Pare el coche en mitad de la carretera, John dormía, así que ahora mismo no tendría que preocuparme por que me viera así, yo tenía que ser la fuerte y seguir adelante.

Me baje del coche, me apoye en el capo y sin poder aguantar más rompí a llorar, llore con todas mis fuerzas, porque a partir de ahora no podía dudar más, no podía tener miedo y tampoco podía llorar.

Mi papel ahora era el de una chica de 18 años que tenía que criar a un bebe de 1 año y medio y tenía que salir adelante.

Mi cuerpo no aguanto y caí de rodillas al suelo llorando y soltando todo lo que llevaba aguantando dos años y que por fin hoy había podido soltar en forma de esas amargas y solitarias lagrimas. Hoy, cuando por fin había decidido irme de Canadá a otro país, hoy, que llevaba a ese niño que ahora era toda mi vida en la parte de atrás del coche , sentado en una sillita durmiendo.

Y ahora era el momento de dejar a la Elizabeth miedosa, a la Elizabeth despreocupada y a la que todo le daba igual que había decido dejar cuando ese niño nació, pero que aun así continuaba dentro de mi, pero ya no, ahora era su momento de marcharse por que ahora era el momento de traer a luz a la Elizabeth valiente, luchadora y responsable, por que ahora estaba sola y todo era por ese niño, todo por el que ahora es mi vida y que lo sera hasta el fin de mis días, por el, por el que me jugué todo y deje atrás mi antigua vida. Por el, por John, por el pequeño ser que me cambió totalmente.