Vuelvo con otra historia de Dramione. Espero que le guste.

Estuve pensando durante un tiempo en como actuarían los Slytherin teniendo a una nacida de Muggles e su casa.

Espero que les guste el capítulo y déjenme sus Review. Me encanta leerlos.

Los personajes no son míos, supongo que ni la idea, pero la trama me pertenece al cien.

Sin más.


Septiembre, 1. 1994.

Hogwarts.

Hermione nunca antes se había sentido tan feliz. Cuando aquella señora con una vestimenta rara tocó a su puerta nunca se espero la noticia que recibiría.

¿Una bruja? ¿La magia existía?

Sabía que no encajaba con los demás niños y tal vez esta sería su oportunidad de por fin tener amigos.

Lo sabía todo de Hogwarts y la historia del mundo mágico. Ella siempre había amado la lectura y cuando tuvo nuevos libros con un gran propósito por leer nada la detuvo.

Hogwarts la mejor escuela de Magia y Hechicería del mundo.

Sabía cómo se dividía.

Sus famosas casas:

Gryffindor.

Ravenclaw.

Hufflepuff.

Slytherin.

El estandarte de la casa de Gryffindor era un león. Uno podía entrar a la casa de los leones por su valentía y buen corazón.

La casa de Ravenclaw su imagen era un águila. Sabiduría y una gran hambre por aprender y ser el mejor, era la forma de entrar a esa casa.

Los tejones de Hufflepuff, uno se caracterizaba por ser leal y amable sobre todas las cosas.

Y por último la gran serpiente de Slytherin, la ambición y astucia. Sabía que Merlín había pertenecido a esa gran casa, como Voldemort. El mago más tenebroso de todos los tiempos que había sido vencido por los Potter. Pero sobre todo la casa se caracterizaba por que la mayoría de sus alumnos eran de familias de sangre pura, el mayor honor (para ellos) del mundo. Te hacia un ser superior al resto.

Tenia la valentía de un Gryffindor, a su corta edad había sabido defenderse de los abusivos de su escuela.

Era inteligente, como un Ravenclaw. Leal como un Hufflepuff pero sabía que por más ambiciosa y astuta que fuera nunca podría pertenecer a la casa de las serpientes debido a que era una hija de muggles.

Así que nunca se espero que el sombrero seleccionador la enviará a Slytherin. Era imposible.

Mientras caminaba, medio aturdida y tambaleándose, hacia la mesa de la que sería su casa durante siete años lo único que podía escuchar era el eco de la voz del sombrero:

¡SLYTHERIN!

¿Slytherin? ¿Era una broma de mal gusto?

Su cara era una gran muestra de que la habían condenado a prisión de por vida (lo cual no era tan errado).

Cuando llegó a la mesa de Slytherin se sentó dando la espalda al resto de la selección mirando fijamente la gran mesa de madera. Podía sentir la mirada de las serpientes sobre ella.

-Bienvenida -dijo una voz de hombre. Su vista se levantó con claro gesto de miedo. Un muchacho alto y de cabello negro como sus ojos le sonreía como si estuviera orgulloso de que ella, una hoja de muggles, fuera de Slytherin- Mi nombre es Marcus Flint, soy el capitán de Quidditch y Prefecto de Slytherin -se presentó.

El ambiente estaba cargado por un claro sentimiento de expectación.

-Soy hija de Muggles -fue lo único que salió de su boca, esperando la sentencia.

Una sentencia que nunca llegó.

-Eso no importa -el chico se escogió de hombros- el sombrero te puso en Slytherin por algo. Los Slytherin nos cuidamos entre nosotros, solo a nosotros somos leales -y sonriéndole de medio lado dijo: eres nuestra nacida de muggles.

¿Acaso estaba delirando? ¿La habían aceptado así tal cual? ¿Sin insultos? ¿Sin prejuicios?

Una mano firmemente tendida se metió en su vista. El final de ese brazo daba a un niño de tez demasiado pálida. Cabello rubio platinado y ojos grises.

-Malfoy, Draco Malfoy.

Miró dudativa su mano pero término estrechándola.

-Hermione Granger.

-Un gusto conocerla señorita Granger -un chico moreno se sentó al lado suyo. Su cabello era rizado y tenia unos ojos de un verde hermoso. Tomo se mano cuando esta se retiraba del apretón de manos, llevándola a sus labios la beso- Mi nombre Blaise Zabini y es un gran honor tener a una chica tan hermosa como usted en nuestra casa.

Las mejillas de Hermione se volvieron tan rojas como el cabello de aquel chico Weasley.

Blaise sonrió abiertamente antes de que una mano impactará en su nuca, descolocándolo.

-Déjala en paz, Blaise -un chico de piel aceitunada, cabello castaño y ojos color azul eléctrico le sonrío cortésmente- Perdónalo, a veces piensa que es algún príncipe o alguna cosa por el estilo. Yo soy Theodore Nott y tengo la desdicha de ser amigo de esos dos -con un asentimiento de cabeza señaló al chico Malfoy y a Zabini, que se sobaba el lugar golpeado.

-Mucho gusto -sonrió.

-¿Cuando empezará el banquete? -un chico con complexión bastante grande, cabello castaño y ojos del mismo color veía la mesa, esperando el tan ansiado banquete.

-¿Puedes dejar de pensar por un minuto en la comida, Goyle? -el chico Malfoy veía con un claro gesto de exasperación a su amigo.

-¿No habrá banquete? -otro chico, casi idéntico al primero pero su cabello negro y ojos azules veía a Malfoy con gesto suplicante.

-¡Listo! No puedo con ustedes -Malfoy los miró con exasperación y miró a Dumbledore tratando de escuchar el resto del anuncio.

-Sí no quieren tener una muerte dolorosa -término, dio un aplauso y la comida apareció en la mesa. Varios platillos de calidad excéntrica servidos en cubiertos de oro.

-¡Sí!

Hermione río ante el entusiasmo de ambos chicos.

Una vez terminado el banquete Hermione se dirigió a la sala común de Slytherin junto a los demás alumnos de primero guiados por Marcus Flint y otra chica.

-¿Cómo creen que sea? -preguntó Crabble. Vincent Crabble y Gregory Goyle se habían presentado durante el banquete. Resulta que tanto Draco, como Theo, Blaise y ellos se conocían desde bebés debido a que sus padres eran amigos desde Hogwarts.

-Oscuro y húmedo. Lleno de fantasmas y muertos -Blaise movió sus manos en un gesto de "miedo" con una sonrisa en el rostro. Los rostros de Crabble y Goyle se volvieron pálidos.

-Deja de espantarlos, idiota -le riño Nott.

Draco rodo los ojos.

-¿Siempre son así? -preguntó Hermione.

-Sí.

Caminaron por los largos y antiguos pasillos de Hogwarts hasta llegar a las mazmorras. Una puerta de oro blanco contrastaba con sus esquinas color verde.

-Catacumbas.

La puerta se abrió, mostrando un largo pasillo estrecho. Al llegar al final del pasillo se mostraba la sala común de Slytherin.

Las paredes eran igual al resto del casillo, había una ventana al fondo mostrando las profundidades del lago negro. Los sofás eran negros y elegantes, habían tres meses en cada esquina de vidrio, con sillas negras y plateadas. Por ultimo una chimenea y por encima de esta se alzaba el estandarte de la casa de Slytherin con un pasillo a cada lado, dando vista a unas escaleras.

El resto de los alumnos de la casa de Slytherin, desde el segundo año al ultimo se encontraba en la inmensa sala, como una corte esperando un juicio.

-Bienvenidos alumnos de primer año -dijo la chica que venía junto a Marcus Flint cuando se colocaron al frente de la chimenea- Mi nombre es Emma Vanity y soy la prefecta de Slytherin junto a Marcus Flint -señaló al muchacho.

