La Extranjera
Ahí estaba yo, con mis piernas estiradas y entrecruzadas, encima de la sobremesa del escritorio, en la misma posición, entrecruzados, tenía mis brazos detrás de mi cabeza, — estaba viendo las regordetas nubes formadas en el cielo veraniego de Konoha a través del gigantesco ventanal que mandé a colocar en mi oficina mientras intentaba no pensar en nada y permitirme soñar despierto, pero el imparable picoreteo de mi mejor amigo, quién estaba sentado el en sillón, me devolvía a la actualidad.
—Así que tuviste una cita anoche, le endulzaste el oído a la mujer, te acostaste con la chica y si te vi… ¡no lo recuerdo!, ¿cierto?
—¡Nah!, Todo lo contrario, fui un completo caballero, ella estaba más puesta que un calcetín, y le di de baja antes de que se las diera de la futura Señora, Nara.
—¿Entonces no te la encamaste?
—¡Acabo de decirte que no!
—En ningún momento diste un, ¡No!, por respuesta.
—Chōji, llevas toda una vida siendo mi amigo, y, aun así, ¿sigues sin leerme entre líneas?
—Te has vuelto tan mañoso que ni yo puedo entenderte.
—De verdad, ¿no sé qué les pasa a las mujeres? —. Si las tratas con educación, fijo eres gay, si les propones un revolcón de buenas a primeras, eres un completo imbécil sin sentimientos. — Mira lo que pasó con… con… ¿Cómo era que se llamaba?
—¡Kyra!
—¡Kyra! —Salí con ella, la llevé al Restaurante del Hotel Sharingan, le metí plática…
—¡¿Queriendo meterle otra cosa?
—¿Me vas a dejar terminar de contarte?
—¡Adelante!
—¡Gracias! —, le cuestión es que tuve que aguantarme su absurda charla sobre nada, porque con costos y respondía mis preguntas y a todo decía que sí.
—¿Y eso te parece absurdo?
—Para ser una primera cita, lo es. —¿Cómo pretendes ligarte a un chico, sí lo único que haces es alabarlo como un dios? — Cuando íbamos al coche le pregunté si prefería algún sitio en especial, me dijo que, a cualquiera, mientras hablábamos con el Maître, le consulté si deseaba sentarse en un lugar específico, me respondió que el que yo eligiera estaba bien para ella, a la hora de pedir la cena… ¿Adivina que contestó?
—¿Que comería lo mismo que tú?
—¡Casi, pero no!, me pidió que por favor eligiera por ella, como si yo con un maldito demonio tuviera un puto conocimiento sobre lo que come.
—No la juzgues tan mal, Shikamaru. Ella sólo quería agradarte o quizás estaba nerviosa por salir contigo.
—Y no has oído lo peor, prepárate amigo mío, porque la tal Kyra de tímida no tenía ni un pelo, ya que, una vez pasado el martirio de la cena, fui a cancelar la cuenta, porque la dama parecía que llevaba tarántulas en su cartera, no hizo amago de ofrecerse a darle propina ni a la pobre cuida carros del parqueo cuando este estiró su mano para que ella le diera unas cuantas monedas—. Saqué de billetera un billete para el pobre hombre, la ayudé a sentarse dentro del coche, y cuando íbamos de camino, la muy calenturienta se me abalanzó y por un momento perdí el control del auto.
—¿Quién lo diría?, esas chicas son de las que primero falta el sacerdote a dar la misa que ella.
—Por eso mi madre siempre dice—: "Señor líbrame de las aguas mansas, que de las bravas me libro yo."
— Pero lo que aun no comprendo es el, ¿por qué no te acostaste con ella?
—A ese punto quiero llegar—. A como pude maniobre hasta topar con un sector bien oscuro de la carretera, la acerqué más a mí para corresponder sus besos como se debe, le toque las tetas por encima de su vestido, le bajé los tirantes y se las chupé, hasta ahí todo iba bien, pues me doy a la tarea de acariciarla allá abajo, le subo el vestido, le corro la tanga, acaricio su clítoris, le meto un dedo para palpar la situación, la estimulo bien y…
—¿Y?
—Y que le da por gritar como desaforada.
El robusto chico sentado en el cómodo sillón, estalló en carcajadas.
—¡No te rías hombre!
—«risas» ¿Sólo por eso no se lo hiciste?
—¡Parecía una hiena enjaulada!, eso en vez de encenderme el lívido más bien me lo bajo de una. —Si gritaba como mono baleado con sólo una metida de dedo, ¿Cómo sería con lo otro?
