio inconcluso, lo se, pero tengo un par de ideas para seguirlo.

Bueno, muchas gracias por leerlo =) Espero sus reviews

Auf wiedersehen!

Rosetta.-