N/A: Desde que Ron abrió la caja de Pandora en el Epílogo de las reliquias de la muerte, no he dejado de leer a esta pareja.
Veo a Rose como una idealista bestial, si hay algo que ha heredado de su madre, no es su inteligencia, que de hecho no le falta, si no su espíritu luchador, la capacidad de indignarse con cualquier tipo de injusticia.
Por otra parte Scorpius es todo lo que Rose no busca en un chico, no tiene principios aparentes, ni demuestra solidaridad ante nada. Las chicas pasan una tras otra por su vida sin dejar marca alguna.
Además aclaro que en ningún momento veo esta pareja como la conclusión de la no-historia de Draco y Hermione, de hecho siempre he adorado los Draco-Ginny y los Ron-Hermione.
Aquí dejo un long-fic que se me ocurrió en una tarde de aburrimiento y que por el momento me tiene muy motivada.
CAPÍTULO 1: Lista de objetivos
-Mamá ¿Aún sigue en pie la P-E-D-D-O?.
Rose Weasley, 16 años y 10 meses. Hoy se siente bien, éste podría definirse para ella como el mejor día del infructífero, soporífero y asediado periodo de tiempo que transcurre entre el 1 de julio y el 31 de Agosto, más comúnmente conocido como vacaciones de verano.
Tampoco era un bicho raro, no es que detestara las vacaciones. Adoraba la Navidad; corta, en familia y con algo que estudiar… pero ¿qué fin tenían las de verano?
Hoy, 31 de Agosto, está experimentado el gratificante bienestar que produce guardar todas sus cosas en un baúl con destino Hogwarts.
A su lado se encuentra Ronald Weasley, 41 años y 6 meses. Por mucho que intente disimularlo su estado de ánimo no es especialmente bueno hoy. Aunque la marcha de sus hijos suponga cierta intimidad con Hermione, no puede evitar sentir cierta melancolía que lo acompañará a ratos durante los cuatro próximos meses. Claro está que su inmaduro orgullo nunca le permitiría afirmarlo en voz alta, de ahí la fingida concentración que pone a su partida de ajedrez. Suelta una carcajada cuando escucha a su hija, acompañada por la de Hugo.
Hugo Weasley 14 años y 11 meses. Su estado de ánimo es muy parecido al de su padre. Fin de las vacaciones, vuelta a los exámenes, las rutinas y los despertadores. Por otra parte le queda el consuelo de perder de vista la comida sana de su madre. A partir de ese día sólo su padre comprará dulces a escondidas, bienvenidas las patatas fritas, los pudines y la tarta de melaza. Es castigado visualmente por Hermione tras la risotada.
Hermione Granger, quedan 20 días para los 41. Su estado de ánimo es indefinible hoy, expectante por los pasos que su hija dará durante el curso, preocupada por la alimentación de su hijo, enternecida con la actitud de su marido y en este preciso momento indignada por las risas del género masculino.
-Recibe el nombre de S.E (Sindicato Élfico) desde 1998, cuando se diseñó la legislación que aceptaba sus derechos obreros- Hermione la responde con una sonrisa después de una mirada furibunda a su hijo y a su marido – De todas formas, cariño, la P-E-D-D-O nunca llegó a nada importante debido a la falta de colaboración de ciertos individuos…
-¿Nos culpas a Harry y a mí? Nadie excepto Neville se afilió por voluntad propia a la PEDDO, no creo que nuestra colaboración hubiese servido para llevarla al ministerio Hermione.
La castaña bufa como en todas las discusiones que desde los 11 años se habían convertido en una práctica casi diaria. Rose y Hugo sonríen dirigiendo su atención a la típica mirada impacientada de su padre y esperando la respuesta que su madre dará en unos segundos, justo antes de irse a su despacho, intentar leer un libro y 20 minutos más tarde volver para abrazar a Ron por detrás dando así por zanjada la pelea.
-Debería dolerte que Neville me haya dado su apoyo cuando tú sólo pensabas en la ardua tarea de invitar a alguna chica al baile.
-La invité a ella, que conste, pero fue con Krum- se excusa el aludido ante sus hijos.
