HOLA, SOY UN HUMANO.
PRÓLOGO.
Frio. Uno que le calaba hasta los huesos. Y, al abrir los ojos lagrimas que volvían borroso todo lo que veía. Al limpiarlas pudo ver que caía al vacío, y, delante de él dos enormes y afilados ojos morados se acercaban más y más. Oh, cierto. El dragón Ender iba a devorarlo y no podría hacer nada para evitarlo.
Entonces sintió una ligera presión en uno de sus brazos, giro la cabeza y vio a una muchacha a su lado, sus cabellos iban hacia arriba por el viento y angustiada le hablaba. Pero él no podía oírla, solo percibía un ruido sordo. Maldición, él hubiera querido contestarle, preguntarle el porqué de esto… pero no podía hacer nada, y seguían cayendo con el dragón más cerca.
El no supo como pero ella logro abrazarle y en ese momento el dragón abrió sus fauces, dispuesto a tragarlos. Y cuando vio arriba todo se volvió negro.
I
TRISTEZA.
-¡Soy inocente! ¡Por favor créeme!
Con un hilo de voz, Herobrine suplicaba por su vida. Estaba encadenado y hecho una masa de sangre. Delante de el estaba su propio hermano, cargando un brillo en su mano, a punto de matarle.
Por su parte, Notch no quería hacerlo. ¡Por dios era su hermano! Pero era inevitable, su hermano era un asesino, y él, como el Rey, debía mostrar que la justicia era la justicia.
Alrededor de ellos estaba el jurado con representantes de todos los reinos, esperando que el Rey cumpliera su deber.
Notch miro a H (como solía llamarle) y recordó aquella tarde, de niños, en la que le había prometido que siempre estaría con el.
Un niñito pelirrojo lloraba porqué se había caído y al verlo otro niño un poco mas grande que el se acercó y lo abrazó. Poco a poco el pelirrojo se calmó.
-Ya esta ¿Ves?- dijo Notch.
H le sonrió y extendió sus manitas hacía él.
Herobrine alargó una de sus manos hacía Notch.
-Créeme... p..por favor- dijo H llorando.
Notch le tomo las manos y levantándole, lo cargo en sus hombros, y comenzó a caminar.
-Siempre te protegeré...
La mirada de Notch se ensombreció y con una voz dolida pero firme dijo:
-...estaré para ti siempre, como prometí a papá y mamá.
-Herobrine... - su mano resplandeció más - Por conspirar y asesinar a catorce miembros del consejo... Tu castigo es la muerte.
H se enjugo las lagrimas y sonrió.
Lo siguiente fue un resplandor que fundió todas las siluetas presentes en un blanco cegador y un sonido seco se escuchó.
-Gracias...
Al acabarse solo una de las dos siluetas estaba de pie. Solo una vivía.
-Hermanito...
Notch vio el cuerpo sin vida de H y sintió que su corazón se destrozaba, dos gruesas lagrimas atravesaron su rostro. Ordeno que el cuerpo fuera enterrado de la mejor manera, pues a pesar de todo era un noble.
Luego de ese incidente Notch decidió marcharse de la tierra por un tiempo, no quería saber nada sobre gobernar o algún reino. A cargo quedaron los sobrevivientes del congreso, liderados por Evans, el ender que había hecho de juez en el ya mencionado caso. Sin Notch cada reino veía por si mismo y comenzaron la batallas por la supremacía. Como soberanos quedaron los humanos y los Ender. Luego de ellos quedo la confederación del Nether, formada por los seres del inframundo. Seguían las ciudades que eran enormes pero en su mayoría eran consideradas plebeyas. Conformadas por esqueletos, arañas... Y por ultimo el pueblo de los creepers, quienes eran lo más bajo de lo bajo.
Y asi, Minecraftia, conformada por los siete reinos, paso de una época de paz y justicia a una de opresión. La ley del mas fuerte regia la convivencia.
Ya no habían dos hermanos que sonrientes ayudaran a cualquiera que viniera hacia ellos. Ya no había felicidad en este mundo.
Más, el día del entierro de Herobrine, en el que Notch no estuvo presente porque ya se había marchado, los encargados del entierro no sabían que en el féretro estaba el cuerpo de H. Esto se debió a que decidieron hacerlo en secreto para que la población en general no desatara un escándalo. Así, ellos pasaban cerca de la Gruta del Fin, que es un gran abismo donde convergen las dimensiones donde todo queda atrapado en una infinita espiral espacio tiempo, y decidieron que, para evitarse todo el faenón que significaba el viaje hacia el cementerio, lo mejor sería arrojarlo ahí. Y eso fue lo que hicieron, claro que mientras lo hacían no se percataron del leve golpeteo que surgía del féretro…
