Para todos los seguidores de este fic déjenme decirle que decidí reescribirlo. Siento que hay algunas cosas que deje afuera y no me siento cómoda con ellas. Así que aquí estoy (otra vez) y espero que lo disfruten.

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Prologo

Cualquiera que conociese a James y Lily Potter podría dar fe de que estos dos parecían amarse de verdad. Se complementaban como nadie y cada día de su matrimonio era como una Luna de Miel. No importaba si Voldemort estaba tras de ellos, no importaba si los mortifagos los seguían, lo que importaba era que estaban juntos y tenían a su amigos y familias.

Cuando Lily descubrió que estaba embarazada, (Sirius Balck podría decir que por primera vez desde que conocía a su mejor amigo lo había visto tan pálido y después desmayarse) su marido estaba en las nubes, (aunque era un poco sobre protector) y la trataba como se trata a una princesa. Los siete meses restantes pasaron demasiado rápido para el gusto de Lily, y el primero de agosto de 1980 en San Mungo, en la habitación 359, yacía en la cama descansando luego de 15 extenuantes horas de parto. A su lado derecho se encontraba su marido junto a dos de sus mejores amigos, y a su lado izquierdo se encontraban sus bebes. Los niños más perfectos que jamás había visto. Y eran hermosos. Lily no lo decía porque eran sus hijos (El hijo de Petunia se parecía a su padre, y eso era darle demasiado crédito al niño) sino porque era verdad. Jason Samuel y Harry James Potter eran los bebes mas perfectos del mundo.

Ahora, pensó James, ahora podremos vivir en paz.

Al parecer James Potter o conocía las propiedades de la Ley de Murphy, o a lo mejor no las quería creer. Puede que no creyera en el Karma, pero fuese lo que fuese 15 meses después todo cambio, y no me refiero a cambios buenos, al menos no desde el punto de vista del menor de los Potters.

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Cualquiera que conociese a James y Lily Potter podría dar fe de que estos dos eran los padre perfectos y mas afortunados siendo padres de Jason Potter, el Niño-Que-Vivió. Según muchos eran la familia ideal. Al menos eso decían las portadas de cientos de revistas.

La noche de Halloween de 1981 trajo cambios para la familia Potter.

Lily y James se encontraban el una reunión de la orden del Fénix mientras los pequeños eran cuidados por los padres de James. Desafortunadamente Lord Voldemort apareció esa noche matando a los señores Potter. Cuando lanzo la maldición asesina a Harry el tiro le salio por la culata…

Cuando los adultos llegaron a la casa y vieron parte de ella destruida de inmediato estuvieron alerta, al entrar en ella vieron al pequeño Jason durmiendo frente Harry como si estuviese protegiéndolo. Un simple examen mostró residuos de magia negra en todo su cuerpo, y al encontrar los restos de la capa de Voldemort lo marcaron como un héroe muchos antes de tener memoria de ello.

Así fue como Jason Potter llego a ser el Niño-Que-Vivió, y así fue también como Harry llego a… o mejor aun, dejo de existir para la perfecta familia.

No tan perfecta después de todo. ¿O si?

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Cualquiera que conociese a James y Lily Potter, tacha eso. Cualquiera que no conociese a estos dos personajes podrían decir que eran los padres ideales, todos menos su propio hijo. Harry James Potter. A sus cortos cuatro años de vida sabia mas que la mayoría de los adultos, aunque no entendía la mayoría de ellas. Claro era un niño inteligente. Moony lo decía constante mente, aunque siempre después de otorgarle una sonrisa triste y jugar con su cabello, pero no podía entender porque sus padres no lo querían tanto como a Jason o a la pequeña Rose Marie.

Ya este bien, comía tres veces al día y se bañaba dos veces del mismo. Pero eso no significaba que sus padres lo quisieran, es decir, era un elfo domestico quien se preocupaba de esas cosas. Jamás jugaban con él y lo ignoraban en beneficio de su hermano. Cada vez que Jason lo buscaba alguno de sus padres le ofrecía algo mejor y lo dejaba tal como estaba antes. Solo. No culpaba a su hermano, al menos su pequeña mente podía entender que algunas veces los niños están más apegados a las cosas que a las personas, aunque comparten la misma sangre. Remus Lupin y Sirius Black eran visitantes continuos de la residencia Potter y podría decirse que eran los únicos que se preocupaban por el, pero hasta los mejores tienen problemas.

A los dos años y medio aprendió, o mas bien tuvo que aprender a ser autosuficiente, capaz de vestirse y alimentarse solo, ya ni siquiera requería ayuda de nadie.

Por muy extraño que parezca era verdad. Esa era la vida de Harry Potter.

Él ya no era importante para la familia.

Jason y Rose Marie lo eran…

Después de presenciar una escena realmente dolorosa decidió que era momento de irse. Tomo lo que consideraba necesario, (un bolso con su mantita, dos mudas de ropa, un oso que le regalaron Padfoot y Moony y algo de dinero) y se fue.

Para siempre jamás…

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Harrison Alexander Goldsmith era un niño feliz.

Vivía junto a sus padres en un pequeño pueblo llamado Ottery St. Catchpole, frente al terreno donde se erguía su casa se alzaba una extraña pero a la vez magnifica construcción donde vivían sus mejores amigos y había pasado los mejores años de su vida.

Sus padres, Ann y Benjamin Goldsmith no eran personas completamente mágicas, pero si los mejores padres que uno pudiese desear.

Ann, su madre era tres cuartos de vela, mientras que Benjamin era un multimillonario empresario en el mundo muggle. En alguno punto de la historia de la familia Goldsmith se decidió que ninguno de sus hijos pisaría el suelo de una escuela mágica si podían evitarlo así que desde ese momento vivían como muggles.

Llegaron ahí en el verano de 1986, y desde el momento en el cual pusieron un pie en ese espectacular terreno los Weasley se convirtieron en sus mejores amigos. Todos y cada uno de ellos.

Sobre todo la más pequeña de ellos.

Hoy, cinco años después de ese día, el 15 de agosto, para ser preciso Alex se fue con la promesa de volver.

"¿Tienes que irte?" le pregunto una pequeña Ginny tratando de aguantar las lagrimas. Simpre habian tenido una conexión especial fueron amigos desde que se conocieron y si fuera por el lo segurian siendo por muchos años mas.

"Lo siento mucho Gin," la abrazo "pero no permitiré que me olvides" ella sollozo un poco mas y para consolarla agrego "te escribiré cada semana hasta que te canses de mi."

"Eso… no… no… pasara" manejo decir entre sollozos.

"Yo se que no Gin- Gin, yo tampoco te olvidare" saco un pequeño relicario de su bolsillo, "es para que no me olvides…"

Cuidadosamente la chica lo abrió dejando ver una foto de los dos y otra donde estaban las dos familias reunidas.

"Alex…" murmuro impresionada. "Es hermosa."

"Ginny… prométeme que pase lo que pase siempre seremos los mejores amigos."

"Por siempre." Respondió la única chica Weasley de inmediato. Alex era su mejor aligo y jamás lo olvidaría, no si podía evitarlo, lo cual pretendía hacer.

La despedida de los otros Weasley no fue tan emotiva como la señora Weasley, pero si fueron conmovedoras.

Una vez más en sus cortos 10 años de vida Alexander Goldsmith dejo a alguien atrás, pero esta vez dejando como promesa volver a verlos.

La verdad es que Alexander Goldsmith era en realidad Harry Potter, y él al igual que sus padres lo sabían.

A veces, solo a veces, pensó Alex mirando su reflejo en el espejo de su dormitorio la misma noche, es mejor mentir que decir la verdad.