Disclaimer: Tanto Lily como Los Merodeadores pasando por 3 de los profesores pertenecen a J.K. Rowling, incluyendo la trama base. El resto es producto de mi propia imaginación. Así que por favor, señor policía, ¡sea usted bueno conmigo! (ari abraza la pierna del policía que la mira asustado…) Si yo soy una niña muy buena, mire tengo una educación excelente y jamás, jamásito haría nada en contra de la ley (ari sentada en una silla con cara de niña buena). (Ejem… -.-U)

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Posh

Lugar: El Valle de Godric, Reino Unido

Fecha: 31 de agosto (1977)

Hora: 10.20 AM

Era un caluroso y soleado día en el Valle de Godric. Por sus largas y anchas calles tan solo corría una chica de unos 17 años. Su nombre era Kaithleen DiAngelo.

Kaith era de padres italianos pero criada desde pequeña en Inglaterra. Desde los 11 años asistía al colegio de magia y hechicería Hogwarts, donde era conocida por pertenecer al famosísimo grupo de "Las Pijas" y por ser una bailarina de danza contemporánea buenísima. Su larga melena oscura como la noche, recogida en una coleta alta se agitaba de un lado para otro, sus ojos azules añil, llenos de vida, estaban clavados en la enorme mansión colonial que tenía frente a ella. En su boca se había formado su típica sonrisa traviesa al divisar a una pelirroja sentada en las escaleras de la entrada.

Kaith se detuvo frente a la gran valla que rodeaba la mansión y miró el reloj que llevaba colgado del cuello, las diez y veinte, había llegado 10 minutos antes de lo previsto. Sacó una toalla de la enorme bolsa azul que colgaba de su hombro izquierdo y se secó el sudor de su piel blanca como la nieve.

La puerta de la valla se abrió y Kaith entró sin apartar su mirada de la pelirroja.

-No me he retrasado, mamá –Dijo Kaith con una mueca burlona.

La pelirroja puso los ojos en blanco y se levantó. Ella era Lily Evans, cabecilla de "Las Pijas", Premio Anual, presidenta del Club de Encantamientos y cazadora del equipo de Gryffindor. Su preciosa melena de cabello rojo cereza que finalizaba en perfectos tirabuzones le caía con elegancia sobre los hombros, sus ojos almendrados de un espectacular color verde esmeralda miraban a Kaith fijamente y sus labios rojos que resaltaban sobre su pálida tez repleta de graciosas pecas dibujaban una mueca de disconformidad.

-Alguien tiene que asegurarse de que llegas vivita y coleando hasta casa de Jane, ¿no? Sabes que no son tiempos fáciles, Kay –Lily suspiró, negó con la cabeza y después sonrió-. ¿Qué tal en la academia?

Kaith se encogió de hombros con una sonrisa.

-Bien, como siempre… Hemos ensayado una nueva coreografía y me he tenido que despedir, como todos los años –Contestó Kaith.

Lily asintió y abrió la puerta de la mansión.

-Vete a duchar. Dentro de 15 minutos desayunamos. Yo de mientras iré a despertar a ese par de dormilonas.

Kaith se despidió y salió corriendo escaleras arriba. Lily se lo tomó con más calma, al fin y al cabo eso de que desayunarían en 15 minutos no se cumpliría, así que, ¿para qué correr? Echó a andar por el largo pasillo de paredes de madera de cedro, y se paró frente a una puerta blanca antes de llegar al final del pasillo. Tocó la puerta, no obtuvo respuesta, así que la abrió y entró.

-Buenos días, Day-Day –Saludó Lily saltando sobre la cama de su amiga y haciéndole cosquillas.