—¡Oye, Shikamaru! —Tengo perfectamente claro que estás bien dotado, te la he visto incluso más que la mía desde secundaria, pero tampoco es para que te creas actor porno.
—¿Podemos dejar mis proporciones masculinas a un lado y enfocarnos en el tema? —replicó el Nara sonrojado.
—Bueno, bueno, hombre…. ¡No te interrumpo más!
El de cabellera negra inhaló y exhaló profundamente.
—Para no cansarte con el cuento, la masturbé bien rápido, para que se corriera pronto, cuando llegó al clímax, se retorció toda en el asiento, dejándolo empapado, y a mí traumado y medio sordo.
El abdomen de Chōji no paraba de moverse debido a las contracciones producidas por las carcajadas.
—Así que la chica del coro de la iglesia, tiene una faceta pecaminosa.
—Cuando se recuperó del orgasmo, comenzó a rozar su mano en mi entrepierna, pero el comandante, se rehusó a firmar la paz.
—Dale otra oportunidad, pueda que, en una segunda salida, esté menos cohibida, ya sabes, hablé más y grite menos— «volvió a carcajearse»
—¡Mendōkusai! —Te cuento esto en confianza, no para que te burles de mí, sólo a mi queridísima y problemática madre se pudo ocurrir pactarme una cita a ciegas con tremenda loca.
—No culpes a Yoshino sama, que podría saber tu madre que detrás de la chica de enaguas hasta los tobillos se esconde una loba.
—Y después mi santa madre se pregunta porque rehúyo de los compromisos.
—¡Viejo!, ya no somos los guapos del barrio, ya hasta las canas amenazan con brotar de nuestras cabelleras o es que, ¿acaso no piensas centrar cabeza?
—¡No exageres!
—¡Cumplirás 30 en Septiembre!
—¡Sí!, y ya me estás enviando hacerme baños de formol. —Chōji, sabes perfectamente que el todo esto del noviazgo no es lo mío, ¿Y del matrimonio? ... ¡Ni hablar! —de sólo mencionar esa palabra me da urticaria.
Los dos hombres cesaron su entretenida charla al escuchar el tronar de unos nudillos sobre la madera de la puerta de la oficina. Tras ella se asomó Naruto—uno de los gerentes de la empresa y gran amigo de Shikamaru.
—¿Qué hubo Nara?, ¿Todo bien? —intervino el recién llegado.
— ¿Por qué lo preguntas? Y también de cuando acá tocas a mi puerta, siempre entras como Pedro por su casa.
—Es que no sé si ahora debo llamarte por tu nombre, con un toque de puerta o con un aullido.
El rubio de ojos como el añil y el simpático cachetón sobre el sillón comenzaron a reírse.
—¡Mendōkusai!, suficiente por hoy con tomarme por su bufón—. Alegó el furioso futuro dueño de la compañía.
—Oye, Shikamaru, se supone que soy tu mejor amigo y ¿le contaste al Uzumaki tu… contratiempo antes que a mí?
—Necesitaba desahogar mi pena, pero veo que cometí un error… ¡un craso error!
—No es para que hagas tanto drama, Shikamaru —, además, no vengo precisamente a mofarme de ti, sólo aproveché la oportunidad, lo que quiero preguntarte es si, ¿ya llevaste arreglar tu portátil?
—¡De hecho no!, he tenido tanto trabajo de oficina que me ha sido imposible pasar por la tienda de reparación.
—¡El papeleo y la pereza que te gastas querrás decir! —acotó Naruto secundado por un asentimiento de cabeza por parte de Chōji.
—¿Sabes que si así lo deseo puedo ponerte de patitas en la calle Uzumaki?
—¡Pero sé que no lo harás! —. Si lo prefieres puedo decirle a mi prima que venga a verla, ella es un genio con todo lo que se refiere a computación.
—¿Y está buena tu prima? —preguntó el Nara.
—¡Que carajos!, estás loco si crees que te diré eso, me críe con ella y sus dos hermanos, es como mi hermanita.
—¿Te estoy preguntando si es atractiva, no te estoy diciendo que la follaré apenas entre por la puerta?
—Contigo eso es sentencia a que irás tras sus huesitos, así que prefiero prevenir antes de lamentar.
—Anda, ¿dime la verdad? —preguntó Shikamaru.
—Pues…tiene lindos ojos.
—En resumen, ¡es fea! —musitó el Akimichi.
—Coincido contigo Chōji— ¡No le veo problema!, dile que se dé una vuelta en la tarde.
