Hola a todos, empiezo este fic pero no crean que me he olvidado de continuar el de IZUMO: Un amor de verdad, lo que pasa es que esta historia ya llevaba mucho tiempo guardada en mi memoria, bueno en realidad en la de un disco, pero esa es otra historia, el caso es que me agradó la onda de los universos alternos así que traje otra historia así y como vi que la tenía ya avanzadita pues decidí publicarla, en cuanto a la narración de Corazones de Mar, ya pronto tendré la continuación, pero bueno como saben los que leen esa historia ese es un fic de mi hermano, yo soy la esclava, digo la redactora, bueno y sin tanto choro comencemos.
NORTHERN LIGHTS
Por: Itako Ana Tenshi
CAP. 1 – LEYENDA
"QUE TE ILUMINE LA ETERNA LUZ". Esa era una frase común entre los habitantes de aquel lejano mundo, el cual se encontraba dividido en cuatro reinos: el reino del Sur, el del Oeste, el reino del Este y el Norte, pero además se encontraba el reino oculto de Avalon, en el cual se hallaban guardados grandes secretos y para la mayoría de las personas de estos reinos este solo era un mito. Los cuatro reinos vivían en paz y eran protegidos por una misteriosa magia.
Nuestra historia comienza en el final de esta pacifica época, pero ¿por qué terminaba? Gracias a las ambiciones de un poderoso hechicero, Hao, el cual deseaba gobernar completamente los cuatro reinos y así apoderarse de la magia de Avalon, pero al ver aquella amenaza los reyes de los cuatro reinos no podían quedarse cruzados de brazos así que el gobernante del Norte, el rey Mikihisa, convocó a los otros tres reinos pues cada uno de sus reyes conocía la única forma de contrarrestar el terrible poder de Hao.
Así, al reino del Norte llegaron los príncipes herederos de los tronos del Sur, el Este y el Oeste. El del Sur era el príncipe Horo- Horo, un apuesto joven de celestes cabellos y ojos del mismo color, a pesar de que a primera vista parecía ser serio, en realidad era un joven muy risueño y bastante distraído. El heredero al trono del Este era el príncipe Len, un joven de cabello negro, poseedor de unos dorados y profundos ojos, tenía un fuerte carácter y poseía una firmeza tan grande como la nobleza de su corazón la cual ocultaba tras una seria expresión. El tercer príncipe visitante, era el príncipe Lizerg, el cual era apuesto y noble pero con una carácter falto de firmeza y decisión. Y el último príncipe, el hijo del rey Mikihisa, era Yoh, un muchacho alegre, noble y tierno, aunque por ser hijo único y heredero al trono estaba demasiado consentido y se había vuelto un poco voluntarioso, pero aún así era agradable y amistoso.
Los cuatro príncipes se reunieron en el salón del trono del reino del Norte, en cuanto se vieron, los jóvenes recordaron los tiempos de su infancia cuando ellos habían compartido infantiles juegos, aún cuando los cuatro deseaban hablar esperaron por las palabras del soberano y estas llegaron.
-Antes que todo permítanme darles la bienvenida a mi reino– dijo el rey a los tres príncipes, mientras su hijo se paraba junto a él –pero vayamos al grano, creo que todos saben porque están aquí.
-Por supuesto alteza– dijo Len mientras hacia una reverencia –mi padre, el rey En, y todo mi reino le dan sus más cordiales saludos– los otros dos príncipes repitieron la ceremonia para después comenzar a escuchar el discurso del rey Mikihisa.
-Bueno, todos sabemos el peligro que representa Hao, para cada uno de nuestros reinos y las pocas posibilidades que tenemos de vencerlo en una guerra cualquiera– esta vez los cuatro príncipes asintieron –vuestros padres y yo, estamos de acuerdo en que la única forma de hacerle frente a Hao es con LA ETERNA LUZ.
-¿ LA ETERNA LUZ?– preguntó el peli azul príncipe del Sur –entonces no sólo era una leyenda.
