En un lugar donde la clase y la posición social son lo más importante, un político adinerado y un empleado de un hotel se relacionan en torno a una mentira. ¿Puede el amor de dos personas de mundos tan distintos superar los obstáculos y diferencias para ser felices?

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* Adaptación de la película "Maid in Manhattan" *

Historia sugerida por Domi Criss Colfer y dedicada a ella con mucho cariño (•^-^•)


CAPÍTULO 1

"Kurt Hummel"


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Kurt Hummel, un hombre alto, bastante atractivo, de buen físico, piel blanca como la nieve, cabello castaño y ojos azules. Vive en un barrio sencillo de Manhattan y trabaja en un hotel de lujo como camarero.

Su mayor adoración es su hijo Tyler, un niño de 10 años a quien de cariño llama Ty y por quien lucha día a día para darle una mejor vida.

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Se alistaba para ir al trabajo y apresuraba a su pequeño - Por favor Ty, date prisa, se hace tarde – el niño terminaba de vestirse y él se desesperaba cada vez más – hijo, por lo que más quieras, necesito que te muevas más rápido.

- No es mi culpa que te quedaras dormido papá.

- Sí, sí, ya sé, sólo acelera el paso.

El niño tomó su mochila y salieron del departamento. Iban por las calles caminando a toda prisa, estaban lejos de la parada del bus y si no llegaban a tiempo, les tocaría esperar al siguiente y éste pasaba 20 minutos después.

- Ty dime tu discurso, quiero escucharlo.

- Ay no papá, ¿para qué quieres escucharlo?

- Porque trabajaste mucho en él, de hecho lo hiciste durante todo el verano y quiero saber qué fue lo que escribiste.

Llegaron a la estación justo en el momento en que el bus arribaba y se subieron enseguida, buscaron un asiento y Ty miró por la ventana.

- Hijo, tu discurso.

- No quiero, la verdad es que no pienso decirlo en la escuela.

- ¿Por qué harías algo así?

- Porque es aburrido.

- No creo que esa sea la razón, escribes cosas muy bonitas e interesantes, tienes ese hermoso don. Además, te conozco demasiado y sé que me estás mintiendo.

El niño bajó la mirada – papá no va a ir a la escuela y quiero que lo escuchen juntos.

- Cariño, tu papá va a ir, te lo prometió, así que ahí estará.

- No lo hará, será otra de sus promesas rotas.

- No será así, ya verás, él estará ahí y tu abuelo también dijo que iría.

- Todos mis compañeros tienen a sus padres y van a asistir y…

- Tú también y no todos tus compañeritos tienen padres, sabes muy bien que hay distintas clases de familias, algunos tienen sólo a su mamá como Hillary, Michael o Vincent, otros sólo a su papá como Lisa, hay quienes viven con sus abuelos como Lucy. No todos tienen a sus padres juntos ni todas las familias son iguales, tú tienes dos papás, Gina tiene dos mamás, en tu escuela y en tu salón hay mucha diversidad y es importante saber respetar.

- Lo sé, no me refiero a eso, sabes que te amo y estoy muy feliz y orgulloso de que seas mi papá, sólo que extraño a mi otro papá, quisiera que ustedes estuvieran juntos.

- Hay cosas que no pueden ser cariño, no quisiera que pasaras por esto – los ojos del castaño se nublaron.

- No te pongas así, quiero que seas feliz.

- Tú me haces feliz Ty, cuando sonríes iluminas mis días.

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Llegaron a la escuela y Kurt acompañó a su hijo hasta la entrada donde varios de sus amigos lo saludaron.

- Papá, no lo olvides, es a las cuatro.

- Claro que no lo voy a olvidar, aquí estaré – se acercó para darle un beso.

- ¡PAPÁ NO! – dijo apartándose.

- Lo siento, no sabía que no podía darle un beso a mi hijo.

- Eso está bien para los niños pequeños, yo ya soy grande.

- Ok, lo tendré en cuenta desde ahora – dijo el ojiazul y luego hizo una mueca de tristeza – adiós, nos vemos en la tarde.

