The Center of the Universe
Capítulo I- La tercera colonia
de supervivientes.
Laberintos Subterráneos del desierto de Gen. 2:53 a.m.
"¡¡SIRIUS!!"
Los pasos se detuvieron pesadamente y ambas respiraciones resonaron entre las paredes de piedra.
Volvió su mirada carmín y pudo ver al chico bajito y regordete que corría detrás de él, agitado y cansado. La ropa sucia se confundía con las paredes frías del pasillo oscuro y su sucio cabello rubio se arremolinaba debajo del lodo que las gotas de agua contaminada que caían del techo de la gruta habían dejado en su cabeza.
Sirius Black permaneció parado a unos 3 metros de él durante un par de minutos más, respirando con dificultad y frotándose el rostro sucio por las cenizas y el lodo. Su largo cabello negro sujeto en una cola de caballo escurría por sus hombros de forma tosca y la ropa negra y gris que llevaba apenas si se distinguía entre la oscuridad del viejo pasillo tenuemente iluminado por antorchas.
Peter Pettigrew, su compañero de misión, corrió hasta él y tomó aire.
Se había desprovisto de la capucha desde hacía un largo tramo y en sus ojos acuosos el miedo y el cansancio se reflejaban.
Sirius le colocó una mano en el hombro cuando éste finalmente llegó hasta él y ambos se quedaron callados y respirando pesadamente durante un momento más, hasta que Pettigrew sintió que el aliento regresaba.
Se incorporó, torpemente.
"Han.." jadeó. "El oráculo... ella dice que... ¡Sirius!"
Los ojos grises de Black se estiraron.
"¿Qué ha dicho?"
"Li..Lily.. Regulus..."
Sirius no respondió. Sus pupilas temblaban violentamente y de golpe su mirada había cambiado del temor al odio.
"¡¿Qué fue lo que hicieron con ellos?!"
"Potter tiene a Regulus.." declaró el más pequeño, temblando abiertamente. "..y Lily.. ella...."
No fueron necesarias más palabras cuando Peter se talló los ojos repentinamente húmedos con una manga sucia y aspiró profundamente.
"¡¡MALDITOS!!" rugió Sirius, y empujando bruscamente a su compañero, volvió a echar a correr por el corredor, esta vez en sentido contrario.
Aquella tarde habían estado escapando de una patrulla de Death Eaters que se habían infiltrado en uno de los campamentos de desterrados. En el que precisamente ellos vivían.. El Oráculo había sido puesto a salvo desde el principio, pero sus servidores y habitantes se habían perdido entre la infinidad de grutas que rodeaban la basta caverna en la que habían aparcado.
Entre ellos Lily Evans, prometida en matrimonio a Sirius Black, uno de los cuatro líderes del campamento, y Regulus Black, su hermano menor.
Los ojos de Sirius enrojecían más a cada minuto.
Ahora su hermano menor, uno de sus más grandes tesoros estaba prisionero en la fortaleza celeste del susodicho lider del Cuarto Escuadrón de Vigilancia del ejército de Lord Voldemort al que nadie conocía, y no conforme con tomar prisioneros, el bastardo se había atrevido a tomar la vida de Lillian..
¡¡DE SU LILLIAN!!
Fuera de sí como estaba no se percató de cuándo un grupo de sombras se echaron sobre él y le derribaron bruscamente sobre el suelo pedregoso de la gruta.
El muchacho ahogó un grito y jadeó en busca de aire. La sangre salpicó su rostro lastimado y el peso de varios hombres sobre su cuerpo le aplastó contra el piso mojado.
"¡¿QUIÉN DEMONIOS..?!"
"¡Tranquilízate, Sirius!" exclamó alguien, y Sirius aguantó la respiración.
Reconocía aquella voz...
"¡..L..Longbottom..!"
Un rostro apenas regordete y sonriente de un apacible tono tostado le sonrió a la cima de la pila humana que se había formado sobre el cuerpo del tercero de los líderes.
Frank Longbottom, segundo lider del tercer campamento de desterrados fue el primero en bajar.
"Así me han dicho desde los 3 años" asintió, limpiándose el polvo de la ropa.
Un par de muchachos más se incorporaron y Sirius se sentó en el piso, quitándose la sangre del rostro.
