Grado 3
Sabía que todo esto no era nada más que autoconvencimiento, creer que ya nada importaba y todo daba exactamente lo mismo.
Pero había un tema que no podía controlar, ese tema, ese sentimiento, esa estúpida y arrogante persona que no lo dejaba en
paz en pensamiento. Creyó que se había vuelto loco al pasar por esto, es decir, no podía dejar de pensar en él, se sentía
perseguido y altamente atraído de él. Pero ya nada podía sucerder entre los dos, nada de lo que ya sucedió. Le había dado
la oportunidad de estar juntos, pero no supo aprobecharla, no importataba, no realmente...Él era el idiota que se la perdía.
Entonces...¿por qué a pesar de esto, a pesar de tener claro que ya nada podría sucerder y que la culpa no fue suya le dolía?
Simple, se había dado cuenta que estaba complemtamente enamorado del chino. Aunque para éste solo fuese una relación
efímera y sin sentimientos por su parte, él si sintió.
Un corazón como el tuyo
se merece mucho menos que un perro
se merece patearlo en el suelo, así es.
Que le suceda lo que tenga que sucederle. Ya estaba harto, Ren Tao no iba a humillarlo nuevamente, no iba a permitirselo...Lo
odiaba y eso ya era suficiente sufrimiento por el momento. Mas su precencia en la pensión no ayudaba demasiado, a menudo se
topaba con él en la cocina, habitación (aún tenía que compartirla con él), en los entrenamientos, en el almuerzo, desayuno, cena
y cuando les tocaba limpiar o ir a comprar algo, extrañamente Yoh o Anna siempre lo enviaban en compañia del chino.
Un corazón como el tuyo
me dejó así como me ves
con el alma partida en tres
me mató.
Horo-Horo estaba en la cocina, mandado por Anna lavando lo que se había ensuciado en la cena. No entendía por qué diablos
labava y limpiaba la casa si estaba de invitado (aunque cuando lo invitaron suponía que la gruñoña de Anna haría este tipo
de cosas con él y los demás porque era una aprobechadora...bruja...y tacaña). En fin, ¿para que darle, y darle vueltas al
asunto? Si realmente cooperar era lo que estaba destinado a hacer cuando Yoh lo invitaba a la pensión.
De repente escuchó los pasos de alguien entrando a la cocina, y rezó para que no fuese la jodida de Anna y fuese Tamao para
que lo ayudase a labar. Pero no...
- ¿Tamao...me ayudar..ías? - Dijo al instante en que observaba de reojo la puerta de la cocina, pero no era Tamamura.
Un corazón como el tuyo
no merece volver a querer
ojalá que alguien te haga lo mismo
que tu me hiciste a mi.
- Lamento no ser Tamamura.- Dijo Ren, pasando la raya que lo separaba del corredor y la cocina. Había pronunciado sus palabras
con burla (como casualmente decía todo) y con recelo.
Horo-Horo volvió a su labor, ignorandolo. Tuvo que contenerse para no insultarlo o decir algún comentario poco amigable, con el que últimamente estaban acostumbrados a tratarse. Pero a él se le hacía obvio, casi nunca los ex se llevaban tan bien como cuando fueron pareja.
El ainú escuchó los pasos suaves del chino, se dirigía al refrigerador para seguramente sacar una botella de leche, como siempre. Pero extrañamente Horo-Horo no volvió a escuchar el sonido del refrigerador al cerrarse, ni mucho menos los pasos del Tao para abandonar la cocina. El condenado seguía ahí observando el interior del refrigerador...como buscando algo.
Un corazón como el tuyo
fue del mismo que me enamoré
maldita mi suerte contigo
maldito corazón.
- No hay leche.- Mumuró Ren, el ainú inmediatamente volteó a verlo. - ¿Por qué diablos no fuiste a comprar? -
- Que diablos...¿Me crees tu sirviente? No es mi problema si no hay leche.- Le repondió Horo-Horo volteandose completamente para enfrentar al oji-dorado.
- Se supone que Don puercoespín va a comprar la leche en la mañana. - Respondió Ren aún con su molesto tono altanero y burlón.
- No fui porque cierto cabeza de aguja no se derpertó a la hora indicada.-
- Eso fue porque cierto estúpido no tiene el hábito de dormir doce horas diarias y llega en la madrugada de las fiestas.- Le espetó Ren.
