Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, pertenecen a Sir Arthur Conan Doley y a la BBC, los utilizo simplemente con fin de entretenimiento y sin ánimo de lucro. Es puro entretenimiento.

N/A: ¡Este fic es un regalo de cumpleaños para mí querida NessaRrc! Basado en una adaptación de su prompt nº9 del topic de cumpleaños del foro "I am sherlocked". Es la primera vez que hago un regalo de cumpleaños, solo espero que lo disfrutes. Muchos besos y feliz cumpleaños un poco atrasado.

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Para Nessa, con cariño...

¡Lo amo, Mycroft!

John se disponía a salir de la clínica con paso cansado. Había tenido que permanecer más tiempo del habitual rellenando informes; los ojos le escocían y todo su cuerpo estaba dolorido por permanecer en aquella posición demasiado tiempo. Antes de salir agarró su abrigo de manera descuidada y este terminó en el suelo de su consultorio. Permaneció mirándolo un rato como si por el mismo pudiera levitar y regresar al sitio donde debía de estar, en su mano, esa que seguía estirada… y es que todo durante el día le había venido grande. Incluso las cosas sencillas del día a día, esas que haces sin pensar, hoy le habían costado demasiado.

¡Como deseaba estar por fin en casa! Prepararse un sencillo vaso de leche y tal vez comer alguna de esas galletas con chocolate que solía tener la señora Hudson. Parecía increíble considerar aquella casa de locos su hogar, pero así era, el único que había tenido en mucho tiempo. Y es que con el paso del tiempo John se había adaptado completamente a la vida en el 221B y a su increíble compañero. Sí increíble, no existía otra palabra para describirlo. No después de sorprenderlo a cada paso, con su extraordinaria inteligencia, para bien y para mal por supuesto.

John se había colocado con lo que parecía un esfuerzo sobrehumano el abrigo y había salido a la calle, donde permanecía estático intentando que algún taxi le parara. Estaba demasiado cansado para siquiera pensar en otra forma de llegar a casa. Era increíble la facilidad que tenía Sherlock para conseguir uno, estuviera donde estuviera, y sin embargo él parecía invisible para los ojos de los taxistas. El que comenzará a llover en ese preciso momento no ayudo a mejorar el humor de John en absoluto, de hecho consiguió que el nivel de enfado con el mundo llegara a niveles insospechados.

Necesitaba tanto llegar a la bendita rutina de su hogar, esa en la que era continuamente ignorado por un Sherlock demasiado ocupado, con sus eternos silencios. Lo cual era bueno, pues lo último que necesitaba era hablar. Sherlock de un único vistazo, sabrá que el día fue horrible, y no necesitará decir absolutamente nada.

Pero a lo que todavía no había podido adaptarse era a la presencia de Mycroft Holmes en el apartamento. Tal vez en su cabeza seguía considerándolo el archienemigo de Sherlock, o tal vez era por ese aire de arrogancia que emanaba, o tal vez al claro cambio que se producía en Sherlock cuando apreciara por el apartamento.

Cuando John entró al fin al apartamento, apenas si vio los dos bultos presentes en el comedor en un duelo de miradas. Dejó su abrigo mojado descuidadamente en una silla de la cocina y abrió el frigorífico.

− ¡Uhm!... ¡Sherlock! −John rebuscaba − ¿Donde está la leche?− Al no obtener respuesta alguna se giró algo enfadado, para encontrarse con la mirada fría de Mycroft analizándolo en la distancia.

−Buenas tardes, Dr. Watson. − Mycroft levanto una ceja de esa manera que a John le parecía un insulto a su inteligencia −Tal vez debería ir a buscar más a la tienda, es un problema menor, seguro que es capaz de solucionarlo usted solo.

− Sí, claro...− John había cerrado sus manos en puños intentando controlar ese impulso de darle un buen golpe es su altivez− enseguida vuelvo...

Sherlock apenas si movió milimétricamente su cabeza asintiendo, y John salió danto un sonoro portazo, que hizo que la puerta rebotara y que esta no quedara cerrada del todo. John bajaba maldiciendo las escaleras del apartamento, desde luego esa era la gota que hoy colmaba el vaso. Tan nublado estaba que hasta que no ingresó en la fría noche, no se percató de que había olvidado el abrigo, y lo peor su billetera dentro de este.

− ¡Aaaaaah, joder!− John se frotó la cara con desesperación, ahora tenía que regresar…

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−No hagas eso Mycroft−la voz de Sherlock parecía realmente enfadada, y Mycroft lo miró sonriendo ligeramente.

