Encuentros en la cocina
Una chica caminaba aprisa a través de los largos pasillos del colegio, tenía en una mano su mochila, agarrada firmemente procurando que no se le cayese al suelo, su vista firmemente fija en el final de aquél largo lugar. Sus ojos azul brillantes, con un toque metálico no habían parpadeado ni un segundo, abiertos con curiosidad, observando a su alrededor, pero sin mirar a ningún lado concreto. Su larga cabellara rubia, sedosa y limpia la cual le llegaba mas o menos a mitad de la espalda, con dos graciosos escarabajos brillantes en el pelo, los cuales cambiaban de color a cada paso que daban. Una hermosa y tímida sonrisa en su esbelto rostro, dándole un aire soñador e infantil. Y su piel blanca y clara, ni muy morena ni muy albina, era perfecta, pero oculta tras unos pocos rasguños y polvo que acogían sus mejillas, como si se hubiese caído.
Su túnica de color gris, con un escudo el cual tenía un águila tejida de color azul, era el emblema perteneciente a la casa Ravenclaw, la casa de aquellas personas con ansias de aprender y descubrir los secretos que guardaban las letras, los números e incluso el arte de las pociones. Esa chica, la que a pesar de ser llamada 'Lunática' seguía sonriendo, la que a pesar de ser una vergüenza para su casa seguía alegre, la que a pesar de no tener apenas amigos ayudaba a todos los que podía... esa era ella. Ella era Luna Lovegood.
Andaba intentando llegar a su sala común, la clase de Cuidado con Criaturas mágicas que había tenido anteriormente no había salido del todo bien, al querer acercarse más de la cuenta a un extraño animalillo de pequeños ojos verdes, cuerpo fino de color marrón y una maravillosa tira de color azul en lo que parecía el brazo, la había atacado haciéndole las dos marcas que tenía en su cara. Según Hagrid, ese animal se llamaba "Thillín", es un duende de los árboles, que no dejan que los humanos se acerquen mucho a ellos sin ser atacados, pero ella no había prestado atención, solo había sentido tanta curiosidad que se dejó llevar, y eso le había costado. El profesor le había dicho que era mejor que fuera a la enfermería, pero no eran nada para ella, nada grave que curaría en un par de días, no hacía falta ir a la enfermería por eso.
Llegó a su sala común, por suerte todos estarían en el comedor y no tendría que tratar con ninguno de ellos, lo cual aunque no le importaba le dolía, pero no lo mostraba. Luego bajaría a la cocina para coger algo de comida, antes de ir a Runas Antiguas, la adivinación no era lo suyo, como decía la profesora, no tenía ojo interior. Dijo la contraseña sonriendo como siempre, limpiándose un poco la cara, al fin y al cabo, no le gustaba estar sucia.
La contraseña era 'Locatis' cosa curiosa, por que significaba Lunático o Lunática técnicamente. Al entrar en la sala resistió poner una mueca, pues en uno de los sillones se encontraba la estrella del equipo de Ravenclaw, Cho Chang. Era asiática, pelo corto, morena y muy guapa, una de las más hermosas de su casa sin duda, nunca había hablado con ella, aunque sabía cosas y rumores, no por tanto su colegio era Hogwarts donde los secretos estaban estrictamente prohibidos. Se iba a retirar a su habitación sin ser notada, por que esa chica ni siquiera se había dignado a mirarla, ni falta que hacía, como si le importara mucho lo que le dijese. Estaba apunto de subir el primer escalón cuando notó que ella la llamaba.
- ¿A ti te dicen Lunática Lovegood, verdad? – sonrió un poco al mirar los atuendos de la rubia.
Ella se giró y la miró a los ojos, sin mostrar nada, como si las palabras que había dicho no la hubiesen herido en absoluto, y en verdad así era, pues tan acostumbrada estaba que ya ni se inmutaba.
- Si, ¿por qué lo preguntas Chang? – contesto si la menor gana de hablar.
