Saint Seiya no me pertenece si no a Masami Kurumada y a la Toei

Disculpen, esta es la segunda versión del primer cap ya que de este pensaban que era otra bestia mitológica d:, y la historia de ahora se remontara en la antigua Roma espero que no les moleste y disfruten del capitulo.

SEGUNDO CUENTO

ELLOS TAMBIEN TIENEN SENTIMIENTOS

La multitud enardecía en el coliseo, aclamaban a los gladiadores para que mataran a las bestias que deseaban destrozarlos gritaban que era hora de darle muerte a los animales que se usaban como entretenimiento

Leones, tigres e incluso elefantes eran victimas de este sangriento show creado por el hombre pero solo uno de los que estaban ahí viendo el espectáculo pedía que se acabara todo eso, odiaba como trataban a los animales que eran mas hermosos que cualquiera que hubiera visto.

Pero no podía decirlo porque adelante suyo se encontraba su señor el cual se encargaba de llevar a los "sacrificios" a la arena, los grilletes en sus piernas y muñecas eran lo que le impedían tener voz para defenderlos sentía que era cómplice en la matanza. Pedía perdón en su mente cuando un león era atravesado por una espada también cuando a un tigre le cortaban una pata o le rompían las costillas

Su señor sabia lo que sentía por los animales del coliseo y por ello siempre le llevaba a las peleas, para el era de lo mas divertido el verle sufrir deleitándose con las silenciosas lagrimas que abandonaban aquel rostro que le encantaba golpear y humillar frente a sus colegas.

Le tomo del cabello obligando a que se pusiera frente a el ya era tiempo tenia que verle llorar

-No vayas a cerrar los ojos mi lindo pájaro, no quiero que pierdas ningún detalle de como cortar a nuestra mercancía-su voz estaba cargada de burla y su sonrisa se ensancho cuando vio a su esclavo llorar-anda mira y diviértete con esta pelea puedes gritar que se detengan pero solo estarías poniéndote en evidencia, todos y cada uno de los que están aquí se darán cuenta que eres simple basura que puede ser reciclada cuando ya no sirva

-Si soy simple basura. ¿Por qué no me deja libre o me mata a golpes como a los demás?-le desafío por primera vez desde que le habían comprado, esperaba a que soltara un golpe que pudiese tumbarlo pero este nunca llego en su lugar hubo una sonora risa que pensó pudo haberle roto los tímpanos

-Se ve que tienes una lengua afilada-se acerco para lamerle la oreja –me encanta que me desafíen, puede que te suba a mis aposentos esta noche

-Púdrete viejo verde-le dio un cabezazo para alejarlo, como era de esperarse su dueño le dio el golpe que le llevo al piso junto con una serie de patadas y puntapiés. No gritaba por el dolor porque no le daría ese placer preferiría morir antes que darle alegría a ese asqueroso hombre.

-Deberias quedarte callada y no sacar de mas tu lengua-saco una daga que acaricio la mejilla del esclavo –tengo un limite para todo y estuviste a punto de pasarlo. Pero no debes preocuparte linda que hoy te are gritar de gozo

Con esa idea en la mente el hombre le dio la espalda saliendo del palco que le habían asignado, el esclavo se levanto como pudo limpiándose la sangre que goteaba de su boca, su mirada vacía dejaba a la vista los tormentos que había tenido que pasar. Se quedaría otro rato para pedirles perdón a las bestias que llevo ahí solo para que fueran asesinadas a sangre fría.

-Por favor, se que suena hipócrita de mi parte y pueden odiarme si lo desean –dijo en voz alta al ya no encontrarse su dueño, ahora ya no podía fingir mas o quedarse callada-pero por favor encuentren el descanso que se merecen y si algún dios desea traerlos de nuevo a este mundo con el mismo cuerpo que tuvieron, no se acerquen a nosotros porque sufrirán el mismo destino una y otra vez.

Dejo que una lágrima se asomara cuando un elefante perdió parte de su trompa en el feroz combate que tenía con el único gladiador que había en la arena, conocido por ser el mas sanguinario de todos favorito del emperador y amado por el pueblo

-Pero para mi eres más que un bárbaro que intenta gustarle a la gente por sus masacres. No eres más que un patán que se regocija con el sufrimiento ajeno-se dio la vuelta ya no pudiendo soportar el combate-maldito seas Hyperion

Camino despacio por el corredor, su amo ya se encontraba negociando con el comerciante ya que necesitaban a más leones que les fueran mas resistentes que los de ese día.

