- No lo recuerdas?

La chica peliazul lo miraba fijamente mientras lagrimas salían de sus ojos. El chico de pelo negro la miraba, de pies a cabeza, mientras la agarraba del cuello.

-¿Recordar que?

Su mirada se volvió más fría, mientras sujetaba más fuerte a Ene, con la intención de matarla dolorosamente.

-¿Que quieres que recuerde?

Kuroha, lanzó bruscamente a la chica cibernetica al suelo.

-Respondeme.

Agarró su pistola, amenazando a Ene con ella. Hubo un silencio eterno, las miradas de aquellos ojos amarillos como los de una serpiente con los inocentes ojos celestes, que antes, eran tan alegres se juntaron.
Las serpientes recorrían el cuerpo de aquella chica que paso 2 años encerrada como un virus cibernetico, quien ahora lloraba con más intensidad.

-¿N-no me recuerdas? Ha-haruka por favor yo...

Ella alzo su mano y se paro, tocando la mejilla del chico, quien seguía teniendo la pistola en su mano.

-¿Por qué no tratas de recordar? Esos días de ese verano hace unos años... ¿No te acuerdas?

Kuroha la escuchaba, se había quedado inmóvil... aquella mano... le hacía sentir...
¿Protección?
Se sentía feliz así, Kuroha se había quedado mirando fijamente al suelo, levanta su cabeza, y ve como las lagrimas corrían de las mejillas de Ene...
Aquel sentimiento...
nunca lo había sentido antes..
Eso era...
¿amor?
¿Como él podía enamorarse? El amor era algo realmente estúpido e inútil, las personas enamoradas siempre tomaban el camino incorrecto... ¿no es así?
Decidido, aquel chico que había matado a todos sus amigos, agarro su pistola, y disparó.
Ene cayo al suelo, con disparos en su pierna y estomago.
Cada segundo se le salían más pixeles, y eso continuaría hasta que no quede ningún pixel más en su cuerpo.
Ella lloraba tirada en el suelo, viendo como cada vez se le salían más pixeles.

-Haruka...

Haruka, aquel nombre que al chico le pareció conocido. Al escuchar eso, miles de recuerdos se le volvieron a la mente, confundido, tenía lagrimas en los ojos.

-¿Ta...kane?

Ene sonrió, alcanzo a pararse y abrazo al monstruo, quien dejo caer unas cuantas lagrimas. Con una sonrisa, Ene dijo,

-Aún te sigo amando.

Y él último pixel desapareció.