-Las reglas son simples -prosiguió Marcus- Nunca se llaga tarde al desayuno, aunque sea fin de semana. Ningún alumno de alguna otra casa podrá entrar a nuestra sala común, la contraseña se cambia cada semana. Las habitaciones, al igual que el resto de las casas, las compartirán con otros cuatro estudiantes. La diferencia es que son más grandes y con baño propio, en ves de para todo el año. Los varones no pueden entrar a las habitaciones de las mujeres si no quieren ser castigados. Ganen puntos para la casa y eviten perderlos, eso también acreditará a un castigo. El jefe de nuestra casa es el profesor Severus Snape, él imparte la materia de Pociones. Si tienen alguna duda, vengan con nosotros.

-Nunca con el profesor Snape, a menos que sea verdaderamente importante -Emma fijo la mirada en cada uno de los alumnos hasta llegar a Hermione- Por ultimo, como todos sabrán este año tenemos a una nacida de muggles en Slytherin, algo que nunca antes había pasado -los murmullos no se hicieron de esperar, haciendo que Hermione se encogiera en su sitio.

-Tienen prohibido insultarla -dijo Marcus mirando al resto de los alumnos- Los Slytherin somos leales a los nuestros, no nos perjudicamos unos a los otros. Y si alguno tiene problema con Hermione se las verá conmigo. ¿Entendido? -los murmullos cesaron ante la mirada fulminante de Marcus.

-De nuevo, bienvenidos. Alumnas, síganme. Los chicos vayan con Marcus -Emma dio una teatral vuelta para subir las escaleras, Hermione subió detrás de ella junto a las demás alumnas de primer año.

Había un largo pasillo, dando indicaciones por segunda vez de la entrada prohibida de los niños las dejo entrar a sus respectivas habitaciones.

Hermione fue la primera en entrar.

Su habitación, como bien había dicho Emma el cuarto era enorme. Cinco grandes camas con doseles se posaban en cada pared del cuarto, dando una forma de pentágono. Había un gran ventanal, mostrando el lago oscuro. Cada cama tenía su propio mueble y su baúl a los pies de esta. Por ultimo una puerta con la misma estructura de la puerta a la sala común se alzaba en una de las esquinas.

Se acerco hasta donde estaba su baúl. Las sabanas de su cama eran verde con bordes plateados, al igual que el dosel.

-Oh, tú serás mi compañera -Hemione pego un brinco en su lugar, como si la hubieran atrapado haciendo algo malo. Una chica de tez blanca, cabello negro hasta la cintura y ojos azules la miraba desde la puerta. Parecía una muñeca de porcelana- Pansy Parkinson -se presentó, caminando hacia (lo que Hermione supuso) su cama.

-Hermione Granger.

-Sí, creo que eso nos lo dejo bien en claro tu padrino.

-¿Padrino? -Hermione miró sin comprender a la chica.

-Sí, Marcus Flint al dar la cara por ti se nombro como tu padrino. Ya sabes, la persona que te protege y ayuda cuando lo necesitas. Aquel que haya visto alguna injusticia para contigo, deben decirle a tu padrino. Ya sabes, para que él haga justicia por ti, algunos pasan sus años en Hogwarts sin uno. Pero son realmente de ayuda -dijo mientras rebuscaba su ropa en el baúl- Es un honor tener uno desde el primer año.

-Ella tiene razón -otra chica, rubia y con ojos verde esmeralda entro al cuarto. Seguida por una de complexión bastante grande, cabello negro y ojos castaño y detrás de ellas una chica bastante baja, tez morena, cabello castaño y ojos azules. Las chicas caminaron hasta sus respectivas camas- Daphne Greengrass -se presentó la rubia.

-Millicent Bulstrode -se presentó la más grande.

-Flora Carrow -se presento la más chica.

Hablaron durante un rato, Hermione se vio bombardeada por preguntas sobre el mundo Muggle. A pesar de lo que en un inicio pensó, Hermione se dio cuenta que podía forjar una amistad con esas chicas, a pesar de ser bastante creídas.


-Cierra los ojos por lo menos, se te secaran -dijo Theo cuando llego a su lado. Su primera clase sería Pociones. Hermione estaba bastante emocionada, no sabía que esperar.

-Lo siento.

-No te disculpes, nunca lo hagas -dijo Draco, dejándose caer elegantemente en el asiento de su lado.

Blaise y Theo se sentaron en las mesas de su lado derecho y Vincent y Gregory en las mesas de atrás.

-¿Y tus amigas? -preguntó Blaise mirando el salón medio vacío.

-Dijeron algo sobre un sueño de belleza y que bajarían después. Casi iniciando clase -Hermione se encogió de hombros. Hablaron durante un rato hasta que las mazmorras se fueron llenando de varios estudiantes de las casas de Gryffindor y Slytherin.

-Se dice que un Potter vino este año a Hogwarts -dijo Vincent en un susurró, mirando a Hermione.

-Sí, tuvimos el placer de conocerlo -dijo Draco con una mueca de asco en el rostro- y a su perro fiel, un Weasley.

-¿Tan malo es? -pregunto Hermione, con indecisión.

-Un maldito creído -dijo Theo- Y para que te lo diga yo, es algo. Todo por ser el que venció al que-no-debe-ser-nombrado -el semblante de Theo se ensombreció- Tonterías, tuvo suerte. Si su madre no hubiera dado la vida por él, ese idiota y el creído de su padre estarían muertos.

La puerta de las mazmorras se abrió con un fuerte golpe al estrellarse contra la pared, Hermione pego un brinco en su asiento, viendo al profesor de Pociones (y jefe de su casa) dirigirse al centro del salón, donde el podio.

El salón de clases termino con un silencio sepulcral mientras el profesor Snape pasaba lista. Se detuvo solo con el nombre de...

-Ah, sí. Harry Potter. Nuestra nueva... celebridad.

Draco ahogo una risa junto a Theo, Blaise, Vincent y Gregory. Hermione le lanzó una mirada molesta a Draco que se encogió de hombros y miro de nuevo al frente, esperando a que Snape terminará de pasar lista.

-Ustedes está aquí para aprender la sutil ciencia y el arte exacto de hacer pociones -comenzó. Hablaba casi en un susurro, pero se le entendía todo-. Aquí habrá muy poco de estúpidos movimientos de varita y muchos de ustedes dudarán que esto sea magia. No espero que lleguen a entender la belleza de un caldero hirviendo suavemente, con sus vapores relucientes, el delicado poder de los líquidos que se deslizan a través de las venas humanas, hechizando la mente, engañando los sentidos... Puedo enseñarles cómo embotellar la fama, preparar la gloria, hasta detener la muerte... sin son algo más que los alcornoques a los que habitualmente tengo que enseñar.

Hermione escribía sobre el pergamino como si su vida se le fuese en ello. Escuchando atentamente todo lo que decía el profesor Snape.

-¡Potter! -dijo de pronto Snape- ¿Qué obtendré si añado polvo de raíces de asfódelo a una infusión de ajenjo?

Hermione alzo la mano, mirando entre Snape y Harry Potter, que parecía confundido con la pregunta.

-No lo sé, señor -contesto Harry.

Los labios de Snape se curvaron en un gesto burlón.

-Bah, bah... es evidente que la fama no lo es todo.

Draco volvió a ahogar una risa, pero esta vez debido al entusiasmo con que Hermione agitaba la mano al viento.

-Vamos a intentarlo de nuevo, Potter. ¿Dónde buscarías si te digo que me encuentres un bezoar?

Draco ahora si soltó una carcajada al igual que Blaise y Vincent, que veían como Hermione casi se caía del asiento por intentar responder a la pregunta.

-No lo sé, señor.

-Parece que no has abierto ni un libro antes de venir. ¿No es así, Potter?

Theo miraba exasperado como sus amigos se reían de Hermione y como esta intentaba responder a las preguntas de Snape.

-¿Cuál es la diferencia, Potter, entre acónito y luparia?

