Advertencia: Esta historia está basada en los personajes de María Zarattini para la tercera versión de la telenovela Corazón Salvaje, realizada en 1993 por Rendón, con la actuación de Eduardo Palomo y Edith González en la pareja principal Juan del Diablo y Mónica de Altamira. Los personajes están basados en la novela homónima de Caridad Bravo Adams de 1957.
Esta historia es de dos partes y muestra el análisis que hace cada uno de los personajes principales acerca del primer beso que comparten.
Ese beso
.-.-.-.-.-.-.-.-. Punto de vista de Juan del Diablo .-.-.-.-.-.-.-.-.
Juan se había vuelto a quedar solo en su pequeño despacho. Ella había corrido y ni siquiera se había vuelto a mirarlo antes de salir por la puerta. Desde hacía unas horas ella era su prometida, no como Aimeé, que le juró casarse con él, pero tal convenio era un secreto. En este caso ellos estaba comprometidos y todos lo sabían.
Tenía gracia, esas hermanas tenían reacciones similares, ¡pero eran tan distintas! Recordaba perfectamente a Aimeé en un paseo por la playa cuando él la besó… ella dio media vuelta y corrió, a él le había parecido lo más sexy que podía hacer una mujer… y lo había conquistado más con esa reacción de niña.
Pero el parecido entre ellas no llegaba más allá.
Mónica había llegado hasta él realmente angustiada. Descubrir el destino de las jovencitas de Campo Real la había afectado muchísimo. Una mujer de su clase, aún siendo adulta y a punto de casarse, era completamente ignorante de muchas de las atrocidades de la vida.
Lloraba tanto al llegar a su despacho que casi le era imposible hablar. Había entrado directamente hasta él… había hablado medias palabras sin sentido hasta que la había hecho sentarse y coordinar sus ideas.
Era muy diferente a la mujer que le había insistido cientos de veces que se fuera de Campo Real o a la chica que, según don Noel, la noche de su llegada se había enfrentado a Alberto de la Cerna para decirle que había insultado al nuevo administrador…
No, ni siquiera se parecía a la mujer contrariada que le respondía altanera cuando él le decía que no tentaría a nadie o que no defendía a su hermana sino a Andrés. No, tenía un aspecto indefenso que solo motivaba en él deseos de protegerla de todo y de todos.
Nunca había visto a Aimeé preocuparse por algo que no se relacionara directamente con ella misma. Ahora podía ver claramente el egoísmo tan grande de esa mujer. ¿Ella se habría sorprendido de lo sucedido a la nieta de Florindo? Sabía que la respuesta era no. No solo por que no le hubiera impactado, sino por que probablemente nunca hubiera llegado a conocer al anciano y a su familia… no, no era el tipo de gente que ella frecuentaría, a menos por supuesto que pudiera sacar algo con ello. En cambio Mónica… su preocupación por la gente la llevaba a acercarse a ellos, a ayudar al anciano, a su esposa, a la nieta menor y ahora, no solo a la nieta mayor sino también a Azucena, responsable de que doña Sofía se enterara de todo lo sucedido anteriormente entre su nuera y el marino.
Le gustaba su forma de ver el mundo, buscando cambiarlo pero sin ser conciente de que la mayoría de los males que existían eran provocados por gente de su misma clase social. Él había intentado hacerla ver eso, pero la tristeza y las lágrimas en sus ojos lo había obligado a detener su disertación e intentar que la chica se sintiera mejor.
No se le había ocurrido otra manera, había tocado la barbilla de Mónica en una leve caricia y poco a poco se había acercado a ella. Casi sin darse cuenta estaba besando a la rubia joven que estaba sentada a su lado. Ella se había tensado terriblemente, ¿sería el primer beso que recibía en su vida? Esa podría ser la explicación a su posterior modo de actuar…
¡Esa era la realidad! Mónica de Altamira había recibido su primer beso. ¿Quién más iba a haberla besado? El compromiso de la chica con Andrés se había roto antes de que él regresara, según las palabras del mismo Noel Mancera, así que no había existido un cortejo entre ellos.
Mónica no había besado nunca a nadie. Juan no podía decir que ella le hubiera respondido el beso de minutos antes, simplemente había recibido una caricia tierna y consoladora de parte de su prometido. La tensión de la mujer que sería su esposa le mostraba nuevamente la realidad: ella no conocía nada de las lides del amor, simplemente se casaba con él para remediar la situación en la medida de lo posible… Tenía que convencerse de eso; no podía encariñarse con la condesita, si lo hacía saldría lastimado, pues ella no sentía absolutamente nada por él.
No podía negar que la chica le gustaba, era hermosa, dulce, apasionada para defender sus ideas y hasta agradable para conversar cuando el tema no incluía a Andrés Alcázar o a su esposa.
Pero había algo que le molestaba de la visita que acababa de retirarse. Ella había dicho que había buscado a Andrés antes de llegar al despacho-habitación de Juan…
Era una espina en su alma… su futura esposa estaba enamorada de Andrés, eso no era nuevo para él; aunque no alcanzaba a comprenderla. ¿Podría convivir con una mujer que idolatra a ese hermano que siempre tuvo todo? Andrés nunca fue privado de nada, tuvo padres, dinero, tierras… a Aimeé… y, además, el amor de Mónica. Su medio hermano siempre era la primera opción, y eso era algo que no le agradaba.
Pero él era el hombre de la suerte… conseguiría arrancar a Andrés de la mente y el corazón de Mónica, aunque ello le llevara la vida entera. Ese leve beso que le había dado a la rubia le mostró el camino… ella podía amar a su hermano, pero un amor que nunca fue correspondido no podía tener raíces hondas.
Estaba seguro de que no podría vivir con una mujer que amara de esa manera a alguien que no fuera él, pero ¿le interesaba que lo amara a él de esa forma? No estaba seguro de qué responder a esa pregunta, pero sabía que Mónica sufría por su amor no correspondido, así que él se encargaría de mostrarle a la bella condesa que amar es más que idolatrar sin recibir nada a cambio, ya se encargaría de hacer que olvidara al hacendado…
…y tal vez, sólo tal vez, de que dirigiera su cariño hacia el antiguo pirata que pronto sería su esposo.
