Género: Humor/Romance
Pareja: SasuHina.
Autora: DarkAmy-chan (Amy-chan, Amita-chan, DarkSakura)
Beta: _Rurouni_ (Muchisimas gracias!)
- Pensamientos
- Hablan
- "Recuerdos"
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Los Personajes de Naruto no me pertenecen, son del Maestro Kishimoto
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≈I still believe≈
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Todas las personas suelen creer en algo, porque los seres humanos necesitan tener algo a que aferrarse, apoyarse… para salir adelante. Pero eso no quiere decir que sus creencias sean erróneas, ya que quienes creen en el destino, muchas veces fueron recompensados con cumplir sus deseos.
"El destino está escrito, Hinata-sama, y sé que esa persona que será especial para usted, la está esperando con los brazos abiertos."
Esas palabras habían calado muy fuerte en una chica que se había sumido en la tristeza. Sus ojos blancos observaban con gran ahínco la más hermosa de las estrellas. La luna, tan pura como sus blancos orbes, compañera de soledad para muchos… ella no estaba sola en ningún momento, aún cuando comenzaba a amanecer o anochecer.
Tanto tas estrellas, como el mismo sol eran sus acompañantes.
Así era, porque el sol con la luna se juntaban en momentos del día, compartiendo juntos el vasto cielo. ¿Por qué ella no podría encontrar a ese sol? Después de todo, su vida no era tan vasta como ese cielo.
"Lo siento mucho, pero no puedo corresponder tus sentimientos..."
Una amarga sonrisa adorno las facciones de la mujer. A su mente, habían vuelto las palabras de esa persona que deseo desde siempre, las cuales destrozaron toda esperanza de crear su cuento de hadas.
¿De qué había servido volverse más fuerte? ¿Acaso todos sus intentos por cambiar habían sido en vano?
Negó con fuerza ante esos pensamientos tan derrotistas. Apretando sus manos a la altura de su corazón, juró creer en los vocablos de su querido primo, el que la había consolado esa tarde en que su mundo se había venido cuesta abajo.
Debo demostrar que he cambiado. ─ Murmuró con su suave tono de voz, pero llena de determinación. ─ Buscaré a esa persona, para así ser tan feliz como Naruto-kun.
...
Habían pasado tres días desde que había tomado la resolución de ir en búsqueda de su verdadero amor… Incluso se había puesto a observar a los que eran sus compañeros de curso.
Sus ojos blancos se posaron con curiosidad en el que era uno de sus mejores amigos.
Kiba-kun, uno de mis mejores amigos de toda la vida, siempre puedo contar con él. ─ La mujer de cabellos azulinos meditaba tras sacar la que era su merienda de ese día. Había hecho uno también para aquel chico de cabello castaño, para acercarse con esa excusa, y no tener que ponerse nerviosa delante suyo sin saber que decir.
Con una sonrisa en sus labios, se disponía a ir a su encuentro, a salir por la puerta, bajar las escalar e ir al patio. Después de todo, él no estaba muy lejos, por lo que había logrado apreciar desde la ventana.
Hinata estaba tan metida en sus pensares, que no vio los últimos dos escalones, provocando que su cuerpo se fuera hacía adelante sin poder evitarlo. Ella sabía que el almuerzo que había preparado, debió haberse arruinado, que estaría desparramado por todo el piso, que los esfuerzos de ese día habían sido en vano. En sus facciones se posó la resignación.
Bájate ─ Las blancas perlas que la mujer tenía por ojos, se abrieron con asombro al escuchar la voz de un chico muy cerca, demasiado. Fue en ese momento que sus expresiones mostraron estupefacción mezclada con vergüenza.
Por estar tan metida en mis pensamientos, no me di cuenta...que no había sentido golpe alguno al caer... ─ En ese instante fue que se apartó lo más rápido que pudo, pidiendo una vez tras otra las disculpas, pero siendo ignorada por el personaje que ahora se marchaba con su traje todo sucio por la comida que ella había derramado sobre él, sin intención alguna.
Los pasos del muchacho fueron apreciados por Hinata, hasta perderlo de vista entre los pasillos. Sin poder evitarlo, colocando sus manos a la altura de su corazón, sus ojos blancos reflejaron su preocupación. Ese chico en verdad había lucido molesto, su negra mirada se lo había mostrado.
