Este es un fic que busca ser natural, quiero plasmar desde una perspectiva sencilla la evolución del amor y como este llega a su tiempo. Como este sentimiento se desarrolla dentro de las personas. Advierto que será corto. Espero que les guste.


Clasificación: T.

Ambientación: Universo alternativo.

Pareja: Sasuke y Sakura.

Summary: El amor viene en diferentes formas y colores. Nace en un momento y muere en otro. El amor es natural y así llegará a la vida de Sasuke Uchiha.

Desclaimer: Los personajes son propiedad de Masashi Kishimoto. El título del escrito no tiene nada que ver con la obra de Haruki Murakami. Las canciones referidas no me perteneces. Esta historia es de mi autoría y no doy permiso alguno para ser publicada en otros medios.

Canción recomendada: I can't be satisfied- Muddy Waters


Tokio Blues

Capítulo uno.

I can't be satisfied

Insatisfecho.

Bastaba sólo esa palabra para definir mi estado de ánimo actual, me sentía alejado de cualquier tipo de goce, peor aún, no concibía felicidad alguna en mi vida. A pesar de escuchar los comentarios de mis amigos sobre la envidia que me tenían, solía escudarme tras la máscara de suficiencia y sonreía con arrogancia. Las cansinas palabras sobre la fortuna de tener una bella esposa, una gran casa y un trabajo como director de investigaciones en la Universidad de Tokio ya resultaban fastidiosas, me volvía loco el deseo constante de desmentir la fábula que mis compañeros se construyeron sobre mi día a día. Me alejo del edificio de la facultad de ingeniería de la Tōdai, tendría que revisar los lineamientos de un proyecto de robótica que iniciaría dentro de poco, los estudiantes ya se encontraban lo bastante avanzados como para entregarme el informe previo a la aprobación de la investigación, los folios contramarcados descansaban apoyados en mi antebrazo mientras desactivo el seguro de mi Subaru XV azul. Era el momento de llegar a mi infierno personal.

Mientras cruzaba las calles para llegar a la tradicional casa japonesa en la que vivía, observo con cuidado a la gente pasar, las calles estaban abarrotadas ese viernes, las personas caminaban desordenadamente y el bullicio era evidente, seguramente se dirigían hacia algún centro nocturno para pasarla bien. A pesar que nunca fui aficionado a destinar mis fines de semana al licor o a las discotecas, mi interior se arremolinó ante la protesta sobre mi cercana reclusión, después de todo no era bien visto que una pareja cercana a los treinta años estuviera por allí compartiendo con veinteañeros, además mi esposa no se sentiría para nada cómoda.

Vivo en un privilegiado distrito en la zona más rica de la ciudad, todas las mansiones fueron construidas bajo los antiguos lineamientos ya que toda la arquitectura de del barrio era tradicional. Mi hogar es una casa que se construyó al final del Edo y que fue restaurada como regalo de bodas de mis padres, mi madre en persona eligió cada contraste color y pintó algunas de los lienzos que decoraban la alcoba matrimonial que nunca fue usada. Aparco el auto y entro a mi residencia donde el servicio doméstico me saluda con un educado "Bienvenido Uchiha-sama". Sólo asiento con la cabeza a modo de respuesta, todos se dispersan a continuar con sus labores. Mi esposa no se encontraba cerca.

Cruzo hacia el ala oeste de la mansión hacia mi estudio privado para tomar una copa de vino a solas, cerré con cuidado la puerta y de las grandes estanterías donde se ubicaban mis vinilos tomo uno de los discos de blues. Debo admitir que aquella música con sonidos profundos se convirtió en mi escape desde la adolescencia, a mi padre le fastidiaba en exceso que las letras en inglés invadieran su viejo tocadiscos. Itachi solía regalarme un disco nuevo en cada oportunidad y amplió mi cerrado gusta musical hacia el rock clásico y el jazz, Fugaku Uchiha casi rompió el aparato cuando escuchó a sus dos hijos cantando estridentemente Babe I'm gonna leave you de Led Zepellin. Mi madre lo detuvo con una mirada amenazadora.