- Por nada en especial, solo quería ver por mis ojos que lo que dicen es verdad – se levantó del sillón y se dirigió a la salida – que eres una 'Lunática' – rió tontamente y salió de aquel lugar.
Luna se quedó al pie de las escaleras con la mirada perdida y la vista algo cansada, suspiró levemente y se dirigió a su habitación para dejar sus cosas y tomar una ducha de agua caliente, le hacía mucha falta. Dejó encima de su cama la mochila, por extraño que pareciera, la habitación que compartía solo tenía dos camas, la suya, y la otra vacía, por que nadie quería tenerla como compañera de cuarto, así que la tenía decorada a su gusto. Las paredes azules con alguna que otra foto del 'Quisquilloso' o suya y de su padre, una mesa donde había unos cuantos libros de lectura muggle y unas plumas de recambio, aunque acababa de empezar el curso, algunas cosas ya se las habían quitado, como su pluma favorita la cual era de fénix, una pequeña caja de música de color caoba, o su libro muggle favorito, Hamlet. A nadie le importaba que se los quitaran, lo bueno era que a final de año acaba recuperándolas todas.
Abrió su baúl y sacó una túnica limpia, la que tenía los elfos se encargarían de lavarla después. Había también unos cuantos pantalones y chalecos muggles, su padre y ella, con el dinero del año pasado, se había ido a Suiza de vacaciones, habían sido muy divertido buscar snorkacks de cuerno arrugado, aunque no hubieran encontrado ninguno. También se había comprado ropa nueva, aunque casi nunca se la ponía, prefería tener la túnica. Entró en el baño y puso el agua de la ducha a temperatura templada, ni muy caliente ni muy fría, sino ambiente. Se metió en ella limpiándose la cara con los ojos cerrados, era como si disfrutara del tacto del agua, como si estuviera en paz... un momento en el día en el que nadie la martirizara ni la insultara, un instante en el que poder abrir los ojos y verse a si misma en el espejo, sonreír al verse libre, pero volver al infierno al salir de su cuarto, un pequeño paraíso para ella, ese momento, era único.
Palpó a ciegas en busca de la toalla, al tener los ojos cerrados tardó un poco en encontrarla, pero no más de lo debido. Se la colocó alrededor del cuerpo mientras posaba las frías baldosas del suelo con los pies desnudos, abrió los ojos y se miró al espejo durante un momento, sorprendiéndose un poco. La toalla marcaba las curvas de su cuerpo perfectamente por que su piel húmeda había conseguido pegarse a ella. Su cabello goteando por el suelo dejando leves gotas en sitios dispares, sus ojos escondidos tras ellos pero aún así brillando. Casi se había olvidado que como todas, era una chica de 15 años, bueno 15 para cumplir, que detrás de los harapos se encontraba un hermosa chica, que tras ella misma, se encontraba 'ella' si se podía decir de alguna forma. Parpadeó un sonrió levemente durante unos instantes sin preocupaciones, pero la sonrisa se apagó dejando en su lugar una mueca algo triste.
Se visitó sin prisas, disfrutando de cada minuto de soledad, de cada instante en paz, esa era una de las razones por la que le gustaba la biblioteca, nunca tenía que preocuparse por nada ahí. Busco entre sus objetos una cosa en especial, unos pendientes con forma de colmillo de dragón de plata, se los había dado su padre antes de marcharse de casa, podía decirse que eran una de las cosas normales que guardaba, se quitó los que tenía puestos con forma de brujas y se colocó esos.
