N/A: Soy un fraude. Mis instintos felinos, me llevaron a esta conmovedora pareja: Albus y Gellert. Si ya saben, el rubio que alguna vez fue el amorcito de Dumbledore, pero pues no sé dio y mi mente maquinó el porqué. La verdad esta un poco loca mi idea, pero me gusto (:

No les prometo que esta historia sea larga, pero si que puede que el contenido por demás les guste.


Disclaimer: Harry Potter como sabrán no me pertenece. Fin de esta trágica historia...


In Albis.

( En Blanco )


Miraba el techo con insistencia, queriéndose perder en el color blanco para poder dormir. Aquel color le traía una tranquilidad casi inmensa, cada vez que lo miraba en una pared, las nubes, un pergamino, su piel de porcelana; tan suave, tan llamativa entre aquellos rizos rubios y esos orbes color miel, tan blanca

Albus Dumbledore abrió los ojos de sorpresa, estuvo a un pequeño tramo de caer en los brazos de Morfeo. Sin embargo el nerviosismo que sentía era demasiado para él, nunca había sentido tanto pánico, nervios, aquellas avispas revolucionándole el estomago. Intentó recordar aquella sensación cuando le habían entregado el premio Finkley, después de recordar todo con lujos de detalle se dijo a si mismo que ese era el día y la situación más incomoda, nerviosa y apanicante en la que jamás había estado…

― ¿No puedes dormir, Albus?― El pelirrojo giro la cabeza, aferrándose a las sabanas que hasta ahora notaba también eran blancas.

―Ja, lo siento mucho Gellert tu cuarto me pone de nervios…― Albus intento sonreír lo mejor que podía, agradeciendo al planeta porque estuviera tan oscuro como para que alguien pudiera ver su sonrojo.

― ¿Mi cuarto, o yo?―El rubio se giro levemente, quedando frente a frente al otro muchacho. La diferencia entre Gellert y Albus era tan grande, que el rubio se había acercado más al mayor sonrojándolo de una u otra manera.

Gellert Grindelwald sabía le poder que ejercía en el muchacho de ojos azules, sabía lo que podía llegarle a provocar con un leve movimiento de sus caderas, de uno de sus dedos tocando su fuerte pecho. Una provocación, una sola, así fuera por accidente o tan intencional que costaba trabajo creerlo, Dumbledore caía a sus pies. Sin poderle decir no, sin parar de decirle si…

― ¡Pero que cosas dices, Gellert! ―Después de varios segundos de silencio, Albus se digno a contestar esperando que su callar no hubiera sido delator de lo que sentía en esos momentos― Es tu cuarto, tanto blanco por aquí y por allá me pone los nervios de punta…― El rubio abrió los ojos con sorpresa, dándose cuenta del grado de aquella mentira.

―Pensé que te gusta ese color, a mi me gusta…― Dumbledore intento mirar a Gellert, entre tanta oscuridad solo podía ver las sabanas―Tu nombre también es una variante del latín de "blanco", por eso me gusta tanto llamarte por tu Albus…―

Gellert se acomodó de modo que podía sentir el calor que el cuerpo de Dumbledore emanaba, sintiendo una sensación de confort. Albus pudo sentir como unos rizos inmanejables rozaban su nariz, dándole un agradable aroma a limón.

Albus, Albus, Albus, Albus…― Gellert noto como la respiración de Albus se aceleraba, haciendo notar que él había repetido su nombre en voz alta. Carraspeo un poco, acomodándose de nuevo― Ya duerme, mañana será un largo día y no quiero que seas una carga…―

―Buenas noches, Gellert…― Albus sonrió, acomodándose al igual que él solo que esta vez sentía algo extraño en él. Una paz repentina difícil de identificar…

―Igualmente, hasta mañana, Albus…―


Gracias por leer, y espero verlos pronto.

.:Pain:.