Título: Come Together
Calificación: NC17
Resumen: Resolviendo un caso de desapariciones en Iowa, Dean ofende a una joven bruja que los maldice materializando el lazo que hace a los dos hermanos inseparables.
Género: Slash (Sam/Dean), humor.
Warnings: Incesto.
Spoilers: ninguno. Ubicado a principios de la segunda temporada.
Come Together.
1.
New Town, Dakota del Norte.
El país es grande pero Dean insiste en que deben elegir algún lugar para instalarse por un tiempo. Un par de días, una semana. Quizás dos. Lo que le lleve a Bobby averiguar cómo resolver el problema en el que se han metido.
—¿En el que nos hemos…? —Pregunta Sam, alzando una ceja, claramente desconforme—. ¡TÚ nos has metido en esto!
—¡Nos tildó de maricas! ¡Estoy harto de que siempre lo hagan! —Se queja Dean, intentando justificarse—. ¡No somos una jodida pareja gay!
—Claro, y la gente nos mira menos raro ahora, ¿verdad? —responde Sam, con un tono de condescendencia que a Dean le dan ganas de abofetearlo.
Bobby suspira, sentado en el otro extremo de la mesa.
—¿Pueden volver a explicarme, esta vez sin pelear, cómo demonios es que terminaron así? —Pregunta el hombre, pausando las palabras, como si estuviera hablando con niños de seis años—. No me importa de quién fue la culpa, quiero saber cómo es que lo hizo.
—No lo sabemos —contesta Sam—. Estábamos entrevistando testigos, llegamos a ella, hablamos y luego… nos confundió con una pareja, Dean se enojó, no escogió las mejores palabras para contestar, ella nos amenazó con destruirnos, y cuando logré arrastrar a Dean fuera del local, estábamos así —concluye, levantando la mano derecha, llevándose consigo la izquierda de su hermano, unidos con un lazo rojo que parece de tela pero que aparentemente no puede destruirse con nada.
Bobby saca de su bolsillo la navaja que siempre lleva y al rozar el material del lazo, la hoja se quiebra en pedazos como si estuviese hecha de vidrio.
—Bobby, gracias, pero no somos así de idiotas —suspira Dean, aburrido.
—Lo siento. Tenía que probar —contesta el hombre, encogiéndose de hombros—. ¿Qué más intentaron?
—Todo —contestó Sam, tajante. Dean asiente, corroborando.
—Pero todo. Tijeras, cuchillos, hachas, sierras eléctricas, fuego —enumera el mayor—. Incluso intentamos con un cortador de punta de diamante y se hizo polvo en nuestras manos.
Bobby insiste en examinar el material del lazo. Aparenta ser simple tela roja.
—Debe estar maldito de alguna forma. ¿Cuándo ocurrió todo esto?
—Hace como… dos días —contestó Dean, con abatimiento.
—¿Dos días? —Pregunta Sam, arrugando la nariz—. Podría haber jurado que fueron setenta.
—¡Lo dices como si estuvieses sufriendo tú solo!
—¡No fuiste tú quien perdió la mano derecha! —reprochó Sam, jalando a su hermano nuevamente sobre la mesa.
—¡Contigo, he perdido ambas! —grita Dean, tirando hacia su lado.
—¡Basta! —Clamó Bobby, golpeando la mesa—. Les ayudaré, ¿de acuerdo? Pero tienen que darme un tiempo. Tengo que investigar un poco y encontrar una forma de separarlos… o como último recurso, encontrar a esta mujer y convencerla de que son dos idiotas perdidos —Dean baja la mirada, Sam aprieta los labios, tiene muchas ganas de decirle que al idiota perdido lo tiene amarrado a su brazo derecho pero se contiene—. Solo traten de no destruirse hasta que encuentre la forma de separarlos, ¿de acuerdo?
Los hermanos asienten sin decir más.
—Mientras tanto, traten de no meterse en más problemas —les recomienda, con un tono paternal y bastante sarcástico—. Los llamaré en cuanto tenga algo.
Cuando Bobby se levanta de su silla para dirigirse a la salida, Sam hace lo mismo para acompañarlo, sin darse cuenta de que al hacerlo, arrastra a su hermano sobre la mesa una vez más.
—¡DOS PUTOS DÍAS Y NO TE DAS CUENTA DE QUE ESTAMOS PEGADOS! —grita Dean, fuera de sus casillas, jalando hacia su lado con tanta fuerza que se lleva a Sam y a la mesa sobre él.
Escuchando los gritos de los Winchester, Bobby escapa de la habitación y se apresura a llegar a su vehículo.
Lo único que desea en este momento es encontrarles con vida al día siguiente.
(continuará)