¿Qué tal, gente? c:
Hoy les ofrezco un Cryle! No sé qué tanto gusta esta pareja, pero a mi me fascina, es mi OTP de South Park :3.
Este es mi primer fic que tendrá capítulos, aún no sé cuántos, bah, ni siquiera sé si gustará, espero que sí :c
Bueno, sin dar tantas vueltas, el fic!
-Los personajes de South Park no me pertenecen, son propiedad de Trey Parker y Matt Stone-
Amando entre la muerte
Capítulo 1: Amando la esperanza.
En un perfecto atardecer, donde el viento soplaba en total sincronía con la brisa del mar, un pelirrojo se había desplomado, como muchas otras tantas veces, en su casa. Por suerte, aquel día se encontraba con él su súper mejor amigo, quien ante el reciente accidente, se apresuró rápidamente a cargarlo hacia su auto, e inmediatamente lo llevó al hospital.
Al llegar, unas enfermeras se encargaron de llevar al inconsciente hasta una habitación, dejando solo al otro chico, quien se quedó frente a la puerta de ésta; observó cómo unos médicos iban entrando un poco apresurados, desapareciendo en aquel cuarto.
El pelinegro se sentó en una de las bancas al lado de la puerta, mirando a la nada misma, impacientándose con el paso de los minutos y suspirando de vez en cuando. Por fin pudo escuchar el ruido de la puerta abriéndose, y se levantó rápidamente, yendo tras el doctor.
-¿Cómo se encuentra Kyle? ¿Está bien?- Preguntó precipitadamente.
-Tranquilo Stanley, Kyle está bien, ya ha despertado.- Le respondió el médico con una sonrisa, aliviando al otro.
-Gracias, este chico en verdad hace que me preocupe.-
-Sí, lo sé, de hecho…justamente de eso quería hablarte.- Cambió un poco el semblante, ahora más serio. Stan se extrañó.
-¿Disculpe? ¿Ocurre algo?-
-Si, verás Stan, tu sabes mejor que nadie sobre este "problema" por el que está pasando Kyle, ¿verdad?- El menor asintió.- Pues ese es el caso; como sabes bien, Kyle está empezando a tener infartos cada vez más constantes y…-El azabache tragó saliva, sabía lo que se vendría.- Me temo que no sobrevivirá mucho tiempo más.- Terminó, con una mirada seria y triste, molesto consigo mismo por tener que decírselo de esa manera tan fría, pero no había otra forma de hacerlo.
Stan quedó en shock, siempre supo que algún día debería de tener que afrontar esto, pero no quería aceptarlo, es decir, ¿cómo poder hacerlo? No podría, no podría estar sin su mejor amigo. Tener que vivir sin él, su amigo de la infancia, su hermano del alma, se le era totalmente imposible.
-Y… ¿cuánto tiempo le queda?- Preguntó cabizbajo y con los labios temblorosos, en realidad no deseaba saberlo.
-Para serte sincero Stanley, aún no sabría contestarte eso, lo único que puedo decirte es que Kyle deberá quedarse en el hospital a partir de ahora, ya que sería muy riesgoso para él irse a su casa; aquí por lo menos evitaremos que tenga algún inconveniente de mayor gravedad y podremos mantenerlo más estable.- Lo intentó despreocupar.-Sabes, deberías ir a ver a Kyle, eres el único al que él necesita en este momento, y sólo tu puedes ayudarlo.- Le sonrió, para así poder tranquilizarlo y hacerle saber que a pesar de todo, Kyle lo necesitaría siempre, y que no debía de retroceder, no importara cuantos conflictos se presenten.
-Sí, tiene razón, gracias.- Sonrió un poco esta vez él.
-No hay de qué Stan y…en verdad lo lamento.- Finalizó el médico, dándole unas palmadas en el hombro al pelinegro para luego marcharse.
Stan se quedó viendo cómo se iba alejando por el pasillo. Luego fijó su vista hacia la puerta, pensando en si debía abrirla o no. Seguido se dio un golpe mental; ¿en verdad no iba a estar con su mejor amigo? Ahora que lo necesitaba, ¿no estaría con él? ¡Cielos! ¿Pero qué tipo de amigo era? Sin más que pensar entró en aquel cuarto, donde por fin pudo verlo.
Kyle se encontraba recostado en la cama, sin la ushanka tan característica de él, mirando hacia el techo, sumergido en sus pensamientos, sin percatarse de la presencia de su amigo.
-Hey- Pronunció el pelinegro, sacándolo de su mundo. El pelirrojo entonces lo miró, y se le esbozó una pequeña sonrisa en su rostro, haciendo un pequeño esfuerzo por sentarse.
-¡Stan! Cielos, hombre ya era hora de que te aparecieras, ¿acaso querías dejarme aquí solito?- Intentó hacer un berrinche. Su amigo le sonrió.
