Título: Lazos

Autora: chibineko =^.~=

Coautora: Mikki-chan

Nota: Todos los personajes de este fanfic pertenecientes a Rurouni Kenshin son propiedad exclusiva de su autor Nobuhiro Watsuki. Este fic está hecho sin motivo de lucro, es solo con motivo de entretenimiento de parte de su linda autora felina y su hechicera coautora.

Capítulo I: Descubrimiento de un pasado enterrado.

- "¡Otaru-kun!"

Una hermosa chica de ojos azules y cabello rojizo, corría por un gran prado verde, mientras que reía repitiendo una y otra vez aquél nombre.

- "¡Otaru-kun!"- volvió a repetir la joven una vez más mientras volvia el rostro sonriente.

Entonces un par de brazos se extendieron desde la oscuridad, mientras una voz que sonaba como desesperada se dejaba oír.

- "¡Mikomi-chan... regresa! ¡Espera por favor!. ¡No tan rápido!... ¡MIKOMI-CHAN!..."

Pero la joven no pareció escuchar el llamado, y poco después apareció un gran bosque de árboles; el cual se estaba oscureciendo a cada paso. Poco después la joven desapareció en él...

- "¡NO... MIKOMI-CHAN!..."

El silencio y la oscuridad fueron interrumpidos por un grito.

Él miró a ambos lados, hasta que en la oscuridad, por fin entendió que aún se encontraba en su habitación.

- "Todo fue una estúpida pesadilla."- murmuró mientras retiraba con ambas manos el sudor de su rostro.

- "Mikomi..."- volvió a oírse murmurar a la masculina voz; ahora acompañada de un tono triste.

El hombre volvió a recostarse una vez más, más aún tras el paso de los minutos que se iban convirtiendo poco a poco en horas, no pudo volver a conciliar el sueño.

Ya iban 3 noches que soñaba con lo mismo... pero ¿por qué después de tantos años?. Entonces volvió a recordar aquella tímida y reservada mirada azul... una cálida lágrima resbaló por su mejilla.

- "¡Oh, Mikomi!... Aún te extraño..."

**********

Una nueva y brillante mañana de finales de verano se dejaba sentir en Kyoto.

En bosques y jardines se dejaban escuchar los estridentes canturreos de las aves; mientras que en la cuidad, decenas de personas iban y venían como hormigas; mientras que desde sus puestos, enérgicos vendedores daban cuenta de lo mejor de su mercancía. Era sábado, día de mercado.

- "¡AHHHHHH!!! ¡¡¡SE NOS HIZO TARDEEEEE!!!!"- gritó una enérgica jovencita de vivaces ajos azules y baja estatura, mientras que arrastraba como cometas a dos chicos con la mano derecha y dos chicas con la izquierda.

Misao salió prácticamente volando del Aoiya, mientras seguía repitiendo una y otra vez lo tarde que se le había hecho. Era básicamente imposible ignorar todo aquél alboroto si uno se encontraba cerca en aquellos momentos.

Aoshi se quedó mirando de manera discreta por una ventana hasta que los 5 miembros de los Oniwabanshuu desaparecieron en la lejanía; entonces volteó mientras meneaba ligeramente la cabeza, solo lo suficiente para reflejar una negación, sin sacar un solo cabello de su lugar. Sin importar que, Misao nunca iba a cambiar su forma de ser, de eso estaba seguro; de lo que no estaba muy seguro era de si aquello era algo positivo o negativo. Aoshi se encogió muy levemente de hombros.

Pronto volvió su atención hacia su habitación nuevamente, pues era allí donde se encontraba. No era una habitación muy grande, ni tampoco muy adornada; solo poseía un futón, una mesita para el té (algo básico tratándose de Aoshi), dos pequeños baúles, y un soporte de madera (muy bonito y bastante simple) donde estaban colocadas su Kodachis; así como un portaretratos a un costadito en la mesita de té.

