Disclaimer: Mahou Shoujo Lyrical Nanoha no me pertenece, le pertenece a su(s) respectivo(s) dueño(s).


A TU LADO

CAPÍTULO 01


—Oh… ¡Ey, Fate!

Un pequeño golpe en su hombro izquierdo hizo que dejara por un momento los apuntes de física para dirigirle la mirada a la rubia de ojos esmeralda, cual pedía su atención recargada en el pupitre del lado izquierdo.

—Tú dirás.— Fate se echó para atrás en un vago y lento movimiento que hizo crujir la silla en la que estaba.

Los delgados labios de Arisa se retiraron en una deslumbrante sonrisa que encurioseo a la más alta que esperaba expectante a la información.

—Partido este Sábado.— señalo, agrandando los ojos con entusiasmo.— Y… ¿Adivina contra quien?

Testarossa negó con diversión al dar con la respuesta que su amiga tanto ansiaba por escupir por su boca ricachona.

—No puede ser.— río.

—Créetelo.— alzo las manos de forma exagerada, e importándole poco el hecho de que casi le da a una de sus compañeras, estampó las palmas en el pupitre de Fate.— Ah~ No puedo esperar para el Sábado.

Si bien Fate sabía que la alegría de la muchacha a su lado era debido a la fase de clasificación también existía otro factor que incidía en cada partido y ese factor se podría resumir en tan solo una palabra: animadoras. El club de animadoras, con 5 victorias consecutivas en los regionales y 3 copas alzadas en victoria, se podría decir sin lugar a dudas que fueron y son las mejores en su empeño. Por supuesto con su extraordinaria coordinadora, Reinforce Zwei, y su gran capitana, Kyrie Florian, se debía reconocer que como equipo son imparables. Un equipo de atletas de primera entre ellas Nanoha Takamachi, Suzuka Tsukimura y Hayate Yagami hacían del equipo algo envidiable, y para celos de unos y pena de otros, dicho grupo tan solo se dedicaba a animar a un club y ese era el de Baseball.

—Yo tampoco.— en pequeños pero rápidos movimientos Fate guardo todo el material en su bolsa y se la colgó en el hombro.— ¿Qué, vamos?

—Lo siento, tengo clases de violín.— Arisa esbozo una sonrisa de medio lado, disculpándose por ello a lo que Fate negó con la mano.

—Entonces me pasare a ver el ensayo de las animadoras.— la oji esmeralda junto sus manos al frente pidiendo disculpas una vez más.

—Dale saludos a las demás por mí.

Fate asintió y se despidió de su amiga con un pequeño choque de manos. Una vez se despidieron, la oji carmesí agarro la bolsa del Baseball y puso rumbo al gimnasio donde entrenaban el resto de sus amigas.

A puertas del gimnasio pequeños gritos, ahogados por la robusta puerta que la separaba del entrenamiento, se dejaron escuchar mucho antes de que Fate se decidiera a entrar lo más sigilosamente posible y sentarse en las gradas.

—¡Bien chicas 5 minutos y continuamos!

Las palabras de Rein junto a las dos o tres palmadas que dio resonaron por todo el gimnasio de forma que hacía que cualquier cosa que dijera esa mujer se haría al pie de la letra. Sintiéndose incomoda por alguna de las furtivas miradas que le daban las nuevas integrantes de 1r grado, Fate tomo la capucha de su sudadera negra con ambas manos y se la puso, ocultando su pelo rubio y su rostro.

—¡Testarossa!— la aludida respingo en su lugar y se encogió de hombros en un inútil intento por desaparecer de la vista de aquellos ojos carmesí igualitos a los suyos.— Aquí.— demando la mujer apuntando el suelo enfrente de sí.

Resignada, la rubia se descubrió el rostro y ando con pesadumbre a lo que sería su propio funeral.