Salió sigilosamente de su cuarto, aún no había vuelto la gente del comedor, mejor. Tenía la mochila en la mano, con algo de suerte podría hacer el ensayo de pociones después de Runas y luego hacer el trabajo sobre los Thillín que mandó el profesor antes de irme de allí. Aunque estaban a 16 de Septiembre ya había muchas cosas que hacer, el año no había echo nada más que comenzar, así que tenía que esforzarse mucho, ese año eran los TIMOS y tenía que aprobarlos. Bajó las escaleras y salió de la sala mirando a ambos lados de los pasillos, procurando que nadie la viera merodear por ahí. Se fijó en el retrato de las frutas y le hizo cosquillas a la pera haciendo que se abriera el pasadizo hacia las cocinas donde los elfos domésticos habitaban. Al pisar el suelo vio a un simpático elfo de ojos verde saltones aproximarse a ella con una sonrisa y ofrecerle asiento.
¿Qué quisiera tomar señorita? – preguntó con voz algo chillona.
Sino es mucho pedir, un zumo de calabaza frío y una macedonia, no tengo mucha hambre la verdad – dijo con voz calmada – por cierto, ¿qué tal esta Winky, Dobby? – comentó algo preocupada.
Pues... está mejor señorita, ayer bebió mucho y Dobby la tuvo que cuidar, Dobby se preocupa mucho por ella señorita, pero se deprime demasiado y solo puede beber señorita, a Dobby no le gusta que haga eso... – bajó la cabeza apenado.
No te preocupes – bebiendo un poco de zumo – seguro que se pondrá bien, ¿y tu que tal estás? – parpadeó.
¿Yo? Bueno... aquí Dobby es feliz trabajando, así que se diría que Dobby está bien señorita – sonrió.
Eso es bueno – dirigió la mirada a su comida - ¿crees que sea hoy un buen día?.
Al parecer sí señorita, a Dobby le gusta más el invierno, se trabaja mejor y Dobby se encuentra feliz.
Luna sonrió cansadamente y se terminó la macedonia metida en sus pensamientos. Había conocido a Dobby hacía como un año. El pasado año lo vio en la sala de los menesteres cuando practicaba Defensa Contra las Artes Oscuras con los del ED y tuvo curiosidad por conocer a los elfos de Hogwarts, la verdad es que no sabía que había elfos domésticos en Hogwarts, aunque lo sospechaba. Dobby era muy simpático, aunque también estaba la elfa Winky, a la cual le tenía cierto afecto, aunque siempre estaba sola y bebiendo, le daba un poco de lástima... Se levantó y dio las gracias por la comida a Dobby el cual se alegró... "por lo menos ya no se da golpes en la cabeza" pensó Luna.
Iba a salir del retrato cuando se tropezó con alguien que acababa de entrar y perdió el equilibrio lista para chocarse con el suelo, pero antes de que cayese una mano sujeto la suya fuertemente impidiendo que cayera haciendo que volviera a tener su posición normal. Estaba aturdida, repasando, casi se cae, alguien le golpeó al querer entrar y ella salir, y ese alguien le había ayudado a no caerse, ahora la incógnita era saber quien era ese 'alguien' para obtener el nombre. Levantó su vista para encontrarse con unos profundos ojos verde esmeralda mirándola con preocupación, ella conocía esos ojos en alguna parte...
¿Te encuentras bien Luna? – preguntó.
Ya sabía quien era, a la persona que había ayudado en el departamento de misterios, aquel que consideraban un héroe y salvador del mundo mágico, El-niño-que-vivió. Pero para ella solo era un chico normal, Harry Potter, daba igual apellidos, solo era otro muchacho, otro joven que aprendía magia, otro estudiante de Hogwarts.
Si – sonrió – estoy bien, menos mal que no me he caído, el golpe hubiera sido fuerte – asintió quitándole importancia.
Disculpa por el golpe, no miraba por donde iba, estaba en otro mundo – la miró tranquilamente, hacía mucho que no conversaban con él la verdad, desde final de curso exactamente.
No te preocupes, siempre pasa no te preocupes – dijo de forma soñadora y divertida – yo ya me iba a la biblioteca tengo que terminar un ensayo de pociones – pasando a su lado – hasta pronto – dirigió una última mirada al muchacho que se despidió de ella con la mano y se quedó dentro de la cocina mientras ella iba de camino a la biblioteca.