-El emperador se esta aburriendo ya que los leones no duran-le reprendió y por un momento el esclavo sonrió-debes conseguir algo de mejor entretenimiento si no quieres perder la cabeza

-De eso no se preocupe que tendré los leones después del anochecer-su sonrisa llena de burla demostraba su confianza-espéreme en las prisiones para encerrar a la mercancía

-Te esperara uno de mis esclavos ya que a esa hora me encuentro en mis aposentos-sus sonrisas llenas de lujuria dejaban a entender a cualquiera que otro esclavo seria desvirgando o degollado como la mercancía que eran.

Si, aunque la verdad doliera para la gente de esa majestuosa ciudad los esclavos solo eran mercancía que se podia regalar, vender o tirar a cualquier callejón si es que dejaban de ser útiles cual fuera su función. Los ancianos eran los primeros en desaparecer porque los soldados se deshacían de ellos por decreto del emperador. Solo eran objetos que tenían valor determinado tiempo.

Pero a lo que este esclavo mas le preocupaba era que tendrían que ir a darle caza a mas leones lo que significaba que llevaría a mas de esos majestuosos animales al matadero. Ni loca lo haría, si se llegara a encontrar uno lo ahuyentaría.

-Muevete, tenemos trabajo que hacer-el cabello de su amo callo grácilmente, moviéndose de un lado a otro. Como lo odiaba pero tenia que admitir que tenia algo bueno y eso era:

Sus ojos que con una sola mirada hacia que las mujeres se postraran a sus pies y que les diera la noche que tanto deseaban. Su cabello plateado que ningún otro poseía, era el único de esa ciudad que lo tenia así y por ello la gente nunca lo confundía.

¿Acaso estaba idolatrando a su carcelero?. El recorrido de sus pensamientos los paro de golpe y los guardo en lo mas profundo de su memoria, no era tonta como para fijarse en su amo que era un asesino a sangre fría bendecido por la emperatriz.

Me subió a una jaula que tenia ruedas gruesas en los costados para soportar el peso del material que se utilizaba para la caza. Flechas, cadenas, látigos, espadas, lanzas y un sinfín mas que ella prefirió no mirar porque estaban aun ensangrentadas con la carga de la mañana que ahora estaba inerte en la arena del coliseo y dentro de poco se convertirían en los tesoros del gladiador. La jaula se puso en marcha con gran velocidad, su amo ya sabia donde había que buscar para encontrar buena mercancía.

-Por favor que no haya nada-el esclavo imploro al gran dios esperando a que le escuchara

Después de unas horas llegaron al lugar indicado, el esclavo fue sacado a jalones de la jaula obligado a sacar las armas para empezar la casería, sus manos pronto se llenaron de tierra al igual que su rostro, estaba bien con eso porque su amo no le vería un rato.

-Sabes que eres la carnada, vete a perder un rato-le dijo después de hacerle un corte en el brazo derecho, la sangre le mancho la manga de la ropa que llevaba como pudo empezó a correr tapándose el brazo con la mano. Cuando estuvo lo suficientemente lejos se puso sobre la herida tierra para que el olor no atrajera nada.

-No importa que se infecte, pero ninguno tiene que venir-se decía a si mismo que funcionara, pero todo fue en vano cuando escucho pequeños gruñidos al lado de el-por favor que no sea un cachorro-porque estos la pasaban peor que los adultos.

Se dio la vuelta encontrándose dos cachorros de león, uno tenia una marca blanca en la frente. Sin contar con ese detalle eran idénticos puede que fueran de la misma camada, los tomo rápido en sus brazos y corrió de nuevo. Ahora más lejos de donde estaba su amo

-Perdón pero no pueden quedarse aquí, si lo hacen les quitaran su libertad-no sabia si le entendían pero si lo hacían era mejor. Corrio otro tramo y despues otro hasta que sus pies tropezaron con una trampa hecha de cuerdas

-Oh no-dijo desesperado, tratando de quitarse las cuerdas. Una risa llena de burla se escuchaba a la cercanía, soltó a los leones los cuales se le quedaron viendo expectantes a lo que pasaba-¿Qué están haciendo?. Tienen que irse

-Vaya, vaya mira que tratar de escapar y mas con magnificas bestias-su amo sacaba su navaja que estaba pidiendo la sangre de los cachorros-debes recordar que no puedes hacer lo que quieras, debería cortarle los pies para darte una lección

-Eso quisieras maldito perro-le miro con desprecio, ahora sabia que le mataría así que no importaba mucho lo demás. Iba a ser ella antes de morir-por mi puedes irte al infierno a joderte la existencia Minos

-Eso quisieras mi preciosa Marín pero primero te daré una marca para que todos sepan que eres mía-¿No pensaba matarla?. Entonces planeaba humillarla hasta el ultimo momento, recordarle hasta el ultimo aliento que le pertenecía a alguien.