Dana Rockwood, que en aquel momento luchaba por quitarse a Lily de encima, era otra de "Las Pijas". Era la hija mediana de una larga estirpe de sangres pura, pero una rebelde con una causa diferente cada año. Orgullosa de ser una Gryffindor de pies a cabeza era muy cotizada por sus curvas de vértigo. Tenía el pelo rubio platino y curiosas mechas rosa chicle en las puntas, ojos grandes y expresivos de un color que variaba según el tiempo que hacia y una altura muy buena para ser una chica.

-Lily, solo unos minutos más –Pidió Dana desde debajo de sus sábanas.

Lily se levantó dando un salto y cayó al otro lado de la cama.

-Está bien, pero cuando vuelva de levantar a Jane, espero que ya estés preparada.

Dana asomó la cabeza.

-Eso te tomará algo de tiempo… -Comentó Dana con las cejas alzadas.

Lily suspiró apoyándose en el manillar de la puerta.

-Lo sé, pero alguien tiene que despertar a esa bruja.

Dana volvió a tumbarse y se acurrucó en su sitio. Lily salió de la habitación, dio dos pasos y se volvió a parar, esta vez en la última puerta del pasillo. Era una gran puerta doble con los picaportes bañados en oro y llenos de motivos florales. Lily tocó la puerta, y como antes, no obtuvo respuesta. Abrió la puerta para entrar en una habitación completamente oscura, Lily sacó su varita y susurró:

-"Lumos" –Y todas las lámparas de la habitación se encendieron, permitiendo que la pelirroja viese donde se encontraba. Era una habitación enorme, con salón incluido. A mano izquierda estaba la enorme cama, en la que entraban 6 personas sin ningún problema. Lisos y delicados doseles blancos rodeaban la cama de madera de cedro. Y a cada lado de la cama, dos mesillas con una lámpara cada una. A mano derecha estaba el "pequeño" salón privado, con un sofá de piel de cuatro plazas, y dos sillones a izquierda y derecha. Una pequeña mesita de té frente al sofá y unos metros más atrás, un mueble de madera brillante que, como Lily bien sabía, guardaba la televisión y el BETA (predecesor del video).

Lily avanzó hasta los grandes ventanales de la habitación, que en ese momento estaban tapados por pesadas cortinas color crema. Movió de nuevo su varita, de izquierda a derecha, y todas las cortinas se corrieron y se ataron a un lado ellas solas. Lily dio una palmada lo suficientemente fuerte como para despertar a un oso que esta invernando, sin embargo, no obtuvo el efecto esperado.

La Premio Anual suspiró, saltó sobre la enorme cama y gateando por ella llegó hasta la mitad donde una joven perfectamente bronceada dormía apaciguadamente. Aquella era Mary Jane Potter, la que completaba el famoso grupo de "Las Pijas". Era otra de las sangres puras, y además prefecta de Gryffindor. Su pelo castaño lleno de perfectas ondas estaba esparcido por la cómoda almohada, sus admirables ojos de gata azules verdosos en aquel momento estaban cerrados, y parecía que por nada del mundo se iban a abrir; sus labios carnosos y de un color rosa palo estaban entreabiertos, y su cuerpo, el cual perfectamente una modelo podría envidiar, estaba colocado de lado, pero con muchísima elegancia.

Lily se sentó junto a su amiga y la zarandeó suavemente, pero tal y como esperaba Jane continuó durmiendo con tranquilidad.

-Jane… -Susurró Lily. No ocurrió nada-. Mary Jane –Dijo esta vez más alto. Nada-. ¡Mary Jane Potter despiértate! –Chilló esta vez la pelirroja, pero su amiga siguió sin inmutarse.

Lily suspiró y negó con la cabeza.

-¿Me vas a hacer utilizar el agua fría de nuevo? –Preguntó Lily, pero recordó que la última vez también utilizó eso y no le sirvió para nada-. Está bien… Veamos… -Lily sonrió de oreja a oreja-. ¡El pervertido de Matthew está aquí, y tú estás desnuda! –Exclamó Lily.

Jane se levantó bruscamente y se tapó inmediatamente con la sábana.