Aoshi avanzó hasta colocarse al frente de los dos baúles. Uno estaba encima del otro. El baúl superior eran simplemente tablas de madera unidas; no tenía ningún adorno y era de madera corriente; dentro se encontraban únicamente los pocos trajes que el joven líder poseía, que a lo sumo eran 4 en total, sin contar la pijama.

Aoshi retiró el baúl superior y lo colocó a un costado; luego sacó un pequeño trapito de uno de sus bolsillos mientras fijaba sus ojos en el segundo baúl. Su mirada se tornó un poco más cálida de lo normal.

El segundo baúl, al contrario del primero; se notaba que estaba echo de madera fina. Además presentaba un hermoso decorado en la tapa y en los costados.

Aoshi se arrodilló, y abrió con cuidado este último baúl; entonces se dejó ver una de aquellas extrañas sonrisas en sus labios cuando su vista se posó en el contenido. Poco a poco, fue sacando las pocas cosas que se encontraban dentro, hasta que prácticamente se rodeó con ellas. No eran muchas cosas; y tal vez cualquier otra persona hubiese opinado que solo se trataba de basura; pero para Shinomori Aoshi, aquello era el más grande tesoro de todos.

Uno a uno fue observando los objetos que formaban círculo a su alrededor. Allí estaban una pequeña ave de origami color azul y muy bien hecho, junto a otra amarilla, que tenía el pico torcido y las alas a desnivel... las hicieron su madre y él, el día que decidió hacer origamis tan bonitos como los de ella. Aún recordaba como su madre rió con ganas cuando el pequeño hizo un puchero al ver su trabajo terminado.

Luego estaba una vieja daga con funda de cuero. Su padre se la regaló cuando el pequeño Aoshi de 6 años la vio en una tiendecita de artículos de segunda mano. La verdad que casi no tenía filo, pero estaba bien así, por que su padre le sacó el suficiente para enseñarle a hacer figurillas talladas de madera. Al costado estaba una extraña figurilla de madera... supuestamente un gatito.

También había un muñequito con la mitad de su relleno de paja; una pelotita de papel desinflada; un pequeño librito con ilustraciones de animales todo garabateado; la peineta favorita de su madre, así como la pintura labial de la misma; una corona de flores secas; un par de guantes negros que le pertenecieron a su padre; y por último su mayor tesoro... un sobre de papel que contenía 3 pinturas y 2 daguerrotipos (1), todas con el pequeño Aoshi junto a sus padres. A su padre le había encantado la idea de poder capturar en una imagen un momento especial, por ello insistía tanto en tomarse un daguerrotipo cada que podía... era una de las pocas cosas en las que Shinomori Osamu demostraba una gran excitación, fuera de eso solo se descontrolaba cuando había algún suceso referido a su familia y/o a la seguridad de esta.

Aoshi limpió con esmero el interior del baúl, y no paró hasta que sintió que la última partícula de polvo había sido retirada de éste. Luego fue colocando uno a uno los objetos, con una delicadeza impresionante; pronto casi todos los objetos estaban nuevamente dentro; solo el sobre con las pinturas y los daguerrotipos estaban ahora en las manos del joven.

Este sacó las imágenes y las miró detenidamente. Su padre tan serio como siempre, y sin embargo siempre tratando de tener, aunque fuese, una sonrisa para su familia. Su madre tan fuerte y delicada a la vez, con aquel eterno aire triste que trataba de ocultar, sin conseguirlo, de su pequeño hijo. Por último estaba el mismo Aoshi; un niño pequeño, de mirada profunda y sonrisa traviesa. Era cierto que no se parecía en casi nada a sus padres, más de una persona lo comentó cuando éste era un niño pequeño. Tenía los ojos azul profundo, a diferencia de los ojos oscuros de sus padres; el cabellos negro azabache, que contrastaba claramente con el cabello claro de su padre; el mentón algo afilado, contrario al rostro redondeado de su madre; y era un poco más alto (ahora que era un adulto) de lo que sus padres habían sido. Además de aquello, de niño siempre había sido muy travieso, siempre presto a meterse en líos; y vivía con una sonrisilla traviesa en los labios. Todo lo último desapareció luego de la muerte de sus padres, cuando estos fueron asesinados una noche por un equipo de asalto. Ambos habían sido excelentes ninjas en realidad.

