¡Hola, ¿qué tal? Primero de todo, presentarme, me llamo Sara y no soy novata en esto de escribir fan fics. He escrito unos cuantos más pero con otras parejas pertenecientes a otra serie anime. Después de mucho pensar decidí lanzarme con un fic dedicado a mi pareja favorita de One Piece (y la cual considero que debería crearse al final de la serie...). Espero que les guste mi fic, tengo que avisar de que soy realmente lenta para escribir puesto que tengo mis estudios y mi inspiración funciona cuando a ella le viene bien pero, aunque tarde lustros en volver (que no es seguro, jajaja), seguiré mis fics adelante. Sólo deben tener un poco de paciencia y, si ven que tal, obligarme y decirme que siga y siga porque si no veo presión, me tomo las cosas con calma jajajaja. Decirles que este fic va a ser un drama (¡oh, fantástico género allá donde los haya!). Y, pocas cosas que decir ya, que me gustaría que me dejaran sus comentarios, no soy novata en esto de ser escritora pero me gusta saber qué piensan aquellos que me leen puesto que no soy perfecta (y nunca lo seré) pero sí que me gusta mejorar y ver qué tal llevo las cosas. ¡Y sin más dilación disfruten del capítulo! ¡Gracias por tomarse la molestia de leer y, nos vemos! ¡Saludos!


Capítulo 1: ¿Dónde estás, Nami?

"Si algún día te dijese que mi vida carece de sentido si no hubiera sido por ti… ¿Me creerías?" Esas fueron las últimas palabras que escuchó de su nakama antes de verla por última vez irse por aquel concurrido camino. No la volvió a ver nunca más. Ni él ni los demás. Nami había desaparecido sin decir adiós, sin dejar rastro y sin un haz de luz que les permitiera seguir su paradero. ¿Dónde estaba su tan apreciada nakama?

Los días se fueron apagando con el paso de las horas. Ya no sabían cuándo era día y cuándo era noche. Todo era oscuridad. La sombra estaba presente en los corazones de todos los que fueron sus compañeros. Intentaron reír aún cuando debía llorar y soltar la angustia de la desaparición. Nadie lo esperó, nadie lo imaginó. "Si Nami estaba contenta" repetía Luffy una y otra vez sintiéndose culpable por haberla dejado ir sin decir a dónde iba, sin pedirle explicación. Él quería comer y eso era lo que le importaba en ese momento. Se maldecía una y otra vez.

—Ya han pasado tres meses desde que no sabemos nada de ella… —Susurró Usopp con la voz rota a su compañero peludo.

Él tan solo pudo asentir con lágrimas en los ojos. Se preocupaba por lo débil que era Nami ante las enfermedades. Era demasiado vulnerable.

—Quiero que vuelva ya. —Gritó rompiendo a llorar.

El miedo y la preocupación se hacían con el ambiente. El silencio gobernaba una y otra vez desde que ella se marchó. ¿Dónde estaba Nami? Todos tenían claro que no se fue por voluntad propia. Ella nunca haría algo así, nunca les dejaría sin una buena explicación y, aún teniéndola, no la hubiesen dejado ir ¿para qué querría irse si tenía a sus nakamas con ella? Nadie lo entendía.


Miraba al horizonte como lo hacía siempre y buscaba respuesta para la pregunta que, desde aquel día, se hacía cuando no la vio llegar por ningún lado y los minutos pasaban. "¿Y Nami?" Nadie respondía. Esperaron y esperaron toda la noche. Quedaron en verse cuando el sol empezase a esconderse. Todos fueron y ella no. ¿Qué le pasó? Su corazón dejaba de latir cuando pensaba en qué podía haberle ocurrido.

La buscaron durante un mes entero, preguntaron a todas las personas si sabían dónde podía estar una chica con pelo anaranjado, largo, de estatura mediana, delgada y con un tatuaje en su brazo izquierdo. Nadie la había visto. Preguntaron si algún barco había salido del puerto. Ninguno había salido. Investigaron sobre las personas que podían haber con habilidades y ninguno les servía. Había quienes se convertían en árboles, que poca cosa podían hacer, otros en roca y transformar lo que tocaban en tal, ante éste, buscaron por todos lados figuras humanas transformadas en piedra pero nada consiguieron. Las fuerzas escaseaban y la esperanza empezaba a difuminarse.

