Hakuouki no me pertenece. Los personajes originales y la trama son mías. Lo que está entre comillas son pensamientos del personaje.
HOKKAIDO, ENERO 1915
Para el fallecido el momento de morir resulta irrelevante. Pero para sus dolientes, un funeral en pleno mes de enero, es por lo mínimo un tormento. El viaje desde Tokio, antiguo Edo, hasta la prefectura de Hokkaido, es de por sí pesado. Trescientas millas me separan de mi destino. Trescientas millas que se sienten como tres mil, debido al gélido clima.
En otra época haber intentado realizar este viaje hubiese sido imposible, más para alguien de mi edad, que ya son setenta y seis años. Pero esta maravilla llamada tren hace que un viaje que hubiese tomado semanas se haga en tan sólo diecisiete horas.
Además no me encuentro sola. Mi querida Sayumi, la menor de mis nietas, quien con sus dieciséis años cumplidos, decidió acompañarme.
- ¿Cuánto más falta Obaasan?
̶- Cuatro horas.
̶- Estoy adolorida. Este viaje es horriblemente largo.
̶- Me parece recordar, que fuiste tú quien insistió en acompañarme. Te dije que yo, perfectamente, podía ir sola.
-̶ Obaasan, no se ofenda pero usted ya no es tan joven como antes.
-̶ Pues a mis setenta y seis años, soporto el viaje mejor que una niña de dieciséis años.
̶- Obaasan, yo ya soy una mujer, ya estás igual que mi madre.
-̶ Las mujeres no se quejan como niñitas.
Sayumi iba a protestar, pero sólo pudo emitir un resoplo para dejar escapar su frustración.
"Ser una mujer. Mi querida Sayumi, si hubieses visto como era yo a mis dieciséis años, desearías con todo tu corazón seguir siendo la niña pequeña de tu madre y tu abuela".
-̶ Obaasan –dijo Sayumi sacando a su abuela de sus pensamientos- no recuerdo que alguna vez hayas mencionado a la familia Sugimura de Otaru.
̶- Eso es porque sólo conocí a un miembro de esa familia.
-̶ Sí al difunto Sugimura Yoshie. No vamos a llegar al entierro, Obaasan, ¿vamos a visitar a la familia entonces?
-̶ No, ellos no me conocen.
-̶ Pero entonces, ¿cómo conocías a Sugimura Yoshie?
Imágenes de un periodo tumultuoso se agolpaban en la cabeza de la anciana. "Esta niña jamás podrá imaginar cómo fue ver el ocaso de una era y el inicio de otra. Y ruego de todo corazón que ni ella ni sus hijos ni nietos lleguen a conocer una época de violencia como esa."
̶- Lo conocí antes que él formase parte de esa familia.
̶- Obaasan, cómo quisiera conocer más de tu pasado. Nunca hablas de ello.
̶ - Ustedes los jóvenes están influenciados por esta nueva era tan moderna. Eres muy joven aún Sayumi-chan. Un día comprenderás que toda mujer tiene un pasado que no quiere revelar. Son memorias tan propias, que no se puede compartir.
̶ - ¿Era tu enamorado, Obaasan?
La mujer estalló en risa. Si la madre de Sayumi la hubiese escuchado le habría dado una bofetada y un sermón por irrespetuosa. Pero esa era una de las ventajas de las abuelas, las imprudencias juveniles recibidas a esta edad, eran una brisa de aire fresco.
-̶ Estoy segura que el buen Sugimura-san se habría sentido honrado. Pero para que te quites esas ideas tontas de la cabeza, él fue un buen amigo.
La imagen de los dos en plena juventud corriendo tomados de la mano por las calles de Kioto cruzó por su mente nuevamente.
"Tan sólo por lo que hizo aquel día, le estaré por siempre agradecida".
Sayumi veía por la ventana los árboles desnudos y la tierra cubierta por una sábana blanca de nieve.
-̶ Entonces si no vamos a ver a la familia, ¿qué piensas hacer?
̶- Iré a presentar mis respetos a la tumba de mi amigo.
-̶ ¿Sola?
-̶ Alguien más nos va a buscar a la posada y nos llevará allá. Eso claro si quieres acompañarme y soportar el frío invernal.
̶ ¿Quién nos va a buscar? ¿Otro amigo de tu misterioso pasado, Obaasan?
-̶ Así es.
-̶ Obaasan eres una caja de misterios.
Finalmente Sayumi se quedó dormida por el movimiento oscilante del tren. La señora había mantenido el contacto con Sugimura Yoshie, mucho después de que los acontecimientos que marcaron el inicio de la era Meiji finalizaran. Si su nieta supiese quienes eran sus amigos, se daría cuenta que tras la cubierta de su abuela, se encuentra la historia de una mujer que conoció a un grupo de hombres que el tiempo los convertiría en leyenda.