Aoshi suspiró, y tomó uno de los dos daguerrotipos, uno en el cuál estaba un Aoshi de 5 años de edad. Luego guardo el otro de nuevo en el sobre. Se dirigió hacia la mesita y tomó el portaretratos. Este tenía otro daguerrotipo, más antiguo que el que Aoshi tenía en la mano. En esta podía verse a la pareja un poco más joven; mientras la madre sostenía en sus brazos a un pequeño dormido y envuelto en una manta.

"Osamu y Aki, junto al pequeño Aoshi de 6 meses".

Aquello estaba escrito en un rinconcito del daguerrotipo, junto a una fecha de más de 26 años de edad. Aoshi miró una vez más el retrato y volteó el portaretratos; había decidido que luego de 26 años, ya era hora de cambiar la imagen que veía todas las mañanas... si, un pequeño cambio sería bueno.

Aoshi forzó un poco las tachuelas que unían la tapa del portaretratos al marco, y tras algo de esfuerzo logró abrirla, con lo cual la imagen contenida cayó al suelo.

Cuando Aoshi se agachó a recoger la imagen caída se dio con la sorpresa de que no se trataba de una, sino de dos imágenes... dos daguerrotipos. Una segunda imagen había estado oculta tras el retrato que Aoshi había observado cada mañana al despertar; pero aquello no sorprendió tanto al joven líder como cuando vio aquella segunda imagen. Su rostro adquirió un tono pálido alarmante, y sus piernas no le respondieron lo suficiente como para dejarlo en pie, por lo cual tuvo que sentarse para no caerse. Aoshi no podía creer lo que veía.

En el segundo daguerrotipo aparecían sus padres; y junto a ellos, un niño que a simple vista se notaba que llevaba un gran parecido con estos; y en la parte inferior se podía leer:

"Osamu y Aki, junto con el pequeño Aoshi de 2 años y 6 meses."

Debajo estaba la fecha de la toma... ¡¡¡UNOS 8 MESES ANTES DE QUE LA OTRA FUESE TOMADA!!!.

Aoshi empezó a temblar... Su madre se veía radiante, y su padre sonreía abiertamente... pero ese niño... ese niño no podía ser... él no...

De pronto una idea pasó por la mente de Aoshi.

- "¡OKINA!"- la voz de Aoshi retumbó por todo el Aoiya cuando este entró en la habitación del anciano; quien escondió rápidamente las imágenes de chicas semidesnudas que había comprado un par de días antes.

- "¡Oh!, Aoshi, muchacho... ¿Pero que sucede contigo?, ¿Por qué tan molesto?... ¿Acaso sucedió alguna co..." - la voz de Okina cesó como por arte de magia cuando Aoshi puso delante la imagen que había encontrado; así como había desaparecido el humor de su rostro, para ser suplantado por una expresión sombría.

- "Hm... sabía que esto podía llegar a suceder algún día; solo que no pensé..."- Okina suspiró, de repente se veía muy cansado - "Siéntate muchacho; creo que tú y yo tendremos una larga conversación."

- "¡¿QUE SIGNIFICA ESTO OKINA?!

Okina miró al joven que estaba delante suyo, algo parecido a lástima brillo en aquellos viejos y cansados ojos. De pronto ya no encontraba ningún motivo para ocultar nada.

- "Ellos no eran tus verdaderos padres Aoshi-san; eso es todo. Te adoptaron."

A Aoshi se le heló la sangre ante aquellas palabras. ¡No podía ser cierto!... quería decir que eso era imposible... ¡Aquello tenía que ser una mentira!...; pero las palabras no le salieron por más que quiso. Okina continuó.