-¿Dónde? –Inquirió Jane mirando hacia izquierda y derecha con paranoia.

Lily rió.

-Matthew al final no se quedó a dormir, tu hermanito lo ha pospuesto para Navidades –La tranquilizó Lily con una sonrisa.

-Es verdad… -Murmuró Jane volviendo a acostarse-. Pues ahora me vuelvo a la cama, no son más que las once menos cuarto –Añadió después de acurrucarse en su sitio.

-Exacto, por eso mismo, es ya hora de levantarse, perezosa –Ordenó Lily cogiendo a Jane de la mano y tirando de ella por toda la cama, hasta que llegó al bordillo, se bajó y la obligó a levantarse.

Jane llevó su mano derecha a su ojo y se lo rascó bostezando.

-Eres más pesada que Nany –Gruñó Jane entreabriendo sus ojos.

Lily sonrió.

-Y ahora a la ducha –Le mandó Lily dándole una palmada en el trasero que la empujó hasta la puerta del baño.

-Salgo en 15 minutos –Le informó Jane entrando en el baño con pereza.

Lily asintió y salió de la habitación para ver como iba Dana. La rubia estaba sentada frente a un escritorio y parecía muy concentrada en lo que fuera que estuviese haciendo.

-¿Qué haces, Day? –Inquirió Lily sentándose en el bordillo de la cama.

Dana alzó la cabeza y después se giró para mirar a Lily con una mirada misteriosa.

-Ya os lo contaré cuando lleguemos a Hogwarts –Contestó simplemente Dana, recogió todo y se puso en pie-. ¿Bajamos ya?

-Falta Jane.

-¿Esa perezosa sigue en la cama? –Se interesó Dana alzando una ceja.

-No. Ahora está en el baño.

Dana soltó un bufido.

-Me lo pones peor, Miss "Belleza del Año" se pasa horas para arreglarse, aunque solo sea para desayunar –Dijo Dana haciendo una mueca.

Una Kaith duchada y con ropa limpia apareció por la puerta con una gran sonrisa.

-¡Hola, chicas! –Saludó Kaith sentándose junto a Lily-. ¿Otra vez Jane?

Las dos chicas asintieron, pero antes de que Kaith pudiese hacer alguno de sus comentarios irónicos, la aludida apareció por la puerta con el modelito del día mirando a todas con el ceño fruncido.

-¿Hablando mal de mí en mi ausencia? –Curioseó Jane entrecerrando los ojos.

Kaith rió.

-¿Cómo lo has adivinado, mi modelo preferida? –Kaith avanzó hacia ella, le besó en la mejilla y siguió andando hacia la cocina.

Jane puso los ojos en blanco y la siguió. Dana y Lily siguieron su ejemplo, pero durante el camino la pelirroja le lanzaba miradas llenas de curiosidad a la rubia.

-¿Es alguna de tus campañas anuales? –Indagó Lily mirando a Dana con curiosidad.

Dana medio sonrió. Mala señal, pensó Lily.

-Puede, pero estoy segura de que está os gustará –Le dijo Dana.

Lily puso los ojos en blanco, conocía demasiado bien las campañas anuales de Dana. Cuando llegaron a la cocina, la cual solo usaban cuando estaban ellas cuatro, Kaith ya estaba sentada cómodamente y charlando con una de las elfinas domésticas de los Potter. No media más de medio metro, tenía unos ojos morados saltones como pelotas de tenis y grandes orejas que parecían alas de murciélago.

-Buenos días, Vyo –Saludó Dana con una sonrisa. Los seres mágicos, y su hermano pequeño eran los únicos que se habían ganado una sonrisa completa de Dana Rockwood.

La elfina agachó la cabeza y susurró un "Buenos días, señorita Rockwood".

-Te tengo dicho que me llames Dana o Day –Le repitió Dana por centésima vez desde que estaban allí.

-Sí, señorita –Asintió Vyo.