- Eso no tiene nada que ver, y no tiene por qué importarte...hago lo que quiero.- Murmuró de último, dandose media vuelta para seguir con sus labores domesticas.
Si no fuera por que aún te quiero
si no fuera porque ayer
todavía yo dormía entre tus pies
si no fuera por todo eso.
- Sigues siendo el mismo tonto.- Comentó Ren, cerró la puerta del refrigerador y se sentó en una banca que había en un rincón de la amplia cocina.
- Y tú continúas igual de necio.- Fregó con más fuerza a los pobres platos, no quería discutir, ya estaba harto de esas situaciones...Él quería que...volvieran a llevarse TAN bien como cuando eran pareja o incluso amigos.
Ren quedó sentado de tal manera que Horo-Horo le daba la espalda, y agradecía esto porque él tampoco quería verlo a los ojos. No, era una sensación que aún le incomodaba, que aún continuaba rondando en su pecho y no quería salir. Por más que lo intentará...Yoh le había dicho varias veces que eran añoranzas o esperanzas. Que aún quería a Horo-Horo y que provablemente jamás lo olvidaría...'Patrañas' Pensaba él. Ya había tomado una decisión y esa era no estar con nadie, no permitir el paso a la debilidad.
Escuchame bien
es mi corazón
el que está roto por tu traición
mentira tu vida
es una mentira
mentira tus besos
mentira tu amor.
Si lo pensaba bien, '...y llega en la madrugada de las fiestas' cuando dijo esto, se delató así mismo, porque realmente había llegado a vigilar a Horo-Horo, todo lo que hacia. Cuando salía o no, con quién o qué salía, si había conseguido a otra pareja...Le importaba, y si lo negaba ante los demás era una vil mentira para que no se dieran cuenta de sus sentimientos. ¿Qué hacer? No quería volver a salir con el ainú por miedo. No quería preocuparse por él, no quería tener nada con él y a pesar de eso lo amaba. Y no soportaba la idea de verle con alguien más...
- ¿Has salido con alguien? - Preguntó Ren, con el tono más neutro e indiferente de voz para que no notara la importancia de la respuesta que esperaba, quería que sonara como perfecta curiocidad.
- ¿Te importa? - Preguntó bruscamente el ainú, quien seguía fregando los platos con bastante brusquedad.
'No' Pensó Ren. Esperaba una negativa de parte del peliazul, y la obtuvo. Horo-Horo siempre se delataba.
El Tao se levantó del asiento y se diridió a Horo-Horo (no pueden ni imaginarse la cara de éste cuando lo sintió tan cerca, estaba de todos los colores posibles.)
- Voltea.- Ordenó Ren.
Horo-Horo dudó unos momentos, no sabía que demonios tenía planeado el chino, pero...¿Qúe sacaba con pensarlo tanto? Mejor era probar haciendole caso.
Volteó lentamente, para cuando quedó frente al chino, éste ya había hecho de las suyas y había pasado ambos brazos por el cuello del ainú y se había apoderado de sus labios.
Mentira tu vida
es una mentira
una cosa es traicionar
y otra cosa muy distinta
es grado tres
si no fuera por todo esto...
Se separarón después de varios minutos en los que no pasó nada más que un movimientos de labios por parte de Horo-Horo. Ren se quedó abrazado al cuello del ainú y escondió su cabeza en el hombro del éste.
- La verdad no olvidé la leche...solamente la escondí.- Susurró Horo-Horo al oído del Tao, con una sonrisa breve.
- Estúpido.-
Si no fuera por que aún te quiero
si no fuera porque ayer
todavía yo dormía entre tus pies
si no fuera por todo eso...
Owari
OK? Me matan? 3
Es el primer Fanfic/Song-Fic que subo...la verdad he escrito muchos y por fin me atrevo a subir uno
Espero sea de su agrado...;)
Disculpen la falta de ortografía pero no tenía el Word para corregirla y no soy mucho de diccionario XD como quedó, quedó.
Me contento con pocos reviews ToT no sean malos y me dejan uno si?
Y prometo sorprenderlos con otra historia ya que esta es un asco (claro...escrita en una hora XD ahaha)
Por cierto, la canción utilizada es de Glup! se iama "Grado Tres" D
s a l u d o s
Att. Reverie 3