− ¡Oh, vamos Sherlock! No entiendo porque lo soportas, es rudo y no muy inteligente. Es obvio que su sencillo puesto de trabajo en esa clínica lo desborda, y que tiene una extraña fijación por la leche que no termino de comprender….

− ¡Calla Mycroft!

−…y esos jerséis que lleva, le dan un porte tan… ¡mediocre!− Mycroft mordía cada palabra como si realmente le repugnara la idea de vivir con semejante persona− ¿algodonoso tal vez?−a cada palabra que pronunciaba era más obvio el enfado en Sherlock y Mycroft lo estaba disfrutando enormemente, había encontrado una nueva forma de fastidiar a su hermanito, y no lo iba a dejar así como así – ¡No entiendo por qué vives con él!

−¡Lo amo, Mycroft!− Sherlock se había levantado realmente molesto, jamás había considerado que eso era algo que Mycroft ya sabía y que fue realmente obvio por la gran sonrisa de autosuficiencia que le dedico; y jamás había considerado que fuera así hasta que Mycroft lo había exasperado al límite de sus sentimientos por el Capitán Watson...

− ¿A quién amas?−la voz algo chillona de John a su espalda consiguió que el pánico lo paralizara.

John acababa de atravesar la puerta para coger su abrigo, cuando escuchó aquellas palabras prácticamente gritadas, y no pudo evitar entrar en la sala completamente sorprendido y con un pequeño nudo formándose en su estómago. ¡Eso era lo último que necesitaba escuchar hoy!

− ¡Geof!− el pánico estaba claro en el apenas hilo de voz que salió de la garganta de Sherlock.

− ¿Quién demonios….? ¡Oh Dios!− John se había acercado mientras hablaba pero ahora se había quedado totalmente petrificado y gesticulando con ambos brazos− ¿¡Quieres decir GREG!?

Mycroft había comenzado a reír histéricamente, nada acorde con su actitud habitual, pero no pudo evitarlo al ver a su hermano ponerse de un rojo brillante; pero su risa se cortó de golpe al oír la deducción final de John, ¿Greg? ¿Su Gregory?

Aquello no podía terminar nada bien….

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El ambiente en el salón del 221B se había tornado espeso. John permanecía de pie en medio del salón con los brazos sobre las caderas esperando una contestación por parte de Sherlock. Un Sherlock que no apartaba la mirada de su hermano, tal vez imaginando cien formas distintas de asesinarlo sin dejar ninguna pista de ello. Y un Mycroft que rápidamente dejó de reír en cuanto el nombre de cierto inspector de policía salió en la conversación. Para Mycroft todo parecía estar complicándose innecesariamente. Era totalmente obvio por la reacción de John que aquello le había dolido, de hecho parecía como si fuera a romperse en cualquier momento, y bueno era lo suficiente inteligente para no permanecer allí más tiempo.

−Veo que tienen muchas que cosas de que hablar, si me disculpan…− el que Mycroft se levantara, cogiera su abrigo y su paraguas y se fuera, no pudo importar menos a aquellos dos, que permanecían en un incómodo silencio. John esperando una reacción por parte de Sherlock que no llegaba, y Sherlock que permanecía mirando el sillón que había estado ocupado por su hermano.

Conforme el tiempo avanzaba, John comenzaba a analizar cada momento que había visto compartir entre Sherlock y Lestrade, y la clara indiferencia con la que se trataba con este no le cuadraba. ¿Así se enfrentaba Sherlock al amor, con fría indiferencia? Aunque era obvio el brillo en sus ojos cuando Lestrade aparecía con un gran caso… ¿podía ser eso, amor?, ¿fue eso lo que le quiso decir cuando dijo que se consideraba casado con su trabajo? Un bufido molesto salió de los labios de John, aquello estaba siendo ridículo. Y lo que peor llevaba es que realmente estaba enfadado. El día había sido horrible, él solo deseaba llegar a su casa, con su Sherlock….y ahora parecía que todo podía desmoronarse. ¿Era eso lo que le pasaba?, ¿no quería modificar su amada rutina? No podía explicar bien el nudo que tenía en el estómago. No fue consciente de lo fuerte que había estado apretando los puños hasta que notó el dolor que sus uñas habían causado en sus manos. Bien si Sherlock no le iba a hablar, mejor sería ir a ver a la otra mitad de esta historia.

John cogió su abrigo y salió sin dar explicaciones del apartamento…

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N/A: Bueno querida Nessa Feliz Cumpleaños. (*.*)

Y no, por supuesto que no se va a quedar así, lo continuaré en breve, y espero que te guste el desenlace.

Muchos besos y muchos abrazos Lord.