—Siiii~

—Sabes de sobras que todos el mundo que no pertenezca al equipo de animadoras tiene PROHIBIDO entrar en el gimnasio en horas de labor del Club.— la riño y un par de risas a conjunto no se hicieron esperar.

Sabiendo a quienes pertenecían dichas voces Fate no pudo hacer más que mandarles un par de miradas llenas de frustración por el rabillo del ojo a la vez que pedía socorro a cualquier alma caritativa que la sacara del apuro en el que se encontraba, ya que por lo visto sus amigas preferían reírse de su desgracia a inventarse cualquier excusa para que la dejaran quedarse.

—Oh, vamos Rein. Solo un poquito.— dijo en un intento por apelar la firme respuesta de la peli plateada.

—He dicho que no y es que NO.— resalto la negación para fastidio de la rubia.

—Va, solo será un ratito.— insistió.— Te juro que no hare nada que entretenga al equipo.— Fate clavo los pies en el piso al verse empujada por la más alta en dirección a la salida.

—Ese es el problema.— le susurro a espaldas.— Me distraes a las de primero. Ahora, fuera.

Con dicho grito Reinforce lanzo a la rubia fuera del gimnasio y le cerró la puerta en las narices sin tan siquiera darle la oportunidad a coger sus pertenencias que habían pasado al olvido en las gradas. Resignada a ello saco el móvil de su bolsillo y le envió un mensaje a la cobriza para que le llevara las cosas a casa nada más acabar.

Una vez desocupada de todo Testarossa decidió pasarse por el club de entretenimiento donde su hermana era dueña y señora del mismo. Una vez subió las escaleras del segundo piso sin preocupación tomo la manija de la puerta en la que había un pequeño cartel con alguna de las ocurrencias de Alicia y entro dentro como si de su casa se tratara.

—Ah… ¡Ey!— la mayor de las gemelas salto de su cómodo sofá lanzando a volar el bote de palomitas que había en su regazo y del que Shari había hecho el ademan de tomar un puñado.

—¡NOOOOOO!

Tanto Fate como Alicia la vieron lanzarse al suelo en un intento por salvar las pocas palomitas que no tocaron el suelo. Fate suspiro y viro a su alrededor para luego declarar que ese club era una pocilga, recibiendo un par de quejas de la misma presidenta, es decir, Alicia.

—De todas formas me aburro.— bufó y se sentó en el lugar donde anteriormente se había sentado la mayor.— Rein no me ha dejado quedarme… otra vez.

—Ya, y por eso vienes a mi club ¿no?— la mayor cruzo los brazos a la altura del pecho y enderezo la espalda.— Para pasar el rato mientras nos robas toda la comida que encuentras.

—Que conste que lo has dicho tu.— la señalo.— No yo.— y se señalo, esbozando una sonrisa llena de alegría y arrebatando el bote de palomitas de las manos de la castaña de lentes.


Las gotas que perlaban su esbelto rostro fueron lanzadas desconsideradamente a cualquier parte en un rápido y conciso paso de baile que podría tentar a cualquiera que viera a la muchacha con su traje de animadora resaltando sus bien pronunciadas curvas. Una vuelta sobre su eje, seguida de unas cuantas palmadas dieron por finalizada la coreografía a la vez que la última parte de la canción daba por terminada. Nanoha se apoyo sobre sus rodillas sintiendo las gotas deslizándose por sus mejillas.

—Bien hecho chicas, hemos acabado por hoy. Nos vemos este Sábado.

Un suspiro de alivio escapo por la garganta de la cobriza. Nanoha se acerco a la bolsa, leyó el mensaje de Fate e inevitablemente una gran carcajada se proyecto en todo el gimnasio.

—Nanoha-chan.

—Nos vemos en la entrada.— termino Hayate llevándose con ella a la peli morado.

La cobriza afirmó con un ligero movimiento de cabeza y se colgó la bolsa en el hombro. Asegurándose de no haber dejado nada atrás cruzo toda la pista hasta las gradas y cogió ambas bolsas de la rubia, sintiendo ligeramente más pesada la de Baseball.