¿Tal vez el destino, me está diciendo que Kiba-kun no es esa persona? ─ Meditaba la mujer de cabellos azulinos, mientras recogía sus obentos, tratando de limpiar lo que más pudiese. ─ Puede ser, además él...se parece mucho a esa persona─ Con aquella resolución instalada en su mente, un suspiro cansado escapaba de sus labios.
Mañana sería otro día, en el que quizás le traería ese ser que estaba destinado a esta a su lado.
...
Clases de natación...
La mujer de cabellos azules veía con detenimiento cómo sus compañeras lucían sus cuerpos para así atraer la atención de los chicos. Sus ojos blancos se posaron en su cuerpo, apreciando la playera color claro que portaba. Siempre le había dado vergüenza el mostrarse, a pesar de que siempre tenía que sacarse aquella prenda que cubría su traje de baño, para así entrar al agua. Apenas lograba estar fuera de la piscina, inmediatamente se volvía a cubrir.
¿Por qué tenía que ser tan desarrollada de arriba? Se consultaba siempre. ¿Es que ese era su karma, por ser tan tímida? ¿Por qué la vida se encargaba de refregarle una y otra vez su constante debilidad?
El grito del profesor de gimnasia, anunciando que fuesen a cambiarse a los vestidores le hizo salir de sus pensares. Con amargura fue caminando por la orilla de la piscina, apartada de sus compañeras, quienes sonreían ante las palabras que los chicos les decían.
Hinata se hallaba tan sumida en sus pensares, que no se percató que iba pisar en un lugar que la llevaría a un húmedo destino. Un suave grito escapó de sus labios al resbalarse, al luchar contra lo que deseaba llegar a ella. Fue en eso, que atinó a dar manotazos para agarrar el aire, o lo que fue la chaqueta que alguien estaba usando.
La sorpresa fue tanta, que tanto ella como aquella persona, terminaron en el fondo de aquella piscina. Suerte que nadie les había visto, porque lo más probable es que estaría muerto de la risa… más al ver como la mujer salía espantada hacía la superficie, seguida de aquella otra persona que terminó arrastrando.
¿Tú de nuevo? ─ Por más que la Hyuuga creyó haber votado toda el agua que se había tragado, nuevamente volvía a atragantarse al escuchar ese frío tono de hablar. ¿Es que nuevamente llevaba consigo a ese chico con su torpeza? Se sentía tan avergonzada.
...
Un suspiro escapaba de los labios color de rosa de aquella morena, quien caminaba con su rostro cabizbajo, recordando aún la vergüenza pasada hace unos minutos. Aún podía sentir la mirada de molestia de ese sujeto, quien a pesar de haberle pedido disculpas una vez más, se dirigió a los vestidores, ignorándola de nueva cuenta.
Qué tonta eres, Hinata, ya van dos veces que te llevas con tu torpeza a ese chico. ─ Sus blancas perlas se levantaron hacía la figura que iba unos pasos más adelante, con ropa deportiva. Era esa persona que había sido víctima de su ineptitud. Su pose era tan diferente a la suya… Él lucía tan seguro de sí mismo. ─ ...S-Seguro debe odiarme.
Sacudió su cabeza en un intento de apartar esas ideas de su mente. Con su determinación plasmada en sus blancos orbes, se repitió a si misma que no era tiempo para esas cosas, que debía seguir con su misión: Hallar al que era su destino.
En eso, su atención voló hacía quien iba unos pasos más delante de su peor pesadilla, ¿o seria ella de él? Nuevamente sacudió esos pensares. No podía distraerse de su meta. Ese chico era Sai, uno de los chicos más codiciados, un prodigio en el área artística. Estaba segura que debía ser alguien muy sensible, para hacer los hermosos retratos que solía presentar en las semanas artísticas.
La frágil Hyuuga iba tan metida en sus memorias, recordando todos los hermosos cuadros que había visto expuestos por esa persona, que no se percató de una de las raíces del árbol bajo el que se encontraba caminando, y solo atino a gritar levemente mientras iba cayendo, mientras sus manos se estiraron en búsqueda de qué agarrarse.
