Es la primera vez que escribo un fanfiction, aunque he leído más de 2000. Espero que les guste...si es así, manden reviews y actualizaré lo más rapido posible...
Mi luz en la oscuridad
Introducción
Era principios de Noviembre, las lluvias estaban a la orden del día y una parte de mi ser se reflejaba en el deprimente clima que reinaba este lugar. Yo estaba recostada en mi pieza, pensando, últimamente era lo único que podía hacer…no lograba aclarar mis ideas. Todo a mí alrededor me recordaba a él. Sentía su olor en cada molécula de este cuarto ¿Por qué se había ido? ¿Por qué me dejo aquí, sola, con mis pensamientos? No había pasado ni un mes y las consecuencias de su lejanía se hacían notorias en mi cuerpo. Estaba mas pálida (si era posible) y mucho mas delgada. Mis amigos me apoyaban, pero nada era lo mismo…yo lo necesitaba a él…A ÉL…No quería seguir viviendo, seguir vagando por un lugar en el cual no estaba su presencia, su voz, su olor, y esos ojos tiernos que me observaban con cariño.
¿Dónde se encontraba ahora? ¿Estaría feliz? Eso deseaba, si sabía que el estaba bien, una parte de mi también lo estaría. Con saber que él podría seguir con su existencia, mi corazón seguiría latiendo; aunque no como antes…nunca podría ser como lo fue antes.
Observo por mi ventana, ya esta oscureciendo, dejo mi dormitorio, debo comer. No es algo que deseo o necesito, pero se que si no lo hago, Charlie se preocupará más por mi, y esa es una de las cosas que quería evitar. Ahora todo lo hacía por inercia, mi voluntad era una de las cosas que se había ido junto con él…él…ni siquiera lograba pronunciar su nombre, y si lo hacía era como miles de puñales en mi maltrecho corazón.
¿Por qué dijo que me amaba? ¿Qué nunca se iría de mi lado? ¿Qué estaría conmigo por siempre? ¿Dónde quedaron esas promesas? ¡¿DÓNDE?! Todas están en la basura, junto con mi alma, ahora soy un ser sin nada, una especie de zombie…por lo único que sigo es porque no quiero hacerle daño a los que me rodean. Pero hay veces, como ahora, en las que no me importa nadie, cuando el dolor se hace asfixiante y las lágrimas caen en contra de mi voluntad…días en que la angustia es tanta, donde no encuentro ninguna salida, y la muerte es la única aliada… ¿he pensado en suicidarme? Si, un montón de veces en este mes. Tal vez, lo único que me detiene, es el miedo.
Bajo lentamente las escaleras y limpio el rastro de lágrimas, mi padre aun no llega del trabajo, son solo las 4 de la tarde ¿Cuán agónicas y lentas se mueven las manecillas del reloj? oigo unos suaves golpes en la puerta…voy sin ánimos, como todo lo que hago en estos días…Abro la puerta y me encuentro con una sonrisa deslumbrante y una mirada tierna que se oscureció cuando notó mi rostro. ¿Los ángeles pueden concebir tristeza en sus perfectos rostros?...en este momento lo estaba viendo con mis propios ojos…
-Edward…-Mi voz sale en un susurro.
Siento pequeñas lágrimas surcar mi rostro, y antes de poder quitarlas, sus brazos me oprimen cerca de su pecho. Siento su respiración lenta. Y a pesar de todo una paz infinita nos rodea.
-Por favor cariño, odio verte así…si pudiera hacer algo, si pudiera hacer que nada de esto hubiera pasado -Su voz denota una infinita tristeza- Si pudiera devolverte a ese imbécil de Jacob, y lograr que los dos fueran felices, lo haría, tan solo para verte contenta…pero no puedo hacer nada…
Por eso no podía morir, porque no concebía que el sufriera. Si con solo verme de esta forma, él se sentía tan abatido ¿Qué pasaría si yo me quitaba la vida? No lograba pensar en un mundo sin mi mejor amigo, mi luz en estos momentos de dolor. Mi mejor amigo, mí querido Edward.