—Aaaah… No entiendo cómo puede llevar algo tan pesado a cuestas todo el rato.

Expresado su desconcierto otra risa salió de su boca y se dirigió a los vestuarios a cambiarse y de paso a por una buena ducha.

Terminada su labor y a puertas de la salida del edificio se paró a pensar en algo un momento. Miro a Hayate y Suzuka saludándole desde lo lejos y luego fijo la vista en las escaleras ascendiendo al segundo piso. Había tomado una decisión. Un par de movimientos de manos por aquí otro por allá dejo en claro sus intenciones a sus dos amigas cuales asintieron sin rechistar y se fueron. Nanoha reafirmo las bolsas en sus hombros y avanzó escaleras arriba al segundo piso.

Una vez arriba siguió el pasillo de la derecha hasta llegar a un callejón sin salida con una puerta y un letrero con las palabras «DEAD OR ALIVE» escritas con una caligrafía nefasta. Unos minutos detrás de la puerta Nanoha se decidió a llamar con dos toques casi simultáneos a lo que recibió un 'adelante' muy débil.

Al abrir ojos lavanda y borgoña chocaron con fuerza. Nanoha viro a todas partes en un intento por ver la melena rubia de Fate en el salón sin embargo tan solo se encontró con la mayor haciendo a saber qué cosas encima de una silla.

—Si buscas a Fate debe estar en los casilleros o en el campo de Baseball.

—Pasare por el campo.— respondió la cobriza haciendo el ademán de salir del salón.

Después de su pequeña visita, cruzo todo el edificio hasta las canchas de Baseball dando por fin con el paradero de la rubia de ojos carmesí la cual golpeaba el aire con un bate. Nanoha lo podía decir sin miedo, aquella dedicación y felicidad con la que jugaba es –con diferencia– lo que más le gusta de Fate Testarossa.

—Fate-chan.— la llamo y la aludida golpeo el aire una vez más.

—Nanoha.— sonrió y dejo el bate reposando.— Te lo agradezco debieron haberte pesado bastante.— Fate le quito todas las bolsas que le pertenecían con una mano y las fue a dejar en el césped, cerca de las escaleras, a la vez que se estiraba allí y le indicó a la cobriza que fuera con ella.

—¿Entrenando?

—Algo así.— suspiro.— Alicia se puso muy pesada nada más acabar de ver no se qué película de las suyas así que decidí marcharme.— le explico.— Y… ¿Qué tal con el ensayo?

Fate estiro las manos hacía atrás y apoyo todo el cuerpo en ellas. Miro a Nanoha de soslayo y espero paciente a la respuesta de la joven.

—A parte de tu numerito creo que todo marcho según lo planeado.— bromeo y Fate hizo una mueca de disgusto bastante infantil.

—Ja, ja, ja. Me parto.— rodo los ojos ante las insistentes carcajadas a su lado.— Vamos, si solo quería ver un poco del ensayo. ¡Ni que fuera un crimen por dios!

Las risas de Nanoha fueron en aumento y Fate no tuvo más remedio que taparle la boca para que parara, cosa que no pasó. En cambio, la cobriza logro liberarse de su mano y se lanzo de espaldas al césped riendo a más no poder, llevándose con ella a la más alta gracias a que el brazo había quedado enredado entre sus cuello y su manos, las cuales no tenían intenciones de soltarla; o al menos no inmediatamente.

Después de unos cuantos revolcones en los que Fate intentaba sacar el brazo de donde estaba y que Nanoha no se lo pusiera fácil, ambas acabaron tendidas con la respiración entrecortada y con las miradas alzadas al cielo cual se iba tiñendo de los tintes anaranjados de un bonito atardecer.

—Nyahahah eso fue divertido.

—No para mi.— protesto la rubia de forma infantil.— Un monstruo de mil quinientos kilos aplasto mi pobre braizito.— gimió y Nanoha se reincorporo para darle un buen golpe en el hombro.

