SERENDIPIA

/Inuyasha no nos pertenece, sino que es obra de la maravillosa y cruel Rumiko Takahashi que por fin se dignó a terminar el manga/

SERENDIPIA

Se encontraba recostado en el sofá esperando su próxima misión, ésta vez tendría que matar a Hakudoshi Matsura, así que aguardaba que su compañero de labores llegara para entregarle la información necesaria para el caso. Desde hacia años que hacía eso, sus ojos dorados habían visto mucha sangre y súplicas estúpidas durante ese tiempo, pero no le importaba seguir con eso, en realidad nada le importaba, desde el asesinato de sus padres seguía las órdenes de su loco medio hermano que quería crear un mundo "mejor" asesinando a todos los corruptos del estado… menudas tonterías, él las seguía sólo porque si.

Tocaron el timbre, debía ser Miroku con la información. Abrió la puerta despacio y allí lo vio con su típica vestimenta de ejecutivo.

-Pasa rápido…

-¿tan desesperado estas por matar amigo Inuyasha?-pasa el joven de cabello oscuro y ojos azules, sentándose en uno de los sillones de cuero negro de la sala

Inuyasha sin tomarlo en cuenta le quita la carpeta

–haber… miembro de las empresas Yoshiba, lleva más de siete años trabajando… rutina diaria… bien podré matarlo mientras va al gimnasio

-¿cuando será eso?

-dentro de una hora más

-¡¡tan rápido!! Tengo que preparar el equipo para dejar limpia la escena del crimen-dice Miroku algo alterado

-pues… que sea ahora

Miroku se retira colocándose unas gafas oscuras, Inuyasha va a su habitación a prepararse. Para que no lo reconozcan como "asesino" usaba unos lentes de contacto oscuros y una especie de peluca que tapaba sus cabellos plateados que fácilmente podrían servir para incriminarlo. Cuando estaba ya vestido y con una espada en la mano suena su celular

-¿qué pasó Miroku?

-está sólo en el gimnasio, es hora que vengas

-estaré allá en diez minutos

Kagome Higurashi desde hace cinco meses trabajaba en ese lujoso hotel que tenía de todo, incluso ella misma se asombraba por eso… desde múltiples terrazas hasta gimnasio con piscina incluido, simplemente fantástico. Ya era bastante tarde cuando su jefe, el Señor Totosai la mandó a revisar el gimnasio, para que todo estuviera bien. Según él quedaba sólo un cliente muy importante ocupándolo y en esos casos la atención del lugar debía ser la mejor.

Llegó para comprobar que aquel señor no tuviera ningún inconveniente, pero lo que vio la dejó más que choqueada. Un joven mucho más alto que ella se mantenía con una espada casi de su porte atravesando a otro hombre que se encontraba de buzo… quedó tan impactada que ni siquiera un grito logró salir de su garganta seca "me va a matar" pensó

Miroku le había dicho que sólo él se encontraba en el lugar, maldita la hora en que confió en sus estúpidas conclusiones. Había terminado con el maldito de Hakudoshi, ahora debía enfrentarse a un problema mayor "una testigo, ¡rayos!". Así se acercó sigilosamente a ella mientras pensaba que haría: opción uno matarla, u opción dos dejarla ahí… no podía aclarar sus pensamientos, pero cuando divisó como ella estaba a punto de gritar se acercó amenazadoramente y le tapó la boca.

-ni se te ocurra gritar o te mato –le susurro al oído

Kagome sintió su ronca voz y su aliento en el cuello y creía que las piernas no la iban a mantener de pie, más aún cuando escuchó su amenaza, así que sin tener esperanzas de escapar simplemente los nervios la vencieron y se desmayó.

"Ahora se me desmayó, peor" sin saber lo que hacía tomó a la muchacha en brazos y salió del lugar hacia la única parte más segura y a la que nunca esperó llevar a una chica… su casa.

El portero lo saludó como de costumbre, Inuyasha se excusó diciendo que su amiga no se sintió muy bien al momento de salir juntos.

-Señor Inuyasha es usted todo un galán, así deja a las chicas- el portero le sonrió de manera cómplice, sin embargo, Inuyasha solo le dirigió una media sonrisa.

Nadie sabía en ese condominio a que se dedicaba realmente, lo único que veían de él eran sus lujos y el elegante Volvo en el que siempre se paseaba, con ese aire de respeto y elegancia.

-veamos- abriendo torpemente la puerta de su casa, cargó a la muchacha hasta su cama y ahí la recostó. La miró detenidamente "no debe tener más de 23 años" dijo para si, se veía tranquila en su estado de inconciencia.

Ahora tenía muchas cosas que hacer, primero llamar a Miroku para aclarar su estúpido error, y discutir con sus jefes su nuevo asalto, pero antes que todo tenía que despertar a la joven que tenía en frente.

- haber muchacha, trata de despertar con esto- le estaba pasando suavemente por su nariz un algodón untado con alcohol, eso la despertaría. La chica no

reaccionaba, en eso suena el teléfono y torpemente le deja el algodón entre la nariz y sus labios.

-¿diga?- jamás se mostraba amable ni por teléfono ni en persona, porque eso no valía mucho, para él las cordialidades no eran más que estúpidas reglas que disimulaban el cinismo de las personas.

-hola Inuyasha,- al otro lado se escuchaba una voz ronca y varonil, más fría incluso que la del mismo Inuyasha- hablas con Sesshomaru, ¿que tal? ¿Acabaste exitosamente con Matsura?

Ya se imaginaba que su medio hermano lo llamaría para preguntarle los "pormenores del asalto", obviamente sería bastante claro en la descripción de los hechos, bueno no tanto lo de la chica lo omitiría.

Kagome se encontraba saliendo de la inconciencia, lo notó cuando comenzó a escuchar una voz masculina al inicio un tanto lejana, pero luego se le comenzó a acentuar más.

-¿donde demonios estoy?- se preguntó intrigada, miró a su alrededor, la cama era grande y cómoda, los colores eran bastante elegantes lo cual acentuaba su pregunta, claro… recordó para sí que fue testigo accidental de un asesinato -Dios mío- dijo suavemente, se sentó en la cama y puso ambas manos que sudaban frío sobre sus sienes

-sabes ya tengo que cortar, me avisas para lo próximo, pero antes! No una hora previa, no seas ridículo hay que preparar todo o quieres que nos descubran, ya adiós- apresuró aun mas la conversación porque sintió ruidos en su habitación supuso que la chica ya estaba despierta. La puerta de la pieza estaba cerrada tocó y pasó – permiso, ¿te encuentras bien?

Kagome vio el rostro del chico y a pesar tener ojos y cabello distintos definitivamente era el asesino, no se dio ni cuenta cuando el miedo la hizo tener una silla en sus manos, su mirada perdida, su rostro sudando y pálida de miedo. No quería morir y menos en un lugar que no conocía – ¡aléjate! O sino te golpeo, sé lo que hiciste con ese hombre y…y…Dios mío, eres un asesino- sus piernas volvían a flaquear pero esta vez era por el peso de la silla.

-quieres soltar eso- parecía fastidiado y a la vez extrañamente divertido, las expresiones de susto de la chica eran muy graciosas -sueltas eso o sino saco lo que tengo en mi bolsillo- su rostro se tensó y se acercó lentamente a ella.

Ojalá que les haya gustado el primer capitulo, prometemos subir pronto el segundo, por favor dejen reviews con sus opiniones, sean buenas o malas

xoxo I&P