Era una tontería. Toda la idea en general lo era. Estaba agazapado entre las sombras tratando de llevar a cabo aquella ridícula apuesta. Él no tenía miedo, era hora de tomar el toro por las astas y cumplir su objetivo. Su palabra estaba en juego. Nunca había fallado, no iba a ser esta la primera vez.

Lo emboscó en el baño, solo debía esperar a tener la oportunidad perfecta de asir su cabello con fuerza. Un tijeretazo y era el fin, simple, limpio y sin consecuencias. Podría irse con su trofeo como si nada. La trenza de Duo por su laptop, y por supuesto no iba a perder su preciado elemento de trabajo.

Cayó sobre él cuando lo creyó apropiado, esperando resistencia o queja de parte del otro, pero no la encontró. Los ojos violetas brillaron con sorpresa y la trenza castaña, semidesarmada, se desparramó sensual en el suelo del baño. La sola vista tentó su imaginación…

—Si quieres un beso, solo pídelo —murmuró Duo robando de su boca un suspiro lento. El mejor veneno en una boca, la sensualidad del deseo. Con una de sus manos Duo se afirmó de su cuello y quebró su resistencia cuando lascivamente acarició sus labios tentándolo a seguir. Apenas un toque, un roce con su lengua húmeda, un choque eléctrico de deseo contenido.

Heero dejó entonces caer las tijeras cuando aquel beso lo ahogó y la necesidad de tocar se hizo más urgente. Sus dedos se enterraron en la piel suave, acariciando las concavidades de su atlético tórax y luego se enredaron en el cabello largo y jaló de él solo en un gesto de posesión, tomando el lugar encima de Duo como suyo. El sonido del agua cayendo en la ducha simplemente se mezcló con los suspiros ahogados de deseo en boca de ambos...

Y no recordó más.

Al otro día Heero se acercó al piloto chino y le habló, no sin antes echarle una mirada gélida y enojada a su laptop:

—Misión fallida —murmuró simplemente y se alejó sin escuchar respuesta.

Wufei lo acompañó con la mirada hasta que un portazo sonoro le hizo saber que se había ido. En ese momento una carcajada bulliciosa se oyó desde el rincón llenando el espacio… el chino le miró con una mezcla de sorpresa y sincero respeto.

—Te dije que no lo haría Wu-chan, nunca subestimes mis encantos —terminó Duo sonriéndole a la vez que le arrebataba la laptop que Heero acababa de dar por perdida — tengo que devolverle el juguete, pero claro, le pediré algo a cambio por él….

-Owari-

Para Neutral con todo mi cariño