—Yo no peso tanto.— soplo indignada.

—No.— afirmo la oji carmesí.— De ser así no estarías en lo alto de las figuras.

Con dichas palabras Nanoha entrecerró los ojos de forma amenazante y Fate entendió que era hora de correr por su vida. Sin reparo la joven de cabellos rubios y ojos carmesí se colgó la cartera y la bolsa de cualquier forma en los hombros y salió por patas, seguida del demonio blanco A.K.A Takamachi Nanoha.

—¡Fate-chan! ¡No huyas cobarde!


Luego de haber sido perseguida por todo el vecindario por su amiga encolerizada, Fate llego a su casa por fin. En un vago movimiento se deshizo de las llaves en el mueble del recibidor y camino de forma semiautomática hasta perderse en el oscuro pasillo. Una vez entro en su habitación tiro la bolsa y la maleta al suelo y se lanzo a la cama.

—Ah~ ¡Me mueroooo!

Fate enterró la cara en la almohada y cerro los parpados en un intento por descansar. Intento que se vio truncado por el incesante sonido que emitía su móvil al recibir una llamada. Sin prisa lo saco de su bolsillo del pantalón, lo dejo encima de la mesita de noche y descolgó.

—"La próxima vez no te escaparas."

—Lo que tu digas.— emitió con voz de ultratumba.— Oye, corres como una nena.

La joven rubia alzo la cabeza apenas dos centímetros para que su voz, o lo que restaba de ella, pudiera proyectarse de manera clara y burlona.

—"Sera porque soy una nena."— bufo Nanoha desde el otro lado de la línea, indignada.

—Claro.— sonrió.— Demonio de mil quilos.

—"¡FATE-CHAN!"— el grito de la joven cobriza resonó por toda la habitación hasta oídos de Testarossa, que de no ser por la falta de energías hubiera acabado en el piso como muchas otras veces.

Cuando se hubo recuperado del grito Fate siguió riéndose de su mejor amiga mientras ésta, en un intento por devolvérselas, hacía soberano esfuerzo por amenazarla con cosas que posiblemente no se iban a cumplir; ya fueran o porque eran tantas como para acordarse o el hecho de con tan solo una mirada de cachorro malherido podía perdonarle todo.

—Vale, vale me retracto.— una última risa de su parte y un soplido de la oji lavanda, dieron por finalizada la conversación.— Nos vemos.

Al finalizar la llamada Fate se reincorporo en su cama con las energías renovadas. Un par de risas rebotaron en las paredes de su habitación. Le encantaba hacerle rabia y ella sabía muy bien el porqué, cosa que por obvias razones no iba a mencionar en público.

—Quien se ríe de sus maldades acaba acordándose.

Fate levanto la cabeza y fijo la vista a la puerta entreabierta con Alicia en la penumbra del pasillo.

—Créeme, ya me han pasado factura.— sonrió la menor y Alicia meneo la cabeza en símbolo de negación.

—Tú sabrás.— lo dejo pasar.— La cena ya esta lista.— le informo recibiendo una afirmación y un «Ya voy» de la oji carmesí.

Después de haber dejado la habitación en condiciones la menor de la casa entro al comedor, encontrándose con su madre poniendo el último plato en la mesa para luego sentarse. Fate imito los pasos de Precia y se sentó en su respectivo lugar, junto a la oji borgoña. Con los platos y todo servido la conversación entre las tres mujeres de la casa no se hizo esperar, volviendo el silencioso ambiente en uno más alegre y cómodo para las integrantes. Mientras Fate le contaba a su madre sobre el próximo partido, Alicia se dedicaba a contar cual cosa le pasara por la cabeza, ya fuera algo relevante o irrelevante.

—Fate es demasiado popular.