"Perdón por la brusquedad" intervino otro al que Sirius reconoció como Bilius Weasley, el cuarto de ellos. "Es sólo que si te dábamos por tu lado, hubieses sido capaz de irte a meter a Dakria vaya a saber cómo..."
"Hubiese sido capaz" admitió Sirius, frunciendo el seño, y volvió el rostro a Peter, quien le observaba desde un rincón.
Y había alguien más.
Alguien envuelto en una túnica y con la cabeza cubierta por una capucha sucia y deshilachada que se había situado junto a Pettigrew sin decir una sola palabra.
Frank le llamó con una mano cuando la mirada de Sirius le interrogó.
"Por cierto que te hemos traído un obsequio"
Sirius arqueó una ceja. Por un momento sus puños se apretaron y su corazón se aceleró. Deseaba con todo su corazón ver que de aquellas telas viejas surgiera la cabecita pelirroja que tanto amaba y esos brillantes ojos verdes le miraran de pronto.
"Frank... ¿qué..?"
Pero no sucedió..
En cambio, una cabeza de cabello negro con hebras violetas surgió de abajo de la capucha y los ojos carmines le observaron con aprensión. Y de todas formas Sirius tuvo que sonreír.
"¡¡ANDRÓMEDA!!"
"¡SIRIUS!" y después la joven prima con la que Sirius Black había crecido se arrojó a sus brazos, absorbiendo por la nariz y con los ojos llenos de lágrimas.
Ambos se habían separado cuando la colonia se dispersó y 4 grupos distintos tuvieron que enemistarse para sobrevivir.
Bilius y Frank sonrieron débilmente y en su rincón Peter se encogió de hombros..
Aquella mujer le había inspirado terror desde que eran pequeños y ella le empujaba por las escaleras intencionalmente.
"¿En dónde la..?" jadeó Sirius, mirando a sus amigos con miedo, dolor y felicidad mezclados en los ojos.
Frank se encogió de hombros.
Andrómeda abrazó una vez más a su primo.
"Te extrañé mucho, Sirius.."
"Yo también te extrañé" aseguró Black, frotando su espalda. "Me alegra tanto que estés bien.."
"Tú también" balbuceó la chica, enterrando el rostro bañado en lágrimas dentro del pecho de Sirius. "Temí.. el día en que todos se fueron.. tenía tanto miedo.. ¡Sirius, pensé que tú..!"
Inclinándose, el muchacho la besó suavemente en la frente.
"Pero no sucede nada, yo estoy aquí." y viéndola asentir frenéticamente contra su pecho, Sirius levantó la mirada hacia sus compañeros una vez más.
Bilius se había sentado también, cerca de Frank, y se quitaba el barro de las botas con una piedra cualquiera sin prestar atención a los demás. Longbottom simplemente observaba la escena con una sonrisa satisfecha en sus labios. O al menos así era hasta que Black frunció pronunciadamente el seño y apretó más a Andrómeda hacia sí.
"Me deben muchas explicaciones, ¿Saben?"
Sin decir nada, Frank Longbottom asintió.
El hecho del porqué aquel asqueroso Death Eater le había destrozado las entrañas a Lily Evans delante de él era algo que definitivamente tenía que explicarle a Sirius..
Fortaleza Flotante, Dakria. Base Militar del Cuarto Escuadrón de Vigilancia. 3:20 a.m.
El ascensor finalmente detuvo sus engranes y los cables se tenzaron con brusquedad. Las puertas metálicas se abrieron con un chirrido y el pasillo oscuro se iluminó por un momento bajo la luz mortecina de las esferas de alógeno que había dentro del elevador.
Caminando a pasos largos, un joven de algunos 17 años se aproximó hacia el final del corredor, con la larga capa negra arremolinándose detrás de él y un par de hombres armados siguiéndole los pasos.
Se detuvo frente a una puerta gruesa de metal y tras acercar su rostro hacia el identificador de córneas, ésta se abrió, dejándole el paso a una amplia sala con paredes recubiertas de acero blindando.
Las cadenas se arrastraron violentamente apenas puso un pie dentro de la celda y, levantando sus ojos marrones hacia el fondo de la sala, una sonrisa torcida se formó en sus labios.