El cigarro no era uno de mis mejores hábitos, pero se convirtió en mi mejor amigo en los seis meses que llevo atrapado en la absurda relación sin sentido que la familia Uchiha decidió construir. No tengo ni una sola fotografía de mi boda en este salón y ella tiene prohibida la entrada a este lugar, sólo obedeció agachando la cabeza. Es triste verla así de marchita. Calé hondo el tabaco mientras sonaba como fondo I can't be satisfied de Murry Waters. El ritmo alegre me invade y relleno de nuevo la copa de vino que ya había acabado. Mi estudio era grande y se encontraba tapizado por una alfombra color borgoña, me gustaba trabajar aquí debido a que no se escuchaba ningún ruido del exterior y los sonidos tampoco salían. La mayoría de las estanterías se encontraban plagadas hasta el techo por ejemplares de todas las ciencias, clásicos literarios, cintas de películas de culto en su formato original y música. No había decoración alguna, nunca fui apegado al dibujo o la escultura. El en centro reposaba un pesado escritorio a juego con una gran silla de cuero negro. Sólo existía una fuente de luz natural, esa era la ventana corrediza que daba a la calle y a su lado el diván de cuero negro en el que estoy recostado. El tocadiscos apegado a la estantería más cercana, dándome la mayor claridad musical posible, el sonido era impecable.

La letra me golpea en la cabeza como un alto después de que mis pensamientos viajaran a mil por hora en la libertad de mi cerebro. Tomo lo que resta de mi trago en un solo sorbo, después de ciento ochenta días de infiernos en mi interior tenía la respuesta clara en mi mente, no puedo continuar de esta forma.

Yo no quiero que Hinata se siga marchitando por mi indiferencia.

Mi esposa pertenece a la familia Hyuga, estrechamente relacionada con los Uchiha tanto por negocios como por matrimonios arreglados. Hinata y yo sufrimos a causa de aquel cruel pacto no escrito entre nuestros clanes, Itachi evadió las nupcias arguyendo que quería concentrarse en el negocio familiar de fondo, fue un bastardo inteligente y no podía culparlo, ninguno de nosotros quería casarse con la mayor de las hijas de Hiashi. Rememoré a la linda niña que se convirtió en lo más perecido que tuvimos a una hermana menor, la primogénita Hyuga creció junto a nosotros y participó de vez en cuando en nuestras constantes travesuras, sólo era tres años menor que yo, entonces siempre sentí como mi deber defenderla a sol y sombra, sus confidencias infantiles pronto se volvieron los dulces comentarios de una señorita hecha y derecha. La figura tierna la abandonó para darle la belleza de una mujer serena pero los sentimientos de nuestras andanzas juveniles jamás dejaron nuestros corazones creando el vínculo de fraternidad que se intoxicó tras contraer vincular nuestros apellidos.

La amaba pero no la veía como mi mujer. Hinata nunca fue tocada por mi mano debido a la incapacidad de mi cerebro de procesar su rol como mi esposa, entonces, ella sufría porque no sabía qué hacer ante tal rechazo. El silencio se volvió el pan de cada día. Nunca me fijé en otra posible pareja, ni si quiera como compañera de cama, debido al respeto que sentía por mi amiga; ser infiel iba en contra de mis votos hechos en la rigurosa ceremonia nupcial, aun así quería dejarla libre antes de seguir envenenando su vida con la pesada carga que nos impuso la tradición familiar, quería apoyarla para que retomara el control de su vida sin importar que acarreara el desprecio de los Hyuga. Ser feliz era lo mínimo que merecían sus brillantes ojos perla.

Salgo a velocidad precipitada hacia la habitación de Hinata, esperaba que no estuviera dormida. Tan sólo eran las nueve de la noche pero el aburrimiento era tal que su sueño era cercano a la narcolepsia, ¿Cómo culparla si nuestro comportamiento era cercano a ostracismo? Golpeo su puerta con la energía desbordando por mis poros, me siento frenético. El panel se desliza con delicadeza y sus ojos claros me observan con timidez, sin más la tomo de la mano para acercarla a mi cuerpo, mis brazos se transforman en una prisión a la cual ella no sabe cómo corresponder. Mi cabeza desciende hasta su oído para susurrar un lo siento fugaz, ella tiembla y escucho sus sollozos, nunca tuvimos tiempo para reconciliar de manera alguna las múltiples heridas que se abrieron en ese medio año. Ella me dirige hasta su cama y nos sentamos con delicadeza. Cabizbaja se concentra en sus temblorosas manos que reposan en su regazo, sabe que me cuesta continuar la conversación.