Ante el inoportuno comentario de su hermana la oji carmesí dejo de comer para regresarle la mirada con las palabras: «Enserio era necesario», escritas en su cara. Por supuesto la mayor ensancho aun más la sonrisa, causándole un pequeño escalofrió.

—Maa~ Fate siempre ha sido más parecida a su padre.— sonrió cariñosamente a lo que la aludida atino a sonrojarse avergonzada.

—De-Déjenlo ya.— murmuro entre dientes y se encogió en la silla, deseando que la tierra de la tragara.

Vista que llego al interior de las dos restantes, llenándolas de calidez y ternura. Alicia pego un bote llevándose a su hermanita al suelo y Precia apoyo su mejilla derecha viendo la escena que le mostraban sus dos hijas con una cálida sonrisa.

En un intento por sacarse a su hermana de encima y huir a su habitación, en un instante la mirada carmesí se cruzo con la mirada de Precia y un fuerte sonrojo inundo sus orejas dejándolas completamente rojas.

—¡Mama! Deja de mirar y ayúdame.— se quejo a lo que la mujer de cabellera morado pareció salir de su estado de trance.

—Alicia.— la llamó.— Deja de molestar a tu hermana.— con resignación la aludida dejo de intentar abrazar a la oji carmesí y se paró a un lado.

—Me pregunto qué dirían tus «Fans» si te vieran de esta forma.— Alicia se llevo un dedo en el mentón, tenía un buen punto.— Imagínate el inmutable lobo solitario de Baseball, Fate Testarossa, muestra su lado más tierno ante el público.— como si fuera la portada de una gran noticia, Alicia lo recito causando que Fate se estremeciera una vez más.

—No por favor.— habló y se abrazo a sus piernas mucho mas avergonzada que antes.— Es sumamente vergonzoso.— susurro con una mueca pensando en la reacción de sus amigas, más concretamente de cierta cobriza.

—Oh, vamos. Si eres toda una ternurita andante.— Alicia hizo el intento de volver a asaltarla a lo que Testarossa logro reaccionar a tiempo para esquivarla y dejar que se diera de morros contra el suelo.

Recobrando la compostura, o al menos en un intento de ser seria a pesar de su enrojecido rostro, Fate se levanto y se excuso con la tarea del instituto para regresar a su habitación y escapar por fin de las zarpas de esas dos mujeres.

—Mama ¿Papa también era así de tímido?

Una sonrisa delineo los finos labios de la mujer de ojos violeta. Pocas eran las veces que sus hijas preguntaban por su difunto padre y que una pregunta como esa saliera de la boca de Alicia sin reparo es algo que no pasaba todos los días.

—No sabes cómo.— la gemela mayor agrando la sonrisa.— Era todo un saco de ternura cuando estábamos los dos solos.

—Ah, entonces Fa-…

—Las puedo escuchar.— se escucho la 'seria' voz de Fate desde el pasillo seguida del ruido de la puerta al cerrarse.


Nanoha apago el móvil y lo dejo a un lado de la cama, cogió la bolsa del club y salió de su habitación en dirección al cuarto de baño donde se encontraba la lavadora.

Allí tiro toda la ropa sucia y toallas en el tambor e hizo lo propio para ponerla en marcha. Poco a poco la lavadora se fue llenando de agua hasta el tope y comenzó a dar vueltas y vueltas con un ruido sordo a compás. Con la vista fija en la puertecilla circular se agacho a la altura, observado el incesante rodar del agua y el jabón mezclándose dentro. ¿Cuánto tiempo se había quedado mirando aquella sutil acción? No lo sabía. Desde la llamada a la rubia todo se había vuelto más solitario en la casa. Por lo general, siempre era así sus padres se iban a trabajar a la pastelería mientras que sus dos hermanos se iban a las clases nocturnas en la universidad y no volvían hasta bien entrada la noche.

Nanoha decanto la cabeza a un lado y abrazo sus piernas haciéndose más pequeña en esa habitación. Un parpadeo, dos, tres, cuatro hasta que al final no pudo más y cayó en un sueño profundo.

