N/A: Comienzo nuevos fics sin terminar otros. LOL WAT. Aveces necesito refrescarme la cabeza xD y tambien a ustedes. Esta vez, les presento mi primer intento de un 6927 mas largo y con una historia mas elaborada. Es llevada a cabo 10 años despues, asi que si no han visto esa parte del manga o anime se los advierto...spoilers!!!

En fin, la escuela no es tan mala...Creo xD.

Disfruten mucho.


¿C'est tout?

Je...suis un peux...

¿Comme est-que tu dis?

Je crois que je me suis perdu...


Sawada Tsunayoshi se había quedado horas extra para alcanzar a terminar trabajos destinados para el día siguiente...si, usualmente la mayoría de las personas dirían: "Al Cesar lo que es del Cesar, jefe, no haga trabajo extra que sabe que le costara…". Pero este singular jefe de la mafia no pensaba igual. Si tenia energías debía seguir hasta haberlas extinguido por completo.

Muchas veces tuvo problemas por pensar así…más que nada con Reborn, su tutor…ahora con 11 años de edad no dejaba de ser igual de castroso que antes, con ganas de ver a su pupilo crecer era capaz de darle los entrenamientos más salvajes que pueden ser pensados.
Todos sus guardianes temblaban al verlo caminar hacia el área donde se llevaban a cabo esas…masacres.
A pesar de ello, Tsuna desarrollo una personalidad más fuerte de la que se pudo esperar de esa nena que al principio gritaba "NO QUIERO SER EL JEFE DE LA MAFIA!!11!!", Reía al volver a su cabeza esas memorias, su rostro que casi siempre lloraba no era el mismo de esa noche.
Era tarde, los pájaros se habían retirado a dormir y el Decimo Vongola era el que no se había dado por vencido. No era extraño, pero admirado. Nadie dejaba las cosas de mañana para esa noche… porque sabían muy bien que ese sueño perdido lo cobraría después el cuerpo.

La oficina era grande y nada sencilla, portentosa…el lugar era vasto para unas treinta personas, tenía las paredes pintadas de un color carne, muebles confortables color violeta y estantes de libros que ocupaban del piso al techo. Llenos de escritos de los jefes pasados, declaraciones, poesías…incluso testamentos variados que dejaban antes de partir a sus misiones…Sus hojas quemadas y viejas brillaban con la luz que entraba del cristal que ocupaba el espacio de una pared, una enorme ventana con vista a los patios de la casa, para que el jefe pudiese ver todo lo que tenia.
En medio descansaba el sello de la familia, que brillaba con las luces del candelabro de cristal veneciano. Abajo; Estaba el Decimo Vongola sentado frente al escritorio de caoba negra, tallada a mano alemana para su gusto, ya con la vista cansada y con la capa desacomodada…el joven de veintidós años de edad seguiría trabajando en los manuscritos ya conocidos por sus ojos. Trabajo habitual del jefe.

Tsuna estaba con sus codos pegados en la mesa, escribiendo y escribiendo…reportes de la familia desde dentro, concediendo permisos, negándolos…haciendo el usual trabajo que le llegaba cada mañana.
Entre el papel numero 134 y el siguiente, Bostezó…y en lo que cerró los ojos quiso mantenerlos así, cabeceando como pollo para reaccionar severo. Soltando un quejido junto con un suspiro de cansancio.

"Juudaime!. Juudaime ¿Se encuentra bien?"

"…S-Si Gokudera estoy…bien solo tengo un poco de sueño, es todo…"

"Debería ir a descansar Señor…"

"A…Ahora iré…tengo cosas que acabar…"

La voz de Gokudera no se oyó. Porque, atrás de esa puerta cerrada se encontraba el guardián recargado en la madera gruesa que chillaba.

A pesar de no ser raro que se quedara despierto a esas horas…esos detalles le preocupaban. Tenía miedo que esos trabajos forzados acabaran con las energías de su jefe. Y jamás es bueno terminar con ellas pronto, mucho menos cuando se es el jefe y toda la familia dependen de sus fuerzas físicas si hay problemas.

Siempre se hay que estar preparando para ese tipo de cosas.

Pero al parecer al jefe le importaba poco, el solamente quería, si era posible…acabar con los pendientes que su atareada vida como jefe le había otorgado sin quererlo.

Parpadeó. Una. Dos veces.
Las letras ya se estaban viendo dobles y esa no era una buena señal.

Suspiró de nuevo, sabía que era tiempo de descansar, que ya se había pasado de sus horas habituales de trabajo.
Pero eso poco le importó y siguió escribiendo.

"N….No puedo…-"

Los parpados le pesaban como si fuesen de otro material ajeno a la piel.

"M-Maldita…sea"

Y su escritorio recibió sus brazos cansados…sin dejarlo oír los insistentes golpecitos de Gokudera del otro lado de la pesada puerta de su oficina.

