Advertencias: Lime. Pequeñito. Pero está.

Palabras: 441.


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Perspectiva

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Inicialmente todo fue un secreto que nadie pretendía saber.

Hungría se casó completamente feliz de lo que eligió al lado de Austria; lo amaba demasiado como para no dejarse acurrucar por las emociones y el bienestar que sentar cabeza trajo a su vida. Pero (y es que los peros siempre arruinaban su utopía) cuando los siglos se volvieron monótonos la vida lentamente fue perdiendo su encanto. No es que dejara de amar a su marido ¡Jamás podría pasar aquello! Simplemente no fue como esperó y soñó durante su adolescencia. Austria la quería, pero no del mismo modo, no con la misma intensidad que ella deseaba que le demostrase.

Sonaría tonto, obsesivo; pero ella necesitaba una caricia por parte de su esposo, un gesto, un beso dulce en los labios. No es tampoco como si Austria la ignorara pero la húngara necesitaba más muestras de cariño (de que era su esposa) que simplemente pasar las tardes escuchando las melodías del piano. No despreciaba eso, es más, lo entendía como una muestra de afecto y de cariño hacia su persona (porque si Austria no la quisiera, no la invitaría a pasar al salón a escucharlo tocar); pero quería sentir el amor de su marido. Por muy egoísta que aquello sonase.

Y fue allí cuando llegó Prusia. Con una sonrisa torcida y una cerveza en la mano para ella; dispuesto a escucharla y a tratar de reconstruir la especie de amistad que ambos habían tenido en la juventud. Hungría no se dio cuenta de qué y cómo pasó después; porque se dejó llevar por todo lo que sentía y se desahogó, hablando sobre lo que sentía, abriendo las más duras heridas de su corazón causadas por el desamor.

Después, todo fue un torbellino donde ella cumplía sus sonrisas con Austria y en la noche, a escondidas de todo, abrazaba a Prusia.

Pero se acostumbró a ello, aún cuando la mirada de Austria tenía un matiz de recelo, aún cuando la sonrisa de Prusia le decía que no había nada de malo en lo que hacían, porque ella los amaba a ambos. De una forma u otra los quería y los necesitaba.

Austria era el plano del lienzo, donde sonreía y depositaba su amor de princesa; ese sentimiento que casi rozaba el platonismo porque era completamente puro, casi infantil e idealizado; también era donde descansaba su vida normal, en su casa. En cambio, Prusia era el fondo de toda la pintura de su vida, donde se concentraban los sentimientos fuertes y las sensaciones candentes que con el primero no podía obtener.

Y Hungría no era capaz de vivir sin mantener ese equilibrio inexacto y traicionero.


Notas finales:

La perspectiva hace alusión a una técnica de arte, en la que se utiliza el fondo y el plano para dibujar y dar la impresión de que existe volumen.

Gracias por leer.