Segundos, minutos o tal vez horas pasaron cuando el timbre de la entrada siendo accionado resonó en toda la casa. Hubo una leve reacción en la cobriza, no obstante, solo fue eso, leve. Un segundo timbres resonó, esta vez consiguiendo que la menor de los Takamachi reaccionara al llamado de la persona detrás de la puerta de la entrada.

En tres veloces pasos Nanoha salió disparada del cuarto de baño y bajo las escaleras, cruzando por el salón hasta llegar a la entrada. Donde, una vez allí entre abrió la puerta con recelo y se asomo a ver quien osaba despertarla de su calmo sueño.

—¿Quieres que te consuele?— la rubia alzo un par de bolsas del supermercado con comida chatarra y una película en la otra.

—Que oportuna.— dijo, abriendo la puerta para que pasara dentro de la casa.— Pasa.

—¿Hoy tampoco hay nadie?— Fate siguió con sus preguntas aun sabiendo la respuesta de la mayoría.

Nanoha negó con la cabeza. Se acerco a la encimera de la cocina y sacó un par de tazas y chocolate de los armarios de arriba. Luego puso el chocolate en cantidades parejas en las tazas y las metió al microondas.

—Siempre ha sido así. El Midori-Ya es muy famoso por lo que siempre hay mucha gente.

—Se que te lo he preguntado constantemente pero, ¿de verdad que no te sientes sola?— inquirió la rubia ayudando a la oji lavanda con las tazas de chocolate de chocolate caliente.

—La verdad.— tomo una de las taza de chocolate entre sus dedos de la mano de Testarossa y se fue a sentar a mesa, esperando que la oji carmesí hiciera lo mismo.— Contigo viniendo cada vez que sales a correr no tengo tiempo para sentirme sola.— dijo en un intento por sonar molesta pero la calidez de aquella pequeña visita aun no había renunciado a salir de su interior.

Por otro lado Fate atino a reír nerviosamente mientras rebuscaba algo en concreto de la bolsa de plástico.

—De todas formas te traje la cena.— encontrando lo que quería le saco una ensalada y dos refrescos de cola.— Ya que te preocupa pesar…— una patada en su espinilla seguida de una escalofriante mirada le advirtieron de no seguir por ese camino.— Vamos, no hagas esa cara, te he traído una ensalada y una película para más tarde.— se defendió.

—Supongo que por esta vez te perdonare.

Dejando de lado la conversación la cobriza destapo su cena y empezó a comer disfrutando de la compañía de su mejor amiga como casi cada noche.


N/A: Y aquí con una nueva historia después de tanto. Espero que les haya gustado tanto como a mí me gustó escribirla y que la hayan disfrutado. Se agradecen los review (tengo presente la vagancia que causa dejarlos).

Ya pongo como aviso que este Fic será bastante diferente a lo usual que so solía escribir; primeramente por la estructura en si o la forma de 'narrar' las escenas. También quiero ADVERTIR (sobre todo esto) que las cosas irán lentas. Quiero tomarme mi tiempo para pensar las escenas NanoFate ya que quiero hacerlo bastante extenso así como este Fic me ayudara a retomar mi rutina de escritura y espero que puedan entenderlo.

Referente a mis otros Fics, los continuare. Pero estoy 'Reescribiéndolos' para que el volver a leeros o engancharse en la historia sea más ameno y no les sangren los ojos(?) con la nefasta gramática.

Además me gustaría saber que parejas (de MSLN) les gustaría ver, ya sea para tenerlas en cuenta para futuros fics o hacer algún guiño en este fic. Y por ultimo pero no menos importante que pareja prefieren para Hayate en este Fic, ¿Alicia o Carim?

Con todo dicho (me explaye de más) me alegro mucho de estar de vuelta después de estos larguísimos 2 años y nos vemos en la próxima actualización ^^.