Hinata podía escuchar los gritos de algunas chicas a su alrededor, invitándola a abrir sus ojos, los cuales se habían cerrados instintivamente por la caída. Su sorpresa fue el ver unas piernas desnudas, a sus manos sosteniendo unos pantalones. Entró en pánico al notar que sin querer le había bajado los pantalones a una persona.
Asustada, se puso de pie con su rostro cabizbajo por la vergüenza y nerviosismo, pero al sentir cómo su cuerpo se estremecía, por inercia… levantó su mirada, reflejando su incertidumbre. Era ese chico, que ahora la traspasaba con sus ojos negros. Quería desaparecer, literalmente.
Y así lo hizo. Solo ofreció una rápida disculpa, antes de comenzar a correr como si su vida dependiera de ello, dejando a su víctima en ese lugar, ignorando a quienes se lo comían con la mirada.
...
Con una mano a la altura de su corazón, la morena de frágil apariencia trataba de recobrar el aliento perdido. Nunca antes había corrido tan rápido, ya que en las clases de deportes, siempre terminaba pegada en el suelo. Siempre pensó que el suelo tenía un imán que la atraía, y con lo recién ocurrido, estaba por afirmar esa teoría.
Sus mejillas se tiñeron rosa pálido de solo recordar la vergüenza que había pasado, las miradas de todos sobre ellos. Jamás se había sentido tanto el centro de atención, ya que las veces que era atacada por su torpeza, pasaba desapercibida ante las miradas de todos, pero ahora la cosa había cambiado, y todo por ese chico.
...N-No puedo culparlo. Y-Yo lo he arrastrado a mi torpeza...─ Mordió su labio inferior al no saber qué hacer. ─ C-Creo que lo mejor, e-es dar una disculpa.
Había llegado a una resolución, y aunque aún dudaba en llevarla a cabo, más al recordar todo lo ocurrido por su culpa, determinó que debía dejar ese miedo que siempre le acompañaba. Era verdad que ese chico le provocaba gran pavor, que sus ojos negros no mostraban nada más que un gran vacío… pero no podía hacer como si nada hubiese pasado.
Encontraría la manera de abordarle, de pararse en frente de él y decirle que lo lamentaba de todo corazón.
...
Durante todas las horas restantes de clases intentó coger las fuerzas necesarias para acercarse, pero cada vez que lo intentaba, o esa persona la quedaba viendo de una manera tan fija que sólo atinaba a arrancar por su vida, o era detenida por el sin fin de chicas que lo asediaban siempre, las cuales se interponían en su camino al tratar de acercarse.
¿Cómo podía ser ese chico tan popular, si a ella le causaba tal pavor?
Negó ante sus pensares mientras cerraba sus blancas perlas. Al buscar la luz del día, su mirada mostró su determinación. No podía darse por vencida tan pronto.
Lo siguió incontables veces por los pasillos, le observó de reojo en las horas de clases, le esperó a la salida del baño de hombres (aunque en este último se dio cuenta de la vergüenza que eso representaba, y salió arrancando al sentirle salir). Trató muchas veces de acercarse, incluso en la hora de almuerzo… pero fue imposible encontrar un momento en que no estuviese acompañado o seguido por su club de fans.
Un suspiro escapaba de los labios de la Hyuuga al pensar en todo el esfuerzo perdido. ¿Por qué antes se lo topaba, pero ahora que deseaba enmendar su torpeza, ni luces de poder hacerlo? ¿Acaso era el karma por haberle causado tantos problemas a ese chico?
El final de clases había llegado, así como su intento por disculparse ese día. No había conseguido ninguna de sus metas propuestas. Era imposible consultarse internamente qué tan lamentable era, ¿es que no podía hacer nada bien, como solía decirle su padre?
En ese momento fue sacada de sus pensares al visualizarlo unos metros más adelante de su persona. Él caminaba solo, completamente absorto en lo suyo, o al menos ese presentimiento tenía Hinata, quien comenzó a seguirle en silencio, tratando de encontrar no solo la determinación que nuevamente parecía escapar de sus manos, sino también las palabras exactas que deseaba decirle como disculpa.