-¡Vyo, la señorita Regina necesita que vayas! –La llamó otra elfina idéntica a ella pero con la nariz algo más redonda.

Vyo asintió y agachando la cabeza se despidió de las presentes:

-Que les aproveche, señoritas.

-¡Adiós, Vyo! –Exclamó Kaith.

-No entiendo porque no me llama por mi nombre –Gruñó Dana cogiendo sus gachas de avena.

Jane puso los ojos en blanco.

-Porque son sus normas, Day, y debes aceptarlas –Explicó la castaña.

Las demás asintieron con la cabeza. Un chico de unos 16 años entró en la cocina con su sonrisa de conquistador.

-¿Cómo se han despertado las chicas más guapas de Hogwarts? –Interrogó el joven sentándose junto a Lily.

Todas pusieron los ojos en blanco. Aquel era Jonathan Merric Potter, el hermano pequeño de Jane. Tenía el pelo negro azabache, el cual siempre caía de forma ordenada y natural sobre sus ojos color avellana, iguales a los de su padre. Era alto y no demasiado corpulento. Todos le decían que era la viva imagen de su padre cuando era joven.

-¿Qué? Si no he dicho nada malo –Se defendió Jon al ver las caras de las chicas.

Jane rió.

-Sí, tienes razón. Tú nunca dices nada malo, Johnny –Aceptó su hermana con una sonrisa burlona.

A decir verdad aquellos dos no parecían hermanos, no solo físicamente, si no moralmente eran completamente diferentes. Si no fuera porque tenían las partidas de nacimiento, y el mismo lunar en lado derecho de la pelvis, ambos fingirían no haberse visto en la vida.

John hizo una mueca y negó con la cabeza.

-¿Qué vais a hacer hoy? –Preguntó con curiosidad e ignorando a su hermana.

-¿Tiene motivo tu interés, John? –Inquirió Kaith mirándolo con una de sus sonrisas traviesas.

John se ruborizó ligeramente, pero lo ocultó perfectamente. Aunque por los ojos de Lily y Jane no pasó desapercibido, ya que ambas se miraron y compartieron una sonrisa cómplice.

-Era para saber si me tenía que ir a casa de James –Contestó John encogiéndose de hombros.

-¿A casa de Potter? –Intervino Lily con sorpresa.

-Estás en casa de Potter –Le corrigió Jane con una sonrisa maliciosa.

Lily frunció ligeramente el ceño.

-A casa de Pott –Se corrigió Lily.

-¡Eso está mucho mejor! –Le aplaudió Jane burlonamente-. Hay dos clases de Potters, Potter de tu queridísima amiga Mary Jane, y Potter del imbécil de mi primo, que por alguna maldición me tocó ser pariente suyo.

-No te metas con James –Gruñó John mirando ceñudo a su hermana.

Jane rió.

-Y el pequeñín siempre defendiendo a su adorado primo –Se burló Jane.

-Deja al pobre chico, Jan –Masculló Dana apartando la mirada de su cuenco de gachas.

Jane la miró sorprendida y después sonrió.

-Está bien –Concedió la castaña.

-¿Entonces irás a casa de Pott? –Preguntó Kaith reincorporándose en la conversación-. Es que quiero que le pidas unos libros a Lupin.

-¿Y por qué no me acompañas y se los pides? –Sugirió John.

Kaith se quedó pensativa y asintió.

-Está bien.

Tanto Lily como Jane no aguantaron más y se echaron a reír. Dana las miró y puso los ojos en blanco y susurró un "Vaya par. Lo que tengo que aguantar".

-¡Jany! –Una voz infantil se escuchó desde la puerta. Ahí parada estaba la hermana pequeña de Jane, Regina, que no tenía más de ocho años. Era igual que su hermana mayor, tan sólo les diferenciaba el color del pelo, mientras Jane lo tenía castaño, Regina lo tenía negro azabache igual que su hermano.