—Perfecto la traeré directo del aeropuerto para acá.
—¿Viene de un viaje?
—En realidad, Temari es Sunés, viene a buscar una mejor oportunidad laboral, todavía le cuesta un poco nuestro idioma, pero es muy brillante y como les dije antes, es un fenómeno para todo lo cibernético.
—Si viene vestida como rata bibliotecaria, te advierto desde ya, que me la follo contra aquella pared, —dijo el de cabello como el ónix, señalando el enorme concreto frente a ellos—tengo un jodido fetiche con ese tipo de chicas que no he logrado cumplir.
— Checaré muy bien su vestimenta y si viene como lo acabas de describir, la llevo a la primera tienda que vea para cambiarle el atuendo.
—¡Ay que ver que eres mala gente con tu jefe!
—¡A la mierda, Nara!, que Tú y yo somo zorros de un mismo palo, te conozco demasiado bien como para permitir que te acerques mucho a Temi chan.
Y con ello el rubio giró sobre sus talones, encaminándose hacia la puerta para marcharse.
—¡Espérame, Naruto!, también voy de salida, pueda que el viejo Shikaku, le dé por venir a la oficina de su hijo y me encuentre aquí haciendo nada en plena jornada. —mencionó Chōji levantándose para irse junto a Naruto. —¡Vendré en un rato, Shikamaru!
—¡Ya largo! —los despidió con hastío el gerente general, quedándose completamente solo en su oficina, bajando sus pies del escritorio para tomar una posición más adecuada; segundos después se levantó para desperezarse, caminó hasta donde tenía tirado su maletín, sacando de este una delgada y muy moderna portátil.
—Mejor la dejo a mi alcance o si no puede que se me olvide dársela a la prima de Naruto.
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Eran las 1:30 pm, y en la una de las oficinas del consorcio Nara Enterprise, tres hombres no paraban de ver a la mujer sentada en el escritorio de uno de ellos. El de coleta y el de mejillas frondosas, le hacían un sigiloso escrutinio, de pies a cabeza, sin llegar a conclusión alguna.
La única fémina dentro de esas cuatro paredes, llevaba su cabello atado en cuatro simpáticas coletas, las cuales le daban un aspecto de infante, tenía las uñas cortas y despintado el esmalte en algunas partes, usaba lentes de vista de pasta gruesa, llevaba puesta una camiseta fucsia con el logo de un super héroe en su pecho, pantalón de mezclilla rasgado en sus rodillas, botas militares y un aro en su nariz.
La rubia estaba totalmente concentrada revisando el computador, encendiéndolo y apagándolo, quitando diminutos tornillos, y ordenándolos en serie sobre el escritorio.
—¡Fijo es lesbiana! —cuchicheó Chōji.
—¿Y qué si así lo fuera? —replicó en voz baja Naruto
—¡Que va!, ni las de su mismo género se atreverían a entrarle, ¿Seguro y no muerde?—concluyó Shikamaru.
—¡Déjate de burlas!, mira que ahí donde la ves tiene su carácter.
—Creo que es una falla de un U.S.B—fue el diagnóstico que arrojó la rubia rodeada por Naruto, Chōji y Shikamaru.
—¿El USB?, ¿Qué tiene ver un cable exterior de USB con que mi portátil dejara de funcionar?
—¡Disculpa!, ¿Me escuchaste decir que era producto de una falla del cable USB?
Los varones se miraron entre sí.
—Acabas de decir que, era una falla del USB.
—¡Corrección!, dije falla de un USB, no del USB, ese cable no tiene nada que ver con ello, si lo ves ni siquiera lo tiene conectado.
—Pues, Naruto, ahora sí que no le entiendo a tu prima ni una jota de lo que dice, no sé si es por la barrera del idioma, pero podrías pedirle que se explique mejor.
El rubio interprete entre el dueño del artefacto y la técnica, iba traducirle a esta, pero ella lo interrumpió, levantando su dedo índice y llevándolo a sus labios haciendo mímica de silencio.
—El U.S.B, que mencioné no se refiere al dispositivo de memoria, es más bien… ¿cómo lo dirían acá?... ¡Ya sé!, ¿Acrónimo?, ¿Es así como se dice? —miró directamente a Naruto y este asintió, para luego volver su aguamarina mirada hacia Shikamaru. —U.S.B., es un acrónimo que utilizamos los informáticos en nuestra jerga para burlarnos de un… "Usuario Super Bruto".
—¡¿Temari?! —Vociferó Naruto tan pálido como un muerto mientras que sus dos compinches flanqueando sus costados estaban petrificados como estatuas, uno en especial, no quitaba sus rasgados ojos de la chica frente él.