Hermine se puso de pie intentando que Snape, que la ignoraba olímpicamente, le hiciera algo de caso.

-No lo sé -dijo Harry Potter con calma- pero creo que Hermione Granger lo sabe. ¿Por qué no se lo pregunta a ella?

El rostro de Hermione enrojeció completamente mientras los integrantes de la casa de los leones se reían a carcajada abierta por la burla de Harry Potter. Mientras que los integrantes de la casa de las serpientes bufaban y reclamaban la acción de Potter.

-¡Cuida tu boca, Potter! -grito Blaise con enojo, fulminando a Harry Potter con la mirada mientras Hermione se volvía a sentar en su asiento, bajando la mirada y dejando que su cabello ocultara su vergüenza.

-Cinco puntos menos a Gryffindor por tu descaro, Potter -siseó Snape molesto- Y para tu información Potter, asfódelo y ajenjo producen una poción para dormir tan poderosa que es conocida como Filtro de Muertos en Vida. Un bezoar es una piedra sacada del estómago de una cabra y sirve para salvarte de la mayor parte de los venenos. En lo que se refiere a acónito y luparia, es la misma planta. Bueno, ¿por qué no están apuntando todo?

Hermione agradecía que Snape se ensañara tanto por molestar a los estudiantes de Gryffindor como para prestar atención en ella. Trago un gran nudo que sentía atorado en la garganta mientras las lágrimas se esforzaban por salir.

-No lo hagas, no les des el placer de ver que te afectaron -Hermione miro de soslayo a Draco, que apuntaba sobre su pergamino.

Asintió levemente y se paso la manga de la túnica tratando de alejar las lágrimas.

El resto de la clase paso sin más preámbulos, una vez terminada Hermione recogió sus cosas y salió junto a Blaise, Vincent, Gregory, Theo y Draco, siendo detenidos por Snape.

-Señor Malfoy, un momento -Draco miro a Vincent y Gregory, señalando con la cabeza a una Hermione taciturna y regresando al salón.

-No tienes nada de que preocuparte, primor -dijo Blaise una vez salieron del salón, pasando el brazo por encima de sus hombros, con Theo a su lado y Vincent y Gregory por detrás- Haremos pagar su falta de sensatez.

-Mione -Daphne llego trotando a su lado junto a Pansy, mirando a los chicos con el ceño fruncido- ¿Estas bien?

Hermione asintió levemente.

-Ese idiota se tragará sus palabras -alentó una Pansy molesta- Como que soy una Parkinson le haré pagar.

-Me alegra tu entusiasmo, chica Parkinson -dijo Blaise sonriente.

-Cállate, Zabini.

Hermione miro a sus acompañantes, mirando como Blaise y Pansy discutían. Junto a Theo y Daphne que trataban de caramelos y Vincent y Gregory, hablando de comida. Parecía que estos chicos iban a ser su nueva familia.


El resto de la semana pasó volando, hasta que llegó el jueves, el tan esperado clase de vuelo.

Hermione se encontraba sola en el patio de la escuela, leyendo: Quidditch a través de los tiempos y tratando de encontrar una forma de montar la escoba. Pero nada la ayudaba, estaba tan nerviosa.

-Como si eso fuera a ayudarte -Hermione alzo la mirada. Cubriéndose con la mano para que el sol no la golpeara directamente en el rostro.

-Marcus -dijo con un suspiro. Marcus se sentó a su lado en el banco, mirándola con una sonrisa- No sé que hacer.

-Sí, lo supuse -rio. Marcus no era muy agraciado pero no era feo. Su cabello era negro al igual que sus ojos y sus dientes estaban solo un poco chuecos, nada que unos dentistas no pudieran arreglar. A sus quince años, daba la impresión de ser mayor por su complexión de atleta- El volar no es algo que se pueda leer, Mione. Es algo que se siente.

-¿Y como voy a sentirlo si no sé que como se siente? -preguntó exasperada.

-Bueno... -Marcus se rascó la barbilla- Buena pregunta.

-¡Marcus! -Hermione cerró el pequeño libro y le asesto unos golpes con el en su brazo.

-Lo siento -se volvió a reír una vez que Hermione termino con su rabieta- Pero no tienes nada de que preocuparte, Malfoy es experto volando. Él te ayudara y además no todos son expertos volando, y no eres la única que nunca ha visto o montado una escoba en su vida, no tienes nada de que preocuparte -Hermione escucho las palabras alentadoras de su padrino- Y por cierto, alguien me contó tu desafortunada forma en como conociste a Potter.

-De hecho, lo conocí en el tren. Cuando ayudé a Neville Longbottom a buscar a su sapo, me lo encontré en el anden con otro chico, Ron Weasley -Marcus asintió.

-Si vuelven a molestarte, me avisas. De todas formas, Potter tendrá su merecido por haberte faltado al respeto.

Hermione ahogo un grito, ella estaba en contra de la agresión.

-¿Qué harás?

Marcus rio.

-Esa es una sorpresa, pequeña Mione -le guiñó un ojo antes de partir a su siguiente clase.

La clase se impartió a las tres y media, solo alumnos de Gryffindor y Slytherin, que habían sido los primeros en llegar.

-¿Le quitaste su Recordadora a Longbottom? -Hermione pregunto algo molesta mientras comía del paquete de golosinas que Draco le había regalado.

-Sí, pero enseguida llegó McGonagall a salvarlos-soltó molesto Draco.

-Sólo le quitaste la Recordadora, no es como si se estuvieran en un duelo de espadas -dijo Theo cuando Hermione le ofreció de sus golosinas.

-Lo que sea -Draco se encogió se hombros.

A pesar de que Hermione compartiera habitación con Pansy, Millicent, Daphne y Flora, ella prefería estar con Blaise, Theo, Draco, Vincente y Gregory. Ellos no eran tan creídos y no le daban importancia a como debería vestirse una hoy.

Poco después de su charla, Gryffindor llegó para tomar clases. Todos parecían seguir al gran Harry Potter. Hermione bufó por lo bajo.

Y dicen que los Slyherin son creídos. Pensó.

Habían varias escobas alineadas en el suelo. La señora Hooch, una bruja baja de pelo canoso y ojos amarillos como los de un halcón llegó detrás de Gryffindor.

-Bueno ¿Qué están esperando? -bramó-. Cada un al lado de una escoba. Vamos, rápido.

Hermione miró fijamente su escoba. Era vieja y algunas de las ramitas de paja sobresalían formando ángulos extraños.

-Extiendan la mano derecha sobre la escoba -les indicó la señora Hooch- y digan arriba.

-¡ARRIBA! -gritaron todos.

Su escoba no se movió en lo absoluto, bufando por debajo miró a sus amigos. La escoba de Draco y Blaise ya estaban en sus manos, al igual que la de Harry Potter. La de Theo se movió descontroladamente, golpeando en su camino la de Vincent y Gregory que apenas empezaban a alzarse.

-¡Cuidado! -Draco se lanzó hacia Hermione, tirándola al suelo mientras que una escoba pasaba volando por donde antes se encontraba parada.

-¡Eres un incompetente, Weasley! -Blaise miraba enojado a Ron Weasley, apretando fuertemente la escoba en su mano.

El rostro de Ron estaba tan rojo como su cabello.

-¡No es mi culpa que la escoba no funcione! -gritó molesto.

-Buena excusa para tapar tu idiotez -escupió de vuelta Blaise.

-Ahora cuando haga sonar mi silbato, dan una fuerte patada -dijo la señora Hooch, ignorante de lo que se encontraba sucediendo entre Blaise y Ron, mientras Draco ayudaba a Hermione a ponerse de pie-. Mantengan las escobas firmes, elevándose un metro o dos y luego bajen inclinándose suavemente. Preparados... tres... dos...

Neville Longbottom, nervioso y temeroso, dio la patada antes de que sonara el silbato.