Por fin el largo viaje llegaba a su fin. Las dos mujeres se abrigaron bien. Aun así al abrirse las puertas del tren el helado aire de Hokkaido las hizo estremecerse. Ella jamás pensó regresar a la tierra que la vio nacer. Todos piensan que ella nació y se crio en Kioto. Pero sus raíces están aquí en la tierra de Hokkaido. Por eso su aire frío no le era extraño. Es más le evocaba recuerdos de una infancia y juventud que fue cortada muy pronto y que cambió su vida para siempre. Pero eso nadie jamás lo sabría. Sólo él.
̶- Hace mucho frío – dijo Sayumi tiritando mientras sostenía el equipaje de ambas ̶ ¿Está muy lejos el hotel?
-̶ No mucho son escasos treinta minutos caminando.
-̶ ¿Treinta minutos en este frío?
-̶ Camina entonces, entrarás en calor.
-̶ Debí quedarme en Tokio.
-̶ No te obligué a venir.
-̶ Obaasan ¿cómo iba a dejarte venir sola? Te podría pasar algo – sacudiendo su cabeza miró resueltamente a su abuela – No voy a quejarme, no soy una niña. Vamos Obaasan, vayamos al hotel.
La abuela se sonrió. Aunque no lo iba a reconocer, el viaje sin Sayumi, le hubiese resultado sumamente melancólico. Las mujeres llegaron al hotel para el alivio de Sayumi. Tan pronto llegaron a su cuarto Sayumi encendió el brasero y se acercó para calentarse.
̶- Esto si es agradable.
̶ - Sayumi-chan, cámbiate esa ropa fría o te vas a resfriar.
̶ - Déjame que me caliente primero Obaasan. Siento el frío en los huesos.
̶ - Si no te quitas esa ropa fría y húmeda no entrarás en calor.
-̶ En un momento Obaasan.
-̶ No podrás decir que no te lo advertí.
Los te lo advertí de los mayores, tienen un matiz profético para algunos, pero no para Sayumi. No obstante en la noche lamentó no haber hecho caso al consejo dado. La nariz roja, la congestión y la tos de la chica eran toda la evidencia que necesitaban para hacer oficial el diagnóstico.
̶ - Obaasan…
̶- Te lo advertí Sayumi-chan, siéntate y tómate este caldo.
̶- Me siento horrible.
̶ - Eso te pasa por no obedecer.
-̶ ¡Ay Obaasan por favor ya me siento fatal, no me hagas sentir peor! Creo que si descanso esta noche, podré acompañarles mañana.
̶ - De ninguna manera, Sayumi-chan.
̶ - Pero Obaasan…
̶ - Tú te vas a quedar mañana a descansar. Si sales en estas condiciones, podrías empeorar y ¿qué excusas le daré a tu madre entonces?
̶ - Le prometí a mamá que te acompañaría y cuidaría de ti.
̶ - Si te parece bien no le diré que fui sola. Ahora tómate tu caldo y la medicina sin protestar.
̶ - Sí Obaasan.
El cielo claro de la mañana anunciaba el inicio de un nuevo día. El sol alumbraba, pero su calor era apenas perceptible, debido al frío. Sayumi veía como su abuela se arreglaba.
-̶ Estás muy guapa Obaasan –dijo Sayumi con una voz nasal.
̶- Gracias ahora quiero que descanses.
̶ - Por lo menos puedo ver a quien te va a recoger. Prometo no salir luego del cuarto y quedarme en el futon. Pero déjame cerciorarme que no estarás sola.
̶ - De acuerdo, Sayumi-chan, lo permito con tal de que me prometas que no saldrás del cuarto hasta mi regreso.
̶ - Lo prometo.
Cerca de las nueve de la mañana, alguien llamó a la puerta.
-̶ Doi-san la buscan en la recepción.
-̶ Gracias. Ven Sayumi-chan, te presentaré, darás tus saludos y luego a descansar.
La chica asintió. Abrigada con un grueso chal de lana, la nieta acompañó a su abuela y a la joven del personal del hotel hasta el vestíbulo. No era necesario que la chica del servicio le indicara quién era el hombre. Reconocería esos ojos azules, ahora con arrugas, así estuviesen en el fin del mundo. Los años también habían pasado por él, pero no había cambiado su mirada ni su actitud formal.
̶ - Ha pasado el tiempo Doi-san.
̶- Así es Fujita-san. Permítame que le presente a mi nieta. Ella es Sukayama Sayumi, Sayumi-chan, él es Fujita Goro.
̶ - Es un gusto conocerle, Sukayama-san.
̶ - El gusto es mío Fujita-san. Mi intención era acompañarlos, pero parece ser que el frío de Hokkaido me ha afectado.
̶ - Lamento que esté enferma.
̶ - Le ruego por favor que cuide mucho de mi abuela, puesto que yo no podré hacerlo.