Harry se había quedado algo pasmado, por el encontronazo y también por la reacción de la chica, no sabía que conociera también las cocinas, pero los secretos de Hogwarts no siempre son permanentes. Se sentó en una de las mesas la cual los elfos llenaron de dulces y pasteles, en verdad no había venido para comer, sino para hablar con Dobby un momento. Se acercó al elfo.
Buenas tardes Dobby – comentó el chico.
Pero si es el señor Harry Potter, Dobby se alegra de verlo señor – chilló un poco.
¿Cómo estás? – preguntó calmadamente intentando mantener un tema de conversación.
Dobby se encuentra perfectamente, es la segunda personas que se lo pregunta hoy a Dobby señor – sonrió formándose una mueca.
¿Otra persona?. ¿Te refieres a Luna? – contestó curioso.
Si señor, la señorita es muy amable con Dobby, y se preocupa por la salud de Winky señor, es una chica muy buena señor, a Dobby le gusta su compañía.
¿Desde cuando la conoces? – parpadeó.
Desde el año pasado señor, poco después de Abril, viene aquí la mayoría de las noches para comer, no tiene muchos amigos que Dobby sepa, y a veces cuando esta por aquí a la señorita se la ve deprimida, aunque siempre sonríe – agachó la cabeza – Dobby ha oído decir por las salas cuando limpia que la llaman 'Lunática' y a Dobby no le gusta que llamen así a la señorita, por que la mayoría de ellos ni siquiera la conocen y la juzgan señor.
Harry esbozó una sonrisa cansada, a él le caía bien Luna, y no le gustaban que la llamaran así, podía parecer que estaba loca, pero en verdad era mucho más cuerda que la mayoría de ellos, podía creer en cosas fantásticas, e ir vestida de forma extraña, pero no era motivo para marginarla.
¿Usted piensa que la señorita está loca... señor? – pronunció con algo de temor inducido en su voz.
Yo no pienso eso, ella no está loca, tiene gustos un tanto extravagantes, pero no creo que esté loca, yo por lo menos no lo creo – dijo sinceramente.
Sabía que usted pensaba igual que Dobby señor – sonrió – la señorita no está loca, es una chica muy buena –asintió – a Dobby le gustaría verla alegre alguna vez señor, con una sonrisa de felicidad en verdad.
¿No crees que sonría de verdad? – preguntó.
¿De verdad? Dobby no lo cree señor, Dobby cree que es para que la dejen en paz, por que es así, pero Dobby no la ha visto sonreír de felicidad, de cansancio, triste, ilusa, soñadora... muchas caras de la señorita, pero nunca feliz, a lo mejor usted si la ha visto así señor – miro a Harry – debe tener una linda sonrisa.
Si... a lo mejor Dobby – comentó pensativamente – bueno, me voy a la sala común, Hagrid nos ha mandado que hagamos un trabajo sobre los 'Falitios' – hizo una mueca aburrida – nos veremos otro día Dobby – se despidió y se aproximó a la salida.
- Un placer hablar con el señor – hizo una leve inclinación y desapareció de la vista del muchacho.
Harry anduvo por los pasillos hasta quedarse parado mirando al campo de Quidditch desde uno de las ventanas del castillos, un montón de alumnos estaban en el lago hablando, y otros volando en el campo. Pero sus pensamientos se cernían en la sonrisa de Luna, era extraña, como el '¿Por qué sonríe la mona lisa?' un misterio... al igual, '¿cómo sería la sonrisa de Luna en verdad?' un misterio... No se la imaginaba sin su sonrisa soñadora... una sonrisa de verdad... una hermosa sonrisa de felicidad...
En verdad Dobby tiene razón... sería una linda sonrisa...
Continuará...
No sean crueles, es mi primer fics de esta pareja, pero me encanta en verdad n.n. Espero que sean piadosos de esta primeriza en el campo de los fics de Harry Potter n.nUU. Dejadme review ;).