-¡Vuelve, muchacho! -gritó, pero Neville subía en línea recta, como el corcho de una botella... Cuatro metros... seis metros... Hermione alcanzaba a ver la cara pálida y asustada, mirando hacia el terreno que se alejaba, lo vio jadear, deslizarse hacia un lado de la escoba y... caer.

Un ruido horrible y Longbottom quedó tirado en la hierba. Su escoba seguía subiendo, cada vez más alto, hasta que comenzó a torcer hacia el bosque prohibido y desaparecer a la vista.

La señora Hooch se inclinó sobre Longbottom, con el rostro tan blanco como el chico.

-La muñeca fracturada -murmuró- Vamos, muchacho... Está bien... Arriba.

Se volvió hacia el resto de la clase.

-No deben moverse mientras llevo a este chico a la enfermería. Dejen las escobas donde están fuera de Hogwarts más rápido de lo que tarden en decir quidditch. Vamos, hijo.

Longbottom con cara surcada de lágrimas y agarrándose la muñeca, cojeaba al lado de la señora Hooch, que lo sostenía.

Hermione sintió algo golpear a su zapato, bajando la mirada se encontró con una recordadora.

-Draco -Hermione jaló de la túnica de Draco, el chico al voltearse y mirar donde Hermione señalaba a la hierba sonrió. Se agachó y tomo la Recordadora con su mano, sin soltar su escoba.

La Recordadora brillaba al sol cuando la cogió.

-Trae eso aquí, Malfoy -dijo Potter con calma. Todo Gryffindor, cual si Harry fuera un profeta, miraron la escena. Los Slytherin al ver la forma en que los Gryffindor veían a Harry, voltearon a verlo.

Draco miró a Blaise, sonriéndole.

-Yo creo que no -rodó la Recordadora- Creo que voy a dejarla en algún sitio para que Longbottom la busque... ¿Qué les parece... en la copa de un árbol?

Los Slytherin rieron al ver la cara enojada de Potter.

-¡Tráela aquí! -rugió Harry, pero Draco había subido a su escoba y se alejaba. Hermione vio la agilidad conque se movía.

-¡Ven a buscarla, Potter!

Algunos Gryffindor alentaron a Harry, que tomando su escoba voló hacía Draco.

-¿Qué cree que hace? -pregunto molesta Hermione, si atrapaban a Draco les quitarían puntos... aparte de que sería expulsado.

-Le esta dando una lección -dijo Theo con calma- Marcus le pidió a Draco, al igual que Snape, que le diera una lección a Potter por como te trato el otro día en Pociones.

-¿El profesor Snape le pidió a Draco? -frunciendo el ceño miró a Theo, sabía que Marcus tenía preparado una pequeña venganza así que no le sorprendía que se lo hubiera pedido a Draco, ¿pero el profesor Snape?

-Sí, aquel día saliendo de clase -prosiguió Theo mientras todos estaban atentos a lo que pasaba en el cielo- Snape le dijo a Draco que no podía dejar pasar que Potter le faltara el respeto a un Slytherin.

-¿Por qué a Draco? -preguntó Hermione.

-Draco es el príncipe de Slytherin. Ya sabes, el apellido Malfoy es reconocido en todo el mundo mágico -Theo se encogió de hombros- ya sea para bien o para mal.

-Los Malfoy somos lo mejor -Hermione brinco en su lugar al escuchar el susurró de Draco en su oído.

Se encontraba al lado de ella, aún montado en su escoba y mirándola con una sonrisa en el rostro. Bajo de su escoba.

-Eres un creído -dijo Hermione con un bufido.

-Así fui criado -soltó en el momento en que su sonrisa se hizo más grande.

-Eso no es una excusa -refutó.

-Lo es para mi -dijo sin apagar su sonrisa.

Los vítores y aplausos de la casa de Gryffindor interrumpió su charla, Hermione vio como Harry venía volando con la Recordadora en la mano, alzándola y sonriendo.

-¿Tan fácil se la dejaste? -preguntó molesto Blaise.

-No, McGonagall estaba en su salón, estoy seguro de que miró a Potter volando -Blaise relajo el ceño y sonrió al igual que Draco, Vincent y Gregory reían, Theo rodó los ojos.

Harry bajo de su escoba mientras los de Gryffindor se arremolinaban a su alrededor, aplaudiéndole su osadía.

-¡HARRY POTTER!

-Se los dije -susurró Draco mientras dejaba caer su escoba, pateándola un poco.

La profesora McGonagall corría hacia ellos.

-Nunca... en todos mis años en Hogwarts...

La profesora McGonagall estaba casi muda de la impresión, y sus gafas centellaban de furia.

-¿Cómo te has atrevido...? Has podido romperte el cuello...

-No fue culpa de él, profesora...

-Silencio, Parvati.

Hermione miró a una de las gemelas que habían sido sorteadas antes que ella.

-Pero Malfoy...

-Suficiente, Weasley. Harry Potter, ven conmigo.

Harry le dio una mirada sucia a Draco antes de marcharse detrás de la profesora.

-Ahí tienes -Draco hizo un gesto teatral, señalando hacia donde se había marchado Harry Potter.

-Pudo haberte visto -le riñó Hermione.

-Pero no lo hizo -dijo, con claro gesto de obviedad.

-¡Esta te saldrá cara, Malfoy! -Ron Weasley, que los miraba desde lejos lo señalaba en gesto de amenaza, junto a otros dos estudiantes de Gryffindor.

-Seguro, Weasley. Pero yo si podré pagarla -dijo con una sonrisa maligna en la cara, justo en el momento en que Ron Weasley se volvía rojo de enojo. Varios alumnos de Slytherin se rieron ante la burla de Draco.


Semanas después del incidente y sabiendo que Harry Potter no había sido castigado, más bien premiado y ganado un puesto en el equipo de Quidditch de Gryffindor Hermione caminaba tranquilamente por el pasillo. Al entrar al Gran Comedor, divisó a Draco y Blaise en la mesa de Gryffindor, exactamente donde se encontraban Ron Weasley y Harry Potter. Rodó los ojos y camino directamente a la mesa de Syltherin, donde ya se encontraban cenando Theo, Vincent y Gregory.

-Hola -saludo en el momento que se sentaba junto a Vincent.

-Hola, Mione -dijo entre bocados.

-¿Y tus amigas? -preguntó Theo mientras hacía su libro a un lado.

-Dijeron que bajarían después de su hora de belleza -Hermione se encogió de hombros. Miró los platillos de aquel día y se decidió por un pastel de calabaza y jugo de naranja.

-Extraña decisión -dijo Theo, mirando detrás de ella, agregó: ¿Qué hacían?

Blaise y Draco se sentaron a su otro lado.

-Buscando la forma de molestar a Potter -dijo Draco.

-¿Y funciono? -Blaise se disponía a contestar cuando Snape se detuvo al lado de ellos, mirando fijamente a cada uno.

-Espero, señores Malfoy y Zabini que no hayan provocado algún problema con el señor Potter -siseo.

-En lo absoluto -Blaise sonrió con malicia- Sólo escuchamos que hoy, a media noche, se encontrarían con alguien en la sala de trofeos.

-¿A media noche? -dijo Snape con una amago de sonrisa.

-Sí, profesor. A media noche.


Halloween.

-¿No los expulsaron? -pregunto Hermione, incrédula. Se encontraban caminado hacia el aula de encantamientos. Habían varias calabazas flotando por los pasillos.

-No, Snape dijo que en la noche los encontró. Pero sólo pudo quitarles veinte puntos, debido a que Harry se volvió el favorito del viejo loco -dijo Blaise, mientras comía de las golosinas que ese día le habían llegado a Draco.

-¿Viejo loco? -Hermione frunció el ceño.

-Sí, Dumbledore -Hermione abrió la boca y golpeo con su libro a Blaise, haciendo que tirara las golosinas.