- "Verás... bueno... su hijo, el niño que ves aquí; el murió un mes después de que tomaron esto... Hubo una terrible epidemia, y muchos niños murieron. Luego un día llegaste tú, y no tenías a nadie; así que pensé en Osamu y en Aki, y les pregunté si querían tenerte. Aki había estado muy deprimida, incluso trató de suicidarse; pero cuando te vio, fue como si volviese a la vida. Ella necesitaba a alguien a quien cuidar, y tú necesitabas unos padres. Eso es todo en resumen... el resto como dicen, es historia."

Aoshi aún no podía creerlo, no terminaba de asimilar aquello... ¡¿Adoptado?!... pero entonces ¿quién?... ¿cómo?... por fin pudo decir algo.

- "¿Y mis... mis... padres?"- la voz de Aoshi tembló audiblemente en la última palabra... ¡Cómo dolía!- "Ellos ... acaso yo fui... ¿abandonado?"

Okina no respondió de inmediato, pero pronto negó con la cabeza.

- "No, tu madre te quiso mucho; aún antes de que nacieras. Murió poco después de darte a luz."

Aoshi sintió un golpe frío en el rostro ante aquellas palabras... con la voz en un hilo preguntó...

- "¿Era... una de nosotros?... ¿Cómo se llamaba?"

- "No muchacho; no era una Oniwabanshuu" -Okina suspiró- "En realidad es una historia un tanto complicada... pero creo que debes escucharla, es tu derecho."

Okina aspiró hondo. Aoshi no movió un músculo.

- "Fue hace ya 26 años... 27 casi... el tiempo se pasa volando. Yo era más joven, como es de suponerse; y me había retirado a las montañas a entrenar. Llevaba 3 días cuando escuche un ruido detrás mío, estaba entonces cerca del lago, ese donde te llevaban cuando eras pequeño. Bien, fui a ver que había ocurrido, pues a los ruidos le siguieron unos lamentos; entonces la encontré... a tu madre. Era una chica joven, y con el embarazo bastante avanzado."

Okina se detuvo un momento, como si recordara un poco mejor... sonrió.

- "Era una chica adorable en verdad; su cabello era rojizo, y sus ojos... bueno; tú sacaste sus ojos muchacho; eran azules, iguales a los tuyos, y con la misma intensidad también, muy profundos. Cuando la vi me asusté, no sabía muy bien que hacer, en realidad no tenía ni idea; así que la llevé conmigo a la cabaña cercana al lago, que era donde yo me estaba alojándo, y pasé la noche tratando de bajarle la fiebre, porque recuerdo que ardía en fiebre cuando la encontre. Al día siguiente la llevé conmigo al pueblo; al Aoiya para ser más exactos, que en ese momento era la base del clan Oniwabanshuu. La trataron lo mejor que se pudo; incluso trajimos varios médicos, pero ella se encontraba ya bastante mal... fue grande la sorpresa cuando al segundo día entró en labor de parto, porque según los doctores, no debía tener más de 7 u 8 meses de embarazo. Recuerdo que ella no quiso soltar mi mano, así que me quedé a su lado cuando tu naciste Aoshi. Ella te miró feliz, y entonces dijo por fin algo... dijo... dijo que eras hermoso; y que tu padre de seguro se pondría feliz; dijo que tenía que encontrarlo. Se puso entonces muy alterada; comenzó a gritar que debía de encontrarlo, cuando de pronto comenzó a hacer gestos raros... le faltó el aire. Te apretó fuerte contra su pecho y te beso, ... quiso decir algo más, pero ya no pudo hacerlo... " - terminó de decir Okina con aire compungido.

Aoshi ni se movió, pero podía sentir las lágrimas mojar su rostro, al igual que sus manos, que era donde caían estas... entonces como un autómata, Aoshi formuló una sola pregunta más, pero su mente analizaba mientras tanto todas y cada una de las palabras de Okina.

- "El... ¿dijo su nombre?, ¿dijo donde vivía?"

Okina miró al joven delante suyo; de pronto no creía que fuese tan buena idea darle aquella información.

