Advertencia: Primero decir que Hakuouki no es mío, si no de Otomate. Jugando a una novel traducida al ingles, no hay ningun tipo de honorífico. Es peor aun porque al ser el nombre de la protagonista editable, y no tener seiyuu, con la novel es imposible saber para mí que tipos de honoríficos se usan... Así que simplemente ignoraré los honoríficos por completo.

Autoengaño

Okita, cuando era niño, juró para si mismo siempre seguir fielmente a Kondou. Aquella promesa le había llevado al Shinsegumi, donde nunca había dudado un solo segundo en matar a aquellos que suponían un peligro para su figura paterna. Su motivación, su forma de ver la vida, todo se lo debía a la única persona que había sido capaz de darle esperanza tras quedarse huérfano, y su mayor deseo era compensar la deuda que sentía hacia él.

Sin embargo, todo comenzó a cambiar lentamente cuando recogieron a aquella chiquilla, Chizuru Yukimura. En un inicio, había sido totalmente sincero en su intención de matarla cuando se habían conocido (después de todo, su mera existencia era un riesgo constante para el Shinsengumi), y había procurado que así siguiese todo, totalmente centrado en su deber.

Aun así, todos en el Shinsengumi habían empezado a dejarla un espacio con el paso de los años. Resultaba peligrosamente fácil olvidarse de donde había salido en primer lugar, porque estaba ahí, dado como todo el mundo había comenzado a tratarla gradualmente.

Pero, aunque tres largos años habían reducido enormemente la hostilidad inicial, Okita no podía permitirse a si mismo olvidar.

Alguien tendría que hacerse cargo de ella si las cosas se les iban de las manos. Daba igual cuanto le hubiese apoyado, cuanto le debiese, la situación era la misma. Ella era el enemigo, era un peligro. Nunca se permitió olvidarlo ni por un instante, para el todo era como el primer día, a diferencia de unos compañeros que cada vez eran más amables y condescendientes con ella.

O eso quería pensar.

La dura realidad le golpeo cuando su espada fue incapaz de atravesarla, a pesar de que estaba en su camino, en el camino de Kondou. Estos últimos 3 años se había estado engañando a si mismo, hacía mucho que la razón por la que se les había unido se había ido perdiendo en su mente, convertida en un detalle sin importancia, y el hecho de que le aterraba verla perder la inocencia a base de sangre y muerte había cobrado fuerza, hasta volverse lo que más le preocupaba.

Verla sostenerle la mirada mientras le animaba a matarla, si así lo deseaba, con aquel "no me moveré" le hizo darse cuenta de que Chizuru era, efectivamente, una más. Tenía la misma alma manchada de sangre y la misma voluntad que todo el Shinsengumi. Bajo el arma y rió, ya no había marcha atrás, estaba tan loca como ellos.

No podía negar la realidad más tiempo. ¿No le importaba si se iba? Mentira ¿No le importaba si se hacía daño? Eso también era mentira. Aunque mentalmente había criticado al resto, y como se habían ablandado, el no había tenido nunca, precisamente, derecho a hablar. Los pequeños momentos que había querido ignorar ahora cobraban una nueva importancia, los sentimientos que estos le habían producido aparecían de nuevo, burlándose de él.

Antes de que el mismo se hubiese reconciliado con la realidad que recién había descubierto, su cuerpo se había interpuesto entre aquella chiquilla y las balas. En aquel momento, se sorprendió a si mismo con el pensamiento de que, mientras ella no estuviese herida, no le importaba nada más. Aunque él sabía perfectamente que Chizuru tenía también la misma capacidad de sanación de un Rasetsu, la idea se le hacía insoportable.

Era un estúpido, un idiota… Sólo ahora se daba cuenta de que, en realidad, el había sido el mas débil de todos ante su presencia, el que más se había ablandado y más espacio la había otorgado en su vida.

Chizuru era importante para él, ya no tenía ningún sentido seguir negandolo. La idea de que su hermano pudiese intentar hacer algo de nuevo mientras él estaba en cama le torturaba, y la idea de perderla de vista le aterraba. De haber podido, se habría levantado, aun con las heridas abiertas y sangrando, y hubiese buscado al cabrón de Kaoru para abrirlo en canal antes de que pudiese volver a acercarse a ella.

No pensaba dejarla sola ahora, iba a tenerla donde pudiese verla y saber que estaba bien. En su estado febril, al fin encontró paz con la parte de si mismo que se había encariñado con ella.

Kondou era la persona que más admiraba en el mundo, la persona que seguiría hasta el fin del mundo, eso no había cambiado ni un ápice. Sin embargo, ahora deseaba mas que nada que fuese Chizuru quien le acompañase hasta ese fin del mundo, porque sabia que lograría superarlo si estaba ahí

Porque había encontrado en aquella persona una nueva razón para su existencia.

FIN

Jugando la ruta de Okita, es un hombre realmente poco transparente, especialmente al principio (aunque despues del incidente con Kaoru y las balas, cambia un montón de actitud), pero deja pequeñas pistas de porque actua asi. Asi que se podria decir que este fanfic son mis conclusiones de como exactamente ocurre todo desde SU perspectiva.

En fin... Mi pareja favorita, son mi headcanon *-* Especialmente despues de jugar la ruta.