—Oi Luffy… —Le llamó su amigo narizotas—: Llevamos un mes buscando por aquí y no sabemos nada de ella. Quizá se la hayan llevado… —Su voz era temerosa. Ansiaba encontrar a su compañera y saber que estaba bien.

—No seas idiota… —Susurró cogiéndose el sombrero de tal manera que sus ojos quedaban tapados—. ¿No has visto como yo que nadie ha salido de ésta isla en mucho tiempo? —Su voz empezaba a parecer enfadada.

—Luffy… —Esta vez le llamaba su única compañera que ahora quedaba en su tripulación—. Es cierto que nadie ha visto zarpar un barco desde hace un mes pero… Tampoco la ha visto nadie y, según tú, Nami se marchó por la calle principal, la más concurrida. Sin duda alguna, creo que ella ya no sigue en esta isla.

—¡¿Y DÓNDE ESTÁ? —Su grito se esparció por todo el bosque espantando algunas aves desconocidas que en los árboles posaban.

—Relájate. —Le ordenó el segundo al mando.

La angustia se apoderó de la situación y nadie supo qué decir. Sanji había dejado de hacer sus comentarios impertinentes sobre las mujeres o sobre la propia Nami. Estaban todos de acuerdo en que aquella desaparición era distinta a todas las demás. Esta vez Luffy no decidía cosas al azar ni hacía cosas sin pensar puede que al principio sí que lo hiciese pero al ver que la joven no volvía su rostro y su ser cambiaron de pronto. Aquello ya no hacía gracia Nami se estaba pasando y él se estaba cansando.

Algo se rompía dentro de sí mismo—. ¿Y qué debemos hacer? —Realmente estaba confundido—. Nami no nos abandonaría y tampoco se hubiese dejado atrapar a la primera de cambio… Si nos vamos y ella sigue aquí puede pensar que la hemos abandonado pero si por el contrario es cierto que ella ya no está aquí estaríamos perdiendo un tiempo muy valioso.

Asintió ante cada palabra de su capitán—. Luffy —Le llamó mirándole fijamente con el único ojo que tenía descubierto por su pelo—. Nami no se ha ido por sí misma, de eso estoy seguro… Se la han llevado y esta vez de una gran manera. Estamos perdidos y en jaque mate…

—Debemos seguir adelante. Puede que aquí no encontremos nada. —Volvió a hablar la arqueóloga.

—Chicos… —Se giró hacia los que no habían abierto boca hasta el momento—: ¿Vosotros qué pensáis?

El silencio volvió a reinar por un periodo corto de tiempo hasta que poco a poco fueron decidiendo que lo mejor sería seguir adelante.

—Si Nami sigue aquí y nos enteramos, siempre estamos a tiempo de volver atrás y venir a por ella. —Habló el espadachín.

Una pequeña sonrisa surgió de los tristes labios del capitán. "Nami, estés donde estés, no pienses que te hemos abandonado. Vamos en tu búsqueda pero, por favor, tienes que hacer algo para decirnos dónde estás. ¿Qué ha pasado Nami? ¿Quién te tiene?"


Después de haberse estado inmerso en el recuerdo de cómo decidieron abandonar la isla y seguir adelante se quedó pensando en cómo debería estar ella en esos momentos. "¿Dónde estás, Nami?" Se volvía a preguntar de nuevo. Aquella pregunta se hizo rutina todos los días y a todas horas. "Dicen que tarde o temprano uno se acostumbra a la ausencia del otro pero, por alguna razón, nosotros no lo hemos hecho. ¡Eso es porque no queremos!" Hablaba mentalmente con su compañera. Todo se volvía negro y allí estaba ella, con su vestido blanco. Le miraba sonriente. Estaba feliz, tal y como él la recordaba. "¡Oi, Nami! ¿Dónde estás?" Le preguntó de nuevo pero ella sonreía y se volvía a girar. Empezaba a caminar como siempre. "¡Espera!" Le ordenaba mas ella seguía hacia delante. "¡NAMI!" Su garganta empezaba a escocerle con su grito. No tardó en darse cuenta de que había llevado su imaginación más allá y lo había hecho en mundo real. Observó como su amigo peli verde le observaba.

—Deberías dejarla un rato de lado… —Le dijo.