-No– aclaró el rey –LA ETERNA LUZ, según se ha contado de generación en generación, no es otra cosa que la mezcla de las luces protectoras de cada reino, pero a fin de cuentas los cuatro reyes siempre han sido humanos y han tenido, así, errores humanos y hubo un tiempo en que la unión de estas cuatro luces se utilizó para reprimir y crear miedo, así que se decidió que para no utilizar las luces de una forma incorrecta éstas no volverían a unirse, cada reino se quedaría con las suyas propias pero uno solo de los reinos renunciaría a las suyas y serían protegidas por el único sitio no gobernado por humanos y el cual es completamente neutral, el reino de Avalon.
-Entonces ¿sí están en ese lugar?– cuestiono Lizerg, príncipe del Oeste.
-Sí, el acuerdo que se hizo con Avalon fue que ellos mantendrían a salvo las LUCES DEL NORTE, pero si un día en verdad nos eran necesarias nos serían regresadas, esa fue la promesa de los dioses de Avalon y desde entonces nadie volvió a saber de aquel reino, solo hay una forma de encontrarlo, la leyenda dice: "Cuando las LUCES DEL NORTE sean necesarias, cada uno de los reinos enviara a su heredero, como símbolo de paz, entonces el heredero del Norte deberá pedir las luces, si éstas en verdad se necesitan se regresarán, para llegar a Avalon, la sacerdotisa del Este los guiara".
Los cuatro príncipes quedaron impactados, pues ahora comprendían la importante misión que tenían, era: no solo su futuro sino el de sus reinos, el que estaba en sus manos.
-Mi padre me contó esa leyenda– comentó el príncipe del Sur –él me dijo: "Desde el Norte saldrán los cuatro, hacia el Oriente viajaran para encontrar a la sacerdotisa, ella es una blanca flor, de cabellos de color del más brillante sol, sus ojos son de un contrastante color y su nombre solo lo conoce él que la ame de verdad".
-Sí, esa es la canción que desde hace mil años el pueblo canta sobre la sacerdotisa– dijo el rey –por eso se los ruego, vayan a buscarla, deben encontrarla lo más pronto posible pues Hao causa el terror en las aldeas y ninguno de nuestros soldados es capaz de hacerle frente y si para cuando él esté listo para atacar, no hemos conseguido LA ETERNA LUZ entonces pereceremos.
Los valientes jóvenes habían comprendido a la perfección aquellas palabras y anunciaron que partirían de inmediato para comenzar con su búsqueda.
Ya tres de los príncipes se encontraban a las puertas del palacio, cada uno sobre su cabalgadura, esperaban impacientes porque aún faltaba el príncipe Yoh; entre tanto, el heredero al trono del Sur decidió dar un poco de agua a su caballo, aquel joven vestía una ligera camisa negra con algunos adornos en azul, un pantalón negro y estaba protegido por una amplia capa de color azul rey el cual contrastaba con el celeste de sus cabellos. El príncipe Lizerg, desmontó y permanecía de pie, luciendo sus finas vestiduras, su camisa blanca y su pantalón negro, sobre su caballo se encontraba una larga capa de viaje de color verde esmeralda, a su lado se encontraba el blanco corcel del príncipe Len el cual vestía todo de negro pero su ropa traía algunos filos en dorado y su larga capa negra le hacía lucir temerario.
No tuvieron que esperar mucho por el príncipe del Norte, el cual salió sobre un hermoso caballo negro, él traía un pantalón azul y una camisa sin mangas de color naranja pero de inmediato se cubrió con una capa negra, una vez que los cuatro se encontraban listos salieron algunos sirvientes, uno con cuatro espadas cada una para su respectivo dueño, otro les dio las provisiones, otro más un mapa con una brújula a cada uno y él último, entrego a los príncipes del Sur, Este y Oeste, cuatro objetos parecidos a linternas, dentro de las cuales se encontraban las luces de sus respectivos reinos, pues no era bueno dejarlas en un solo reino pues este podría ser atacado por Hao y todo estaría perdido. Así fue como los cuatro iniciaron su viaje y su búsqueda.
Los cuatro cabalgaban a buen trote, sabían que en cuanto llegaran al bosque estarían a merced de los hombres de Hao, los cuales rondaban los bosques para intimidar a los viajeros, pronto llegaron al pueblo, donde la gente los miraba pasar, y hasta los oídos de los príncipes llegaban gritos de apoyo y de esperanza incluso escucharon que muchos les decían "que los ilumine la eterna luz", eso los alentaba, pues sabían que toda aquella gente confiaba en que ellos lograrían su cometido.