Rose ríe como siempre ante los inconscientemente graciosos comentarios de su padre. Hugo niega con la cabeza murmurando algo así como "calzonazos…" y su padre lo mira atónito mientras mueve su alfil, eliminando así la reina de su hijo.
La chica le echa otro ojo a su colección de libros, éste es el doloroso momento en el que tendrá que elegir cuáles de las obras de arte muggles que tiene entre las manos merecen estar en su habitación Gryffindor. Puede conseguir en la biblioteca "Las tres revoluciones de Carlotta Pinkstone", "Legislación para la Reforma de las Brujas, por Honoria Nutcombe" o "50 años de ministerio con Artemisia Lukfin", pero por mucho que Hogwarts imparta estudios muggles, son muy pocas las obras no mágicas que posee su biblioteca. En este mismo momento a Rose se le acaba de ocurrir un nuevo propósito para su último curso, y añade "hacer ver a la directora lo muy poco implicados que están con los muggles pese a sus desesperados intentos de demostrar lo contrario", junto a "promover una educación para todas las especies mágicas" y a "conseguir que el género femenino de Hogwarts se quiera un poco más y deje de relacionarse con capullos como Scorpius Malfoy o mi primo James" (la pelirroja modifica este objetivo, tachando de él a su primo James, que por fin ha terminado Hogwarts).
Es ahora cuando Hermione entra más calmada y abraza a Ron, quien se gira para besarla suavemente. Instante que Hugo aprovecha para recolocar su caballo a punto de ser comido.
-Mamá he aumentado mi lista de objetivos- su padre la mira exasperado por romper su fase de reconciliación, algo a lo que Rose hace caso omiso. Le entrega el escrito más importante para ella durante el próximo año, y a su madre se le ilumina la cara.
-Hugo ¿dónde está tu caballo?
-Es genial cariño, odiaba tener que pedirles a los abuelos mis libros por correo.
-Detrás de tu alfil papá.
A Rose le encanta ser el orgullo de su madre. Actualmente es mucha la gente que no la toma en serio por pensar distinto a ellos, mucha la gente que la dice con condescendencia que ya crecerá. Son esos gestos de Hermione los que la hacen darse cuenta de que no tiene por qué cambiar, que es una suerte poder decir que no está de acuerdo con algo y actuar consecuentemente con sus pensamientos.
-El caballo estaba en diagonal con mi alfil, iba a comértelo.
También le gustan las peleas infantiles entre su hermano y su padre, aunque debido a su madurez es algo que nunca reconocería, por eso, cuando Hermione va a preparar la cena de despedida, ella se sienta en el sofá más cercano a los chicos, fingiendo leer "Desobediencia civil y otras propuestas", mientras pone toda su atención en su, ahora, rabioso padre y su fingidamente inocente hermano.
-Deberías prestarle más atención a tu juego, siempre que te distrae mamá pasa lo mismo. Mi caballo está ahí desde hace dos movimientos cuando me comiste la reina, yo lo había puesto ahí para protegerla ¿Por qué no me comiste si no con la torre? ¿Tengo que recordarte que has perdido un alfil a costa de mi reina?
-Está bien mocoso, aún así te ganaré.
-¿Quieres decir aun sin trampas?
Rose sonríe para sí misma porque cree saber lo que está a punto de hacer su hermano. Si ha sido el único en no perder siempre contra su padre, no es porque juegue a su altura, de hecho está a la altura de las alimañas. Y también sabe que no hay algo que Ron deteste más que pongan en juicio su honestidad.
-¿Me estás llamando tramposo?
-Sólo te estoy insinuando que, por el bien de tu reputación como ajedrecista, eso se merecen unas tablas.
Hugo tiende una mano que Ron, cerrando su orgullo en una cajita y enviándolo a Marte, acepta a regañadientes, no sin apretar un poco más de lo debido.
-Ve a ayudar a tu madre antes de que me arrepienta enano.
Rose observa tras las letras de Gandhi, cómo Hugo sale triunfal a la cocina y su padre se sienta a su lado.
-Rosie ¿me dejas ver tu lista de objetivos?