- "B- bueno... tal vez sea mejor si lo dejas así. Mejor te llevo a visitar la tumba de tu madre. A ella la enterramos en un bonito lugar, una linda colina; pero no puse su nombre en la lápida... nunca supe como se llamaba ella... lo único que supe fue lo maravillosa madre que llegó a ser en los pocos momentos que te tuvo, así que puse eso en su lugar."

Okina trató de desviar con aquello la atención del joven, más no lo logró. Aoshi de pronto se puso de pie, haciendo que la habitación se estrechara bajo su ahora amenazante mirada.

- "Su nombre y su dirección Okina... ¡¡¡AHORA!!!"

Okina tragó. ¿Y si decía que no sabía?. De pronto las palabras le salieron de su garganta sin que este pudiese evitarlo; se sentía como si le hubiesen arrancado la voluntad.

- "Ella dijo... ella dijo que debía de volver a Kyoto... se alegró mucho cuando le dije que ya había llegado... entonces... ella buscaba a alguien llamado Otaru... Amai... Amai Otaru..."- terminó de decir Okina mientras miraba como hipnotizado a los ojos furiosos de Aoshi; entonces continuó- "... pero yo lo busqué... lo busqué durante todo el tiempo que pude; pero nadie lo conocía... ¡¡¡Fue como si no existiese!... No merece la pena buscarlo..."- Okina de pronto estaba desesperado y asustado ante la extrañamente amenazadora mirada del joven líder.

- "Amai... Otaru" - dijo lentamente Aoshi, como evaluando cada letra pronunciada; tras lo cual salió hecho una furia de la habitación. Un par de minutos después, Aoshi había salido del Aoiya; mientras Okina se preguntaba desesperado como rayos había sucedido aquello.

**********

Aoshi caminaba furioso por las calles de Kyoto; chocando contra la gente sin darse cuenta por donde iba.

*¡¡Voy a matarlo!!. ¡¡¡VOY A MATAR A ESE MALDITO!!!. ¡¡¡POR SU CULPA MI MADRE MURIO, LO VOY A MATAR!!!*

Aquellos eran los pensamientos de Aoshi mientras recordaba las palabras de Okina.

**... Era tan joven y hermosa...**

¡Ese infeliz se había aprovechado de una chica joven!... ¡y luego la abandonó!... ¡¡DEBÍA MORIR!!

*Amai Otaru... juro que lo encontraré aunque tenga que ir hasta el mismo fin del mundo* - pensó Aoshi con la mente nublada por la ira... - ¡¡PERRO MISERABLE!! ¡¡LO VOY A LIQUIDAR!! -rugía internamente el joven.

Aoshi siguió su camino sin rumbo mientras pensaba en la manera en la que aquél desgraciado se había aprovechado de su madre; y continuó pasando y chocando entre la gente; sin notar las miradas preocupadas que lo seguían a cada paso.

Fin del primer capítulo

Notas de la chibiautora.

Konnichiwa nuevamente a todos por allí. Bueno, esta vez me salgo un poquito de mi preferencia por lo cómico, y comienzo con algo medio trágico... pero me mataba el asunto de saber que pasaría si sucediese cierta cosilla que se me paso por la cabeza y que plantearé en los capítulos sucesivos... hasta llegar al final del fic... jojojojo... todo el mundo a sufrir. No, no es cierto, en verdad estoy esperando que este fic me salga bien; así que cualquier sugerencia, comentario constructivo o comentario para esta chibi escritora felina, a chibineko_7@hotmail.com o a chibineko_7@yahoo.com, que esperaré sus mails con mucha ilusión.

En cuanto a ese lindo número (1) que salió junto a la palabra daguerrotipo, pues es porque hay que explicar que los daguerrotipos son algo así como los papis o los abuelitos de la fotografía, salieron cerca de 40 años antes que la foto, y la variación consistía en que la persona o personas u objetos o animales a quienes se les tomaba la imagen, salían en un fondo blanco, como si estuvieran encima de una nubecita... en otras palabras estaban en la nada.

Bueno, eso es todo de mi parte por ahora, aún no pienso meter a mi familia-manada por aquí. así que un gran bechito felino para todos por allí.

chibineko =^.~=