Para salir de las zonas habitadas del reino del Norte, era necesario cabalgar todo un día y sabían que tendrían que acampar a las orillas del bosque al caer la noche.
Conforme iba cayendo la tarde, el paraje fue tornándose más y más solitario hasta que se encontraron frente al bosque cuando el sol a sus espaldas ya se estaba ocultándose; los jóvenes bajaron de sus caballos para prepararse a pasar la noche y así, comenzar su camino con las primeras luces del día siguiente, en poco tiempo tuvieron listo todo lo necesario para encender una fogata.
La luz de aquella hoguera mitigaba muy poco las tinieblas que los rodeaban, los cuatro muchachos que descansaban tenían la impresión de que las noches eran más oscuras en esas últimas fechas.
El príncipe del Oeste, Lizerg, arrojaba, de vez en cuando, más leña al fuego mientras mantenía con Horo- Horo, príncipe del Sur, una interesante conversación acerca de sus respectivas familias. El heredero al trono del norte, Yoh, los observaba con una sonrisa mientras bebía agua de su cantimplora, para después desviar su atención hacia el príncipe Len, del este, el cual acariciaba a su hermoso caballo blanco, un poco alejado del grupo.
-¡Oye Len, ven a sentarte con nosotros!– llamó Horo- Horo al príncipe del Este –no querrás pasártela apartado todo el viaje ¿o si?– ante aquel comentario el muchacho se acercó al grupo y se sentó sobre una piedra.
-Saben que no soy alguien muy sociable– respondió el muchacho, en tanto rompía una vara que encontró en el suelo –normalmente no hablo mucho.
-Vaya Len, sigues siendo el mismos de hace años– comentó Yoh con una sonrisa –recuerdas cuando Lady Jun, tu hermana, nos regañaba por pelearnos mientras jugábamos.
-Cómo olvidarlo– dijo Lizerg –casi hacemos una guerra porque no me dejabas montar tu caballo– le comentó a Len –y yo me puse a llorar– todos rieron ante ese último comentario.
-Por cierto– interrumpió Yoh –tu también tienes una hermana ¿verdad Horo- Horo?
-Sí– contestó el joven de cabellos celestes –Pilika, es una año menor que yo.
-Pero se comportaba como si fuera mayor que tu– aseguró Len –también ella nos regañaba si nos veía discutir– terminó de decir con una leve sonrisa.
Así, entre risas y los recuerdos de su niñez los cuatro príncipes pasaban el tiempo, después de cenar un poco decidieron hablar de cosas más serias.
-¿En que orden vamos a dormir?– preguntó Lizerg mientras todos volteaban a verlo.
-Él tiene razón– dijo Len –no podemos dormir todos a un tiempo, recuerden que sería peligroso bajar la guardia.
-Si quieren yo puedo vigilar esta noche– comentó Yoh –de todas maneras no me siento cansado.
-Yo puedo acompañarte en tu guardia– propuso Horo- Horo –no es bueno que solo vigile una persona, si el sueño vence a uno quedará el otro en guardia.
-Bueno– respondió Len –en ese caso la guardia de mañana la haremos Lizerg y yo.
Dicho esto los príncipes del Este y del Oeste se dispusieron a dormir, mientras sus dos compañeros de viaje se sentaron junto a la fogata, con el fin de mantenerse despiertos, entablaban pequeñas conversaciones:
-¿Crees que la encontremos Yoh?– preguntó Horo- Horo.
-Eso espero, aunque será un poco difícil– respondió el castaño mientras miraba el ardiente fuego.
-Sí, con las pocas pistas que tenemos.
-Solo sabemos que hay que ir al Oriente, ese es el único camino, "saliendo del reino del Norte, cabalgando por entre los bosques, yendo al oriente, siempre al oriente"– comentó el príncipe del norte mientras repetía fragmentos de aquella canción popular.
-Quién me iba a decir que yo tendría que seguir la canción que tantas veces oí– comentó el príncipe del sur –todo este tiempo creí que eso solo era un cuento.
-No– le corrigió Yoh –una LEYENDA.
CONTINUARA…
Eso es todo por este capítulo, en verdad espero que les haya gustado mi fic, si es así o no ya saben a donde mandar su opinión, esperó los reviews y ahí nos leemos en el próximo capítulo.