-¿Qué pasa, cielo? –Jane se levantó y le retocó el moño que llevaba.

-¡Tengo que ir de compras! –Sollozó la pequeña dando una patada contra el suelo-. No tengo zapatos que me vayan con mi nueva blusa.

-¡No! –Soltó Jane indignada-. ¿Y las bailarinas que compraste con mamá ayer?

Regina asintió y se limpió las lágrimas de las mejillas.

-Son color hueso, y mi blusa es color marfil (?) –Explicó la pequeña con paciencia-. ¿Me acompañas a Burberry? ¡Vi unas botas color marfil divinas!

Jane sonrió de oreja a oreja y dio una pequeña palmada.

-¡Perfecto! Así yo recojo mi gabardina de otoño.

El resto de los presentes, menos Lily, las miraban con algo de aburrimiento. En un principio se habían quedado algo sorprendidas, ¿una niña de ocho años pensando ya igual que su hermana de dieciséis? Después se hicieron a la idea de que con la influencia de Jane y la madre de esta, era normal.

-Yo necesito un bolso nuevo –Pensó Lily en voz alta-. ¿Os importa que os acompañe?

-En absoluto, Lils –Aceptó Regina encantada-. Por cierto, ¿dónde está papi? –Regina miró a su hermano mayor con especial interés.

John chasqueó la lengua y se encogió de hombros.

-¿Y me lo preguntas a mí?

Regina bufó y salió de la cocina con uno de sus típicos berrinches.

-Gina –La llamó John molesto al ver la cara de Jane-. Está en su despacho.

Regina miró a su hermano con una sonrisa y se precipitó a darle un húmedo beso en la mejilla.

-¡Gracias, Johnny! –Y salió corriendo hacia la chimenea del salón para hablar con su padre.

John frunció el ceño.

-¿Por qué le has vuelto a convencer de que me llame así?

Jane sonrió con malicia.

-Porque es un mote adorable –John bufó-, ¡es verdad! ¿A qué sí, Lils?

Lily la miró con una sonrisa y asintió.

-¡Y hasta lo dice la chica más deseada de todo Hogwarts, John! –Exclamó Jane.

John movió la cabeza para que pelo se echase a un lado, y soltó un gruñido.

-Si soy sincera, muy adorable no es, pero si es nombre de chico malo –Confesó Lily con una sonrisa ladeada.

John la miró esta vez alzando las cejas sonriente.

-Tienes razón –Asintió el joven levantándose pensativo-. Creo que me voy a casa de James.

Pero tan solo Kaith lo escuchó.

-Pues yo voy contigo –Se apuntó Kaith saltando de su silla, después paso su mirada a Dana, que parecía muy entretenida construyendo una fortaleza con sus tostadas y las de Lily, de cemento utilizaba miel-. ¿Day?

Dana alzó la cabeza justo cuando colocaba la torre más alta.

-Alguien se tiene que encargar de que esta testosterona andante no se sobrepase, ¿no? –Preguntó la rubia con una ceja alzada.

John bajó de su nube y miró a Dana molesto.

-¿Cómo que testosterona andante? ¿Me estás llamando salido?

Dana lo ignoró y salió de la cocina seguida por Kaith.

-¡Me ignora! –Se quejó John entre molesto e indignado abriendo la puerta trasera.

Lily soltó una risita.

-Dana es así –Y se encogió de hombros.

-¡Mami ha llegado! –Anunció Regina entrando en la cocina seguida de una hermosa mujer.

Ella era Danielle Potter. Su pelo sedoso, brillante y castaño repleto de perfectas ondas estaba recogido en una especie de coleta alta, pero con un mechón suelto y peinado para un lado a forma de flequillo.