La chica le mira entre sorprendida y agradecida. Su padre nunca ha pedido información sobre sus "batallas", y sinceramente esto para Rose es una bandera blanca en la guerra paterno-filial que se viene librando desde que con 12 años decide que quiere dedicar su vida a cambiar el mundo.
-No le digas esto a tu madre, pero me alegra que no te caiga bien Scorpius. Y no lo digo porque sea Slytherin, se que tienes una amiga allí, pero honestamente desde que James lo invitó a La Madriguera he rezado para que no se acercase a ti.
Rose lo mira extrañada, como si su padre de repente también fuese a contracorriente. Toda su familia babeaba por Scorpius. Le había traído a la abuela un ramo de flores, había hablado con la tía Ginny de todas las jugadas habidas y por haber, había aguantado estoicamente una partida de snaps explosivos con Lily, Hugo, Lucy y Louis, había participado junto con James, Fred y Roxanne en el invento del chivatoscopio-despierta-inútiles, algo que le había encantado a tío George. Había puesto atención a las retahílas del abuelo sobre chismes muggles… incluso a tío Harry le caía bien…
-No lo entiendo papá, tu le has conocido en su mejor momento.
-Es eso mismo. Demasiado encantador… Es el chico con el que ningún padre quiere que se relaciones su hija, pero a todos les cae muy bien mientras se relaciones con las de los demás, que serán varias y acabarán humilladas.
Su hija sonríe abiertamente. Acaba de darse cuenta que su padre no es como los demás, por muy inmaduro que pueda parecer, sabe captar a las personas, el único miembro de su familia que no se ha dejado embaucar por Malfoy merece más respeto del que se le tenía reconocido. Es por eso, por lo que Rose deja el libro y abraza a su padre, en uno de esos gestos que dice a gritos "Este es mi padre, la persona de la que más orgullosa estoy sobre la faz de la tierra".
-Espero que te unas a mí en la sentada a la puerta de La Madriguera la próxima vez que James pretenda traer a Scorpius papá.
El andén 9 y ¾ está a rebosar.
Rose puede adivinar en la melancólica mirada de su padre los buenos ratos que ha pasado en ese tren, y no puede evitar pensar que será la última vez que pise el Expreso de Hogwarts dirección al castillo.
Hugo, por su parte, mantiene una mirada de desencanto, que hasta el día de comienzo de su séptimo año, cuando se dé cuenta da que será el último, mantendrá los primeros de septiembre.
Faltan aún 15 minutos para la salida del tren cuando encuentran a Harry y a Ginny, hablando animadamente con Bill y Fleur.
-Percy nos ha pedido que trajésemos a Lucy, creo que tienen mucho trabajo en su departamento.
Rose sonríe según escucha a Bill. Sin duda es su tío favorito. Aún recuerda el día en que la enseñó a montar en escoba. A Rose adora volar, un afición que mantiene lo más secreta posible debido a su ambigüedad, ya que si hay algo que no le gusta a Rose es el quidditch. Puede que eso sea lo único que la distinga de su primo Albus.
Albus Potter, 17 años y 7 meses. Detesta su nombre por encima de todas las cosas. Aunque parezca absurdo, hay algo peor que tener un nombre del siglo pasado, tener DOS nombres del siglo pasado.
Otra cosa que le diferencia de Rose es el bajo ánimo con el que empieza el curso, algo que va a mejor gradualmente.
Perdidamente enamorado de Andy, mejor amiga de Rose, Slytherin y lesbiana declarada desde los 14 años. Algo que cambiará este curso. No lo de lesbiana, lo de enamorado de Andy.
-¿La has visto?
-¿A quién?
-No te hagas el tonto Albus.
-Sí, estaba saludando a los Malfoy, creo que James está allí también.
Rose desaprueba de Andy su buena relación con la familia Malfoy. Son vecinos y conoce a Scorpius desde los 6 años.
-¿James ha venido?
¿Por qué ha venido James? Apostaría su colección de los Beatles a que despedirse de sus hermanos no es su principal motivo, de hecho no cree que sea un motivo. Por otra parte a Rose le parece demasiado significativo el hecho de que en este momento se encuentre hablando con Scorpius.
Albus, el ingenuo de Albus, no hace otra cosa que encogerse de hombros, lo que despierta aún más sospecha en la chica.