Mordió su labio inferior con insistencia mientras apretaba sus libros contra el pecho. Estaba nerviosa, como si fuera el peor de los exámenes a aprobar.
Cerró sus blancas perlas de nueva cuenta. Debía ser fuerte, afrontar sus constantes debilidades, tal como lo había aprendido de Naruto. Pero en el instante en que de sus labios se disponía a salir los vocablos para detenerle, estas quedaban atoradas en su garganta al verle de nueva cuenta.
Ese chico había tomado entre sus manos un pequeño gatito, para luego depositarlo en el suelo con sumo cuidado. Las mejillas de la chica de cabellos azulinos tomaron un leve rosa pálido al verle, al apreciar como aquel apático morocho sacaba de su bolso lo que parecía ser una pequeña cajita de leche.
¿Por qué mi corazón late tan fuerte? ─ Se pregunto aún con sus pómulos encendidos, con una de sus manos a la altura de su corazón.
"El destino está escrito Hinata-sama, y sé que esa persona que será especial para usted, la está esperando con los brazos abiertos."
A su mente llegaron como flashes las palabras de su primo, mezcladas con todos los encuentros que había tenido con esa persona que ahora se marchaba sin percatarse de su presencia.
...
Al llegar a su hogar, la chica no lograba borrar de sus expresiones aquella sonrisa que se había dibujado al verle con ese indefenso animalito. ¿Cómo podía una persona mostrarse de una forma, y actuar tan opuestamente cuando nadie lo veía? Había sido muy dulce.
¿Le sucede algo, Hinata-sama? ─ El tono neutro de su primo la sacó de la ensoñación de sus recuerdos, sumiéndose en la vergüenza al ser pillada tan distraída, y todo por estar pensando en un chico. ─ No me diga que volvió a ir tras Naruto.
El rojizo de sus pómulos se vio incrementado al escuchar eso. Su timidez fue tanta, que solo atinó a negar mientras bajaba la mirada.
Ya veo. Por un momento pensé que no lo había superado, ya que tenía la misma expresión que cuando lo observaba a escondidas. ─ Sorpresa era lo que reflejaba su rostro ante lo escuchado. No podía ser, ¿o tal vez sí?
Tras llegar a su habitación, los vocablos de su pariente la asaltaron. Todos los encuentros que había tenido con ese azabache le invadieron en un segundo, haciéndole meditar sobre su meta inicial. ¿Acaso sería posible que él fuese su destino, y que por eso se cruzaba en su camino inconscientemente?
En sus pensamientos se dibujó su último encuentro… El buen corazón que se escondía en ese chico. Su palpitar tomó intensidad, fuerza… indicándole así lo ocurrido, su nueva determinación.
...
Mordiendo su labio inferior, le observó desde atrás de un árbol. Él lucía tan frío e inalcanzable como siempre, ignorando en todo momento cuando alguna chica trataba de llamar su atención. Ante aquello, sus facciones reflejaron su preocupación. Ella no sería la excepción ante eso, lo sabía. Más se prometió no fallar, ser tan determinada como su antiguo amor.
No se daría por vencida tan fácilmente, no sin antes dar pelea.
La p-primera hora es de educación física. ─ Cerró las blancas perlas que tenía por ojos, tratando de coger el coraje para cumplir su cometido. Sus puños se apretaron con fuerza, mostrando su empuje. T-Tal vez ahí pueda...
La hora tan esperaba había llegado, más aún no lograba acercarse, o mejor dicho, no sabía cómo hacerlo. ¿Es que debía ser directa? ¿O quizás debía contarle lo que creía? ¿Y si pensaba que estaba loca o algo? ¿Y si la rechazaba delante de todos? Sacudió su cabeza rápidamente, en un intento de sacarse ese pesimismo que siempre la ha acompañado.
Debo ser fuerte ─ Se repitió a si misma mientras lo veía a unos cuantos metros, sentado en una de las bancas que rodeaban a aquella piscina. Pero cuando se disponía a dar un paso hacía su meta, tres chicas se situaron frente a su persona. Sus miradas de odio realmente lograban intimidarle, provocando que sus hombros se cerraran levemente hacia adelante.