- Adiós papá – Kurt se dio la vuelta y de pronto sintió una pequeña mano sujetándolo del brazo, volteó y su hijo le sonrió mientras lo halaba para que se agachara un poco y darle un beso en la mejilla.

El castaño sonrió enormemente – ten un excelente día hijo, te amo.

- Y yo te amo a ti – se despidió moviendo la mano y se fue.


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Kurt caminó hasta llegar a la estación del metro, al cual alcanzó a subirse antes de que cerrara las puertas. Fue a sentarse y sacó un libro de su bolso, acostumbraba leer en lo que llegaba a su destino.

Corría apresurado por las calles, pasó por un puesto de comida ambulante, un hombre lo esperaba con un café y un sánduche listo, el ojiazul saludó y tomó el paquete, sacó las cosas y empezó a comer mientras seguía corriendo para llegar al trabajo.

En su camino saludaba a varias personas, él era muy sociable y se llevaba de maravilla con todos.

- Justo a tiempo – dijo el guardia cuando lo vio llegar.

- Ya me conoces – le respondió y le dio otra mordida a su sánduche.

Entró por la puerta para empleados y bajó las interminables escaleras. Se dirigió hacia donde estaba un hombre en un cubículo grande, ahí varias pantallas mostraban lo que ocurría en los diferentes pisos y pasillos del hotel.

- Buenos días Kurt – dijo amablemente.

- Buenos días Puck – respondió animadamente - ¿Cómo estás?

- Muy bien y veo que tú también, siempre con una sonrisa en el rostro.

- Tienes que sonreírle a la vida para que ésta te sonría a cambio. ¿Qué novedad hay?

El hombre empezó a revisar cada una de las cámaras y fuera de una de las habitaciones se encontraba un hombre desnudo golpeando la puerta.

- Supongo que debieron tener alguna pelea – dijo Puck – el hombre salió a recoger el periódico y su mujer le cerró al perta – rió – quién lo manda a salir desnudo.

- Es Carrington – dijo luego de verlo, tomó el teléfono y marcó un número – Hola, soy Kurt, necesito una bata en la Suite Azul, gracias – colgó.

- Me voy, hasta luego – le guiñó el ojo y Puck le sonrió.


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Llegó al área donde les entregaban los uniformes, ahí estaba una de sus amigas, tomaron los trajes y se fueron conversando hacia los vestidores.

- ¿Quién crees que será ascendido? – inquirió un joven asiático al ojiazul.

- Ni idea – contestó con poco interés mientras se cambiaba.

- Jonathan.

- ¿Jonathan el de la cocina o Jonathan el de administración?

- El de administración y queda su puesto disponible. Es la oportunidad que estabas esperando. Kurt puedes aplicar al puesto administrativo.

- No sueñes Mike, nunca le darán ese puesto a un camarero.

- ¿Por qué no? ¿Dónde está el Kurt positivo y optimista en este momento? Las épocas han cambiado, ¿qué tendría de malo que te convirtieras en el nuevo administrador del hotel? – el castaño lo observó y rodó los ojos.


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Todos los empleados del hotel estaban reunidos en una pequeña habitación platicando cuando una mujer de traje entró – atención, presten atención, el Sr. Rogers les dará un aviso.

Un hombre con un traje similar al de la mujer entró y los saludó – como seguramente sabrán, el puesto de administración estará disponible pronto, por lo que vengo a notificarles que quienes quieran aplicar pueden hacerlo, deben adjuntar una copia de sus papeles y esta planilla con los datos solicitados – dejó varias sobre una mesa.

- Disculpe – dijo Mike – ¿un camarero puede aspirar a ese puesto?

- Sr. Chang, cualquier empleado con tres años consecutivos en el hotel y que cumpla con los requisitos estipulados, puede hacerlo sin ningún problema. ¡Todo es posible!

- Kurt, no desaproveches la oportunidad – le susurró – ya lo escuchaste, todo es posible – se acercó a tomar una planilla y se la dio al castaño.