-Quitad esas caras de enfado que ya estoy aquí.
Pandora, 17 años y 2 meses. Otra que detesta su nombre, por lo que se hace llamar Andy. Amiga de Albus y Rose desde que pisaron el expreso de Hogwarts. Hoy se siente pletórica de volver a verlos. No ve el momento de juntar sus objetivos del curso con los de Rose y comenzar sus pequeñas revoluciones. Sólo difiere con Rose en una cosa, Scorpius. Si no fuese porque le conoce desde pequeños condenaría su comportamiento tanto como su amiga. Como no es el caso, no le queda otra que intentar justificarle.
Rose por inercia, la abraza calurosamente. Siempre se abstiene de hacer comentario alguno acerca de Malfoy, en estas ocasiones debido al tratado que accedió a firmar dos años atrás con Andy a cambio de su apoyo en la sentada del lago contra los maltratos ejercidos por algunos estudiantes al calamar gigante.
Andy, por su parte, conocedora de los sentimientos de Albus se limita a darle a éste unas palmaditas en la espalda, una dulce sonrisa amistosa y a saludar al resto de los Weasley.
Al fin y tras las emotivas y melodramáticas despedidas los pies de Rose pisan el tren. Mira a su alrededor disfrutando de las voces exaltadas de compañeros que se reencuentran después de tres meses, del olor a libro nuevo; su boca se hace agua al pensar en el carrito de las golosinas que luego pasará por su compartimento. A su lado su primo experimenta las mismas sensaciones. Ahora es su turno de mostrar su masculinidad subiendo los baúles de las chicas, lo que le acarrea dos miradas hostiles.
-Siempre haciéndonos parecer unas inútiles.
Es en este momento, en el que su amiga le recrimina su actitud a Albus, cuando Rose dirige su mirada a la rubia cabeza de Scorpius Malfoy.
Scorpius Malfoy 17 años y 6 meses. No se puede definir su estado hoy porque varía por momentos. A grandes rasgos se siente indiferente por su vuelta a Hogwarts. Por otra parte las noticias que James le ha traído lo han animado. Y en este preciso instante no puede dejar de pensar en llegar a su habitación con la chica que lo acompaña.
Aunque la vida sexual suele estar mezclada con la personal, no es el caso de Scorpius. Sabe que esa chica no va a afectar en lo más mínimo a su forma de ser, pensar o actuar. Por eso no le importa compensar esta falta de interés hacia su personalidad, ayudándola con su equipaje.
A Scorpius no le cae mal Rose Weasley, de hecho es una de las chicas que podría definir más expresamente por su personalidad. Rose Weasley es una pequeña revolucionaria, con un sentido de la justicia y de la solidaridad tan desarrollados que la impiden mirar más allá de sus ideales. Es por eso que Scorpius sabe que él sí le cae mal a ella. Se toma sus pequeños ataques con humor, sin intención de molestarla aunque a menudo lo consiga.
Ahora la pelirroja se está acercando y el chico sabe con toda seguridad que va a dar un discurso a la chica que lo acompaña, que por supuesto, va a hacer caso omiso a su alegato feminista.
-Estás a un paso de perder tu dignidad. Un consejo, aléjate de él antes de que tu autoestima quede a la altura de su persona.
La chica la mira como quien mira a una demente, hecho que hace que el estado de ánimo del Slytherin mejor por momentos. Y ahí viene la respuesta que la dejará enfurruñada al menos las horas que quedan de viaje y que evitará que vuelva a inmiscuirse en los planes del chico.
-Weasley no me merezco tus celos, estás muy por encima de eso.
-El día que deje de valorarme a mí misma podrás provocar celos en mí, Malfoy.
Lo suelta con el mismo desprecio con el que diría cerdo sexista. Y se va dejando a Scorpius con su típica sonrisa divertida y autosuficiente, una sonrisa que, si no fuera porque es pacifista, quitaría con el puñetazo que se merece.
N/A: Hasta aquí el primer capítulo. Está claro que voy a seguir escribiéndolo, solo necesito un pequeño empujoncito para publicarlo… Un adelanto: el siguiente capítulo se llama "Declaración de intenciones"