-Lo lamento Kyle- Se disculpó, mientras se iba acercando hacia él.- ¿Cómo te encuentras?-
-Mejor, ya hasta podría irme a casa y seguir jugando videojuegos contigo.- Bromeó un poco, aunque de hecho eso era lo que deseaba. El azabache se sentó en la cama, a su lado y le acarició los cabellos delicadamente, logrando sonrojar un poco al otro.
-No Kyle, es mejor que te quedes aquí y te recuperes como corresponde.- A pesar de que aún seguía sonriendo, pudo notarse una débil mueca de tristeza en su mirada. –Además, ¿no te la estás pasando bien aquí?- Jugó un poco el mayor, haciendo reír a su amigo.
-Si, seguro, y la verdad que el día ayudó bastante; el cielo está despejado, los pájaros cantan, la cama es cómoda, estoy con mi mejor amigo…lo único que me incomoda es el de al lado.- Señaló discretamente a un costado de su cama, donde se encontraba otra persona recostada con algunas pequeñas heridas en el rostro, una venda que rodeaba toda la frente y con un respirador.
Stan observó a este chico, parecía ser de la misma edad que ellos.
-¿Qué le pasó?- Quiso saber, le dio pena el ver a alguien de esa manera, tal vez peor que su amigo.
-No lo sé; luego le preguntaré a la enfermera.- Aquello sorprendió al pelinegro.
-¿Y eso? Es extraño que quieras saber sobre otros Broflovsky.- Molestó el mayor.
-Si, pero de alguna manera siento un poco de curiosidad sobre este chico.-Respondió el chico judío, quien observaba atento al de la otra cama.-Sabes, se parece un poco a ti.- Soltó de repente. Seguido, el del pompón rojo miró nuevamente a su costado.
-Bueno, tal vez sí se parece un poco a mí, aunque…-
No pudo terminar, pues oyeron la puerta abrirse rápidamente, seguido de un grito de dolor mezclado con alivio.
-¡Hijo mío! Cariño, ¿cómo te encuentras? ¿Estás bien? ¿Te han cuidado como se debe? ¿Tienes hambre?- Claro está, Sheila Broflovsky fue corriendo a abrazar a su hijo, seguido por muchas más preguntas, imposibles de entender.
-Tranquila mamá, estoy bien, no te preocupes, en serio.- Quiso apartarla un poco, se estaba asfixiando por todo el amor de su madre.
-Pero es que estaba tan preocupada cariño.- Siguió besándolo su tan angustiada madre.
-Sheila, déjalo respirar un poco, nuestro hijo está bien.- Dijo Gerald, mientras se iba acercando hacia ellos. -¿No es así, Kyle?-
-Así es papá.-Le sonrió su hijo mayor, pudiendo librarse de las garras de la mujer y agradeciendo la intervención de su padre. De inmediato miró un poco más hacia atrás, donde se encontraba su pequeño hermano. –Y tu Ike, ¿no quieres saludarme?-
El pequeño entonces fue directo hacia los brazos del pelirrojo, abrazándolo con todas sus fuerzas y con unas pequeñas lágrimas formándose en sus ojitos.
-N-no vuelvas a hacer eso Kyle. Me asustaste.- Apenas pudo pronunciar su hermanito. A pesar de que se estaba acostumbrando, aún no soportaba ver a su hermano mayor recostado en el hospital. El nombrado lo miró con una gran ternura y lo abrazó de igual manera. Sus padres contemplaron la escena emocionados y también se abrazaron. Fue entonces cuando Stan se sintió de más en aquel cuarto, quien por cierto, seguía sentado en la cama de su amigo.
Una vez separados del abrazo, la madre del pelirrojo observó un rato más a su hijo y le sonrió levemente.
-Bueno Kyle, nosotros ya debemos irnos, el médico dijo que sería mejor dejarte descansar un poco más.- Dijo la mujer, y luego miró a Stan, quien al darse cuenta de su mirada se incomodó un poco.
-Stan deberías llamar a tus padres. Me hace muy feliz que hayas ayudado a Kyle, pero ellos están preocupados.-Habló la mujer.-Le avisaré a tus padres que todo está bien, pero de todas formas creo que es mejor que vayas a tu casa, después de todo has estado aquí bastante tiempo; tu también debes descansar.- Terminó finalmente, y seguido se retiró con su marido y su hijo pequeño.
-Mi madre tiene razón Stan, es mejor que vayas a tu casa.- Habló esta vez su amigo. Stan lo miró, no le gustaba la idea de dejarlo solo.
-Pero Kyle, tu…-
-Yo estaré bien amigo, no debes preocuparte tanto.- Rió un poco, contagiando al otro.
-De acuerdo, solo si me prometes que puedo venir mañana.- Le sonrió.
-Eso seguro, si no llegas a venir no vuelvo a dirigirte la palabra jamás.- Bromeó el judío, por lo que el otro rió aún más, obsequiándole una hermosa sonrisa que encantó al pelirrojo.