OxOxO

"…Sawada…"

Se oyó una voz por arriba de su oreja derecha…cayendo en su tímpano como un susurro, un aire tibio que le hizo torcer la espalda.

Se oyó otro suspiro confundido con risa.

"Sawada Tsunayoshi no conoce sus propios límites ¿hmmm?"

Estaba cerca, muy cerca…la sensación de una presencia extra era muy fuerte, como una sombra que consideraba amiga pero prefería mantener su distancia. Un personaje que estos últimos días lo estaba viendo más de la cuenta.

"Kufufu… Vongola…Decimo"

En un rápido movimiento, el Décimo intentó sostenerlo del cuello pero fue detenido por la piel negra que cubría la mano larga del otro hombre.
Lo veía con una intención penetrante…no decía nada, pero el brillo extra que añadía su ojo rojo quería expresar más cosas de las que pueden hablarse.

"…Mukuro…" Tsuna lo soltó con lentitud…dejando que su guardián se sentara. "¿Qué pasa-?". No dejó que el otro hablara…su cara decía que estaba en parte asustado, tenía su piyama y además estaba sentado en su colchón, donde Mukuro encontró un espacio para sentarse, En su cuarto…El hecho lo estaba poniendo tan nervioso, que el otro hombre decidió no hablar para verle la cara.

"Mukuro!! ¿Qué paso? ¿Por qué estoy aquí? Faltan cosas que hacer!!-"

"Oya oya… ¿no sería mejor dejar eso para mañana y descansar?" Lo empujó con cuidado hacia su colchón. "Es lo más prudente…"

Suspiró. "Si…pero… ¿Por qué estoy aquí?...Que yo sepa el último lugar donde estuve consiente fue en mi oficina…"

"Ah…sobre eso…Gokudera se alarmó y por suerte yo estaba pasando cerca…Cuando abrimos la puerta estabas dormido, encima de todo el montón de documentos"
Ahora Tsuna había recordado, volteó su mirada hacia el suelo…poniendo el su cabeza el preciso momento en el que vió negro y no pudo más.
"Kufufu…"

La risa de Mukuro le hizo voltear. "Tenía que sacarte de ahí Vongola." Se le acercó, poniendo sus manos a sus costados, cortándole el camino para escapar si no quería que lo hiciera. "Dormido en tu cama luce más su cara…"

Tsuna ladeó la cabeza para que no pudiese verle la raya roja de su vergüenza. "Atrás…"

El otro hombre tuvo que volver a reír, fascinado por las reacciones de su jefe, que a pesar de ser tan infantiles le inspiraba mucha ternura.
Mukuro entonces se levantó, dejando que el jefe viese con detalle el mechón largo de cabello bailando con el movimiento del cuerpo esbelto y formado de su guardián, que luego volvió a ver a los ojos.

"Me retiro"

No más. Mukuro así abrió la puerta y salió sin que se oyera otra cosa más que sus pasos y el viento que estaba entrando por la ventana del jefe.

"¿Qué fue eso?" Tsuna se preguntaba en sus adentros. Ya era normal que Mukuro siempre lo estuviese molestando, pero… ¿Por qué lo estaba sintiendo…diferente?

Hm…de eso no habría que preocuparse en ese momento…como dijo su guardián de la niebla. Tenía que descansar, ya había pasado suficiente tiempo en su oficina haciendo papeles que podría hacer el día de mañana.

Así, poco a poco…cerrando los ojos con cuidado…Tsuna logró dormir.
Sabiendo que estaba alguien cerca…y precisamente Mukuro no había abandonado la puerta desde que salió.

Cuando sintió que su jefe había dormido ya, decidió de verdad marcharse.

Ignorando la creciente molestia de su pecho, que no era nueva y al parecer no iba a pasar de moda muy pronto.

Sus pasos iban calmados hacia el final del corredor. Uno a uno, se pedían permiso para no pasar frente al otro y tropezar, la vista del hombre ya estaba muy borrosa.

Mukuro llegó a su recamara sin mas remota idea si le iba a ser posible dormir o no. Quien sabe…pero estaba tan exhausto, que no tuvo ni la oportunidad de avisarle a Crome que ya no podía más.

Al tocar el colchón…el montón de niebla y el color morado de un cabello distinto, dijo que Mukuro ya no estaba presente. La mujer ahora permaneció dormida, también cansada por el extra esfuerzo de su maestro y dueño…por hacer una posesión cuanto estaba sin energías.
No podía entender la razón de ello en el momento, pero si sus intenciones. Aun su maestro no quisiera aceptarlo por dentro.

x.x.x

"Tsunayoshi…"

Chrome había despertado con ese susurro en el oído, en lugar de oír su nombre como era común era ahora el de su jefe…En la distancia de ese panorama, un algo como azul se notaba en la distancia. A través de las flores, que fue haciendo un lado a su paso con mucho cuidado.
Su vestido blanco bailaba con el viento. Ese perfume de los blancos Lotus se mezclaban con el aroma del hombre que ya estaba cada vez más cerca.

