PROLOGO
El primero de Septiembre es para muchos un día normal y corriente; sin embargo, en la vida de un mago es el ingreso a la escuela más grande toda Inglaterra, el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería en donde abre las puertas a los niños de once años para que obtengan su educación mágica. En donde elaboran los más prestigiosos magos y brujas reconocidos por todo el país, pero el que más destaca es el actual director Albus Dumbledore; vencedor de un mago oscuro y principal propulsor del movimiento Anti-Voldemort con la formación de su Orden del Fénix.
Todo esto tenía en mente un joven mago que se encontraba caminando por las calles oscuras de Inglaterra, envuelta en una capa negra con capucha para no ser descubierto. Bufo ante su vestuario y lo ilógico de este; él un auror vestido como un mortífago; sin embargo, ante la situación no le quedaba de otra. Su vista se centro en el parque que se encontraba unas calles adelantes y en dos figuras que se observaban en esta, apresuro el paso pero con cuidando su carga, se le había hecho un poco tarde ante la visita de sus amigos.
No eran solamente sus amigos sino sus hermanos, pero para que su plan tuviera éxito es necesario mantenerlos al margen y viviendo en la ignorancia, por lo menos por algún tiempo. Cuanto tiempo, ni el sabia solamente lo indispensable no podía estar tanto tiempo separados no lo soportaría.
Salió de su pensamiento cuando las dos sombras lo saludaban, les regreso una pequeña sonrisa como saludo.
-Qué bueno que estén aquí, pensaba que ya se habían retirado, disculpen la tardanza- recuperando un poco el aliento y acomodando su carga.
-No te preocupes, sabes que ante una petición de ayuda siempre estaré no importa la hora- le decía un hombre totalmente vestido como muggle. Un pantalón de mezclilla, zapatos biege, una sudadera negra y chamarra del mimo color. Su edad no diferenciaba tanto del joven mago: sin embargó, se veía más maduro que este.
- Es verdad, además sabemos las situación por la que pasas y todas las precauciones que debes de tomar- Comento un poco mayor que los otros dos vestido por un traje negro y una corbata azul, una gabardina del mismo color del traje. Aunque vestía de una forma sobria su sonrisa y miraba demostraba una gentileza poco común entre hombres de su edad- estás seguro de hacer esto, no hay otra salida para ellas.
El mago suspiro y su vista se fijo en las dos pequeñas cargas que llevaba, sus hijas Lily y Bianca- No, no la hay, si se quedan pueden morir- Se acerco al primer hombre y le dio una pequeña bebe pelirroja que se encontraba totalmente dormida- Te presento a tu hija Isabella Marie Swan- Se voltea con al otro hombre- Y a ti te presento a Sakura Kinomoto- una pequeña bebita con cabello castaño y unos ojos verdes que mostraban curiosidad al ver a su padre.
-Está bien compañero seguiremos tus indicaciones, te esperamos pronto, de acuerdo- dice el hombre de la chaqueta, despidiéndose de su amigo de la infancia con un abrazo procurando no aplastar a su pequeña hija.
-nosotros igual, espero que esto se termine pronto y dile a Lily que cuidaremos de ella como si fuera nuestra; además dile que ella la extraña y que la quiere.
-Lo sé por eso los elegimos, sabemos que tendrán una familia y estarán segura, sus papeles están en orden para que salgan lo más pronto posible de acuerdo- omitiendo de hacer algún comentario sobre el saludo que le mandaban a su esposa.
Ambos hombres asintieron y desaparecieron, dejando a James Potter solo en aquel parque muggle de Londres. El lugar en donde había entregado a sus hijas para ser salvadas y que no tuvieran que tomar el mismo destino que su hermano Harry. Lo único que esperaba era vencer a Voldemort y tener a sus tres pequeños juntos como una familia.
