Amy volvió al salón con un cuenco lleno de palomitas y se sentó en el sofá, en la pantalla apareció el logotipo de Warner Bros, y luego, después de que la pantalla se oscureciera, se vio una lechuza sobre un cartel que ponía "Privet Drive". Se había visto la película millones de veces, pero una vez a la semana veía alguna de las películas de Harry Potter. Y es que eran una Potterica a muerte.
Los padres de Amy se habían ido aquella mañana para pasar unas vacaciones en un pueblecito, y Amy tenía planeada una temporada tranquilita con peliculas de Harry Potter y música a todo volumen, comiendo lo que le apeteciera,... un paraiso.
En ese momento, la tele se apagó, y se fue la luz en la casa.
-¡Maldito apagón!-se quejó Amy poniendose de pie-¿Se puede saber que te he hecho yo para que la tomes conmigo JUSTO AHORA?
Como si fuera una respuesta, se escuchó un fuerte "Crack" en el pasillo, automaticamente, Amy se calló, ¿y si habían entrado en su casa?
Solo había una forma de comprobarlo, cogió el bastón de su abuelo salió al pasillo casi a oscuras.
-¡Crucios!-se quejó alguien con una voz fría y siseante que hubiese reconocido en cualquier lugar del mundo-¿que demonios ha pasado? ¡Esto no es la mansión Malfoy!
¿Malfoy? ya eran dos coincidencias, solo se le ocurrió una forma para saber lo que estaba pasando; atacar al asaltador/fan de los mortífagos, en ese momento, volvió la luz, y vio delante de ella a una figura vestida con una túnica negra.
A Amy se le agrandaron los ojos como platos y se los frotó, luego se pellizcó, y el dolor de su brazo le indicó que no estaba soñando, delante de ella, había un hombre (si se le podía llamar así) de tez muy pálida, calvo y sin cejas, con sus ojos como de serpiente.
Lo había visto demasiadas veces en las películas como para no saber de quien se trataba.
-¿Lord Voldemort?-preguntó Amy al borde del colapso-¿eres... Lord Voldemort?
La apuntó con la varita y se preguntó como aquella muggle sabía su nombre.
-Si, ahora cierra la boca, apestosa muggle.
-Me llamo Amy-le corrigió-no "asquerosa muggle"
-¡Que te calles!-le ordenó-no tienes el permiso de pronunciar mi nombre, ni de tratarme con tan poco respeto ¡Avada Kedavra!
Amy cerró los ojos fuertemente y puso las manos delante, por puro instinto aunque supiera que eso no la iría a proteger nada, esperó el rayo de luz verde, pero no llegó.
Abrió los ojos para seguir viendo a Voldemort, que seguía apuntandola con la varita, mirandola sin comprender.
-¡Avada Kedavra!-volvió a gritar.
Nada.
-¡Crucio!
Nada de nada.
Amy lo miró con una ceja levantada, muy extrañada. Aquello no era un sueño, pero entonces... ¿Que hacía Voldemort en su casa?
-¡Crucio!-repitió al borde de la desesperación.
-¿Quieres palomitas, mientras espero a que me mates?-preguntó sarcásticamente. Siempre había deseado meterse con Voldemort en persona, y parecía que no se iba a defender.
-¡Callate ahora mismo, sucia muggle!
-De sucia nada, que me he bañado hace un rato-replicó ella ofendida.
-¿¡Como te atreves a hablarme de esa forma!-gritó-¡Avada Kedavra!
-Y dale...-dijo poniendo los ojos en blanco.
Voldemort, por primera vez en su vida, se dio por vencido y miró a su alrededor.
-¿Donde Avada estoy?-preguntó mirandola entre furioso y confundido.
-En el pasillo de mi casa-respondió ella entre confundida y divertida.