Había un muchacho un poco menor que él en una esquina, con el atuendo típico de supervivencia en el desierto y un par de hermosos grilletes circulando muñecas y tobillos. Llevaba el cabello negro y sucio hasta más abajo de las orejas y sus ojos grisáceos le miraron con odio creciente conforme se acercaba a él.
Entonces James Potter se detuvo, llevándose una mano al rostro para acomodarse los anteojos, y tras mirar por un segundo más al chico arrodillado frente a sí, giró el rostro hacia uno de los guardias de la celda.
"¿Es él?" sus ojos volvieron a su prisionero, quien se había inclinado hacia el frente de forma sumisa.
"Así es, señor. Lo atraparon tratando de llevar un grupo de niños hasta las grutas."
"Ah." James sonrió nuevamente, acercándose un par de pasos más hacia el muchacho. "¿Qué es lo que tiene en el hombro?" inquirió, al notar la enorme mancha negra que embarraba su ropa.
"Trato de oponerse.." murmuró el soldado, tímidamente. "Tuvimos que inmovilizarlo para.."
"Está bien, comprendo." interrumpió James, acercándose todavía más hacia él.
El chico se había tensado de hombros; su cuerpo entero se había hecho hacia el frente, dependiendo por completo del sostén que le brindaban las cadenas estiradas detrás de sí, soldadas a la pared, y respiraba profundamente. No miraba a James, sino que su cabeza descansaba sobre su pecho, apacible, mientras que sus puños se apretaban cada vez más.
Estaba sufriendo... Pero a Potter esto, lejos de incomodarle, le produjo una sádica satisfacción que le llevó a soltar una corta y vacía carcajada. Los guardias dieron un respingo, repentinamente asustados.
"Realmente.." murmuró James, inclinándose hacia él. "..realmente esperaba que fuese un poco mayor... O más imponente.. qué se yo... Todo lo que esos asquerosos rebeldes han gritado hasta el cansancio acerca de sus líderes puede llegar a molestarnos un poco, pero... Tú eres completamente insignificante, Black..."
Silencio. Las cadenas emitieron un débil chirrido cuando el muchacho se balanceó levemente hacia atrás.
"No puedo creer que hayas sido tú el causante de tantas revueltas en los últimos días.." y de repente, por nada en realidad, se incorporó, se metió las manos a los bolsillos y propinó una violenta patada al rostro de su prisionero, quien se dejó hacer sin oponer resistencia. Los ojos castaños de James temblaron levemente. "¿No vas a decir nada? ¿¿Acaso las lombrices del desierto acabaron con la poca inteligencia que pudiste haber tenido?? ¡¡Contéstame!!"
Nada. El cuerpo delgado del muchacho comenzó a agitarse en pequeños espasmos, que poco a poco, lejos de lo que cualquiera hubiese esperado, se convirtieron en horribles y atronadoras carcajadas. Había levantado el rostro de golpe, sonriendo como demente, y enterrando sus ojos grises dentro de los de Potter. La risa le hacía agitarse violentamente, todavía pendiendo de las cadenas, y su pecho maltratado subía y bajaba frenéticamente.
"¡¿Qué es lo que te resulta tan gracioso?!" exclamó James, enfurecido, al mismo tiempo que estrellaba su pie izquierdo contra el estómago del chico, quien se doblegó levemente, tosiendo y salpicando el piso de sangre, sudor y saliva, pero sin dejar de reír en un solo momento.
"¡¿Qué.." tartamudeó, con la voz ronca y quebrada entre carcajadas. "..qué tan estúpido puedes ser?!"
Un silencio sepulcral se apoderó de la celda. Las cadenas volvieron a chirrear cuando el joven estiró un brazo, tratando de alcanzar a James.
"...Sirius.. Sirius no está aquí.. ¡Sirius jamás ha estado aquí, y tú, patético traidor, no tendrás en tu asquerosa vida nunca la satisfacción de ponerle una mano encima!" y con una nueva carcajada, Regulus Black cayó al piso, inconsciente bajo el disparo del arma tranquilizante que uno de los soldados se atrevió a disparar contra él.