-Hinata- mi voz se escucha ronca, como si no la utilizara a menudo, su cabeza se mantiene agachada, llevo mi mano hacia su mentón para hacer que sus ojos m enfrenten. No me esquiva.

-Sasuke- responde sin ningún honorífico, en mi interior sé que presiente lo que quiero decirle, puedo estar seguro que la idea también cruzó en alguna ocasión su cabeza pero nunca supo cómo expresarlo, los retazos de la viva muchacha que fue mi amiga de la infancia se han perdido para convertirse en una dolorosa timidez.

-Quiero el divorcio-

Las palabras la golpearon a pesar de creer que estaba preparada para el comentario, sus ojos se pusieron como platos y las lágrimas amenazaron por correr por sus pálidas mejillas, su cabello entonces lució más oscuro en conjunto al color que adquirió su cara, puse mi mano sobre sus hombros en forma conciliadora, esperé que respirara tratando de calmarse. El shock disminuyó después de varios minutos de mutismo total irrumpido por el tic tac del reloj de cuerda.

-Perdóname por no ser una buena esposa- pronuncia quedamente al momento de inclinar su cabeza totalmente avergonzada, supe que interrumpir su disculpa en ese momento sería algo que la quebraría por completo, los Hyuga creían en el cumplimiento del deber como lo prioritario. No hubo sollozos, sólo la muestra de arrepentimiento ante la falla del compromiso- No pude cumplir tus expectativas-

-Quiero que seas feliz- le respondo de la forma más natural que puedo, su posición no cambia y decido continuar- Tu superas las expectativas de cualquier hombre Hinata y por eso mereces encontrar quien se entregue a ti sin reservas-

-Sa…-

Su voz no logra salir ya que el llanto se libera por fin, mis brazos vuelven a rodearla para confortarla, siento que con cada lágrima su cuerpo se libera poco a poco, la ansiada paz por fin está comenzando a construirse y sigo con mi discurso sobre todas las posibilidades que tendrá ahora, venderíamos la casa para sacar las ganancias suficientes para acomodar nuestras vidas sin la necesidad de recurrir a la familia, le aseguro que velaría por ella a cada momento, que Itachi y Mikoto apoyarían la decisión porque ambos querían vernos cumplir los sueños que dibujamos tantos años atrás y le juro que nunca estará sola. Yo mismo llamaría a Hiashi para comunicarle la noticia y sabía que contaría con el apoyo de su hermana Hanabi y de su primo Neji. La felicidad que nunca pude darle a mi lado se la compensaría con todo el apoyo que pudiera.

-Serás feliz- le prometo con toda seguridad- Feliz de verdad-

-¿Y tú?- me pregunta hipando, su nariz está roja y su expresión está un poco grogui, claramente se encontraba agotada por todo el peso que dejamos atrás esta noche. Su interrogante me aturde, ¿Qué quería decir? No quiero que se preocupe de forma alguna por mí, yo seguiría con mi vida, mi trabajo y las cosas que me produjeran algún tipo de placer. Niego con la cabeza, no importa- Yo también quiero que seas feliz-

Beso su mejilla por su nobleza, así era Hinata con su corazón bondadoso. Siempre con buenos deseos hacia los demás a pesar de lo que le hice pasar por mis constantes desaires.

-No importa- manifiesto con seguridad- Mi vida también se acomodará-

Me mira insegura pero no dice palabra alguna, sólo atina al abrazarme con suavidad mientras me dedico a acariciar su espalda con más dudas construyéndose en mi mente.

¿Qué haría conmigo cuando ella consiguiera su propia felicidad?


Agradezco sus comentarios y sus críticas :)