-¡Eh! -se quejó.

-Ten respeto, es nuestro director -dijo Hermione, enojada.

-Bueno, esas eran mis golosinas -contraataco Blaise.

-Idiota -dijo Theo una vez que entraron al salón.

El profesor Flitwick había decidido que ese día aprenderían como hacer volar un objeto, Hermione estaba bastante emocionada, si excluíamos el hecho de que esa clase la tomarían en parejas... junto a Gryffindor.

Junto a Ronald Weasley.

-Y ahora no se olviden de ese bonito movimiento de muñeca que hemos estado practicando -dijo con voz aguda el profesor, subido en sus libros como de costumbre- Agitar y golpear, recuerden, agitar y golpear. Y pronunciar las palabras mágicas correctamente es muy importante también, no se olviden nunca del mago Baruffio, que dijo "ese" en lugar de "efe" y se encontró tirado en el suelo con un búfalo en el pecho.

Hermione veía su pluma en el escritorio, mirando como Ron trataba de elevar la suya.

Wingardium leviosa! -gritó, agitando sus largos dedos como un molino.

-Lo estas diciendo mal -dijo Hermione, sin poder detenerse a pensar- Es Win-gar-dium levi-o-sa, pronuncia gar más claro y más largo.

-Dilo tú, entonces, si eres tan inteligente -dijo Ron con rabia.

Hermione se arremangó de su túnica, agitó la varita y dijo las palabras mágica. La pluma se elevó del pupitre y llegó más de un metro por encima de sus cabezas.

-¡Oh, bien hecho! -gritó el profesor Flitwick, aplaudiendo- ¡Miren, Hermione Granger lo ha conseguido!

Varios alumnos de Slytherin empezaron a aplaudir, mientras que Blaise gritaba:

-¡Esa es mi chica!

Hermione se sonrojo mientras Ron bufaba.

-Cinco puntos para Slytherin -dijo el profesor Flitwick.

Al salir de la clase Hermione se dirigió a paso rápido a la biblioteca, después de haberse despedido de sus amigos, para buscar un libro de Pociones.

Al frente pudo divisar a Ron Weasley y Harry Potter cuchicheando, en lo que ellos creían, voz baja.

-Es en serio -dijo Ron Weasley a Harry Potter- No ha detener amigos ni en Slytherin, debido a lo odiosa e insufrible que es -afirmó.

-No lo creo, se junta con los idiotas de Malfoy, Zabini, el chico raro Nott y el par de imbéciles de Crabble y Goyle -dijo Harry Potter.

-De seguro sólo se juntan con ella por lástima. ¿Qué Slytherin sería amigo de una nacida de Muggles? -Hermione suspiró audiblemente, caminado más rápido y chocando sin querer con el hombro de Harry Potter.

-Creo que te escucho.

-¿Qué? Es la verdad.

Hermione casi corría para llegar al baño de niñas, el del tercer piso, ella sabía los prejuicios que tenía Slytherin para con las otras casas. Había escuchado a varios insultar a nacidos de muggles con el termino: sangre sucias. Pero nunca se habían dirigido así a ella.

Nunca antes se había sentido tan sola y confundida. ¿Y si el chico Weasley tenía razón y sólo se juntaban con ella por lastima? ¿Por qué Marcus se los pidió?

Entre su vista borrosa debido a las lágrimas logró divisar la puerta del baño de niñas, abriéndola de golpe corrió hacía el último cubículo, dejando caer sus libros y su varita mágica antes de entrar a el.

Cerrando la puerta lloró a "moco suelto", maldiciendo su suerte. Sabía que nunca sería aceptada cien por ciento con los demás alumnos simplemente por ser una Slytherin, pero desde el día en que Marcus se volvió su padrino, nunca creyó tener que importarle el termino Sangre Sucia. Y menos que se dirigieran a ella con ese terminó o algún sinónimo.

-Genial, soy la Slytherin sangre sucia -dijo para sí misma, con veneno en la voz. Dejó salir los sollozos que tenía desde que Harry Potter la había humillado en Pociones, dando rienda suelta a su frustración y amargura.

Lloró hasta que sintió que su garganta se secaba, había escuchado a unas niñas entrar al sanitario, pero no eso no detuvo su llanto.

Sacudiendo su túnica y tratando de limpiarse las mejillas, salió del cubículo, pateando en el proceso sus libros y caminando hacia el espejo.

Su cara estaba horrible, su rostro húmedo por las lágrimas y los ojos rojos. Su cabello estaba abultado, de todas las veces que, inconscientemente, paso las manos por el. Abrió el grifo, haciendo un cuenco con sus manos tomo agua y se la arrojó al rostro, tratando de limpiarlo.

Unos pasos pesados y un olor fétido llego a sus sentidos. Cerrando el grifó volteo a un lado, mirando fijamente a la figura que estaba casi a su lado.

Era una visión horrible. Más de tres metros y medio de alto y tenía la piel de color gris piedra, un descomunal cuerpo deforme y una pequeña cabeza pelada. Tenía piernas cortas, gruesas como troncos de árbol, y pies achatados y deformes. El olor que despedía era increíble. Llevaba un gran bastón de madera que arrastraba por el suelo, porque sus brazos eran muy largos.

Hermione no pudo evitar gritar, inmediatamente llamando la atención del monstruo. Se agazapó contra la pared, respirando fuertemente. El monstruo avanzo hacía ella, chocando contra los lavamanos.

-¡Distráelo! -Hermione pudo escuchar la voz de Harry Potter proveniente de detrás de la bestia. El trol se detuvo a pocos pasos de ella. Se balanceó, parpadeando con aire estúpido, para ver quien había hecho aquel ruido.

-¡Maldito Potter! -La voz de Draco llegó como un gruñido mientras otra voz, Blaise, gritaba:

-¡Eh, cara de mierda!

El trol miraba, tratando de entender que pasaba en frente de él. Harry Potter, Ron Weasley, Draco Malfoy, Blaise Zabini y Theodore Nott apuntaban con sus varitas al Trol, mientras gritaban insultos atrayendo la atención de la bestia.

-¡Hermione! -Hermione miraba aterrorizada la escena, sin poder moverse.

La bestia, harta de tanto jaleo, arremetió contra lo que tenía más cerca: Theodore Nott.

Theo, viendo la intención de la bestia corrió hacia otro lado, golpeándose con Ron Wealsey y cayendo ambos al suelo. Draco, aprovechando la situación corrió hacia Hermione, dejándose caer a su lado.

-¡Hermione! -repitió mientras la zarandeaba de los hombros. Draco estaba igual de horrorizado que ella, pero sabía que si no hacía nada, ambos terminarían aplastados por el Trol.

-¡Draco! -el grito de Blaise los alertó, y antes de que el Trol asestara el bastón contra ellos, Draco empujo a Hermione, siendo los lavamanos quienes detuvieran el golpe.

Varios pedazos de lavamanos volaron por el aire.

Ahhhhh! -con un grito de guerra, Blaise salto, colgándose de la espalda del Trol. Harry mirando la escena, gritó con la varita en mano y apuntando al Trol.

Wingardium leviosa !

El bastón salió volando de las manos del Trol, se elevó, muy arriba y luego dio vuelta y se dejó caer con fuerza sobre la cabeza de su dueño. El Trol se balanceó y cayó boca abajo con un ruido que hizo temblar la habitación. Con Blaise aún en su espalda.

Un tenso silencio se prolongo en el aire hasta que Blaise se levantó, bajando de la criatura y sacudiendo su túnica.

-¿Esta... muerto? -preguntó Ron mientras se levantaba junto a Theo.

-No creo, supongo que se habrá desmayado -dijo Harry.

Hermione logró levantarse del suelo con ayuda de Draco. Temblando se abrazó a Draco y enterró su rostro en su hombro, sollozando ligeramente.