-Sabes que vendré aunque no quieras.- Sí, Kyle sabía eso, y es por eso que estaba tan feliz; qué sería él sin su súper mejor amigo. –Bueno, entonces mejor me voy yendo.- Le dio un beso en la frente, y el otro no pudo evitar sonrojarse, diablos, no debía permitir que Stan lo notara, y para su suerte no pareció percatarse de ese detalle. El mayor se levantó de la cama y se fue acercando lentamente a la puerta. –Bien, que descanses Kyle, nos vemos mañana.-
-Nos vemos Stan.- Saludó con una sonrisa, tranquilizando al azabache, quien no estaba nada contento con dejar a su amigo allí.
Una vez que cerró la puerta, toda la habitación quedó en penumbra, ya había caído la noche. Y estaba por volver a cerrar los ojos, pero se giró un poco y a penas llegó a ver nuevamente al chico en su costado. ¿Qué le podría haber ocurrido? No sabía por qué, pero en verdad deseaba saberlo, le llamaba mucho la atención, además de que le parecía un poco… ¿atractivo?
De repente escuchó abrirse la puerta y se encendieron las luces. Pudo ver entonces cómo se acercaba la enfermera a la cama contraria; parecía verificar algunos documentos que se encontraban en una pequeña mesa. El judío tomó valor, necesitaba preguntarle.
-Mmmm…disculpa.- Habló tímidamente Kyle. La enfermera se volteó a verlo.
-Oh! Tu eres el chico que entró esta tarde, ¿verdad?- Le sonrió con toda confianza, el pelirrojo también logró sonreírle, mientras asentía.- ¿Cómo te encuentras?-
-Ya me siento mejor, gracias.- Le contestó cortésmente. Luego miró de reojo nuevamente hacia su costado.- ¿Puedo hacerle una pregunta?-
-Claro, adelante.-
-Em… ¿Qué fue lo que le ocurrió?- Señaló a su lado. La chica miró al pelinegro en la cama, y Kyle pudo observar cómo sonreía tristemente.
-Bueno… ¿sabes algo sobre el atentado que hubo hace unas semanas?- El pelirrojo se quedó pensativo, mirando a la nada, cómo olvidarlo.
-Por supuesto, fue una catástrofe.- Dijo, entre molesto y triste por aquel suceso tan destructivo, pero no entendía qué tenía que ver eso con el chico.
-Él…estuvo en la tragedia.- Soltó, mirándolo con un dolor notable.-Estuvo muy cerca de una de la explosiones que se produjeron por la zona. Quedó en coma después de eso. Pobre chico.- Se entristeció aún más; si es que no era una profesional seguro en este momento estaría llorando.
Kyle no lo podía creer, ese chico había estado presente en aquel atentado. Ahora era cuando sentía que la vida no era para nada justa, pero qué se podía hacer.
-Cielos…qué terrible…- No podía decir nada más, no sabía qué más decir.
-Sí, es tan lamentable.- Siguió la enfermera.-Mañana se cumplirá un mes desde que está en este estado.-
'Un mes' se repitió Kyle en su cabeza; ¿por qué estas cosas ocurrían? Sin duda, no sabría cómo responder aquello. La chica pudo notar la mirada perdida del judío.
-Creo que es mejor que descanses un poco más.- Kyle la miró y suspiró de mala gana ¿Por qué todos le repetían lo mismo? ¿Tan mal se veía? Aunque ahora que lo pensaba, tal vez no sería mala idea dormir en ese momento, no quería seguir pensando en aquel chico. Aquel chico…
-Disculpe- Pudo detener a la enfermera antes de que ésta saliera de la habitación. -¿Podría decirme el nombre de él?- Sus ojos reflejaban el anhelo de saberlo, y fue aquello lo que hizo sonreír a la joven.
-Su nombre es Craig, Craig Tucker.- Dijo, y finalmente se fue, apagando las luces y cerrando la puerta tras de sí.
"Así que se llama Craig" pensó Kyle, y quiso observarlo una vez más, posando sus orbes esmeraldas en él. Su mirada curiosa se transformó en una de cariño, y no supo cuándo fue que sonrió.
-Sí, es un chico atractivo.- Soltó en voz alta.-Me pregunto si alguna vez podremos conocernos correctamente…- Y con esas últimas palabras quedó profundamente dormido; mañana sería un nuevo día en aquel hospital, junto a Craig Tucker.
Bien, ¿qué les pareció? ¿Gusta la idea?
Sentí que Kyle y Craig debían conocerse de una forma un poco más...dramática; además pude aprovechar la diabetes de Kyle (¿punto a favor? (?))
Y bueno, nada...eso (?)
Por cierto, el siguiente capítulo (si es que gusta, insisto) lo subiré el viernes que viene, un poco de suspenso, señores c: Pero calma, el siguiente será más largo (¿otro punto a favor?)
Mucha suerte~