-̶ Le juro por mi honor que lo haré.
-̶ Ahora Sayumi-chan ve a tu cuarto.
̶ - Sí Obaasan.
Sayumi vio como Fujita y su abuela, salían del hotel. Regresó a su cuarto y puso más carbón en el brasero y se metió en su futon.
̶- Que curioso es ese Fujita ¿se creerá un samurái?: Le juro por mi honor que lo haré - Sayumi se rio y la risa le provocó un ataque de tos. - Pero debo reconocer que me sentí un poco intimidada por él. Es un hombre mayor pero estoy segura que debió ser un hombre muy atractivo de joven. Bueno Obaasan, por lo menos sé que estás en buena compañía.
No habían pasado tres minutos cuando Sayumi se quedó dormida.
-̶ Tuve que hacer un esfuerzo por no llamarte por tu nombre, Saito-san.
-̶ Ya casi nadie me llama así, como ya nadie te llama a ti Akesato-san.
̶ - Nuestros nombres quedaron en el pasado, Saito-san. ¿Cómo está Tokio-san?
̶ - Bien, ocupada con los nietos.
̶ - ¿Alguna vez imaginaste que estarías así, con hijos y nietos?
̶ - En aquellos días, ni siquiera pensé llegar a esta edad.
Saito cerró sus ojos y las caras de sus viejos camaradas y amigos: Sanosuke, Shinpachi, Heisuke, Okita, Hijikata, Sannan, Kondou, Yamazaki. Muchos de ellos no tuvieron esa oportunidad.
̶ - ¿Y tú te casaste entonces?
̶ - Las mujeres como yo no se casan, Saito-san. Sayumi-chan no lo sabe. Midori, su madre, era una huérfana a la que di acogida. La crie y amo como si hubiese sido una hija de mis entrañas. Ella me llama madre y yo hija.
̶ - Jamás pensé que estuvieses en contacto con él. De no haber sido por sus cartas, no habría podido localizarte.
̶ - Nunca perdimos el contacto. Yo me establecí en Tokio. Nadie me conocía ahí, podía hacer una nueva vida ahí con Midori.
̶ - ¿Y qué hiciste?
̶ - Me convertí en costurera y daba clases de música.
̶ - ¿Aún tocas el shamisen?
̶ - Muy poco, mis manos apenas me lo permiten.
Por fin llegaron al cementerio. En su camino Akesato había comprado unas flores, Saito ya traía el licor y el incienso.
̶ - Espero que ya no bebas tanto, eso te va a matar Saito-san.
̶ - A esta edad Akesato-san, hasta este aire frío puede llevarme a la tumba.
Caminaron hasta llegar al monolito que marcaba la tumba de Sugimura Yoshie.
̶ - Sugimura Yoshie, todos tuvimos que cambiar nuestros nombres, no es así Nagakura Shinpachi – dijo Akesato mientras se inclinaba para colocar las flores y encendía el incienso.
̶ - Era necesario – dijo Saito mientras vertía el sake sobre el monolito de su viejo amigo Shinpachi – Para poder incorporarnos a la nueva era, debíamos ocultar nuestro pasado como capitanes del Shinsengumi. Aunque Shinpachi nunca lo hizo del todo, se enorgullecía de ello.
-̶ ¿Y a ti?
̶ - Siempre será para mi un honor haber servido bajo el liderazgo de Hijikata Toshizo, Kondou Isami y de Sannan Keisuke.
"Yamanami-san" pensó Akesato.
Ambos juntaron sus manos en una oración silenciosa por su amigo Shinpachi. Akesato miraba como el humo del incienso ascendía hacia el silencio, mientras su mente emprendía un viaje a una historia de más de cincuenta años.
Nota de la autora Hola mientras la historia Unmei se encuentra en pausa (mas no dejada) les traigo otras historias que había dejado de lado mientras trabajaba en Unmei. En esta historia el personaje principal es el enigmático Sannan. Personaje bastante olvidado en este fandom aparentemente (me parece que sólo hay dos fics acerca de él).
En este fic se harán referencia a datos históricos. Como por ejemplo tanto Shinpachi como Saito sobrevivieron a la caída del régimen Tokugawa y cambiaron sus nombres. Shinpachi tomó el nombre Sugimura Yoshie y Saito el de Fujita Goro (como se ve en Rurouni Kenshin).
En cuanto al personaje Akesato se dice que Sannan tuvo un romance con una cortesana de ese nombre, pero nunca ha podido comprobarse que realmente existiera.
La referencia que le hace Akesato a Saito con respecto a que la bebida lo va a matar, es un guiño a la verdad histórica, puesto que efectivamente el Saito histórico murió por una cirrosis hepática atribuido a su gusto excesivo por la bebida. Dato curioso es que tanto Saito como Shinpachi murieron en 1915
Espero que esta historia les resulte interesante. No olviden dejar un review.
