Miradas se encuentran.
Era un perfecto día en pueblo boceto, los fletchling se encontraban canturreando desde tempranas horas de la mañana, aun siendo las seis de la mañana, cierto joven ya se encontraba muy activo. Su nombre era Kalm y en estos momentos se encontraba en una disputa con el fletchling de su madre.
-Dios ¿cuantas veces te debo de repetir que no me despiertes con tu pico?-pregunto el chico persiguiendo al pokémon ave de fuego por toda su habitación.
La pequeña ave volaba lo más alto en la habitación esquivando las manos del entrenador. Al fletchling ya le era un hábito el ir con el crio de su ama y despertarlo a picotazos. Aunque a veces el pequeño entrenador se preguntaba si le complacía eso al pokémon.
-¡Mamá, fletchling me volvió a molestar dormido!-grito el entrenador intentando alcanzar al pokémon que se había subido en la sima de un estante de libros del chico.
-Kalm déjalo ya, el solo te estaba despertando a su "manera"-dijo la mujer entrando a la habitación de su hijo, mientras reía al ver lo que hacía.
El chico miro al pokémon que lo miraba con suplica.
-Esta vez te salvaste, pero la próxima me las pagas-el sonrío con malicia, lo cual asusto un poco al pokémon.
-Oh tranquilo fletchling, él no lo dice en serio-hablo la mujer sonriendo-verdad que no Kalm-
-Aja si, como digas…mamá ¿dónde está ralts?-el chico paseo sus grises ojos por toda su habitación y no encontró a su pokémon.
-Se encuentra abajo-respondió su progenitora–estaba ayudándome a preparar el desayuno-
-Oh ya entiendo porque no ésta aquí-el chico miro a su madre-bueno si me disculpas, debo prepararme para empezar el día-dijo estirando su pijama en señal de que se vestiría.
-Claro, claro, entonces me voy-la mujer tomo al pokémon ave.
Antes de que la mujer saliera por la puerta giro de nuevo. Como pudo haber sido tan distraída, tenía que decirle a su hijo sobre los chicos que vinieron en la mañana.
-Kalm, más temprano te vinieron a buscar, me dijeron que a las seis y media vendría a buscarte de nuevo-
-¿Quiénes mamá?-pregunto el chico, se habían acabado de mudar, así que no tenía muchos amigos que digamos.
-Eran las vecinas-dijo la mujer sonriendo pícaramente a su hijo, el chico oculto un sonrojo mirando hacia otro lado-me parece que se llamaban; Xana y Serena… ¿las conoces?-pregunto riendo por el cara de su hijo.
-No, no creo...-el chico miro el reloj de su habitación, seis veinte… ¡SEIS VEINTE!, tenía solo diez minutos para arreglarse.
Sin esperar a que su mamá le dijera otra la ayudo por no decir la empujo, a que saliera de su cuarto. No sin antes gritar un "Con permiso" y cerrando la puerta después de que su mamá estuviera a fuera.
La mujer bajo las escaleras hacia la planta baja y se fue directo a la cocina a terminar el desayuno de ella y su hijo y claro la comida para los pokémon. Cuando llego a la cocina encontró a su pequeña ayudante, el ralts de su hijo.
-Hola pequeña Kalm bajara dentro de poco, hay que preparar un buen desayuno creo que hoy será un día agitado para ambos-sonrío la mujer al ralts variocolor que se encontraba sobre la barra poniendo unos platos.
El pokémon era distinto en los colores de su cuerpo, el pequeño bulto que simulaba su cabello era de color azul a diferencia de lo normal que debería ser verde acuoso y los pequeños detalles que parecían cuernos eran de color anaranjado intenso.
El pokémon sonrío de felicidad, hoy saldría de aventura con su compañero.
-Mamá ya estoy listo-Kalm bajo con su gorra roja opaca, unas gafas de aviador de color negro con el signo de una "X" azul en el cristal de ambas, una camisa negra por debajo de una campera sin gorra azul con bordados blancos y cuello alto, unos pantalones azules y sus botas negras.
-Te ves muy bien Kalm, acaso ¿quieres apantallar a alguien?-el chico repitió el acto en su habitación y giro su rostro para evitar que su madre viera su ara roja.
-Cla-claro que no, solo que esta ropa es cómoda-se defendió.
La madre iba a decir algo, pero el sonido del timbre la hizo callar. Tanto madre como hijo se miraron por unos momentos.
-¿Qué esperas? De seguro es para ti-hablo su madre sonriendo.
-Si-el chico camino hacia la puerta-ralts vámonos-
El pokémon se teletransporto sobre la cabeza de su entrenador. El chico se despidió de su madre agitando su mano y abrió la puerta.
Al salir el chico sintió el viento en el rostro y los cálidos rayos del sol, hoy sí que pintaba para ser un día formidable, quizás se pasearía por ahí con ralts y recorrería a fondo el pueblo. Ahora que recordaba, también tenía que ir a pueblo acuarela por algunas cosas que le hacían falta, tenía planeado iniciar su viaje en algunos días.
El chico estaba tan sumergido en sus pensamientos que no se dio cuenta de cierta presencia de las personas que se encontraban cerca de él.
-Disculpa, eres ¿Kalm?-el chico bajo su mirada.
Se sorprendió un poco al encontrarse con una chica más baja que él, sus ojos eran verdes un tanto oscuros, su cabello era de un tono café chocolate.
-Si ¿Quién eres tú?-pregunto el chico con curiosidad.
-Oh di-disculpa, m-mi nombre es Xa-xana…-respondió tímidamente la chica.