—¿Cómo me has dicho, mujer?
—¿Tienes problemas de audición?, ¿porque al menos yo no? —. Llevo cerca de cuarenta y cinco minutos escuchándote cuchichear como vieja de barrio con tu amigo, el gordo de la esquina, sobre mi reprobable aspecto. —Excluyo a Naruto porque he oído cómo entre dientes intentaba callarlos.
El de huesos grande y el afamado genio de Konoha, no sabían que responder—. Sabían perfectamente que los del error fueron ellos y se sentían tremendamente idiotas, no sólo por mofarse de la joven, sino que también por que la injuriada, les acababa de dar una dosis de su propia medicina.
—¿Y tú vago de mierda? —, ¡descuida!, no tienes por qué salir corriendo a vacunarte contra la rabia, más bien ten cuidado de no morderte la lengua, capaz y por descuido te envenenas con tu propio veneno, hasta una Mamba Negra temería a tu toxina. —¡Ten! —extendió sus manos para entregarle parte de la portátil que estaba en mil pedazos—, te sale más económico comprarte una nueva que invertir en arreglarla. —¡Llegó la hora de marcharme!, tanta testosterona mal enfocada me provoca nauseas, ¡Con su permiso! —la chica se dispuso a marcharse, pero el más alto de los hombres obstaculizó su salida.
Shikamaru, en especial era el que estaba más confuso, la extraña y pequeña criatura ante él y con aires de "geek", lo había enviado a la mierda, a quema ropa y sin un ápice de temor. —¡Oye, disculpa!, Te juro que no volverá a suceder.
—¿Crees que es la primera vez que escucho que se burlan de mí? —lo encaró la blonda.
—¡Yo también, me disculpo!, fui un canalla al hablar mal de ti. —acotó Chōji.
—¡No te preocupes!, y te aclaro… ¡No soy lesbiana!, pero como te dijo Naruto, ¿Y qué si lo fuese?, estaría muy orgullosa de serlo. —replicó Temari. —Naruto, ¿vienes?
—¡Sí, Temi chan!, por favor perdónanos, pero a veces no medimos lo que decimos, —¡Se los dije Panda de babosos! —reiteró un enojado Naruto.
—¡Contigo no estoy enojada, Naru!, tu posición es difícil, el cabeza de piña es tu jefe, los dos son tus amigos, y yo soy prima, estás entre la espada y la pared.
—¡La sangre esté primero Temi chan!, y no te defendí como debía.
—¡Tranquilo!, que este contratiempo jamás dañaría mi imagen hacia ti ni el cariño que sé que me profesas, tal y como yo a ti.
—Hablo por mi amigo y por mí mismo, cuando te digo que no tenemos cara con que mirarte. —terqueó el Nara.
—¡Con que se sientan peor que un culo, me doy por bien servida! —y con ello hizo amago de caminar, jalando del brazo a su rubio y cabeza hueca primo, tirando un portazo que retumbo por toda el ala de oficinas.
Shikamaru corrió tras los güeros, quiénes estaban subiéndose al ascensor—¡Oye!, ¿no me has cobrado por tus servicios?
—¡Ni creas que aceptaré un mísero centavo proveniente de tu bolsillo! —contestó la oriunda de Suna, presionando el botón para cerrar la puerta del elevador.
—¡Por favor! Es una hora de trabajo o al menos permíteme pagarte los honorarios. —extendiendo sus brazos para evitar que la dicha puerta se cierre.
—Vuelve a ofrecerme tu cochino dinero y te lo meteré, allá donde el sol no te da.
—¡Ya lo oíste, amigo! —dijo Naruto, empujando hacia al pasadizo al de la mirada perezosa.
El ascensor se cerró, sin embargo, segundo antes, Shikamaru y Temari se miraron fijamente, él con rostro de absoluto arrepentimiento y ella altiva como diosa guerrera.
Chōji estaba en medio de la puerta de la oficina, ambos se miraron entre sí, sintiéndose peor que la basura. El moreno caminaba de un lado a otro analizando la situación, por ratos pasaba su mano por sus cabellos, en señal de desconcierto.
¡Desconcertados!, era la palabra perfecta para calificar a esos mudos hombres.
¡Hola!, espero y la vida les sonría en cada momento.
Aquí tienen una nueva ocurrencia de último momento, agradezco desde ya sus comentarios, aunque el simple hecho de que se tomen su tiempo de leerla es un completo honor. ¡Gracias!
