¡Hola! ¿Qué tal va todo? ^^ Que ya es 9 de marzo, lo que quiere decir que llevo... 9 días de atraso del calendario que me había hecho para empezar a publicar cosas (soy un desastre)
Esto de aquí no es lo que había pensado publicar. Iba a hacer una historia distinta y empezar a subirla cuando ya tuviera todo listo y revisado hasta el capítulo 5... Pero estoy atascada en el 2 y como quería subir algo recordé una "improvisación" de una historia que hice en San Valentín (algo de romance, algo de infidelidades y yo sufriendo porque no soy romántica) para unos amigos.
Esto es un prólogo corto a ver qué os parece. Si os gusta, como la historia está hecha y sólo es escribirla, sigo con ella y si no seguiré trabajando a tiempo completo en la otra ^^
Prólogo
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
(Antonio Machado)
Kaoru gritó con toda la fuerza de sus pulmones.
Su agonía se verbalizó con tanta potencia que los pájaros que hasta ese momento dormían tranquilos en las copas de los árboles que la rodeaban alzaron el vuelo en medio de un piar desenfrenado que la kendoka no registró más que en la lejanía.
La cabeza le martilleaba una y otra vez repitiéndole su culpa, su traición y su pecado. Cada vez más fuerte y cada vez más inclemente, se burlaba de las excusas que ella misma había urdido hasta hace no tanto para justificarlo todo.
Se sintió tentada de nuevo, esta vez de maldecir a Tae por haber sido ella la que dijera las palabras que la habían condenado.
Hajime-san ha vuelto a Tokio.
Volvió a gritar, esta vez más bajo, hasta que se convirtió en un gemido que intentó ahogar al notar el picor de las lágrimas en sus ojos. Cayó de rodillas, y se llevó las manos al rostro, incapaz de contener ese acto de pena igual que no había podido contener el de rabia y vergüenza de hacía unos instantes.
Maldita sea. Maldita sea yo, que he engañado a un buen hombre. Y maldita sea yo de nuevo, que he engañado a dos buenos hombres.
−Todo ha sido culpa mía… Kenshin, Touya… Perdonadme, por favor.
Se incorporó poco a poco, intentando recuperar la calma mientras los últimos restos de su vehemente desahogo se iban desvaneciendo. Notó cómo su respiración se había agitado mientras lloraba y centró su mente en recuperar poco a poco el control de algo tan básico como aquello.
Inhalación a inhalación, los años de entrenamiento de kendo poco a poco fueron haciéndose notar y la calma regresó a la mente y al cuerpo de Kaoru. Con la calma vino la claridad y un objetivo evidente.
Tengo que contárselo a Kenshin.
¿Qué os parece? Definitivamente el romance no es lo mío pero creo que será gracioso verme intentarlo.