Fue poco a poco.
Chrome no había notado el árbol…pero si al hombre que estaba sentado en su sombra.

Miraba la tierra, como con miedo de ver arriba, donde se encontraba el azul del cielo.

Con cuidado comenzó a acercarse para verle de cerca, para ver en que podría servirle. Sabia que estaba pasando por mucho dolor…en sus interiores, ella misma se retorcía.

-"…Mukuro-sama?"-

Silencio.

Rokudo Mukuro se tomaba de las sienes, estaba molesto…harto. Tal vez hasta frustrado. Había algo que no comprendía, algo que su mente tan corrupta no lograba del todo a desglosar.
Y quería saber, quería entender porque estaba sufriendo tanto.
Porque aun no era capaz de suprimir lo que sentía.

-"…Tsunayoshi…Sawada…Tsunayoshi…"-

¿Qué le estaba pasando…? No era normal… ¿Por qué ahora…? ¿Por qué…?

-"…Te odio…"-

Su campo de flores, con esa frase, comenzaba a entristecerse. Se les cayó las energías, se apagó su sol amarillo incandescente…Chrome comenzó a asustarse.

-"Te odio Sawada Tsunayoshi"-

Se sintió una brisa que no era amable.

Chrome entonces supo, que el corazón de su amo estaba verdaderamente…cubierto en espesas neblinas. Y no pudo aguantarse las lágrimas. –"M-Mukuro…sama…"-

-"Te odio"-. Volvió a murmurar entre dientes. Su brillo rojo se hizo más intenso. Y sin notar la presencia de su querida Chrome, la tormenta comenzó a caer encima de ella y sus sueños.

x.x.x

-"Tsuna…Tsuna…"-

No iba a levantarse. Podía oír, pero si lograba concentrarse podría ser capaz de ignorarlo ¿verdad?

-"…Tsuna…Tsuna…."-

No había dejado de oír esa molesta voz desde hacía ya unos veinte minutos, al parecer no se despegaría de la puerta hasta que saliera su cara y le expusiera sus problemas. Ahora no estaba dispuesto a eso.

-"…Tsuna"-

-"…Gnghasfjgk…Dormir…dormir…."-

-"Tsuna…"-

-Déjame….Dor…mir…"-

Y fue cuando comenzaron a tocar la puerta que ni la almohada ni su voluntad lo podían mantener más tiempo en la cama.

Tsunayoshi abrió los ojos con flojera y se volteó para comenzar a despertarse, lo que por costumbre pronto hizo…logrando levantarse y acomodar el pelo que ya le caía por el hombro. Levantando los brazos bostezó y bajó los pies de la cama.

Y antes de tocar la perilla, alguien más le abrió la puerta con rapidez, Rozándole la nariz por los buenos reflejos del joven.
Afuera, una sonrisa de un niño conocido le hizo reaccionar.

-"R-Reborn"-

-"¿Otra vez dormiste hasta tarde? No seas idiota. Ya te he dicho que eso no funciona"-. Entró al cuarto sin esperar respuesta…caminando directamente hacia una de las sillas, mientras su aún pupilo cerraba la puerta y bostezaba. –"Pero al parecer no escuchas"-

-"No me costaba nada…"-

-"Tus energías idiota…Y esas son las que no puedes perder"-

Se le oyó quejarse, ahora recargado en la pared justo a un lado de la puerta, Tsunayoshi estaba suspirando. Al parecer, ya había visto el reloj.

-"¿Las doce?"-

-"Muévete. Hay que cosas que hacer, no eres el jefe por guapo."-

Tsuna asintió, viendo de reojo al niño, esperando el momento en cuando Reborn se fuera para cerrar la puerta y suspirar sosteniendo la perilla. Teniendo en cuenta sus palabras, pero sin entender mucho el significado de ellas. Se llevó la mano al pecho…su corazón había crecido en velocidad conforme recordó lo que le había dejado sin muchas ganas de dormir.

No había dejado de pensar en lo de anoche…y a pesar de que no hubiese sido nada interesante, ni relevante en lo mas mínimo, algo dentro de él le molestaba mucho, como si calara el pensamiento de que, tal vez…Mukuro estaba teniendo algo en mente, deseando algo…estaba luchando contra una sensación que ni él sabía que era o de donde venia.

Así, con toda la pesadez que se levantó…el jefe supo que tenía que ver con el nombre de Sawada Tsunayoshi. Y, sin ganas de aceptarlo, que los estaba volviendo locos a los dos. Desde hoy, ayer…y varios años atrás. Pero nunca fue lo suficientemente valientes para encararlo.

-"…Hora de comenzar"-

Y a Reborn se le podía ver sonriendo a lo lejos.