Disclaimer: Ni Constantine ni Lucifer me pertenecen yo solo los he juntado a la espera de que suceda de verdad.
Aquella visión había sido la causa de todo o quizás el desencadenante de la que sería la aventura más extraña de su vida.
Sucedió antes de la hora de comer, ella se encontraba sentada en uno de los sillones del molino, intentando dibujar sin éxito algo que para variar no fuese resultado de una visión mientras escuchaba de fondo a Chas hacer la comida y a Constantine recitar por vigésima vez durante esa hora un cantico en un idioma desconocido para ella que según él, podía ocultar el alma de un condenado al infierno de los mismísimos enviados de este.
Al cabo de un rato de empezar el exorcista con aquellas extrañas frases, se encontró a si misma preguntando cuando aquello se había vuelto tan familiar, sabía que ya era parte de aquel mundo y aunque quisiese cambiarlo (que no era el caso), ya no podría ver el mundo del mismo modo.
Si es que había un mundo sin visiones, sin Chas y sin John Constantine.
La joven vidente pasaba con cuidado la goma de borrar por el papel, intentando borrar solo los fallos que ella creía haber cometido. Zed intentaba dibujar una imagen que había visto es una revista, no era más que un ejercicio de prácticas pero quería hacerlo bien y de paso, despejar su mente.
Pero si había algo que no podía controlar era eso, sus visiones.
En cuestión de menos de un minuto se encontró siendo arrastrada a una de ellas, la cual la llevó a un lugar oscuro como la más negra de las noches, instantáneamente sintió ganas de querer salir de aquel sitio porque aunque no era capaz de escuchar nada, si era capaz de escuchar los gritos, gritos desgarradores que la hicieron encogerse sobre sí misma, unos gritos tan terribles que quedarían grabados en su mente durante mucho tiempo.
Y entre tanto grito, una frase.
-Cuando el nuevo rey se alce, el lucero del alba se extinguirá.
Lo siguiente que escuchó fue el ruido de su lápiz chocando contra el suelo, Zed parpadeó un par de veces intentando volver a la realidad tras la visión, como siempre que tenía una, no podía evitar sentirse algo desorientada.
-¿Zed? -le escuchó preguntar a Chas-¿Estás bien?
Al oír la voz del hombre recordó donde estaba, en casa, segura y acompañada por ambos, no había ningún lugar oscuro donde se oían aquellos gritos.
-Has tenido una visión, ¿verdad amor?
No vale la pena negarlo, John tiene el poder de saber cuándo le esconde algo o si algo malo le sucede, puede leerla como si fuese un libro.
-¿Qué has visto? -le preguntó el exorcista.
-Nada -le contestó Zed en voz baja- quiero decir, estaba todo oscuro. Solo se escuchaban gritos…como si los estuviesen torturando y…
-¿Y? -le preguntó él de nuevo.
-Y una frase -le contestó ella- es la única cosa que logre entender. "Cuando el nuevo rey se alce, el lucero del alba se extinguirá" -recitó la mexicana- ¿qué crees que significa, John?
-Incluso la persona menos religiosa del mundo le conoce, amor-le comentó él- tiene varios nombres, Samael, Satanás, Belcebú , Azazel…muchos en realidad, pero nosotros lo conocemos mejor como Lucifer.
-¿El demonio? -le preguntó Zed, sin esconder su escepticismo.
-No te hagas la sorprendida -le contestó él- es real.
- Siempre me ha pareció más un mito que otra cosa -comentó ella.
-Me parece, amor, que desde que estamos juntos has visto muchas cosas que creías que eran mitos-se burló el exorcista.
-No te rías de ella-lo reprendió Chas desde el fondo de la estancia- antes de conocerte yo tampoco creía en estas cosas.
-Eso fue en el jurasico, ¿no? -le preguntó Constantine.
-Eres el peor amigo del mundo, John.
A Zed le divertía ver aquellos pequeños piques entre ambos, solían sacarle una sonrisa cuando las visiones la dejaban algo decaída aunque no en aquel caso, esta visión más que desanimarla la había dejado ligeramente desconcertada.
-Así que alguien intenta hacer un golpe de estado en el infierno, ¿no? -les preguntó Zed.
-No podrías haberlo descrito mejor, amor -le dijo el exorcista-en circunstancias normales nunca hubieses tenido esa visión -añadió.
-¿Por qué? -le preguntó ella.
-Si nadie nunca ha derrotado al Señor del Infierno es porque es el ángel caído más poderoso -le explicó- no es solo su reputación, es que nadie se atreve a hacer un movimiento en su contra allí abajo.
-¿Y qué ha cambiado? -le preguntó de nuevo.
-No está en el infierno -le respondió él.
La mexicana parpadeó confusa y miró a Chas, el cual no lucia mejor que ella, que al captar su mirada se encogió de hombros, como si eso fuese una novedad también para él.
-¿Entonces donde esta? -le preguntó su amigo.
-Realmente ese bastardo tampoco se ha ido muy lejos -les informó- ni se ha escondido. Esta en los Ángeles.
-¿Por qué los Ángeles? -le preguntó ella.
-Quizás porque es un buen sitio para hacer tratos -le contestó Constantine.
-¿Y por qué se fue? -le preguntó Chas- ¿No es eso algo peligroso?
-De hecho, lo es -admitió el exorcista- los demonios ahora pasean a sus anchas por el infierno y pueden salir de él. Mas trabajo para nosotros, supongo. Y contestando a tu otra pregunta, Chas, no lo sé, no le he preguntado.
Mientras hablaba el exorcista iba empezando a preparar cosas, como si ya de antemano supiese que iba a irse de viaje, cogía una bolsa y la iba llenando de objetos raros que aunque Zed no conocía, sabía que no debía de tocar.
-¿Entonces qué hacemos? -le preguntó la vidente.
-Nos toca ir a decirle al Primer Caído que hay alguien que planea acabar con su vida -le dijo el exorcista.
-Entonces iré a reservar los billetes del avión y buscar un sitio donde dormir -murmuró ella.
-No sé si es buena idea que vengas, amor -le dijo él- no vamos a conocer a un demonio de tres al cuarto.
-Me necesitas -le replicó la mexicana.
Al británico le hizo falta mirarla una sola vez para saber que no había nada que pudiese decir u hacer para evitar que la chica conociese al demonio, a veces odiaba que Zed fuese tan terca porque de algún modo sabia que aquello acabaría constándole la vida. Y él sabía mejor que nadie que si le terminaba sucediendo algo malo nunca podría perdonárselo.
- Esta bien -suspiró Constantine resignado- solo…hazme caso, ¿vale?
Zed no dijo nada, como respuesta simplemente recogió sus cosas y empezó a meterlas en una bolsa.
-Id con cuidado -les dijo Chas- ambos y si me necesitáis ya sabéis donde estoy.
Un par de horas después, ambos se encontraban en un avión que iba en dirección a Los Ángeles.
A la ciudad donde el demonio había decidido escapar.
Si, un crossover entre Lucifer y Constantine, no hay nada como tener tiempo libre, aparte, echo mucho de menos a Constantine, Zed y Chas y gracias a unos roles pues esta idea surgió.
Honestamente, voy planeando sobre la marcha asi que no tengo ni idea de cuanto va a durar esto, ademas, puede que hasta lo traduzca al ingles xDD
En fin, si has llegado hasta aqui gracias por leer esta locura y bueno, las reviews son agradecidas!