A Kalm le pareció gracioso el comportamiento de la chica, la pobre estaba temblando de la vergüenza y no dejaba de jugar con sus dedos de las manos, era completamente tierna.
-Entonces eras tú quien me había venido a buscar hace rato-dijo el chico hablando sereno para que la chica se sintiera en confianza-pero… ¿no venias con alguien?-
-¡Xana!-
Ambos chicos miraron en la dirección de dónde provenía aquella voz. Hacia ellos se dirigía una chica de cabello castaño casi rubio, con ojos azul cielo y una piel que parecía perfecta.
Kalm miro a la recién llegada, esta apenas llego donde se encontraban Xana y él y apretó a Xana en un abrazo.
-Xana, no sabes cuánto tiempo te é estado buscando-hablo la chica soltando a su amiga-me preocupaste-
-Serena tranquila, no es como si me fuera a esfumar de la nada-rio la chica un tanto sofocada por el abrazo-por cierto, mira quien nos acompaña-
La recién llegada apenas y se dio cuenta en el chico que las miraba con curiosidad.
-Oh lo siento, me nombre es Serena y soy tu vecina-hizo una reverencia y miro a Kalm con detenimiento-¿Eres entrenador?-
-¿Qué te hace creer eso?-pregunto él.
-El ralts-dijo ella.
-No necesariamente por eso lo voy a hacer-contesto él.
Serena hizo una mueca de enojo, ese chico se estaba pasando de listo. Claro que por tener un pokémon no lo hacía un entrenador, pero tampoco era para que se tomara de sabiondo y le contestara a sí.
-¿Entonces lo eres o qué?-Xana río nerviosa por el tono de voz de su amiga, la verdad es que será no era muy paciente que digamos.
-Si lo soy y pronto también seré el capeón de Kalos-contesto Kalm con seguridad.
Kalm no entendió muy bien lo que hacía Xana, estaba saltando y haciendo muecas y negando con la cabeza quien sabe qué cosa…acaso, intentaba decirle algo?
-Con que campeón ¿eh?-Kalm miro de nuevo a Serena pero esta vez Kalm se sintió nervioso, a la chica le rodeaba un aura roja intensa-sobre mi cadáver-dijo ella.
-¿Perdón?-atino a decir el chico-¿Qué intentas decir con eso?-
-Que yo seré la campeona de la región Kalos-contesto rentando a Kalm con sus palabras.
-No lo creo-
-Créelo, alguien con tan poca experiencia como tú no pasaría de la primera medalla, incluso del primera ruta-
En esos momentos Xana se había vuelto invisible para Serena y Kalm. Eso y que ella no sabía dónde esconderse de la intimidadora mirada de Serena y la fría de Kalm.
Kalm miro inexpresivo a esa chica, no le daría el gusto de verlo mostrar alguna expresión, lo que le había dicho había dolido, nunca había tenido un entrenamiento arduo como se decía de los buenos entrenadores, de hecho casi ni entrenaba.
-Lo dice la chica que no tiene ni un solo pokémon-contrarresto él y al parecer atino en el blanco. Serena había comenzado a dudar con la mirada.
-N-no porque no lo veas, quiere decir que no tengo uno-dijo ella bajando la mirada.
-Entonces, que te parece si nos retamos en combate-sabía que la tenía donde la quería, si algo sabía bien de el mismo, es que perder no era opción…en nada.
La chica se quedó parada sin emitir ningún tipo de sonido, a veces abría la boca para decir algo, pero la volvía a cerrar.
-Juro que cuando tenga un pokémon are que te retractes de tus palabras-dijo ella mirándolo con ese tormentoso azul de sus ojos.
Kalm sonrío divertido, esa chica era por demás interesante.
-Entonces, esperare ese día-
-Ese día es hoy…-ambos chicos miraron a Xana que se encontraba jugando con sus dedos. Aquellas palabras sonaron en murmullos para ambos-Pero eso si nos apuramos-
-¡Es cierto!-Serena grito emocionada-Prepárate Kalm, justo hoy será el día que are que retractes de tus palabras-
-Eso quiero verlo-
-Ya verás niño, no podrás soportar estar bajo mi sombra-
-Je entonces hagamos una apuesta-sonrío, él siempre se había enorgullecido de tomar ventaja de la situación.
-Claro ¿Por qué no?-Xana se lamentó en que su amiga no midiera sus palabras a causa de su furia.
-La apuesta trata sobre quien llegue a ser el campeón de la región-comenzó a explicar-quien logre serlo antes que el otro, tendrá que escuchar de la boca del otro que se equivocó y otras cosas, además de un bono extra-termino él.
-¿Bono extra?-Serena no era tonta, tenía que saber detalles de lo que apostaría.
-Tranquila, nada malo. Ya sabes, algo como que sea tu subordinado o que yo te pida vestirte de sylveon-Serena enrojeció, eso sería demasiado embarazoso-digamos, una demanda que se deba de cumplir sí o sí-
-Me parece perfecto-Serena se acomodó el sombrero que llevaba-es pero que te vayas acostumbrando a ser mi subordinado Kalm y verme desde abajo-
-Yo espero con ansias verte de sylveon-
Los ojos azules de Serena y los grises de Kalm comenzaron a retarse entre sí.
-Y se puede cambiar en cualquier momento la demanda sorpresivamente?-quiso saber Serena
-Claro, porque no?-respondió Kalm-entonces, es un trato?-Kalm estiro su mano abierta.
-Es un trato-aseguro ella tomando su mano y mirándolo con detenimiento, este chico no sabía dónde se había metido.
