Hola ¿qué tal?
Aquí reportándome después de varios meses llenos de trabajo y altibajos.
Quiero agradecer a todas las personas que me han leído y los comentarios que me han dejado alentándome a continuar esta historia. Sin ustedes, no me habría animado a hacerlo.
Pues bien, a continuación el prólogo de la segunda parte de humanidad.
Espero que los disfruten.
Prólogo.
Quince años se dicen muy fácil. Pero para alguien como yo, que ha vivido tantas cosas en su vida no es precisamente un tiempo corto. La añoranza de lo que un día tuve me hace preguntarme si alguna vez en mi vida estuve realmente vivo.
Ciertamente no soy alguien a quien los sentimientos dominen, pero no puedo negar que a veces quisiera que esos sentimientos afloraran y me permitieran por un momento externar lo que guardo en mi interior.
Durante muchos años no tuve más que soledad. Vivía rodeado de personas, y sin embargo, me sentía solo. Mi vida solo se limitaba a quitársela a otros. Y aunque fui criado para matar, nunca disfruté hacerlo.
Ciertamente mi vida estaba vacía... hasta que ella llegó.
Durante más de ocho años, Cortana fue para mi un faro en la oscuridad. Su carácter vivaz y alegre era tan diferente a lo que yo estaba acostumbrado a recibir de la gente que no tardé mucho en apreciarla como la mejor compañía que había tenido en toda mi vida. Luego, fue la mejor amiga que jamás pude desear y finalmente la mujer a la que he amado todos estos años.
Todos a mi alrededor siempre me han tratado con respeto, desprecio, indiferencia o miedo, eso fue cierto entonces y lo es ahora. Pocos en toda la galaxia se paran a pensar en que debajo de esta pesada armadura hay un ser humano que vive y respira, que come y bebe, que siente deseos y necesidades. Y durante mucho tiempo yo también lo ignoré.
Gracias a ella descubrí que no soy una máquina.
Cortana desde el primer día en que nos conocimos me trató de forma diferente, como si fuésemos amigos de toda la vida, lo que no es de extrañarse al ser ella un clon de la mujer a la que durante muchos años había considerado casi una madre. Aunque, en ella había algo que la hacía diferente y que hoy, a pesar de los años, aún no puedo definir.
Los seis meses que viví con ella en Minister después de su composición me abrieron los ojos a cosas que jamás creí que existieran y que sin embargo, me hacían tanta falta como el aire que respiro. La principal de esas cosas era el amor.
Amor, una palabra que antes de ella no tenía ningún significado para mi y que al escucharla de otras personas me parecía tan impersonal, tan ajeno a mí como los alienígenas que mataba cada día.
Con Cortana conocí el amor entre amigos y el amor como pareja. Y fruto de eso ha sido mi hija Miranda, a la que nunca he conocido y de la cual solo conservo una vieja fotografía de su segundo cumpleaños.
Año tras año la esperanza de reunirme con ellas me ha mantenido en el camino y no pienso rendirme. Ya solo queda poco tiempo para que mi condena termine, y cuando eso suceda, renunciaré a todo lo que una vez conocí y que después de Cortana perdió su significado.
Iré con mi familia a tratar de recuperar la vida que una vez me arrebataron...
...y esta vez... solo matándome podrán quitármela.
¿Qué puedo decir de esto?
Pues simplemente que cuando escribí la primera parte, quedaron muchas cosas en el tintero. Sinceramente, hubo varias situaciones que quise incluir, pero que por el contexto de la historia me habría sido difícil justificar, pero que en esta, espero poder agregar.
Este prólogo lo hice en primera persona para entender los sentimientos de John acerca de su vida después de ser enjuiciado y condenado y de la añoranza de su vida lejos de UNSC y de todo lo que lo rodeó durante gran parte de su vida.
Espero haya sido de su agrado y...
¡Nos leemos en el próximo capítulo!
