Disclaimer: Los personajes son de Stephenie Meyer.
Claim: Jacob/Lizzie
Summary: Jacob la miró, Lizzie sonrió. Y ya no hubo vuelta atrás.
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I
Encuentros fortuitos
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Aquello no era lo que ella llamaría una buena forma de conocerse, especialmente porque él, quien se había presentado con una mirada perdida y un ligero tartamudeo como Jacob Black, parecía querer agregar "Secuestrador" a su carta de presentación. Y ella era, por supuesto, una buena ciudadana con un buen par de pulmones y sus intenciones no eran, ciertamente, convertirse en su secuaz.
…o eso pensó al principio.
—Te daría la mano Jacob Black…—Dijo, sonriendo con desfachatez—…Pero me arriesgaría a que dejaras mi mano extendida otra vez—Y se complació al verlo enrojecer.
No es como si estuviera flirteando con él. Solo era una charla casual con un delincuente en potencia, aunque no estaba segura de que él lo fuera— Nunca juzgues un libro por su portada, Lizzie, nunca o terminarás escogiendo un mal libro de romance juvenil en lugar de…
— ¿Quieres dar una vuelta?—Ella dio un ligero respingo y Jacob apretó la mandíbula.
Lizzie le observó, con sus grandes ojos canela y un pequeño puchero. Pasó todo un minuto antes de que ella respondiera—Desde pequeña me enseñaron a no subir a los carros de desconocidos—Y él asintió, bajando la mirada y luciendo un tanto herido, Lizzie tomó una gran bocanada de aire sintiendo algo removerse en su pecho—Pero podría aceptarte un helado—Sonrió, encogiéndose de hombros un tanto avergonzada.
Jacob la observó, con la mirada destellante y una enorme sonrisa en los labios ¿Hacía cuanto que no sonreía de esa forma?
Ella sintió las mejillas enrojecer, bajó la mirada y dio una suave palmadita en el capo del Vantage—Quiero el cono más grande—Advirtió con un carraspeó, Jacob asintió sin más y comenzó a caminar hacia el centro del parque donde se encontraba un curioso anciano vendiendo helados. Ella le siguió de cerca.
— ¿Te gustaría uno de chocolate?—Preguntó Jacob, sonriéndole. Lizzie negó y miró al vendedor.
—De limón, quiero el cono más grande de helado de limón—El anciano asintió y pasado un par de minutos le tendió a ambos los conos más grandes de limón y chocolate respectivamente.
El anciano sonrió y miró al joven Quiletu quien comenzó a registrar sus bolsillos. Nada. Absolutamente nada, ni un solo dólar—Heee…—Toda su cara se puso roja de vergüenza. Un penoso minuto pasó, Lizzie rodó los ojos hasta ponerlos en blanco y tendió lo acordado al vendedor quien le sonrió ampliamente y luego dedicó al chico una mira de pena.
— Es un mal delincuente—Pensó divertida—Mira que no tener dinero…
Ella soltó una risilla causando un respingo en el joven Quiletu quien, a esas alturas, estaba ya martirizándose por semejante error.
— Bien…Jacob Black—Dijo ella comenzando a caminar—Parece que me quedarás debiendo otro cono, aún más grande, de helado de limón.
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