-Eh, tranquila -intento calmarla Draco, mientras la abrazaba por la cintura. Theo y Blaise, esquivando al Trol, llegaron a su lado.

-¿Como -hipeo- cómo me encontraron?

Blaise, saliendo de la estupefacción apunto con su varita a Harry y Ron.

-¡Ustedes! ¡Par de idiotas! -Harry y Ron rápido alzaron sus varitas.

-Deja, eso ya no importa -dijo Theo, recogiendo los útiles de Hermione junto a su varita.

-¿Qué ya no importa? -pregunto Blaise enojado- Casi morimos por su culpa, ¡Hermione casi muere por su culpa!

Un súbito portazo y fuertes pisadas detuvieron la discusión. Nadie se había dado cuenta del ruido que habían hecho, pero, por supuesto, abajo debían haber oído los golpes. Un momento después, la profesora McGonagall entraba apresuradamente en la habitación, seguida por Snape, Quirrell y Marcus, que cerraba la marcha. Quirrell dirigió una mirada el monstruo, se le escapó un gemido y se dejó caer en un inodoro, apretándose el pecho.

-¡Mione! -Hermione se separó del pecho de Draco, mirando a Marcus que veía la escena bastante horrorizado mientras que Snape se inclinaba sobre el Trol. Apartándose de Draco, Hermione corrió, lo que sus piernas temblorosas le permitían, hacia Marcus. Que la recibió con los brazos abiertos- Por Salazar, Mione. ¿Estas bien? -separándola de él, reviso con ahínco el rostro sucio de Hermione. Hermione asintió y volvió a abrazarlo.

McGonagall miraba a Ron y Harry. Nunca la habían visto tan enfadada. Tenía los labios blancos.

-¿En qué estaban pensando, por todos los cielos? -dijo la profesora, con furia helada. Blaise bajo su varita, dejando de apuntar a Harry y Ron que rápidamente lo imitaron- Tienen suerte de que no los haya matado ¿Por qué no estaban en los dormitorios?

-Por que... -Harry tragó grueso.

-Ellos nos siguieron -Theo, con farsa tranquilidad miró a la jefa de la casa de los leones. Evitando la mirada de Snape- Hermione había salido al baño, antes de saber que había un trol en el colegio. No sabíamos cuanto tardaría -prosiguió, sintiendo la mirada inquisidora de Snape. Él mismo les había preguntado por Hermione cuando nadie la había visto desde Encantamientos, ellos habían admitido que no sabían nada de su paradero- Haciendo caso omiso de las palabras del Director Dumbledore, nos dirigimos a buscarla, sin que Marcus nos viera. Cuando llegamos vimos al Trol en el baño y decidimos actuar.

Harry, Ron, Blaise y Draco veían con asombro a Theo.

-Bueno... en ese caso -dijo McGonagall, sin saber que decir a los cinco chicos y la niña en manos de Marcus Flint.

-En ese caso -intervino Snape, mirando fijamente a sus alumnos- Es mi deber imponerles una sanción. Cinco puntos menos -Draco, Blaise y Theo exhalaron de alivio- por cada uno debido a su insensatez.

Blaise se disponía a quejarse pero fue callado por Theo y Draco, que lo codearon sutilmente.

-Y usted, señorita Granger, vendrá conmigo -termino Snape.

Harry y Ron suspiraron aliviados.

-En cuanto a ustedes -dijo McGonagall- ¿Qué estaban pensando al seguirlos? Pudieron haber avisado a algún profesor o al prefecto de su casa lo que sucedía -riñó McGonagall- A sus salas comunes, ahora mismo -y dando la vuelta se encamino a la salida. Harry y Ron le dedicaron una mirada a Blaise, Draco y Theo, después al Trol en el suelo y salieron del baño detrás de McGonagall.

-Espero que pueda encargarse de esto, profesor Quirrell -Cojeando levemente salió del baño, seguido por Marcus Flint, Draco Malfoy, Hermione Granger, Theodore Nott y Blaise Zabini. Tomaron un atajo para llegar más rápido a la biblioteca, que era ahí donde se encontraban los alumnos de la casa de Slytherin, debido a que el Trol antes del incidente en los baños, se paseaba por las mazmorras.

-Por cierto, ¿Qué haces aquí, Marcus? -Blaise susurró por debajo.

-Cuando terminé de guiar a los demás me di cuenta que ustedes, ni Hermione, se encontraban ahí. Y debido a que el profesor Snape no estaba a la vista, tuve que salir a buscarlos yo mientras Emma se quedaba a cargo -dijo el chico- Supe, por el ruido, que algo estaba pasando, así que sin pensarlo corrí hacia ahí.

-Señor Flint, si me permite. Ahora puede guiar al resto de los estudiantes a la sala común -dijo Snape poco antes de llegar a biblioteca- Yo tengo una charla pendiente con sus... compañeros.

-Sí profesor -dijo Marcus reticente. Dándole un leve apretón de manos a Hermione, la soltó y camino hacia biblioteca.

Una vez solos, Snape los miró con una mueca en el rostro.

-¿Alguien podría explicarme esa muestra de... heroísmo al proteger a Potter y su fiel servido Weasley? -preguntó con sarcasmo.

-Por que los problemas se arreglan entre nosotros, profesor. Potter y Weasley pagaran pero bajo nuestros términos -dijo con calma Theo. Draco asintió apoyándolo y Blaise masculló.

Snape asintió.

-Esta bien -posando su ojos negros como pozos en Hermione, preguntó: ¿Y usted señorita Granger? ¿Por qué estaba ahí?

-Yo.. eh... -Hermione trago fuerte, sabía que habían lágrimas secas en su rostro. No podía decir que había sido por el Trol debido a sus ojos rojos y garganta medio seca, así que opto por decir la verdad- Escuché a Potter y Weasley decir que Draco, Blaise, Theo, Vincent y Gregory solo se juntaban conmigo por lástima -un sonrojo se propago por sus mejillas mientras miraba fijamente al profesor- Dijeron que era imposible que algún Slytherin fuera amigo de una nacida de Muggles.

-¡Esas ratas! -grito furioso Draco. Blaise empezó a despotricar y Theo miraba fijamente a Hermione.

-Yo no quería que nadie me viera llorar, ni mucho menos que me vieran afectada. Así que fui a esconderme al baño.

-Cuando salíamos después del aviso, escuchamos a Potter y Weasley decir algo sobre que Hermione estaba en los baños y no sabía nada sobre el Trol. Así que los seguimos -dijo Theo con un timbre de enojo en la voz.

-Posiblemente alguna de las niñas que entró al baño era de la casa de Gryffindor, tal vez ellas dijeron algo -dijo apenada Hermione.

-Cuando llegamos -dijo Blaise- Vimos a Potter y a Weasley sonreír como si hubieran hecho la maniobra del año, segundos después escuchamos el grito aterrador de Hermione. Creo que fueron ellos quienes encerraron al Trol en el baño. Así que fue ahí cuando, al mismo tiempo, todos nos abalanzamos sobre la puerta.

Snape miró a cada uno.

-Muy bien, señores pueden retirarse a su sala común. Señorita Granger venga conmigo -ondeando su capa camino hacia uno de los pasillos. Hermione les dio una ultima mirada antes de seguir al profesor.

Tuvo que trotar para poder seguir su paso, caminaron por varios pasillos. Escaleras y pisos para llegar a uno donde el final había una gárgola.

-Sorbete de limón.

La gárgola empezó a moverse ante las palabras dichas por Snape, dando vueltas sobre su eje, dejando ver unas escaleras. Snape se adentró en ellas, seguido de cerca por Hermione.

Al llegar al final de ellas, Hermione pudo divisar un gran cuarto.

Varios retratos durmientes se posaban en las paredes, estanterías llenas de libros viejos. Unas escaleras al fondo en forma de caracol llevaban a un segundo piso no visible desde su lugar. Una gran chimenea se alzaba debajo de un retrato que mostraba a los cuatro fundadores de Hogwarts.