Danielle llevó su pequeña y perfectamente cuidada mano a su cara y se quitó con elegancia las modernas gafas de sol a conjunto con su traje de raso, color rosa palo, de chaqueta y falda por encima de la rodilla. Quitándose las gafas permitió ver aquellos gatunos ojos tras unas largas pestañas. Sus labios eran idénticos a los de su hija mayor. Era esbelta y alta, y la elegancia y el glamour era algo que llevaba consigo desde su nacimiento.

-¡Hola! –Saludó Danielle jovialmente.

Jane y Lily le devolvieron el saludo con amplias sonrisas y se pusieron en pie dispuestas para irse de compras.

-¿Dónde esta vuestro hermano? –Se interesó la mujer mirando a sus dos hijas.

-Se ha ido a casa del primo James –Respondió Regina poniendo los ojos en blanco.

-Últimamente está más allí que aquí –Susurró Danielle.

(…)

-Hace mucho calor –Se quejaba Dana abanicándose con la mano.

-Eso ya lo has dicho –Le informó John.

-Lo sé, Potter.

Kaith sonrió y cogió a ambos de la mano.

-¿Por qué no podéis llevaros bien? Aunque solo sean 5 minutos –Pidió Kaith mirando a ambos.

Dana se soltó, y John estuvo a punto de hacer lo mismo, si olvidamos el detalle de que era Kaith a quien cogía de la mano.

Kaith lo miró extrañada.

-Er… John… -Murmuró la morena mirando la mano que John todavía le tenía agarrada.

Dana los observó y de un golpe seco, los separó.

-Si no tocas a mis amigas (tu hermana es caso aparte), yo no tendré que tocarte –Lo amenazó Dana alzando ambas cejas.

Kaith se echó a reír y abriendo la verja entró como Pedro por su casa en la mansión de los Potter. Automáticamente un elfo apareció en la puerta principal de la enorme mansión.

-Buenos días, señoritas. Señor Potter –Saludó el elfo haciendo una reverencia.

-¿Quién es, Klady? –Preguntó una voz masculina y segundos después apareció un apuesto chico tras él.

-James –dijo John a modo de saludo dándole una palmada en el hombro y entrando en la mansión.

-Hola, Potter –Saludó Kaith-. ¿Está Lupin?

El chico que estaba frente a ella era James Potter, Premio Anual y capitán y cazador del equipo de quidditch de Gryffindor. El joven al ver a las dos chicas, abrió exageradamente sus hipnotizantes ojos color avellana escondidos tras unas gafas, y miró por encima del hombro de Kaith con la esperanza de ver al resto del grupo; con desilusión se llevó la mano derecha al pelo negro azabache y se lo desordenó, pareciendo más un enfermo mental que el famoso merodeador que era. Aún así esbozó una gran sonrisa permitiendo ver una perfecta dentadura y se hizo a un lado para que pasasen.

-¿Remus? –Inquirió James alzando las cejas-. Claro que está. ¿Alguna razón en especial, DiAngelo?

-Me tiene que dar unos libros –Kaith se encogió de hombros y miró a Dana que en ese momento contemplaba con profunda antipatía a James.

Dana entrecerró los ojos y soltó un suspiro.

-Oye, Potter, ¿podrías moverte? Nuestro tiempo no es única y exclusivamente tuyo –Le espetó Dana.

James bufó y subió las escaleras con tranquilidad. Dana le dio un codazo a Kaith que desvió su mirada del trasero del chico para mirarla a ella.

-¿Qué?

-¡Es Potter! –Le chilló entre dientes la rubia.

Kaith tan solo se rió.

-Pero eso no significa que no tenga buen culo. Es más lo tiene perfecto –Comentó Kaith en un susurro. Dana la fulminó con la mirada-. No te pongas así.

Minutos después un chico alto, delgaducho y de aspecto algo enfermizo bajaba con rapidez las escaleras por las que minutos antes había subido James Potter. Tenía el pelo algo largo, liso y castaño en el que se podían distinguir algunas canas prematuras, unos ojos grandes casi amarillos, como los de un lobo, una sonrisa cálida y dulce, y la tez muy pálida. Era Remus Lupin, prefecto de Gryffindor.