—No puedo. ¡Zoro no puedo! —Apretaba sus puños con fuerza. Le encorajinaba que Zoro estuviera tan tranquilo ante la desaparición de su nakama—. ¿Cómo tan tranquilo? —Le preguntaba de nuevo. Todo se había vuelto monótono en él.

Suspiró antes de responderle de nuevo—: Ya te lo he dicho, confío en que está bien y que no le ha pasado nada. Nami es mucha Nami para cualquiera. Es nuestra nakama ¿quién sino confiará en ella si no somos nosotros? —Le observaba sin saber qué hacer—. Has cambiado… —Le recordaba.

—Lo sé… Lo siento. Sé que Nami no querría que estuviésemos así pero es demasiado. Confío en vosotros y sé que estaréis bien en todo momento pero esta vez todo es distinto. Nami estaba feliz y no parecía que no iba a volver más. Es… Raro…

En efecto, desde su marcha se sentía perdido. Sentía que su felicidad se la había robado su compañera y culpaba de ello a aquellas palabras que le dijo antes de marcharse. "Si algún día te dijese que mi vida carece de sentido si no hubiera sido por ti… ¿Me creerías?" ¿Qué quería decir Nami con eso? Era cierto que él la había salvado con lo de Arlong, que la había protegido de Shiki, que pese a que todo el mundo la quisiera para sí ella era su nakama y no iba a dejar que le hicieran daño. Él se juró que no le iba a pasar nada a ninguno de sus amigos y todo aquello se reforzó con la muerte de Ace. Él confiaba en él y estaba seguro de que se sintió tranquilo cuando vio a quienes tenía detrás. Sin saber cómo había conseguido que fueran una familia con un vínculo que, aunque cada uno llevase y demostrara a su manera, era sagrado. Todos habían estado solos en alguna ocasión y todos habían encontrado en ese barco a sus amigos, aquella amistad que ansiaban. ¿Por qué ahora todo estaba cambiando?

Ignoró las últimas palabras de Zoro y siguió observando al horizonte. No iba a olvidar a Nami ni iba a dejar de pensar en ella por mucho tiempo que hubiesen pasado sin verse. Nami era indispensable y eso se demostraba en la lentitud que llevaban. Ya hacía dos meses que habían partido de la isla en la que había desaparecido Nami. Ella sabía bien qué hacer en según que ocasiones y, tal y como había demostrado, en esos dos años que habían pasado separados, ella había aprendido mucho. La seguridad que ella les inyectó se vio afectada con su ida.


"Chopper, iré al pueblo a ver si veo algo interesante en lo que gastar mi dinero. ¿No te importa quedarte solo en el barco verdad?"

Aquello es lo único que recordaba de Nami. La vio bajar tras Luffy y los vio perderse por el bosque. No había nada raro en ella. Peleaba con Luffy igual que siempre y había tratado a los demás sin ningún tipo de cambio. Nunca llegó a imaginar que ella no iba a volver.

Salió de la habitación intentando no hacer ruido. No podía dormir. Se dirigió a la habitación dedicada a él cien por cien. Se sentó en su silla y empezó a pensar.

—Ni Luffy ni yo vimos a Nami distinta a los otros días y los demás tampoco han dicho lo contrario por lo que lo que ocurrió fue en el pueblo, en ese mismo instante en el que Nami se separó de Luffy. Pero… Nadie la vio fue como si Nami hubiese desaparecido en aquel mismo instante en el que Luffy se dio la vuelta.

Cogió una libreta de uno de los cajones y empezó a leer toda la información que había podido recolectar en ese mes de intensa búsqueda sin recompensas. Observaba la mala letra y los diálogos de todos con quienes había hablado. Nadie le decía nada concluyente. Empezó a llorar.

—Nami… —Se sentía triste por no tener a su compañera, la cual tantas cosas le había enseñado.

Empezó a recordar todos sus momentos con ellas, sus lágrimas, su risa, su forma de ser. Había ocasiones en las que deseaba no estar con ella pero, en ese momento, deseaba haber estado con ella todo el rato.

La puerta se abrió y vio entrar a su amigo narizotas.

—¡Usopp! —Le llamó algo asustado— No te esperaba.

—Lo sé. —Entró y se tumbó en la cama que allí había—. Chopper… Estoy preocupado…

Escuchaba con atención las palabras de su nakama.

—Si llegásemos a encontrar a Nami y ésta estuviese realmente mal o algo muy grave le hubiera pasado… Luffy no se perdonaría jamás y eso sería el cum de todo.