Salazar Slytherin con su túnica verde y plata con un porte elegante. Alto y con un rictus serio en el rostro.

Godric Gryffindor, robusto y fornido. Una sonrisa en el rostro, haciendo relucir más su traje de combate rojo con dorado.

Rowena Ravenclaw vestida de azul y gris. Un libro a la mano y con unos ojos azules y llenos de sabiduría.

Y por último Helga Hufflepuff, algo regordeta y con una sonrisa amable en el rostro. La fotografía era estable, como una muggle. Hermione se preguntaba la razón de ello.

-Severus-Hermione miró al frente, desviado sus ojos de aquél hipnotizante retrato.

Casi en el centro del cuarto, había un escritorio. Donde en una esquina se alzaba una hermosa ave fénix. Albus Dumbledore, veía con una sonrisa amable al profesor por encima de sus gafas de media luna.

En frente de él, tres sofás rojos con dorado donde la profesora McGonagall, la profesora Sprout (jefa de la casa de Hufflepuff) y el profesor Flitwick (jefe de la casa de Ravenclaw) estaban sentados. Hermione se encogió detrás de Snape.

-Profesor Dumbledore -arrastrando las palabras miro a cada uno de los presentes- sospecho que ya esta enterado sobre el pequeño incidente del trol.

-Sospechas bien, Severus -dijo Dumbledore, señalando con su mano un sofá para que tomaran asientos. Snape rápidamente declino la oferta.

-Como sabrá, Hermione hasta ahora ha sido la mejor alumna de todo el año -prosiguió Snape- Y doy mi palabra en que ella es una excelente alumna, madura y responsable -Snape miró a cada uno de los profesores- Solicito, que raramente llega la ocasión, se disponga a Hermione un giratiempo.

-¿Un giratiempo? -exclamó McGonagall- ¿Estas consiente de responsabilidad que eso conlleva, profesor Snape?

-Estoy al tanto, profesora McGonagall -dijo Snape.

-Estoy segura de que esa muchacha ni siquiera sabe el significado de ello -dijo indignada McGonagall.

-Si me lo permite -dijo Hermione con voz aguda, aún detrás de Snape y sosteniendo fuertemente su capa con un puño- Un giratiempo es un raro accesorio. Hay pocos en el mundo, este te permite viajar casi a cualquier lugar en el tiempo, en el mismo lugar donde viajas es al que llegar -Dumbledore veía fijamente a Hermione- El problema es que nadie debe verte, ya que alterarías el orden del tiempo.

Snape miro con una sonrisa altiva a McGonagall, que boqueaba como pez fuera del agua.

-Muy interesante, señorita Granger -dijo Dumbledore con una sonrisa en el rostro.

-No pensaras, Albus, en verdad darle un giratiempo -dijo McGonagall, un poco más calmada- Sobre todo por lo recientemente acontecido.

-Bueno, profesora McGonagall. Si supiera que fueron sus alumnos los que iniciaron este incidente no pondría tanta resistencia.

-¿Qué esta sugiriendo, profesor Snape? -dijo McGonagall, apretando los labios en claro gesto de enojo.

-En que fue culpa de sus alumnos el que Hermione se encontrara en problemas. Que el señor Nott haya decidido salvarles el pellejo es otro asunto -dijo Snape, mirando con el mismo enojo a McGonagall.

-Bien, bien -interrumpió Dumbledore antes de que la animaga pudiera contestar. Mirando a Sprout y Flitwick preguntó: ¿Qué opinan sobre el darle este artefacto a la señorita Granger?

-Bueno, profesor Dumbledore. Todos sabemos la responsabilidad que conlleva poseer uno de estos -dijo Sprout nerviosa- Pero la señorita Granger ha demostrado todo este tiempo una madurez poco común en un alumno de primer año, así que sí. Estoy a favor.

-La señorita Granger es muy diestra para la magia -siguió Flitwick- Es la mejor alumna de mi clase, superando a varios alumnos que han tenido años para practicar su magia. Así que yo también doy mi consentimiento.

-Que insensatez -reprochó McGonagall.

-La misma que se tuvo con el señor Potter cuando entro el equipo de Quidditch, después de desobedecer las reglas y ser de primer año -dijo Snape, mirando de reojo como Hermione se ponía cada vez más pálida por el enfrentamiento, miró a Dumbledore- Y ya que hemos aclarado el punto, llevaré a Hermione a su sala común, para que pueda descansar del estrés provocado -dando una ultima mirada a McGonagall salió del cuarto, empujando levemente a Hermione para que saliera delante de él.

Caminaron en silencio hasta llegar a la puerta de las mazmorras.

-Serpientes y camaleones.

-Señorita Granger -Hermione volteo antes de entrar por el pasillo.

-¿Si profesor?

-No puede contarle a nadie sobre lo acordado en la reunión -haciendo una mueca, agregó: A nadie que no sea de confianza extrema para usted.

Giro, ondeando su capa y caminando de vuelta.

Hermione se quedo unos segundos pensando para después adentrarse en la sala.

Ahí solo se encontraban Marcus, Emma, Theo, Draco, Blaise, Vincent y Gregory.

-Hola -saludo.

-Mione -Emma se paro rápidamente y corrió a abrazarla- Que bueno que estés bien, casi me muero de un susto cuando Marcus contó a todos lo sucedido.

-Enviamos a todos a sus habitaciones para que no te hostigaran con sus preguntas -dijo Marcus cuando Emma se separó de ella.

-Gracias.

-¿Qué quería Snape? -preguntó Blaise.

-Metiche -contesto Draco.

-Curioso -le respondió Blaise. Haciendo que Draco bufara.

Hermione avanzó hasta sentarse en medio de Vincent y Gregory, que parecían bastante asustados pero dispuestos a golpear a cualquiera que la moviera de entre ellos. Con calma Hermione les contó lo sucedido en el despacho del directo, desde como llegaron hasta la forma en que Snape había dejado a McGonagall con la boca abierta y las palabras en la boca.

Después de aquel relato, Marcus y Emma los enviaron a sus habitaciones, dejando con permiso (y que ningún otro Slytherin se enterará) que Hermione durmiera esa noche en el cuarto de los chicos. Ya que Vincent y Gregory aún estaban reticentes a dejarla ir.

Al llegar al cuarto que era casi idéntico al suyo, excluyendo que este no tenía maquillaje y vestidos por doquier, bajaron los colchones de las camas con un Wingardium leviosa y los colocaron todos juntos.

Draco le prestó una de sus pijamas a Hermione para que no tuviera que entrar a su habitación y despertará a sus amigas. Era negra, de botones y le quedaba casi a la medida. Ya que Draco no le llevaba mucha altura. Hermione se acostó entre Vincent y Gregory, Theo al lado de Gregory, Draco a lado de Vincent y Blaise al lado de Draco.


Cuando empezó el mes de Noviembre, el tiempo se volvió frio. Las montañas adquirieron un tono gris debido a la nieve y escarcha que caía.

Hermione no había vuelto a tener algún problema con Harry Potter o Ronald Weasley pero parecía que a McGonagall no le caía del todo bien. Las clases de transformaciones eran para que la profesora pudiera ensañarse con ella, por suerte se le daba casi bien el transformaciones cosas a Hermione, porque si no ya se hubiera quedado sin puntos para su casa.

Ese sábado era el primer partido de Quidditch, y contra todo pronostico, Hermione estaba emocionada.

Era Gryffindor contra Slytherin por lo que Marcus jugaría.

Marcus había tomado el papel de hermano mayor para Hermione, el chico siempre la defendía y apoyaba cuando fuese necesario. Le había enseñado a montar un escoba y a pesar de que Hermione le tenía miedo a las alturas, logró superarlo al ver la hermosa vista que tenía desde lo más alto.