Entre los vocablos hirientes de tres fans de quien creía que era su destino, sus ojos blancos captaron la figura del chico. Este se ponía de pie, alejándose de ese sitio. Había perdido su oportunidad, teniendo incluso ahora que soportar lo que fuesen a hacerle esas mujeres.
Desesperada, trató de impedir que la encerraran en ese lugar, pero tal parecía que a ellas no les importaban sus suplicas… O que estuviese toda mojada porque la habían lanzado a la piscina primero, sino que ahora incluso le dejaban en ese sitio para que se congelase, y todo por un chico que, aunque le llamase la atención, no había sido hasta el día de ayer que eso había ocurrido.
Al notar que sus palabras suplicantes no eran escuchadas, sus desconsuelo provocó que lentamente cayera al suelo, sentada, sin poder contener el dolor que profesaba.
¿Es que no se puede tener un segundo de tranquilidad? ─ Con sus ojos reflejando su sufrimiento, dirigió su atención hacía una voz que se hallaba relativamente cerca, encontrándose así con la somnolienta mirada del que creía era su destino. Instintivamente, bajó su rostro intentando ocultar sus sentimientos, pensando que nuevamente lo había arrastrado a su mala suerte. ─ Era de suponer que eras tú. Estamos encerrados, ¿no es así?
L-Lo siento...─ Un suspiro cansado llegaba a los oídos de la mujer, quien aún permanecía con su vista puesta en su regazo, deseando con todas sus fuerzas que la tierra se la tragase.
El silencio los rodeó por unos momentos, instantes en que ambos permanecían tal cual, hasta que este posó sus ojos negros en la chica, apreciando así su deplorable estado. Estaba toda mojada. Por los gritos, más las suplicas a otras, obtuvo su conclusión.
Las blancas perlas de la Hyuuga mostraron de pronto asombro al percibir sobre su cabeza una prenda. Al quitársela de encima, y comprobar que era la playera de gimnasia del chico, sus mejillas se tornaron rosa pálido. Sin contar la incomprensión dibujada en sus facciones, tanto que ni el habla lograba sacar.
Si te quedas con eso puesto, te resfriaras ─ El recuerdo de este dándole de comer a ese pequeño gatito asaltó los pensamientos de la de los cabellos azulinos. No se había equivocado, él tenía un buen corazón.
...G-Gracias ─ Logró pronunciar la chica, a lo que este le dio la espalda, indicándole así que podía cambiarse sin problemas. Al sacarse la parte de arriba de sus ropas, y colocarse las que el morocho le había entregado, cerró sus ojos. Podía percibir su olor, era tan tranquilizante de cierta manera, a pesar de la frialdad que este siempre portaba. ─...S-Siento ser...una molestia nuevamente.
Da igual ─ Respondió mientras movía sus hombros, restándole importancia. ─ Ya estabas tardando este día.
Los pómulos de Hinata se encendieron con más violencia ante lo escuchado. Sabía a qué se refería, ya que estaba siendo un incordio para él todos los días, arrastrándolo con su torpeza.
El tiempo siguió transcurriendo después de las palabras del azabache. Ambos sentados en los mismos lugares en los que se vieron al llegar ahí, metidos en sus propios pensamientos, en su propio mundo, esperando a que alguien los viniese a sacar de ese lugar.
A los pensamientos de la chica vinieron sus propios vocablos, su meta para cuando lograse dar con quien estaba en frente suyo. Inconscientemente sus manos se apretaron sobre su regazo. Era el momento para tomar control de su destino. No deseaba dejar más pasar sus oportunidades por su continuo temor, por sus debilidades. Lo enfrentaría de una vez por todas, fuese cual fuese el resultado. Daria lo mejor de sí hasta el final.
E-Esto...─ La oscura mirada del chico se centró en quien trataba de sacar el habla. Ella en verdad lucía inquieta. ─ ¿C-Cree en el destino?
¿Destino? ─ Repitió él sin mucho interés, recibiendo un asentimiento por parte de la mujer de ojos blancos como la nieve. ─ Sólo creo en mi mismo, en lo que puedo lograr.
