Declaración: el príncipe del tenis NO me pertenece, lo que es una lástima, pero bueno.

Dolor de Cabeza

Había días malos, había días horribles, había días para el olvido y había días como el que había tenido Sakuno.

Realmente no pudo ser peor, cada cosa que hacía terminaba en desastre y para coronarlo tenía un dolor de cabeza de mil demonios al final de la condenada jornada.

Por eso la cara de idiota que tenía su esposo le molestaba tanto.

Ryoma era la versión personificada del despiste y la estupidez, aunque esto último era una nueva cualidad que había descubierto hacía apenas unos minutos.

-dije que me duele la cabeza- repitió la mujer con voz solemne y demandante. Ryoma ahogó un nuevo "¿qué?" porque ella parecía segura y lo más importante es que parecía que si volvía a preguntar se lo comería vivo.

-ah- soltó escueto y ella lo fulminó con la mirada, además ahí de pie al lado de la cama donde él estaba acostado, se veía poderosa. –entonces supongo que hoy no- le dijo luego sólo para que Sakuno no se quejara de que era poco comunicativo, pero fue peor, porque la oji-carmín hizo un mohín.

-¿hoy no qué?- le preguntó con calma peligrosa y Echizen tragó duro.

-bueno… supongo que quieres dormir- o sea nada sexo para él. Una lástima, se dijo, pero no tenía otra opción.

La castaña lo miró y se preguntó cómo fue que acabaron juntos: él era despistado y ella tímida… tal vez eso los unió, pero se suponía que con los años algo había cambiado. Por muy tímida que ella fuera había momentos en los que esa timidez tenía que ser desechada y momentos como esos se daban casi siempre ¿entonces cuál era el problema?

-sí, claro, pero necesito algo de ti antes-

-¿quieres que te traiga algo? ¿Algún remedio?- se ofreció amablemente el oji-ámbar haciendo el intento de levantarte, pero Sakuno lo evitó colocando ambas manos sobre sus hombros y empujándolo suavemente para que se recostara sobre la cama y así ella pudiera sentarse a horcajadas sobre él.

-no, Ryoma, al que necesito es a ti. Más bien a una parte de ti- le informó con sensualidad ante la impresionada mirada dorada. –Dicen que un orgasmo es el equivalente a dos pastillas para el dolor de cabeza- finalizó con un adorable sonrojo.

Echizen sólo abrió la boca para cerrarla después y Sakuno aprovechó el momento para besarlo dulcemente e inducirlo a que cumpliera su deseo.

Entonces Ryoma pensó que si todos los dolores se curaran de ese modo, él no tendría problema de ayudar a su mujer cada vez que se enfermara.

FIN

¡Oh! ¡Cuánto tiempo sin pasar por aquí! Ya extrañaba escribir algo, pero no he tenido tiempo y la verdad ando un poco triste. Más bien molesta… pero se suelen confundir las emociones ¿no?

Bueno me voy

Dejen un rw si quieren, sino gracias por darse la molestia de leer.

Los amo