Emma era como su hermana, dándole consejos de modo (que Hermione la mayoría de las veces ignoraba) le había enseñado a jugar ajedrez mágico (que no se diferenciaba mucho del muggle, sólo que las piezas se destruían entre ellas), le había mostrado libros interesantes. Y en los almuerzos siempre podía sentarse junto a ella y sus amigas.

Blaise era como el prototipo de hermano mayor molesto, siempre sacándola de sus casillas. Theo era su igual con forme a la lectura, Hermione le había enseñado a belleza de la literatura muggle. Draco era el hermano sobre protector, siempre la acompañaba a todos lados, estudiaban juntos y le daba de sus golosinas que usualmente recibía. Vincent y Gregory siempre iban detrás de ella, como guarda espaldas, pero siempre con un pastelillo en mano y agrediendo a todo aquel que intentara molestarla.

En cuanto a sus amigas, ellas habían entendido que no tenían mucho en común, y que prefería estar rodeada por Theo, Blaise, Draco, Vincent y Gregory. Pero aún así tenían una relación cordial y bastante amistosa. Ellas eran las que informaban de todo chisme del colegio a Hermione, y varias vece habían compartido ropa.

Snape era otro caso, parecía que el profesor huraño de pociones le había tomado cariño, aunque no lo demostraba en público.

-Tres galeones a que ganamos por 230 puntos -apostó Blaise una vez que llegaron a las tribunas. Hermione llevaba su bufanda de Slytherin, al igual que Theo, Draco y Blaise. Vincent y Gregory parecían inmunes al frío.

-Seis a que solo por 100 puntos -dijo Vincent mientras le daba su túnica a Hermione, que temblaba ligeramente por el frío.

-Pues veinte galeones a que Potter se cae de su escoba -y ante ese comentario de Draco todos rieron, exceptuando a Hermione que los miraba con reproche.

Ambos equipos salieron al mismo tiempo al campo, Hermione divisó al capitán de Gryffindor, Olvider Wood al lado de Harry Potter.

La señora Hooch hacía de árbitro. Estaban en el centro del campo, esperando a los dos equipos, con su escoba en la mano.

-Bien, quiero un partido limpio y sin problemas , por parte de todos -miró a ambos equipos- Montes en sus escobas, por favor.

-Eso es... -Theo tenía puesto unos apartaos que parecían binoculares.

-¿Qué cosa? -preguntó Blaise.

-Una Nimbus 200 -dijo Draco.

Hermione sabía sobre escobas, todo gracias a Marcus, y supo que esta era la nueva buena salida del horno (un dicho muggle).

La señora Hooch dio un largo pitido con su silbato de plata.

-Y la quaffle es atrapada de inmediato por Angelina Johnson de Gryffindor... Qué excelente cazadora es esta joven, y a propósito, también es muy bonita...

-¡JORDÁN!

-Lo siento, profesora.

Lee Jordan, alumno de Gryffindor era el comentarista para los partidos.

-Y realmente golpea muy bien, un buen pase a Alicia Spinnet, el gran descubrimiento de Oliver Wood, ya que el año pasado estaba en reserva... Otra vez Johnson y... No, Slytherin ha cogido la quaffle, el capitán de Slytherin, Marcus Flint se apoderá de la quaddle y allá va... Flint vuela como un águila... esta a punto...

Hermione, junto a los demás Slytherin, aplaudían y gritaban de la emoción. Marcus no había logrado asestar pero sin perder el optimismo regresó por más.

El partido estuvo bastante reñido hasta que apareció la Snitch dorada.

-Slytherin toma posesión -decía Lee Jordan- El cazador Adrian Pucey esquiva dos bludgers, a los dos Weasley y al cazador Bell, y acelerara... esperen un momento... ¿No es la snitch?

Hermione vio a Harry Potter lanzarse sobre su escoba hacia la snitch dorada. Aunque ella no alcanzaba a distinguirla, solo un destello dorado volando sin dirección fija.

Harry bajo en picada hacia las tribunas de Slytherin, seguido de cerca por Terence Higgs, el buscador de Slytherin. Uno de los gemelos Weasley, Hermione no sabia distinguirlos ya que nunca estaba cerca de ellos, con su bastón dirigió una bludger hacia Terence, para desviarlo del camino. Higgs la esquivo por poco, y sin algo con que impactarse la bludger siguió derecho hacia la tribuna de Slytherin.

Marcus, viendo todo desde la altura, dio vuelta y bajo en picada hacia las tribunas, intentando llegar a tiempo.

-¡Marcus! -Lucian Bole, uno de los bateadores de Slytherin, lanzo su bastón hacia Marcus, que lo atrapo en el aire en el momento en que paso a su lado, tratando de llegar lo más rápido.

-¡Cuidado! -Vincent se colocó en frente de Hermione, protegiéndola del impacto de la bludger con su cuerpo. Un impacto que nunca llegó.

Marcus había logrado llegar a tiempo, golpeando la bludger con el bastón, lanzándola de vuelta y sin querer la dirigió a Harry, que la evito por poco.

-¡Pero que asquerosa falta! -grito Jordan desde la tribuna de los profesores. Junto a los integrantes de la casa de Gryffindor que parecían bastantes molestos por la falta.

-¡JORDÁN!

-¿Estas bien? -preguntó Marcus, ignorando los comentarios del partido. Manteniendo su escoba cerca de la tribuna.

Hermione asintió, empujando levemente a Vincent para que volviera a su lado y dejarla ver a Marcus.

-Pero no fue falta -reprochó Blaise mientras Jordan seguía gritando la injusticia.

Marcus sonrió ampliamente, mostrando todo los dientes.

-Tienen derecho a reclamarla -dijo, dejando a los chicos con incertidumbre, poco antes de dirigirse hacia una bludger que volaba cerca, tomando fuertemente el bastón golpeo la bludger con todas sus fuerzas hacia el gemelo que había lanzado la bludger hace poco.

La bludger se impacto contra el gemelo, girando su escoba y haciendo que se precipitara hacia el suelo.

-¡Eh! ¡Imbécil! -grito su gemelo, dirigiéndose hacia Marcus.

-¿Qué le pasa a la escoba de Harry? ¡Parece que acaban de hechizarla! -grito Jordan, que sin saber, detuvo la inminente pelea.

Todos dirigieron cual resortes sus rostros hacia Harry Potter, que se movió como loco sobre su escoba, de izquierda a derecha, de arriba a bajo. Como si estuviera brincando.

-¿Qué le pasa? -Theo miraba hipnotizado la escena para después buscar la causa de la maldición.

-¡Ahí! -Hermione señaló hacia la tribuna del profesorado.

-¿Snape? -Blaise inclinó levemente la cabeza- Dudo que quiera matarlo.

-No idiota -Draco le golpeo la nuca, señalando hacia el mismo lugar que Hermione- ¡Quirrell!

-¿Quirrell? -Blaise frunció el ceño.

-Quirrell.

-¿Quirrell? ¿Quirrell?

-¡Voy a maldecirte, imbécil! -gritó exasperado Draco. A punto de lanzarse sobre Blaise. Pero el grito de Pansy lo interrumpió.

Harry caía en picada, y al punto de casi llegar al suelo se detuvo de golpe. Avanzo un poco y cayo al suelo. Parecía a punto de vomitar, algo dorado salió expulsado de su boca para caer en sus manos.

-¡HARRY POTTER TIENE LA SNITCH DORADA! ¡150 PUNTOS PARA GRYFFIDOR! ¡GRYFFINDOR GANA!

-¡Por la sangre de Salazar Slytherin! -masculló Blaise molesto.

-Sí, bueno... me deben veinte galeones -todos voltearon a ver a Draco, que se encogió de hombros- Potter se cayó de su escoba.


Espero que les haya gustado, ya sé que es largo pero procuraré que cada año escolar se divida en dos y abarcar bien todos los años. Sin más espero sus Review. Gracias por leerme.