La noche es fría, oscura y húmeda… Siento como una chispeante lluvia golpea contra la ventana.
Tengo los nervios a flor de piel, no puedo dormir ni pensar… solamente restar sumida en mi subconsciente.
Cansada de observar los bigones de madera sin sacar nada de provecho, me levanto de la cómoda cama y miro hacia el exterior de la ventana.
Todo tranquilo, demasiado tranquilo, ni un animalillo correteando entre la espesa negrura de la noche.
No sé cuánto tiempo paso ensimismada frente a la ventana, pero cuando me doy cuenta, la lluvia a dejado de caer y un silencio espectral envuelve la noche, haciéndola aún, más aterradora.
Dentro de mi estómago empieza a corretear un cosquilleo fruto de los nervios y las ansias por saber la qué era o quien era el causante de aquella tranquilidad paranormal.
Fijo la mirada a la lejanía, hasta que lo veo, ahí, de pie. A pocos metros de mi hogar mirando fijamente hacia mi ventana….
La piel se me eriza al observar a aquel ser o criatura magistral de intensos ojos azules mirándome fijamente….
No sabía que era, sólo podía deducir que era una persona, o al menos eso parecía por su silueta… aunque, ¿demasiado perfecta para ser de un humano?
Decido esperar, ahí, de pié, mirando fijamente con el fin de poder ver alguna reacción por parte del extraño.
NADA, sólo observa.
Cansada, me vuelvo hacia mi cama, con la esperanza de que todo aquello fuera un sueño.
Pasan los minutos hasta que consigo dormirme, de repente, un extraño sueño invade mi mente… una figura de tez blanquecina como el mármol , ojos azules como el zafiro y de elegancia innata, me acaricia suavemente el brazo, no entiendo nada, no puedo responder, hablar, moverme… NADA, estoy presa de su presencia…. Por último veo como la extraña figura acerca sus rojos labios hacia mi débil muñeca depositando un beso… agarrador.
-Duerme pequeña…- es lo último que escucho salir de los labios de aquel ser.