James Potter simplemente retrocedió, con los lentes colgando de la punta de su nariz, y dirigió una mirada iracunda hacia el lider de la tropa encargada de atrapar a Sirius Black.
"¡¿QUÉ DEMONIOS SIGNIFICA ESTO?! ¡¡¿ESTÁN DICIÉNDOME QUE NO SON CAPACES NI SIQUIERA DE CAPTURAR A UN REBELDE?!! ¡¿NO PUEDEN HACER NI SIQUIERA ESO BIEN?!"
Nadie respondió. El capitán de la tropa inclinó el rostro, aterrorizado, mientras rebuscaba dentro de las muestras de laboratorio que acababa de recibir.
"¡No entiendo qué pudo haber sucedido, señor!" exclamó, aterrado. "¡Las muestras de ADN aseguran que se trata de Black, y..!"
"¡¡SILENCIO!!" sus ojos marrones volvieron a recorrer el cuerpo de Regulus, postrado sobre el suelo de metal frío, frente a él, y frunció el seño. "Su hermano menor.. debí haberlo supuesto..." se acomodó las gafas con el dorso de su mano y retrocedió un par de pasos. "..al menos..." hipó. Una pequeña y sádica sonrisa se había comenzado a formar en la comisura de sus labios. "..al menos no todo está perdido.." murmuró, y los soldados se vieron entre sí, levemente aliviados. "Black no debe tardar en hacer algo al respecto." girándose, dio la espalda a su prisionero y caminó nuevamente hacia la salida, a pasos largos. "¡¡Y cuando Sirius Black llegue, yo estaré preparado!!" y sin más, atravesó la puerta y desapareció por el pasillo oscuro, seguido muy de cerca por los guardias que habían llegado con él.
Adentro, el capitán dirigió una mirada desdeñosa al joven rebelde , que descansaba en el piso, su cabello negro manchado de sangre arremolinándose sobre la piel tostada de su rostro. No sabía qué estaba pensando su coronel, pero estaba seguro de que aquel insolente no iba a vivir para contarlo. Y con una sonrisa desganada, se dio la media vuelta y accionó nuevamente el campo de fuerza que protegía la prisión de Regulus Black.
Sabía bien que aquella noche tampoco iba a poder dormir...
notas: aaah.. empecé a escribir este fanfic hace bastante tiempo ya - y sinceramente pensé que nunca iba a terminarlo xPP claro, es un AU de ciencia ficción amo la ciencia ficción (y la fantasía épica y el género paranormal - [vampiros, hombres lobo, etc..] ) y por ese entonces estaba leyendo La Casa Corrino, de Dune XD y pues me inspiré uwu El título obviamente lo tomé prestado de la canción de Kamelot o que está toda cuera, escúchenla! However o.o es también un slash Sirius/James (aww, Prongsie me ha quedado tan cruel TwT...) sin Lilys de por medio ¬ y bueno, ya oo ahora ke estoy de vacaciones supongo que voy a tener mucho tiempo para escribir - Se aceptan reviews (pero nada de ¡¿CUÁNDO SEGUIRÁS TUS OTROS FICS, MALDITAAAA?!, por favor UUu..). Read you son!
capítulo II- La Bruja.
Bilius sonrió, retirando de sus labios el cigarrillo que había encendido hacía algunos minutos.
"Por eso lo estás haciendo, ¿No es así?" dijo, con voz somnolienta. "En realidad no te importa lo que le pase a Regulus, pero no deseas quedar como un idiota que permite que su prometida muera sin hacer nada al respecto.. ¿O me equivoco? Dejarás que tu orgullo te arrastre hacia el suicidio..."
Sirius guardó silencio; sus hombros se desplomaron suavemente, derrotados, e inclinando la cabeza, se dejó caer de rodillas sobre el suelo rocoso. "No lo entiendes.." dijo, entre sollozos. "Lillian era mi vida... ¡¡No sabes lo que ella significaba para mí!!" sus manos apretaron la tierra entre los puños y las lágrimas comenzaron a embarrar su rostro. Andrómeda se acercó hasta él y lo envolvió en un abrazo comprensivo, viendo a Bilius Weasley de mala gana. El pelirrojo simplemente frunció el seño y volvió a llevarse el cigarrillo a la boca.