Ya que el Sr. Rogers ha terminado con su anuncio, les doy la lista de nuevos huéspedes que llegaran a partir de este día hasta el domingo, presten atención y tomen nota – dijo la mujer en forma ceremoniosa, luego sacó una agenda y empezó a leer:

* El Sr. Greenwood llega hoy a las tres, ha estado en rehabilitación por lo que no puede haber ningún tipo de bebida alcohólica en su mini bar.

* El Sr. Wong llega a las cuatro, deben asegurarse de llevarle agua, que todo es extremadamente limpio y que hayan pantuflas para todos sus invitados.

* La Suite Roja la debes atender tú Kurt, confío en tu excelente trabajo.

* El empresario multimillonario Elliot Gilbert dejó el hotel en el que estaba, el cual es nuestra competencia directa, pues se quejó del personal que ahí labora. Se alojará en la Suite dorada, adora las orquídeas y la lavanda, es importante que haya algo en su habitación con esos aromas.

- Por último, el asambleísta Blaine Anderson, va a ocupar la Suite Marrón, ya que está preparando su campaña, su Suite funcionará como centro de conferencias. Solicitó servicio de licores variados y café cada cuatro horas, así como todo lo necesario para su perro, que siempre lo acompaña.

La mayoría tomaba nota en pequeñas agendas o cuadernos mientras Kurt repasaba todo en su mente.

Cuando las instrucciones fueron terminadas de dar, corrieron y empezaron a realizar las tareas que les correspondían, todo debía estar listo antes de que los huéspedes llegaran.


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La mujer de traje empezó a inspeccionar cada habitación para cerciorarse que se había cumplido con todo lo indicado. Entró a la Suite dorada donde el castaño estaba, vio encima de la almohada un pequeño y elegante ramito morado, lo tomó con cuidado y lo olió – lavanda, excelente toque Kurt, como siempre un paso más allá de lo que se espera de ti – dijo sonriente.

- Muchas gracias.

- Tengo entendido que quieres irte temprano, ve con el Sr. Lionel para que firme el papel de salida – luego de decir eso se fue de la habitación.

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Las horas transcurrieron y aunque todavía era temprano, Kurt fue a buscar a la persona indicada con la hoja en mano para que firme.

- Sr. Lionel, ¿está aquí? – preguntó entrando al área de trabajo del mencionado cuando escuchó que algo se quebraba y corrió para encontrar al hombre mayor con la mano llena de sangre y trozos de vidrio en el piso.

- Tranquilo, yo lo ayudo, buscó una toalla para limpiarle la mano, fue a buscar los implementos para curarlo y luego recogió lo del piso.

- No sé qué me pasó – dijo nervioso – creo que estoy muy cansado, además de que los problemas de salud no me dejan – suspiró – sólo trataba de tomar mi medicamento cuando el vaso se me resbaló.

- Trate de tomarlo con calma, y cualquier cosa que necesite, sólo avíseme que con gusto lo ayudo.

- Gracias Kurt, tan amable y servicial constantemente. ¿Para qué me buscabas?

- Quiero salir a las tres, mi hijo tiene una presentación en su escuela y necesito que usted firme la autorización para poder irme y que no me descuenten el resto del día.

- Seguro, deja que mi mano esté menos adolorida y firmo.

- Muchas gracias, significa mucho para mí realmente.

- No tienes nada que agradecer, siempre estás haciendo de todo por los demás, es el turno de hacer algo por ti.

- Le dejo la hoja y luego regreso, tengo que seguir con mis obligaciones.

- Seguro.

El ojiazul le dio el papel y se dirigió hacia la Suite Marrón.


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Un hombre elegante y sumamente atractivo salió del ascensor. Era de estatura promedio, piel ligeramente bronceada, cabello oscuro con rizos perfectamente peinados con algo de muss para mantenerlos firmes pero sin perder su forma, ojos grandes color hazel matizados con verde y una sonrisa de ensueño.

Caminaba por el pasillo del hotel seguido por un hombre muy bien vestido y que iba en sillas de ruedas, detrás de ellos dos guardaespaldas los resguardaban.

Al llegar a la puerta una mujer lo esperaba, buenas tardes Sr. Anderson, bienvenido a su Suite.