-Hola, Kaith –Saludó el joven con una sonrisa, cogiendo los tres libros polvorientos que llevaba bajo el brazo y entregándoselos a la bailarina-. Hola, Rockwood.

Kaith le devolvió el saludo acompañado de una sonrisa traviesa y Dana tan solo gruñó.

-¿Es todo lo que has encontrado? –Quiso saber Kaith ojeando por encima los libros que el prefecto le había entregado.

Remus se rascó la cabeza y asintió.

-Sí, he estado buscando también en la biblioteca de los abuelos de James, pero es algo más avanzado que lo que tu buscas.

-Ya… -Kaith se quedó pensativa-. De todas formas gracias, Remus –Le agradeció Kaith dando media vuelta, cogiendo a Dana del brazo y arrastrándola hasta la puerta-. Adiós, chicos.

-¿Y por qué a mi no se me había avisado de que había dos bellas señoritas en la casa? –Se interesó una voz masculina tras ellas, ambas se giraron para ver al guapísimo chico que cruzado de brazos las miraba con mucho interés.

Él era Sirius Black. El conocido mujeriego y rompecorazones de Gryffindor. El pelo negro casi azul le caía elegantemente sobre sus espectaculares ojos grises y en sus labios se formaba una sonrisa muy pícara, alto y con un cuerpo casi perfecto, tenía prácticamente escrito en la frente, "Soy el chico más guapo que puedes conocer. Mírame".

Junto a Sirius había un chico menudo de cabello castaño claro, ojos pequeños y negros como los de una rata y nariz puntiaguda, su nombre era Peter Pettigrew.

Dana chasqueó la lengua, abrió la puerta y salió de la mansión seguida por una Kaith sonriente.

-Me ha ignorado –Masculló Sirius indignado.

-Según Lily, Dana es así –Dijo John desde la escalera junto a su primo.

James lo miró incrédulo.

-¿Te deja llamarla por su nombre?

-¿Quién? ¿Dana? –James negó con la cabeza-. ¿Lily? –John rió-. Sí. Nunca me ha dicho lo contrario.

-Vaya, la reina de las reinas permitiendo que la plebe la llame por su nombre. El mundo ya no cree que soy guapo, ¡y yo no me he enterado! –Exclamó Sirius.

-¿No es el mundo se acaba y yo no me he enterado? –Cuestionó Peter extrañado.

Sirius tan solo lo ignoró.

(…)

Y hola, holita, hola de nuevo, mis niñas! ¿Qué tal estás tres semanas? Espero que bien y que no estéis muy agobiadas con el colegio (porque yo sí). Como habéis podido ver me decante por la segunda fecha, aunque esa no era mi idea ni mucho menos. Desde un principio quise publicar pasadas dos semanas, pero el colegio, los deberes y los exámenes casi me impidieron hasta respirar xD Aún así he sacado el tiempo de donde he podido para rescribir este primer capitulo (el original no me convencía) y publicarlo puntualmente. Así que bueno, solo me queda saber vuestra opinión o.o

Por cierto, hay un par de cosas que quiero decir antes de despedirme. Una, mi Lily no es la típica prefecta perfecta, porque para empezar ni si quiera es prefecta (por si no habíais reparado en ese pequeño detalle…) y además juega al Quidditch, novedad total por mi parte. Y dos, si queréis haceros una mejor idea de cómo es Jane Potter, me inspiré en la modelo brasileña Adriana Lima (si no sabéis quien es, ¿para que sirve google?).

Así que si mis cuentas no me fallan nos volvemos a ver en una semana y media (20 de octubre) o dos semanas (24 de octubre). Síp, esta vez me va a ser imposible actualizar cada semana v.v En fin, ahora si que me despido y nos vemos prontito. Besukines dulces para todos! n.n