Ahora sí que era difícil para la que había comenzado esa conversación, o al menos… eso pensaba ella. De manera inconsciente mordió su labio inferior. Tendría que tomar otro camino, eso… si deseaba seguir con su determinación.
Y-Yo...la verdad...si creo. ─ En completo mutismo el Uchiha la observaba, logrando que los nervios de ella aumentaran al tener toda su atención. ─...y...pienso que...usted es esa persona... ─ En un intento de coger las fuerzas faltantes, la Hyuuga volvía a apretar sus puños sobre su regazo. El aire comenzaba a faltarle, pero sabía que debía seguir adelante. ─...que he estado...buscando.
Al no obtener palabra alguna como respuesta, esta se animó a levantar la mirada, a enfrentar esa tan diferente a la suya.
M-Me gustas... ─ Su timidez se esparció por todo su rostro, al notar cómo el morocho sonreía de medio lado. Más su palpitar seguía tan intensamente al sentirle estudiarle, incluso cuando su rostro volvía a tomar esa neutralidad de siempre.
¿Por qué? ¿Qué es lo que gustas de mí? ─ Ahí estaba nuevamente su vergüenza, tomando cada uno de sus movimientos. ¿Cómo decirle que había caído al ver su buen corazón, ese que trataba de ocultar de todos? ─ No me conoces, esta es la primera vez que hablamos.
E-Eres una persona muy solitaria, aún cuando nunca estas solo. ─ La morena bajó la mirada, recordando todas las veces que lo había visto, cuando lo había estado siguiendo para poder confesársele, incluso las veces en que su presencia no era de importancia para ella. Después de todo, él era el mejor amigo de esa persona que había sido tan importante en su vida. ─ Ocultas tú verdadero ser tras una máscara de frialdad, pero en verdad...─ con sus mejillas adornadas con un rosa pálido, la de los cabellos azulinos se atrevió a verle a esos ojos negros, que la veían expectantes. ─...eres alguien muy sensible.
Tras sus vocablos la puerta de acceso al lugar comenzaba a mostrar señas de estar siendo abierta, atrayendo la atención de ambos chicos, encontrándose así con la mirada llena de incomprensión del conserje, que no lograba entender qué estaban haciendo dos alumnos encerrados en el almacén de gimnasia.
Cuando estaban a punto de cruzar el umbral de la entrada, el tono neutro del Uchiha se hizo escuchar, provocando que los pasos de su compañera se viesen detenidos.
Yo no te conozco. Ni siquiera sé cómo te llamas ─ Ante lo oído, la Hyuuga bajo su mirada. Era evidente lo que venía, y no lo culpaba… Porque tenía razón. ─ Pero...supongo que puedo sacar un seguro de vida.
La de los cabellos azulinos no atinó a reaccionar por lo escuchado, hasta cuando este ya había pasado por su lado, adelantándola. Al levantar su rostro, él le llevaba una leve ventaja. ¿Podía ser que le estuviese dando una oportunidad? El corazón volvía a latir intensamente dentro de su pecho. Sin que se diera cuenta, una suave sonrisa había adornado sus labios, y con dicha alegría, se animó a decirle en un suave grito su nombre.
Una suave carcajada brotó desde lo profundo de su corazón, al acordarse de lo último que este le dijo. En ese momento recordó lo que andaba trayendo puesto. Se volverían a ver, de eso estaba segura, y cuando lo hicieran… daría lo mejor de ella. Esta vez no dejaría escapar al amor, menos cuando este era su destino, ese que tanto había buscado con tanto ahínco.
Lucharía por su felicidad, de la misma manera que Naruto había luchado por la chica que amaba.
Esa era su determinación, su camino a seguir.
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Fin:-
Notas Dark: Hola a todos. Espero que les haya gustado el one-shot, que fue a petición de una amiga de DA. Ando tan seca de ideas e inspiración, que me tarde como 2 meses en hacerlo jejeje.
Deseaba decirles a quienes me preguntaban por mis fics, si ocurria eso de que borrasen las historias M de aqui en fanfiction, que las podran encontrar en DA. Las estoy subiendo allá, por lo que no se preocupen. El link sera puesto en mi perfil si llegase a ocurrir tan desagradable suceso.
Besos
DarkAmy-chan