No entendía del todo las palabras de su amigo—: ¿Usopp?

Le miró y enseguida entendió que su amigo no había podido seguir el hilo de su conversación. Pensó y le volvió a hablar—: Creo que Luffy y Nami se veían como algo más que nakamas.

—¿Eso crees? —Pese a que en la tripulación eran todos humanos, él no sabía ver del todo bien cuándo una amistad pasaba a ser algo más que eso.

Asintió—: No es algo que se pueda explicar fácilmente. Simplemente lo ves por como cambian las cosas entre ellos. Un roce, una palabra… Pocas cosas que luego acaban siendo más y más. Cosas que luego hacen que no puedan separarse el uno del otro. Él está realmente triste por la ausencia de Nami y, aunque nosotros tampoco lo tenemos superado, sabemos que ahora mismo podría encontrarse en alguna situación precaria.

Su corazón dejó de latir—. ¡¿NAMI PODRÍA ESTAR EN UNA SITUACIÓN PRECARIA? Eso es horrible Usopp, ¡es horrible! Tenemos que hacer algo. —Gritaba sin dejar de llorar. Se había agarrado a la pierna de su amigo.

—Oi, oi, Chopper relájate, es una idea. Pensaba que te habías hecho una pequeña idea…

—Usopp ¡quiero encontrar ya a Nami! ¡Quiero que esté con nosotros!

Miraba a su compañero sin saber qué hacer.

—Aunque esté en peligro Nami sabe cuidarse y sabe qué hacer. Además, nos está esperando a que vayamos a buscarla. De eso sí que no dudo en absoluto. —Era sincero aunque no escondía su amargura.

Se relajó lo más posible antes de preguntarle una pregunta que realmente le aterraba.

—Usopp si encontrásemos a Nami y ella estuviese muerta… ¿Qué crees que pasaría? —Sintió morir por preguntar tal crueldad.

Suspiró antes de contestarle—: No lo sé pero estoy seguro de que Luffy no podría soportarlo… Espero que eso no ocurra nunca. No lo espero, lo ruego.

Empezó a llorar de nuevo. No es que quisiese verse débil ante sus demás compañeros pero realmente tenía miedo porque le hubiese podido ocurrir algo muy malo a Nami. Quería salvarla cuanto antes y traerla de nuevo para que pudiesen seguir con sus aventuras y que este capítulo quedase como parte de las aventuras de los mugiwaras.

—Creo que lo mejor es que intentemos descansar. —Anunció mientras se levantaba y salía del cuarto.

Sólo pudo asentir. Salió tras su compañero y cerró la puerta. Por alguna razón sintió que debía salir a cubierta. Allí se encontró con él, con el que peor lo estaba pasando desde la marcha de la navegante. Observaba en silencio como su capitán seguía observando el horizonte desde la cabeza del Sunny. "Luffy" Susurró sin quitarle la vista de encima.

—Pero dime… ¿Dónde estás? ¿Por qué te vas sin decir nada? —Escuchaba atento las palabras que decía. Estaba realmente preocupado.

Escuchó algo extraño que provenía del cielo, era un ave que volaba encima de ellos. La observaba con atención. "No se va" Se susurró al ver como daba vueltas y vueltas sobre el barco. De pronto, algo cayó y el ave siguió su camino. Se acercó con temor a lo que acababa de caer. Observó con atención. Era una carta. Su corazón se aceleró al verla.

—¡LUFFY! —Gritó sin pensar.

Saltó preocupado desde la cabeza del Sunny y se dirigió a Chopper.

—¡Chopper! —Gritó llegando sin tardar a su lado— ¿Qué pasa?

Señaló la carta—: Un ave ha dejado caer esta carta. ¿¡Y si es de Nami?

Cogió el sobre con rapidez y lo abrió. Su rostro se quedó en blanco al leer lo que ponía.

—¿Luffy? —Estaba preocupado por las facciones de su capitán. ¿Qué ponía esa carta?

~CONTINUARÁ~


~Notas adicionales:

Espero que les haya gustado el primer capítulo. Ya saben que para quejas, dudas (depende cuáles sean... Sufro pérdidas de memoria), halagos, tirada de tomates, etc. Estoy siempre disponible y, como antes les he dicho, ¡gracias por haber leído y por haberme dado una parte de su tiempo! ¡Nos vemos! ¡Saludos!