Minos pateo a los cachorros ya que habían dejado de ser objeto de interés, ahora se concentraba en la chica que estaba en el piso aun mirándole con esa mirada llena de desafío la cual le excitaba. Se acuclillo jugando con el cuchillo que se balanceaba entre sus dedos como si los estuviera acariciando, primero lo enterró en un hombro luego en el otro

Ahora Marín no pudo retener los gritos de dolor que escapaban involuntariamente de sus labios, estaba perdida y el honor de su clan ya se había perdido hace mucho tiempo solo quedando resignarse…

Como si fuera a hacer eso, le golpeo en una de las rodillas para que este perdiera el equilibrio pero no lo logro daría pelea hasta el final como lo hacia antes de caer en el mercado de esclavos. Era una guerrera en espíritu y no se dejaría domar por nadie.

Sus golpes fueron continuos y Minos solo se reía al ver sus intentos de querer escapar, siempre le pareció que esa chica era más de lo que aparentaba. No era como las demás que eran frívolas y de poco intelecto si no que era fuerte y decidida, había decidido desde antes llevarla a la cama pero solo espero para que ese cuerpo madurara lo suficiente.

Le rompió la ropa sucia e inspecciono el cuerpo que tanto ansiaba, estaba en su punto aunque sucio pero eso era lo de menos. Los cachorros le mordieron las piernas y no le quedo de otra que aplastarles las patas delanteras, cuando les escucho gruñir del dolor sonrió con malicia ya sabia que haría después de matar a la chica.

Sus dedos se movieron con delicadeza primero por las caderas recorriendo el ombligo iba subiendo juguetonamente hasta los pechos los cuales golpeo con suavidad, podía ser un psicópata pero sabia como comportarse con una mujer y mas si era virgen. Su navaja ahora ocupaba el lugar de sus dedos no le cortaba aun era pronto para eso.

De nuevo los cachorros se interpusieron entre el y Marín-Que molestos- tomo a uno de la nuca dispuesto a darle fin, estando a punto de clavarle la filosa hoja de hierro en el pecho la mano de Marín se interpuso salpicando con su sangre la cara del cachorro.

-No dejare que lastimes a estos pequeños-ella a pesar de estar temblando le arrebato al león para abrazarlo, el otro le siguió. Estaba dispuesta a protegerlos incluso si le costaba la vida

-Aburrida, ahora no me eres para nada interesante-Minos bostezo ya sabia como iba la cosa-bien si quieres que te mate eso hare-le tomo del cabello obligándola a que se acercara a el, la volteo y puso la navaja en el cuello de la chica. Despacio la empezó a deslizar de un extremo a otro, la mataría lenta y dolorosamente, una garra apareció al lado de el aventándolo a unos cuantos metros atrás, rugidos ensordecedores no se hicieron esperar.

Posiblemente el padre de los cachorros había llegado, Marín les sonrió dándoles una ultima caricia, por fin se reuniría con su familia en el inframundo escucho varias pisadas pesadas que se acercaban con calma. Ahora podía ver que frente a ella habían dos patas de león y en las garras tenia restos de sangre y piel. Ella alzo un poco la vista no pudiendo distinguir bien la figura frente a ella a causa de la sombra que imponía esa enorme figura, solo podía ver dos par de alas doradas que contrastaban con el sol de medio día y unos ojos felinos de un aguamarina intenso que le observaban fijamente.

Sus labios se movieron para decirle algo, su voz no salía a causa del corte que poco a poco le estaba quitando la vida.

"Vivan y sean libres. Ahora e podido proteger a tus cachorros"

Lagrimas recorrieron su rostro cuando la bestia se acerco hasta quedar frente a ella y donde Marín se dio cuenta que no era un león si no un chico el que ahora la estaba cargando al igual que a los cachorros.